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Reseñas historicas del narco en Mexico. MUST SEE.

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carlos el ivan
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Reseñas historicas del narco en Mexico. MUST SEE. - Página 3 Empty podra el gobierno mexicano terminar con tanta historia

Mensaje por carlos el ivan Septiembre 4th 2010, 15:31

Recuerdo del primer mensaje :


El origen del narcotráfico en México viene de muchos años atrás iniciando en el estado de Sinaloa (Véase Narcotráfico en México), sin embargo, los detonantes y los muchos factores que han contribuido a la escalada de la violencia, según los analistas de seguridad de la Ciudad de México se le atribuyen a hechos más recientes, en particular a la terminación del arreglo implícito existente entre los traficantes de drogas y los gobiernos locales o estatales, principalmente los gobernados por el Partido Revolucionario Institucional[21] que pierde su hegemonía política en el año 2000. Éste consistía en permitir el libre paso de cargamentos de droga desde Sudamérica hacia Estados Unidos por rutas definidas en parte del territorio mexicano transportadas principalmente por tierra. Además se toleraba la producción en México de drogas como la mariguana y la amapola cultivadas principalmente en los estados de Sinaloa, Guerrero, Chiapas y Veracruz, todo a cambio de sobornos que variaban según el cargo de la autoridad a sobornar. La parte más violenta se encuentra hasta la actualidad, en la frontera norte para lograr burlar las autoridades estadounidenses e introducir la droga.[22]

A partir del año 1492 cuando Cristobal Colón llega a América, trae entre sus carabelas 20 toneladas de productos derivados de la marihuana.[23] Casi desde tiempos inmemoriales, los antiguos mexicanos consumían varios tipos de estupefacientes para diversos ritos antiguos, los chamanes eran los principales hasta la caída de Tenochtitlán.

Hacia finales del siglo XIX y principios del XX se vendian cigarros de marihuana y se hacian canciones de corrido dedicadas a ésta sustancia que entonces, no era prohibida, y en el año 1919 se filma "Puño de acero" en el que se centra su temática en el consumo de Heroína.

Durante el gobierno del presidente mexicano Miguel Alemán, nació la desaparecida "Dirección Federal de Seguridad" que se encargó del espionaje político principalmente contra comunistas mexicanos y enemigos del régimen del PRI así como el combate al narcotráfico, sin embargo, mas adelante se comprobó que altos mandos de la dirección se involucraron en el narco e incluso lo permitieron.[24] Hacia los años 60's durante el Festival de Rock y Ruedas de Avándaro, se distribuye droga entre los jóvenes para poder castigarlos ante la sociedad mexicana[25] durante esas épocas sonaba el singular tema "Mari, marihuana" a ritmo de rock.

En 1963 Alberto Mariscal, rueda la película "División narcóticos" donde retrata parte de la ilegal actividad en México del tráfico de estupefacientes.

En esa misma década, había señalamientos del gobierno de Estados Unidos sobre México de permitir con la venia del estado, el libre paso de diferentes drogas hacia Estados Unidos entre ellos las mas populares como la mariguana y el LSD no obstante firmado el tratado entre estas dos naciones de la "Convención Única sobre Estupefacientes" con los presidentes Lyndon B. Johnson y Gustavo Díaz Ordaz, de lo cual el presidente Jhonson reprochó al presidente mexicano de la situación ante lo que Díaz Ordaz reviró la frase memorable a Estados Unidos de que "México es el trampolín de la droga hacia Estados Unidos, cierren su alberca y se acaba el trampolín".[26] Hacia 1970 se emprende la Campaña contra la siembra y el tráfico.[27]

La "Operación intercepción" de Estados Unidos fue un fracaso, operación que hostigó a México a detener el paso de drogas e indocumentados hacia su país en 1969 que fue secreta por el gobierno de Richard Nixon.[28]

Hacia 1976, en pleno régimen del partido oficial PRI, José López Portillo tomó el cargo de presidente de la república, inmediatamente mandó a llamar y "apadrinó" a un viejo amigo que le defendía de los golpes de otros cuando niños y era momento de agradecer el favor, se trató del sonorense Arturo Durazo Moreno un ex-inspector de tránsito capitalino, dándole la posición jefe de la Dirección General de Policía y Tránsito de la Ciudad de México, lo cual le dio pie a convertir a la institución que comandaba en el símbolo de la corrupción, ya que se enriqueció ilícitamente por varios medios entre los que se encontraba permitir y colaborar en el tráfico de armas y drogas, además de enviar a sus oficiales de policía a asaltar bancos y extorsionar a diestra y siniestra a la ciudadanía capitalina para la obtención de recursos financieros para su propio beneficio.

En 1982, varios miembros del regimen castrista comunista cubano fueron sentenciados en Estados Unidos acusados de narcotráfico desde México.[29]

En 1983 fue apresado por el gobierno del ex-presidente Miguel de la Madrid quien fincó su relación con el narcotráfico, esto como parte de sus promesas de compaña para presidente en el que cambiaría al país erradicando la corrupción con su "renovación moral".

Las confrontaciones entre cárteles rivales empezaron de lleno después del arresto de Miguel Ángel Félix Gallardo en 1989, quien controlaba el negocio de la cocaína en México.[30]

Desde 1987, informaciones de inteligencia de la CIA de Estados Unidos tenía sospechas de que el candidato presidencial por el PRI, Carlos Salinas de Gortari tenía junto con su hermano Raúl, vínculos con narcotraficantes,[31] en particular con el Cártel del Golfo y Juan García Abrego[32] además de que, posiblemente Carlos Salinas había ganado la presidencia mediante un megafraude, pero sólo quedó en presunciones que jamás pudieron ser probadas por el ocultamiento de información apoyado por expresidente Miguel de la Madrid.

En 1989, Jesús Gutierrez Rebollo quien comandaba la zona militar 9, detuvo a Amado Carrillo Fuentes el "Señor de los cielos"[33] conocido narcotraficante, esto le valió su reconocimiento por el gobierno federal. Se le dio un alto puesto en las esferas militares y grado de General, se convirtió en director del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas. Sin embargo, en el sexenio Zedillista en 1997 fue acusado y encontrado culpable de estar vinculado con el narcotraficante a quien había detenido, "El señor de los cielos", desde entonces se le condenó a 31 años de prisión a purgar en el Penal federal del Altiplano. En ese mismo año Irma Lizette Ibarra Naveja fue asesinada en Guadalajara debido a que fue quien esparció la información de que el General Gutierrez Rebollo tenía dichos nexos con el narco.[34] [35]

En Mayo de 1993 en el estacionamiento del Aeropuerto Internacional de Guadalajara se realizó una balacera en la que fue asesinado el cardenal católico Juan Jesús Posadas Ocampo en una acción directa en contra de su persona. Las versiones oficiales del la PGR indicaron por varios años que el asesinato ocurrió al enfrentarse con armas de alto poder dos bandas de sicarios de narcotraficantes, las de los Arrellano Félix que buscaban matar al Chapo Guzmán que supuestamente estaría en el aeropuerto. Posteriormente saldría a la luz una versión de que, el asesinato ocurrió por que se le entregaron documentos que demostraban los nexos de varios políticos mexicanos con varios cárteles del narcotráfico, asesinato realizado por un tercer grupo armado que utilizaría como coartada el enfrentamiento entre los Arrellano y el Chapo. Nunca se esclareció las verdaderas razones de su muerte.[36]

Hacia 1994, en plena campaña para presidente por el partido oficial PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta antiguo colaborador del presidente Carlos Salinas de Gortari, fue asesinado en la colonia Lomas Taurinas de la ciudad de Tijuana. El discurso de campaña del 6 de Marzo de 1994[37] fue calificado por muchos como un desmarque del régimen hegemónico de su partido y una amenaza para las cúpulas de poder[38] relacionadas con el crimen organizado y narcotráfico[39] [40] implícitamente mencionados en "“¡Es la hora de cerrarle el paso al influyentismo, a la corrupción y a la impunidad!”" De su asesinato se generaron hasta 24 líneas de investigación para su esclarecimiento, dentro de éstas una línea de investigación apunta al narcotráfico.[41] [42] [43] [44] Antes de finalizar el gobierno Zedillista, se publicó por la procuraduría de la república un informe en el que se presume el financiamiento de su campaña presidencial desde Cárteles colombianos de la droga, esto basado en investigaciones colaborativas con las agencias policiales de Colombia y Perú, según pues, se presume una conspiración entre cárteles de la droga para el control de tráfico hacia Estados Unidos. En contraparte el diario El Financiero publicó una nota en la cual según cita como a la CIA de Estados Unidos como fuente para afirmar que el narcotráfico fue el ejecutante del asesinato por una presunción de que les combatiría siendo ya presidente de México.[45]

En ese mismo año, siendo procurador de la República, Mario Ruíz Massieu, le fue asignado investigar la muerte de su hermano José Francisco Ruiz Massieu ex-gobernador del Estado de Guerrero, cuyo móvil aparentemente fue político,[46] por lo que, Mario señaló a altas esferas del gobierno de perpretarlo, por lo cual fue acusado Raúl Salinas de Gortari como autor intelectual, a quien en 1995 se le condenó a 27 años de prisión, en represalia, Mario fue acusado por el gobierno federal de recibir sobornos y tener nexos con el narcotráfico gracias a su puesto de procurador, fue perseguido hasta ser prisionero en Estados Unidos, donde finalmente se suicidó en 1999 según fuentes oficiales estadounidenses y mexicanas.[47] Raúl Salinas de Gortari está libre y el ex-presidente Carlos Salinas de Gortari regresó a México después de su controvertido mandato. Quince años después, el expresidente Miguel de la Madrid mencionó en una entrevista con Carmen Aristegui que el expresidente Salinas y su hermano tenían "alguna relación con narcotraficantes" ya que según él, Raúl Salinas recibía dinero y lo lavaba a través de bancos de Estados Unidos,[48] además de según él, robarse la "partida secreta" (recursos financieros libres a disposición del presidente). Ésta declaración fue subestimada por el expresidente Salinas, quien señaló que De la Madrid "estaba enfermo y que no podían tomarse sus declaraciones como verosímiles proviniendo de un hombre senil".[49]

En 1999 previo a las elecciones presidenciales del año 2000, en la transitada avenida Anillo Periférico de la Ciudad de México y a plena luz del día, fue asesinado a quemarropa con varios tiros en la cabeza, el reconocido conductor de televisión Paco Stanley quien entonces laboraba en un programa popular llamado "Una tras otra" para Televisión Azteca.[50] El entonces gobierno que presidía Cuauhtémoc Cárdenas opositor al partido oficial y cofundador del PRD, asignó a Samuel del Villar y su procuraduría para investigar. A Paco Stanley se le hicieron estudios forenses, y en su cadáver se le encontró cocaína entre sus pertenencias[51] y los estudios químicos de la necropsia además de testimonios en la investigación determinaron que era asiduo consumidor de ésta droga,[52] además de encontrársele varias identificaciones otorgadas irregularmente con el permiso de portar armas y que lo acreditaban como oficial de la Secretaría de Gobernación cuando Francisco Labastida la presidía.[53] La trascendencia del asesinato aumentó debido a que en las investigaciones se determinó que Paco Stanley estaba íntimamente relacionado con Amado Carrillo Fuentes uno de los mas poderosos narcotraficantes de la época,[54] ésta pues, fue la narcoejecución mas importante de su tiempo por su impacto mediático que fue adjudicado a la inseguridad de la capital, pero pronto se sabría oficialmente que fue perpretado directamente contra su persona por sicarios del narcotráfico, además de que, develó acentuadamente la cadena de corrupción con instituciones gubernamentales del partido oficial en la expedición de permisos y documentos oficiales para portar armas de fuego impumente a individuos "apadrinados" por el gobierno y evitar ser molestados por las autoridades. Ante la rivalidad por el control televisivo de México entre Televisa y Televisión Azteca, el caso fue aprovechado con diversos fines, principalmente políticos y económicos, ya que las noticias ocuparon por meses los espacios noticiosos de Televisa que difundía la versión oficial del gobierno capitalino que relacionaba con el narcotráfico al conductor de Televisión Azteca, contrastando con el arrebato de Ricardo Salinas Pliego dueño Televisión Azteca quien en un mensaje en cadena nacional a las 9 de la noche sostenía la versión de que la inseguridad de la capital fue la razón de la muerte de Paco Stanley y ésta, era culpa del gobierno capitalino opositor perredista.[55] Televisa difundía ese mismo día por la noche la versión de vínculos con el narcotráfico. Instantes después, el mismo Ricardo Salinas Pliego exigía la renuncia de Cuauhtémoc Cárdenas derivado del resultado de las investigaciones, además que marcó a sus espacios noticiosos la línea de no mencionar que el asesinato tuvo que ver con el narcotráfico y no tomar como verídicas las versiones oficiales de la investigación del gobierno capitalino y ponerlas en duda como "una salida rápida" para cerrar el caso. Ricardo Salinas no deseaba se ventilase que en Televisión Azteca había entre sus colaboradores un oscuro personaje relacionado con el narcotráfico, siendo éste favorito del dueño de la televisora a quien cariñosamente se refería como "nuestro Paco" que contrastaría con su campaña televisiva "vive sin drogas",[56] y así evitar además, investigaciones más profundas en otros colaboradores del Grupo Salinas[57] que destapara algo más grande,[58] que incluso, le hicieran perder su concesión como televisora. Por otra parte, la narcoejecución fue aprovechada para denostar al futuro candidato favorito del partido opositor PRD Cuauhtémoc Cárdenas[59] a las elecciones presidenciales por la percepción ciudadana de inseguridad de la capital durante su gestión en curso,[60] así como al candidato por el PRI Francisco Labastida por la cadena de corrupción priísta[61] que permitió a Paco Stanley tener muchos privilegios por su también militancia como priísta, ambos candidatos fueron vencidos finalmente por Vicente Fox Quesada.[62]

Medios de comunicación nacionales comenzaron a presentar pruebas que involucraban a Mario Villanueva Madrid gobernador del estado de Quintana Roo con el narcotráfico, señalando que daba facilidades para el transporte de droga de Colombia a Estados Unidos a través de su territorio. Él siempre negó los cargos, pero desde el Gobierno Federal se iniciarion investigaciones que llegaron incluso al envío del entonces Subprocurador Mariano Herrán Salvati a interrogar a Villanueva al Palacio de Gobierno de Chetumal.

Ante las pruebas encontradas, todo hacía suponer la detención de Villanueva en el momento en que entregara el cargo de Gobernador, en el que perdía la inmunidad procesal del cargo. Esto ocurriría el 5 de abril de 1999. Finalmente, Villanueva desapareció dos días antes, llegando incluso a estar ausente en la ceremonia de transmisión de mando a Joaquín Hendricks Díaz. Permaneció prófugo de la justicia varios años, hasta finalmente ser capturado en el poblado de Alfredo V. Bonfil, donde transitaba en una camioneta Pick Up de color gris propiedad de Manuel Chan Rejón (ex judicial). En dicho lugar, Agente de la DEA (por sus siglan en inglés) acompañados de agentes de la PGR, logran la detención. Acompañaban a Villanueva, Ramiro de la Rosa Bejarano, un ex Priísta renegado, quien se agrupó al PRD y a cualquier partido de Izquierda. Se dice en la entidad que existió un 4to pasajero. Se habla de Irving Trigo, quien según información en el periódico Que Quintana Roo se entere, formaba parte de una célula de agentes de la DEA, altamente entrenados y preparados para la captura del ex-mandatario. Irving Trigo, empresario local de la seguridad y vigilancia, desapareció de Quintana Roo, 22 días después de haber capturado a Mario Villanueva Madrid. Fue ingresado por algún tiempo al Penal del Altiplano y posteriormente se le extraditó a Estados Unidos.

Hubo una disminución en la intensidad de la violencia durante el final de la década de 1990 pero la violencia ha empeorado de manera consistente desde el año 2000 año en que Vicente Fox Quesada toma el cargo, mismo que tuvo una controversial y deficiente gestión gubernamental que para muchos fue de total innacción ante el crimen organizado y que fue el detonante de la situación actual del país. Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 el trasiego de drogas hacia los Estados Unidos por los cárteles mexicanos se hizo muy difícil gracias a que la nación estadounidense sella sus fronteras y refuerza y controla cualquier intento de paso de criminales, tráfico de estupefacientes y cacería de terroristas hacia su país. Ésta situación hizo que parte de la droga que se producía en México o la traída desde sudamérica, al no poder introducirla en Estados Unidos, comienza de manera obligada a tratar de distribuirse y venderse en territorio mexicano, haciendo que, México que tradicionalmente era un país de paso de drogas, lo obliga a convertirse en un país consumidor de drogas[63] debido a que en décadas pasadas, sólo una minoría identificada era consumidora, mientras que en la actualidad la juventud es el principal objetivo para hacerles adictos ofreciendoles dosis gratuitas para que una vez cautivos de su consumo, tengan asegurado el mercado.[64] [65]

El ex presidente Vicente Fox envió durante su mandato pequeños números de tropas a Nuevo Laredo, en la frontera de México con Estados Unidos, para pelear contra los cárteles, logrando apenas algunos efectos. Se estima que aproximadamente 110 personas murieron en Nuevo Laredo solo durante el período de agosto a enero de 2005 como consecuencia de la lucha entre los cárteles del Golfo y Sinaloa.[66] En 2005 hubo un aumento de la violencia al tratarse de establecer un cártel en el estado de Michoacán. Aunque la violencia entre los cárteles inició mucho antes de que comenzara la guerra, el gobierno mantuvo una actitud pasiva en general con la violencia de los cárteles durante el decenio de 1990 y principios del año 2000. Esta situación cambió el 11 de diciembre de 2006, cuando el nuevo Presidente electo Felipe Calderón envió 6,500 tropas federales a Michoacán para frenar la violencia generada en esa entidad.

Esta acción es considerada el primer enfrentamiento directo contra la violencia generada por los carteles, y es generalmente considereda el inicio de la guerra entre el gobierno mexicano y los cárteles de drogas. Con el paso del tiempo, el Presidente Calderon continuó incrementando su campaña anti-drogas, llegando a envolver directamente a 45,000 efectivos además de las fuerzas policiacas federales y locales. Sin embargo, un factor limitante a la efectividad de la campaña, es la perduración de la impunidad y la corrupción de varios funcionarios públicos.[67] [68]

Se ha reportado que los cárteles usan armas como ametralladora de alto poder, bazucas e incluso granadas de fragmentación. Tanto autoridades estadounidenses como mexicanas reconocen que México es la ruta principal por la que transita la cocaína y otras drogas hechas en México que tienen como destino Estados Unidos, y que Colombia es donde crecen la mayoría de las plantas de coca para ser éstas procesadas y enviadas a México a través de Centroamérica.[69] El Ejército Mexicano está usando puntos de revisión, vehí&^%!@#$% armados y blindados, helicópteros armados y navíos en sus operativos.[70] La ofensiva militar realizada por Calderón ha sido la más grande desde inicios del conflicto.
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Mensaje por Lanceros de Toluca Julio 23rd 2015, 17:48

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Reseñas historicas del narco en Mexico. MUST SEE. - Página 3 Empty La pulverización de los cárteles

Mensaje por belze Julio 27th 2015, 00:47


La pulverización de los cárteles

1 JULIO, 2014
Héctor de Mauleón


La madrugada del 15 de julio de 2013, poco después de las tres de la mañana, el líder de Los Zetas, Miguel Ángel Treviño Morales, el Z-40, abordó una camioneta Ford Super Duty y se internó en un camino de terracería situado al suroeste de Nuevo Laredo. Su escolta, que según las autoridades llegaba a estar compuesta hasta por 200 hombres, sólo constaba aquella noche de su jefe de guardaespaldas, Óscar Navarro Sánchez, y de un contador de 29 años, Abdón Federico Rodríguez.

Un grupo al servicio de Treviño había salido a reconocer la carretera Nuevo Laredo-Monterrey. El jefe de Los Zetas acostumbraba enviar avanzadas que despejaran vías o comunicaran la existencia de puestos de control establecidos por el Ejército o la Armada. La avanzada informó que la carretera estaba libre.

El Z-40 subió a la camioneta con dos millones de dólares en efectivo y un rifle Barret calibre .50, capaz de atravesar blindajes.

La Marina le tendía una trampa. Un agente de la DEA dijo luego que se había advertido que Treviño realizaba viajes constantes a Nuevo Laredo, “porque había nacido un hijo suyo hacía un mes”. Un mando de la Marina reveló que aquella madrugada se hizo creer al capo que de Nuevo Laredo, Tamaulipas, a Sabinas Hidalgo, Nuevo León, no habría problema alguno con los puestos de inspección.

No era la primera vez que el gobierno mexicano lo cercaba. En 2010 Treviño fue detectado en Puebla, pero el operativo se canceló “para no poner en riesgo la vida de ciudadanos inocentes”; volvió a ser ubicado meses después en una carrera de caballos celebrada en un rancho de Nuevo Laredo, pero el capo iba escoltado por un ejército armado incluso con lanzagranadas, y la operación abortó otra vez. Sólo le tomaron algunas fotografías.

En abril del mismo año, 40 soldados de la 7ª Zona Militar tropezaron con él por error, mientras daban caza a unas camionetas repletas de hombres con armas largas. Los 200 sicarios de la escolta de Treviño recibieron a tiros a la tropa. El Ejército declaró más tarde que el Z-40 logró escapar “debido a la inferioridad numérica” de los militares.

Los reportes de las autoridades señalaban que en los últimos tres años Miguel Ángel Treviño Morales se había movido incansablemente a lo largo del país: no pasaba dos noches en el mismo estado. Como en una fuga delirante, era detectado en Quintana Roo, Veracruz, Puebla, San Luis Potosí, Hidalgo, Coahuila, Nuevo León, algunos de los 22 estados en los que Los Zetas habían metido la mano. En los meses previos a su detención, el radio de sus movimientos se redujo a sólo tres ciudades: Nuevo Laredo-Reynosa-Monterrey.

Quienes le seguían los pasos solían hallar en sus guaridas tablas de madera con sangre, taladros, tambos con restos humanos y palos con clavos y cadenas. Hacía tres lustros que Treviño Morales era un emblema del terror en la frontera norte: pandillero originario de Nuevo Laredo, y miembro de “la ganga” de Los Dallas —que operaba al otro lado de la frontera—, fue reclutado después de una estancia en prisión por el entonces líder del Cártel del Golfo (CDG), Osiel Cárdenas Guillén, quien apenas asumía el control de “la empresa”, repartía los municipios de la frontera chica de Tamaulipas entre una nueva generación de narcotraficantes —Eduardo Costilla, El Coss, Gregorio Saucedo, El Caramuela, Enrique Aguilar Rejón, El Mamito—, y comenzaba a formar el muro de protección más poderoso del narcotráfico: una escolta formada por un equipo de desertores del Ejército, expertos en manejo de explosivos, intercepción de telecomunicaciones y despliegues por tierra, mar y aire, a la que, dado el color azul de la camisola que habían portado en el Ejército, se bautizó como Los Zetas.

Miguel Ángel Treviño no tenía origen militar y se integró al ala civil del cártel con la clave L-40. A la caída de Osiel Cárdenas —en marzo de 2003—, el L-40 escaló vertiginosamente en la estructura del cártel. La extrema violencia que constituía su huella de identidad llamó la atención de uno de los sucesores de Osiel, Heriberto Lazcano, el Z-3, conocido también como El Verdugo. Cuando la gente de Joaquín El Chapo Guzmán llegó al noreste en 2004, con intenciones de aprovechar el vacío de poder que había dejado la detención de Cárdenas, Heriberto Lazcano no dudó en ordenar que el L-40 tomara parte activa en la defensa de la frontera a través de la eliminación de rivales. Había comenzado la era de los “levantones” masivos y el descubrimiento de ranchos donde se enterraba, incineraba o deshacía en ácido a los ejecutados; la era de terror indecible que llenó Tamaulipas de cadáveres descuartizados. Asesinatos, torturas, balaceras, bloqueos, narcomantas.

Un viejo narcotraficante de la región, Óscar Olivares, El Profe, dijo a las autoridades que los mafiosos que habían existido hasta entonces en Tamaulipas eran señoritos de modales refinados si se les comparaba con los causantes de aquel delirio.

Miguel Ángel Treviño se hallaba a la cabeza de todos ellos.

Declaraciones rendidas por sus allegados revelaron que la tortura había sido desde siempre su método infalible. No sólo torturaba a sus rivales: empleaba el mismo método para disciplinar a los suyos. Para la DEA era el más despiadado del cártel más despiadado. La estela de hechos criminales monstruosos que se le atribuían hallaría su culminación con el asesinato de 72 migrantes en San Fernando.

Cuando Treviño expulsó del estado a las células enviadas por El Chapo, Heriberto Lazcano le entregó la clave Z-40 y lo convirtió en el “número dos” de la organización. A él se debía que el CDG hubiera triunfado en la guerra.

El líder le delegó una buena parte de la operación del cártel. El Z-40 estaba encargado de supervisar cada uno de los territorios en los que Los Zetas tenían presencia. Se cree que de él vino la orden que se convertiría en punto de inflexión en la historia del narcotráfico en México: que sus subalternos se hicieran de recursos por medio del secuestro y la extorsión, y a través del control de actividades informales e ilícitas, como la “piratería”, el tráfico de personas y la prostitución.

Llegó a ostentar dentro del cártel un poder más grande que el que poseían los hermanos de Osiel. De hecho, pidió que uno de éstos, Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén, conocido como Tony Tormenta, fuera removido de su posición —jefe de plaza en Cancún— porque no estaba obteniendo recursos suficientes. Heriberto Lazcano accedió y Treviño designó en Cancún a un hombre de su confianza. Esto provocó una fractura con los Cárdenas Guillén que luego desató un torbellino de sangre.

Como brazo derecho de Lazcano, Miguel Ángel Treviño condujo las guerras de Los Zetas. Contra el Golfo, el Pacífico, La Familia Michoacana, el cártel de Jalisco Nueva Generación —cuyas células se hicieron llamar “Los Matazetas”—. Para esas guerras reclutó guatemaltecos, salvadoreños, hondureños. A muchos de ellos los capturó cuando intentaban llegar a Estados Unidos atravesando territorio mexicano.

Todo eso terminó en siete minutos. El único relato hasta ahora disponible, el de las autoridades, indica que aquel 15 de julio de 2013 un helicóptero artillado interceptó la camioneta del Z-40 a las 3:45 de la madrugada y se acercó “hasta tocar casi el parabrisas”. El conductor —Óscar Navarro Sánchez— quedó “lampareado”. Del aparato descendieron elementos de las fuerzas especiales de la Armada, dotados con lentes de visión nocturna. Al parecer, eran seis efectivos. Se desplegaron alrededor de la camioneta.

Carlos Loret de Mola obtuvo una versión que indica que el capo era seguido también por tierra: venían tras de él varias camionetas con marinos a bordo. Según esta versión, “el Z-40 intentó huir. Salió corriendo hacia los matorrales que flanqueaban la vía en las inmediaciones de Anáhuac, Nuevo León. Estaba muy oscuro. Los oficiales estaban equipados con visión nocturna, pero los directivos zetas no. Treviño tropezó y cayó en varios ocasiones”.

Tal vez, mientras corría, Treviño pensó en Heriberto Lazcano: también el Z-3 había sido sorprendido en una camioneta; él también había echado a correr. Pero a Lazcano los marinos que lo perseguían le habían metido seis disparos —cráneo, pierna, muslo, glúteos—. Al Z-40, en cambio, se lo llevaron vivo: sólo presentó unos magullones en la cara, que los marinos atribuyeron, como está dicho, a que “cayó en varias ocasiones”.

Aunque Treviño advirtió que sus hombres no tardarían en llegar a rescatarlo, la amenaza no se cumplió. Lo identificaron por dos tatuajes: una cobra en el antebrazo derecho y un letrero de “Hecho en México” en la espalda.

“Un golpe al corazón de Los Zetas”, declaró el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

Heriberto Lazcano fue abatido por la Marina, en Progreso, Coahuila. Las autoridades sabían que, a pesar de ser el máximo líder de Los Zetas, Lazcano se desplazaba sin escolta y prefería viajar en autobuses de pasajeros. Cuando llegaba a la terminal de camiones de alguna ciudad, se comunicaba desde un teléfono público. Sólo entonces una aparatosa escolta acudía a recogerlo.

Una ficha de inteligencia informaba que el Z-3 utilizaba una visa americana a nombre de Jorge Reynaldo Alvarado Aguilar y señalaba que uno de sus domicilios se hallaba sobre la carretera federal 2 de Río Bravo a Reynosa: “una cuadra antes de llegar a Grúas Mora, dar vuelta a mano derecha enseguida a mano izquierda. Inmueble de color crema con portones eléctricos y bardeada”.

Las autoridades sabían también que Lazcano ya no viajaba mucho. Una supuesta enfermedad, cuyo carácter no ha trascendido, lo iba consumiendo; lo mantenía más o menos fuera de circulación, “en alguna parte” de Coahuila, Nuevo León o San Luis Potosí. Los jefes de plaza le reportaban ahora a Miguel Ángel Treviño. La operación del cártel había quedado en sus manos.

Pero no todos los jefes veían con buenos ojos al Z-40. En especial, los que durante muchos años habían permanecido bajo el mando de Lazcano y ayudaron a resistir los embates de las organizaciones rivales.

Si al carecer de origen militar el Z-40 representaba una transformación total en el esquema de funcionamiento un cártel cuyos jefes y operadores habían sido siempre desertores del Ejército, Heriberto Lazcano encarnaba, en cambio, el pasado militar que servía de contraseña a los miembros principales de la organización: había causado alta en el Ejército en 1991; con el grado de cabo pasó a formar parte del grupo aerotransportado de las fuerzas especiales (los GAFES) y con ese entrenamiento fue comisionado a la Policía Judicial Federal. En 1997 sentó plaza en Tamaulipas.

A sólo cuatro meses de causar alta en la corporación, fue detenido mientras transportaba 300 kilos de marihuana en un auto. Lo siguiente que se sabe es que dos ex compañeros del Ejército, Arturo Guzmán Decena, el Z-1, y Raúl Lucio Hernández, el Z-16, lo llevaron a trabajar al servicio del líder del Cártel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén.

Osiel fue aprehendido en la fiesta de cumpleaños de su hija, mientras intentaba brincar una barda. La detención no impidió que siguiera dirigiendo el cártel desde el penal de Almoloya. Cuando en 2007 se le extraditó a Estados Unidos, el cártel que había encabezado se dividió en dos grandes células. Una, “el ala civil”, quedó en manos de Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormenta, y José Eduardo Costilla Sánchez, El Coss. La otra se acogió a la sombra de Heriberto Lazcano y Miguel Ángel Treviño: la integraban, en su mayor parte, quienes habían formado el círculo de protección del capo.

El año en que El Chapo Guzmán y los hermanos Beltrán Leyva intentaron apoderarse de los territorios dominados por el Cártel del Golfo, Heriberto Lazcano emergió como líder principal de la organización. Un testigo declaró que mientras las otras figuras “se desorientaron” —Eduardo Costilla, Tony Tormenta, Gregorio Sauceda—, Lazcano tomó las riendas del cártel, importó kaibiles de Guatemala para que hicieran las veces de soldados e invirtió millones en armamento. Es preciso recordar que su segundo apodo era El Verdugo. Su liderazgo fue despiadado: impuso un régimen de disciplina interna, calificado de “dictatorial”, en el que los miembros del cártel, según la gravedad de su falta, eran apandados, golpeados con tablas, sometidos a ayunos bestiales e incluso ejecutados. Ese mismo liderazgo extirpó sin anestesia en ciudades enteras el que antes había sido el modo de vida habitual; hizo que ciudades bulliciosas perdieran el uso de las calles, de las plazas, de las carreteras, de la noche: las convirtió en pueblos fantasma que habitaban sombras pertrechadas en sus casas. Se afirma que Lazcano y su segundo, el Z-40, imprimieron una nueva cara al crimen organizado. Esa cara era una mueca, un aullido atroz.

En 2009, un desencuentro en la cúpula del Cártel del Golfo desató la balacera que produjo, en el noreste, un nuevo baño de sangre.

El rompimiento se dio a raíz del secuestro de Víctor Peña, el Concord 3, brazo derecho de Miguel Ángel Treviño y supuesto operador financiero de Los Zetas. El hombre que lo secuestró se llamaba Samuel Flores Borrego, un ex policía de Matamoros cuyo nombre clave era Metro-3, que alguna vez fue el encargado de cuidar las casas de Osiel Cárdenas. Ahora trabajaba para El Coss, efectuando matanzas y secuestros. La versión más difundida dice que Miguel Ángel Treviño le exigió al Coss que su operador fuera liberado, y que lo que éste le devolvió fue sólo su cadáver.

Según ese relato, Treviño secuestró y asesinó en represalia a 16 de hombres de la célula de El Coss. Esa matanza colectiva detonó una espiral de violencia que no había sido vista ni en los peores años de la guerra contra El Chapo.

Los Zetas vivían mientras tanto su propia fractura. Que Heriberto Lazcano, a consecuencia de su enfermedad, hubiera dejado de pesar en las decisiones del grupo, y que Miguel Ángel Treviño hubiera asumido la jefatura del cártel, agregó un nuevo elemento al coctel de violencia que inundaba Tamaulipas. El Z-40 expulsó de la cúpula a la gente de Lazcano e hizo que “sangre nueva” tomara el mando de los distintos territorios. Quienes habían servido al cártel en las guerras anteriores se inconformaron. El primero que se rebeló fue Iván Velázquez Caballero, El Talibán, un jefe regional que manejaba Zacatecas, Aguascalientes, Guanajuato, Coahuila y San Luis Potosí.

El Talibán había sido robacoches y mandadero de Lazcano. Fue subiendo peldaños hasta tener cerca de 400 subordinados y recibir el nombre clave de Z-50. Para enfrentarse a Treviño buscó una alianza con el Cártel del Golfo. Y el Golfo lo recibió encantado. Treviño se enteró de la traición. Como primera medida, mandó secuestrar a 14 operadores de El Talibán, que luego aparecieron brutalmente asesinados.

Según declaraciones de testigos, el 7 de octubre de 2012 Heriberto Lazcano, acompañado por dos escoltas, asistió, en Progreso, Coahuila, a un partido de beisbol: un familiar de su pareja sentimental jugaba aquel domingo.

Lazcano bebió unas cervezas. Según el parte de la Marina, algunos vecinos reportaron la presencia en el campo de hombres armados. Habían visto armas largas dentro de una camioneta. Un convoy se dirigió al poblado. El Z-3 fue informado del movimiento de las tropas, y se alejó. Era demasiado tarde. Lo toparon de frente y le ordenaron que se detuviera. Lazcano saltó de la camioneta, abrió fuego e intentó escapar. Su cadáver quedó a 300 metros del vehículo, con un fusil de asalto tirado a su lado. Los marinos no sabían quién era. Eso se supo hasta muchas horas después, cuando estudios practicados al cuerpo revelaron que había “fuertes indicios” de que el muerto era Lazcano (el cadáver fue robado esa misma noche y a la fecha no ha vuelto a saberse nada de él).

La muerte del Z-3 hizo que Treviño intentara asegurar el control de un cártel fracturado. Esto provocó que quedara cada vez más al descubierto. A partir de julio de 2011 sus colaboradores más cercanos empezaron a caer. Por los medios de comunicación pasaban cómo ráfagas los apodos de operadores y lugartenientes detenidos o abatidos: El Memín, El Kilo, El Furcio, El Mamito, El Golón… El presidente de entonces, Felipe Calderón, presionaba para que el Z-40 fuera detenido: lo señalaba como responsable de la ola de violencia que sacudía al noreste. La mayor parte de las recompensas ofrecidas por su gobierno tuvieron por objeto facilitar la detención de jefes de Los Zetas (de 915 millones de pesos, 210 se destinaron a localizar a líderes de ese cártel).

Las capturas de Raúl Lucio Hernández, Z-16 y jefe de Veracruz, y de Luis Sarabia, Z-44 y líder de Coahuila y Nuevo León, arrojó información inédita sobre sus movimientos. El golpe definitivo lo constituyó la detención de Francisco Dair Montalvo, El Rocky, a quien se le encontraron (además de dinero para pagar la nómina de miembros y funcionarios) aparatos de cómputo con listas de domicilios, vehículos, horarios, ubicación y número de escoltas de diversos integrantes del cártel.

Miguel Ángel Treviño fue internado en el penal del Altiplano. Con 12 procesos penales a cuestas rompió el récord de juicios iniciados contra capos: acumula actualmente 12 (El Chapo llegó a tener siete; Osiel Cádenas y Benjamín Arellano, cuatro cada uno). Se afirma que una parte del cártel, la que le era fiel, quedó a cargo de su hermano, Omar Treviño, el Z-42, por quien el gobierno de Estados Unidos ofrece cinco millones de dólares.

Los reportes oficiales indican, sin embargo, que el liderazgo del Z-42 está lejos de ser absoluto: cada vez son más las células de Los Zetas que obran por su cuenta. Lo cual no es extraño: 30 de sus capos han sido detenidos o abatidos: esta organización ha sido la más golpeada durante el gobierno de Enrique Peña Nieto.

5 de noviembre de 2010: el hermano de Osiel Cárdenas, Tony Tormenta, intenta a toda costa salir de Matamoros. La escena parece arrancada de una película: camionetas tripuladas por miembros del Cártel del Golfo van de un lado a otro, entre nubes de humo, rechinar de llantas, estruendo de metralletas y ruido de explosiones que hacen que retumbe el piso. Buscan desesperadamente una salida. Pero esa tarde no la hay. Las fuerzas armadas han cerrado todos los caminos.

Tony Tormenta vocifera por radio. Ordena a sus gatilleros que distraigan a las fuerzas federales a como dé lugar, con tiros y bloqueos. Tráileres y microbuses en llamas son atravesados en algunas de las avenidas principales. Empleándolos como escudos, los sicarios abren fuego sobre los federales. Helicópteros del Ejército y la Marina sobrevuelan Matamoros. La población se hunde en el terror. Las redes sociales están tan calientes que echan humo: “¡Nadie salga!”. La prensa afirmará más tarde que más de 40 camionetas, con entre cuatro y seis hombres armados, conforman la escolta de Tony Tormenta, van y vienen por las avenidas, sin poder salir de la ciudad.

Hay 660 soldados y 150 efectivos de la Armada desplegados en la zona. Las balas cimbran Matamoros. El enfrentamiento provoca el cierre de tres puentes internacionales y la suspensión clases en la Universidad de Texas en Brownsville. A lo largo de seis horas salen a relucir granadas, lanzacohetes y fusiles Barret. Tony Tormenta se esconde en un inmueble y desde las ventanas sostiene un tiroteo que dura una hora. La Marina informa esa tarde que el líder del Cártel del Golfo y dos de sus secuaces fueron abatidos en una casa de seguridad.

La muerte de Tony Tormenta permitió que Jorge Eduardo Costilla Sánchez, El Coss, asumiera una posición de liderazgo que no había tenido antes. El Cártel del Golfo, sin embargo, se hallaba para entonces seriamente fracturado. Desde la extradición de Osiel no habían cesado los jaloneos por el control de la organización entre Costilla Sánchez y los hermanos de Osiel. A la muerte de Tony Tormenta se propaló la versión de que el propio Coss había entregado a la Marina la información necesaria para que el hermano de Osiel fuera ubicado. Costilla era el último de los grandes líderes: los servicios de inteligencia estadunidense lo ubicaban desde 2006 como una de las figuras del cártel. Había sobrevivido a la captura de Osiel, a la guerra contra El Chapo, a la escisión del cártel de Los Zetas. Ahora sobrevivía a la caída del clan Cárdenas Guillén.

Pero el ciclo de los “grandes líderes” había terminado. Un informe de la Comisión Nacional de Seguridad informa que la estructura misma del Cártel del Golfo estaba diseñada para fracturarse. Según el documento, desde la caída de Osiel la organización quedó dividida en tres vertientes: una administrativa, a cargo de El Coss; otra operativa, que manejaban Heriberto Lazcano y Miguel Ángel Treviño (Los Zetas), y una dedicada al manejo de relaciones públicas, bajo el mando de Tony Tormenta.

Esos jefes formaron grupos operativos que les aseguraran el control de los territorios que estaban a su cargo. Tony Tormenta creó a los Escorpiones, los Jaguares, los Cobras y los Cóndores. El Coss formó a los Sierras y a los X. Miguel Ángel Treviño integró al grupo de los L. Un líder que abandonó toda operación debido a su adicción a las drogas, Gregorio Sauceda Gamboa, detenido en 2009, creó al grupo de Los Metros. Mario Cárdenas Guillén, otro de los hermanos de Osiel, y Juan Reyes Mejía González, el R-1, armaron el grupo de Los Rojos.

¿Qué iba a ocurrir con esas células cuando dejara de estar al frente de la organización un liderazgo fuerte?

En septiembre de 2012, 30 elementos de infantería de Marina que patrullaban Tampico se lanzaron a la persecución de una camioneta en la que viajaban hombres armados. Según el parte oficial, los prófugos guíaron a los marinos hasta un domicilio de la colonia Lomas de Rosales en el que se encontraba escondido El Coss: líder visible del Cártel del Golfo. “Fue sorprendido sin ofrecer resistencia”, informó la Armada. Una semana antes había sido capturado otro de los hermanos de Osiel: Mario Cárdenas Guillén, apodado El Gordo.

Desde los inicios de la guerra decretada por Felipe Calderón, diversos analistas —Eduardo Guerrero entre ellos— afirmaron que la detención o el abatimiento de líderes del narcotráfico iba a provocar que los cárteles se pulverizaran en pequeñas células, y propiciaría la aparición de líderes cada vez más violentos, más improvisados, “menos preparados”.

Sin El Coss y sin El Gordo, la dirección del Cártel del Golfo quedó en manos de un ex policía, adicto a las drogas, que las autoridades definieron como “sanguinario, introvertido e intolerante a la frustración”: Mario Armando Ramírez, el X-20. Durante los 11 meses que estuvo al frente del cártel mantuvo un perfil discreto. Pronto se hizo claro, sin embargo, que intentaba capitalizarse a través de asaltos carreteros, secuestros, extorsiones y robo de hidrocarburos. El documento de la Comisión Nacional de Seguridad, citado líneas arriba, señala que el X-20 intentó aprovechar la muerte de Heriberto Lazcano para asumir el control de los estados en donde Los Zetas tenían sus centros principales de operación, Coahuila y Nuevo León. Ramírez designó como jefes de plaza a operadores de su confianza, lo que provocó nuevas inconformidades y nuevos enfrentamientos entre los grupos de Reynosa y Matamoros.

Mario Armando Ramírez había exhibido como carta credencial para unificar al cártel los años que había pasado sirviéndolo. Había sido guardaespaldas de Osiel, había trabajado para El Hummer —uno de los jefes zetas más sanguinarios— y había dirigido al grupo de los X.

Antes de que se cumpliera un año de su llegada al trono fue detenido en un puesto de control, con armas de uso reservado para el Ejército. Era agosto de 2013.

Reportes de inteligencia de la actual administración indican que la caída del X-20 provocó que el Cártel del Golfo se ramificara en dos células que se lanzaron, nuevamente, a buscar el liderazgo. La de Los Metros, dirigida por Juan Manuel Rodríguez, alias Juan Perros, y la de Los Ciclones, comandada por un sujeto identificado como Paquito 77 (José Francisco Loredo). Los Ciclones es el nuevo nombre que surgió de la unión de los grupos operativos que alguna vez comandó Tony Tormenta: Escorpiones, Jaguares, Cobras y Cóndores. Esta organización, asentada en Matamoros, San Fernando, Ciudad Victoria y Tampico, continúa allegada —ya no a los hermanos, pues todos están presos o muertos— a familiares de diverso grado de Osiel Cárdenas Guillén.

Descabezados una y otra vez, sumergidos en un proceso constante de atomización, Metros y Ciclones han ido quedando —es la manera más exacta de decirlo— bajo el control de pandilleros. Si el X-20 se mantuvo en el poder por 11 meses, Juan Perros habría de desplomarse al cumplir sólo nueve. El 25 de marzo de 2014, en un operativo del que aún existen pocos detalles, fue detenido en una residencia de San Pedro Garza García, Nuevo León. “Nunca fue reconocido por las facciones”, informó un funcionario de seguridad.

Un mes antes de la caída de Juan Perros el gobierno federal había sometido al jefe regional de Tampico, Ciudad Madero, Altamira y Aldama, Javier García Medrano, El Porrón. En abril pasado se detuvo al jefe regional de Reynosa, Jesús Alejandro Flores, alias El Simple.

Las autoridades han detectado que al mismo tiempo que las células se pulverizan, se reduce de manera alarmante el promedio de edad de las personas reclutadas por los cárteles. Los jóvenes son la carne de presa y por eso el enganche de migrantes centroamericanos resulta vital para la supervivencia de los grupos.

Una ficha informativa de la Comisión Nacional de Seguridad, fechada el 22 de mayo, indica que el territorio que alguna vez fue dominado por el grupo hegémonico de Osiel Cárdenas Guillén, hoy es disputado por una constelación de pequeñas células en las que militan pandillas como Los Jimmys, Los Dragones, Los Metros, Los Camellos, Los Tractores, Lacoste, Tiburón, Discovery, Águilas Black, Michellin, Emisarios de Veracruz, Cobras, Fénix, MacK y Nasa. Se trata de organizaciones horizontales empeñadas en hacerse de recursos a través de “negocios conexos” al del narcotráfico: el secuestro, el robo, la extorsión, el tráfico de personas. Como consecuencia de este relevo, el estereotipo del narcotraficante cambió: terminó la era de las botas de pieles exóticas, el cinturón piteado y el tejano en la cabeza. Los nuevos jefes visten short, bermudas, cachuchas y camisas sueltas. Se les ha descrito como “gordos, enfermos, azucarados”, a pesar de que la mayor parte de ellos no rebasa los 30 años.

La ubicación de Osiel Cárdenas fue mantenida en secreto por el gobierno de Estados Unidos durante tres años. En julio de 2010 se supo que estaba en una prisión de Atlanta, Florida, y en mayo del año siguiente fue enviado a la prisión conocida como Supermax, que alberga terroristas, espías y mafiosos. Notas de prensa afirman que a esa prisión de máxima seguridad sólo llegan reclusos violentos, problemáticos, o que han tratado de escapar.

Un subalterno de Osiel, Jaime González Durán, El Hummer, extraditado a Estados Unidos, recibió una condena de 38 años. Las autoridades estadunidenses sólo condenaron al capo máximo del Cártel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén, a una pena de 25. Filtraciones reproducidas por la prensa señalan que llegó a un acuerdo extrajudicial y obtuvo privilegios que lo convertirán en hombre libre en 2024.

Los Zetas lo habían acusado en varias narcomantas de haberse convertido en informante de la DEA y de obtener el privilegio de hablar por teléfono con miembros de su organización a cambio de reducir su condena. Su proceso fue sellado a perpetuidad. La Procuraduría General de la República investiga la posibilidad de que esté intentando reagrupar sus fuerzas.

No hay buenas noticias para la gente de Tamaulipas.



Héctor de Mauleón
Escritor y periodista. Autor de La perfecta espiral, El derrumbe de los ídolos y El secreto de la Noche Triste, entre otros libros.




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Mensaje por ogmios03 Julio 27th 2015, 18:49



Si alguien cree que es buena idea extraditar a EEUU estas son las pruebas de que no, ni sirven y sólo terminan empoderando y poniendo en cuatro al país frente a ellos.

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Mensaje por belze Agosto 30th 2015, 00:30


Historia del cannabis en México: Yerba maldita

Hacia 1840 la mariguana dejó de ser medicinal y recreativa, a partir de entonces se le estigmatizó como una amenaza a la salud, la moral y el equilibrio mental de los mexicanos y se le condenó ...

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Durante el siglo XIX México vivió una situación única y singular en el mundo occidental en relación con la mariguana recreativa (Shutterstock)


POR JORGE GARCÍA-ROBLES*
16/08/2015 06:00 AM


Cuando la medicina profesional recetaba mariguana

Fue poco después de la Independencia que la mariguana recreativa y medicinal apareció con este nombre en la historia de México. Bajo el influjo de médicos extranjeros que en Europa proponían el uso farmacológico del cannabis (la Reina Victoria la usaba para calmar sus dolores menstruales), los médicos mexicanos comenzaron a incorporar en sus recetarios la mariguana como remedio de diversas enfermedades: hemorroides, cólicos, humores intestinales, hemorragias, dolor de articulaciones, entre otras (según textos farmacológicos y artículos periodísticos de la década de 1840).

Pero había otra razón. Poseídos, como todo el país, por un fervor nacionalista que no dejaba de motivar su trabajo, los galenos tricolores se propusieron demostrar que un país en ciernes como México no necesitaba importar plantas medicinales, debido a que en el exuberante y pródigo territorio nacional se hallaba la suficiente flora medicinal como para poder curar las enfermedades de un país que acababa de perder la virginidad histórica convirtiéndose en un país independiente. (Leonardo Oliva. Lecciones de farmacología, 1853. Crescencio García. Fragmentos para la materia médica mexicana, 1859).

De hecho, algunos de ellos creían que el cannabis existía en México antes de la Conquista (lo que no es cierto) y por ello la consideraban parte del patrimonio nacional. Tanto así que en la Exposición Internacional de París de 1855, México llevó una enorme cantidad de productos industriales, médicos, minerales, agrícolas, etcétera, de todos los lugares de la República, entre ellos, como aportación del estado de Querétaro, a la mariguana (con ese nombre) como una planta medicinal narcótica.

Después de la Independencia, los primeros consumidores

Pero al mismo tiempo que la mariguana fue finalmente reconocida por médicos profesionales como fármaco, y se referían a ella en tono serio y académico, ciertos mexicanos de la post-Independencia le dieron otro uso: el recreativo. Fumada, la yerba producía efectos singulares y distintos a cuantas drogas existían por entonces en México, incluidas las etílicas, que habían estado prohibidas en la Colonia, como el chinguirito y el mezcal, y las psicotrópicas que se consumían escasamente en el underground indígena. Como fármaco, la yerba fue aceptada gracias, como mencionamos, a la aceptación médica de entonces; como droga recreativa prácticamente desde el principio fue anatematizada y condenada. Con el tiempo, la demonización y prohibición legal de la mariguana recreativa —como sucedió con la cocaína— será el factor clave para la marginación, en el siglo XX, de la mariguana medicinal.

Cuando la mariguana en México comienza a fumarse, de manera muy reducida, como una sustancia lúdica, una o dos décadas después de la Independencia, a pesar de que por acto reflejo la mayoría de los mexicanos se paniquearon, no faltaron quienes sintieran azoro y curiosidad al observar en terceros o en carne propia los desusados y misteriosos efectos que provocaba la anómala planta.

Es el caso de un relato poco conocido de Guillermo Prieto, que aparece en su libro Viajes de orden suprema (1857), en el que se describen etnográficamente las inusitadas costumbres de una comunidad indígena otomí del municipio de San Juan del Río, Querétaro, cuyos caciques —en una experiencia ritual-adivinatoria— fumaban mariguana para en trance canábico juzgar si el matrimonio de sus hijos debía o no realizarse. En el texto, Prieto no muestra en absoluto el tono denostador, sensacionalista y condenatorio que tendrán después la mayoría de las crónicas sobre la yerba.

Del mismo modo, en el ensayo autobiográfico-erótico del poeta Manuel M. Flores, "Las rosas caídas", escrito hacia 1864 y publicado por primera vez en 1954, se relata suave la manera en que el vate poblano se deleita fumando la yerba por primera vez, solo en su cuarto, aunque se siente torpe al día siguiente; y luego, cuando en una casa decente de Puebla, una de sus jóvenes amigas la fuma, alucina inocente y experimenta cierta voluptuosidad hacia su acompañante. Nada pasa, la yerba no es diabólica ni convierte en energúmenos a quienes la fuman. El relato de Flores no se deriva de un juicio previo que concibe la mariguana como la encarnación vegetal del demonio. Es simplemente una sustancia novedosa, que al parecer el poeta nunca más volvió a probar, por indiferencia no por malviaje.

México a la vanguardia prohibicionista

Pero al lado de esta actitud desenfadada y más bien aislada, de Prieto y Flores, se incuba muy pronto, y con el tiempo se exacerba, una simbolización en verdad histérica de la advenediza planta. Lo significativo del hecho es que esta simbolización no se confeccionó desde la atalaya del gobierno mexicano ni de otros macro poderes, como la Iglesia o la prensa: fueron todos los actores de la pieza teatral mexicana, ricos y pobres, hombres y mujeres, gobernados y gobernantes, analfabetos y cultos, quienes actuaron al unísono fieles al discurso mestizo que México había asumido como paradigma ético y cuyo recetario les ordenaba rechazar de manera implacable a la forastera yerba.

De pronto y sin coerciones ni marketings mediáticos, irrumpió toda una sinfonía condenatoria, un alarido de terror y espanto emergido de la mayoría de las gargantas del México independiente que entonó uno de las primeros himnos de guerra mestizos: ¡La mariguana es mala, maléfica, aciaga y siniestra, mata, aniquila, devora, agarra los rabos, los zarandea y arroja los cuerpos a las calderas humeantes del infierno! El ideario mestizo se irguió como una cobra que muestra sus colmillos y veneno contra uno de los primeros enemigos que inventó: una planta que además de ser uno de los vegetales más útiles que haya creado la naturaleza, fumada se trocaba en una entidad infame y monstruosa; no exagero, tal es el tono que desde entonces se volverá lugar común.

Al lado del invasor extranjero, que tanto quiso apropiarse de aquel México endeble que apenas gateaba, la mariguana fue incluida en el catálogo de los enemigos de la nación como una de los peores amenazas de la salud, la moral y el equilibrio mental de los mexicanos, con un grado de histerismo que dos siglos después puede darnos risa, pero cuyo contenido esencial, en la segunda década del siglo XXI, no ha muerto.

Fue histérica la condena porque en realidad los consumidores de mariguana eran unos cuantos. Durante todo el siglo XIX y hasta la década de 1960, en México, quienes metían humo de cannabis en sus pulmones eran un porcentaje ridículo de la población. Pero la histeria es sintomática y el hecho de que haya durado tanto (de hecho, insisto, aún está viva, por más que el tono de neurosis obsesiva haya mermado) nos revela la fuerza y el arraigo de este mensaje prohibicionista en la gran mayoría de los mexicanos.

Lo interesante es que México fue quizás el primer país del mundo que condenó la mariguana recreativa en este tenor histérico; ni en Francia, Inglaterra, Estados Unidos ni en algún país de América Latina, que en el XIX comenzaron a experimentar lúdicamente con el cannabis, sucedió algo semejante. Sin proponérselo, México puso el ejemplo de lo que a principios del siglo XX sería una actitud universal contra la mariguana.

Vade Retro. A México lo pone nervioso una planta

Acoto dos respuestas a la pregunta de por qué esta actitud. En primer lugar, tal vez, porque de pronto apareció en la mesa de los mexicanos un espantajo a quien nadie invitó: la mala cannabis, la maléfica yerba, la hórrida Rosa María, que olía raro y provocaba efectos desusados que chocaban con el discurso de la embriaguez del México mestizo de entonces, apegado desde siglos antes al discurso de la embriaguez occidental, a saber, a la aceptación del alcohol como única y exclusiva droga psicoactiva. El pulque (la reina, con mucho, de las bebidas alcohólicas de entonces en México), el chinguirito (aguardiente de ron) y los mezcales, aún no la cerveza, eran las bebidas que consumía la mayoría de la gente (los pudientes, además, vino); no el peyote, no los hongos, no el ololiuqui, no la salvia, no el toloache, drogas consumidas solo por algunos grupos de indígenas de manera muy aislada y marginal; y la mentalidad esencial del México independiente era mestiza, es decir, un discurso simbólico ni indígena ni europeo, que sin embargo en la letra deseaba emular el ideario venido de los países líderes del mundo como Francia, Inglaterra y Estados Unidos (el criollo mexicano no dejaba de tener esta mentalidad mestiza).

En este discurso mestizo, que solo permitía alterar el cuerpo y la mente con bebidas etílicas y no con raíces, biznagas o flores psicotrópicas, la mariguana —que es una droga psicotrópica light— no checaba; por ello había que rechazarla, anatematizarla y proscribirla; las primeras generaciones de mestizos del México independiente (a excepción de los escasísimos consumidores) se aterraron con los efectos que producía el cannabis en el cerebro y se aferraron a los que provocaban las bebidas alcohólicas.

De este modo, el rechazo a la mariguana por los mexicanos del siglo XIX significó, sobre todo, dos cosas:

1. Es, entrelineas, un rechazo a las formas en que las culturas indígenas —antes de la Conquista y de manera marginal y diseminada en el siglo XIX— consumían drogas; y, de paso, a los primados de la cultura indígena en sí.

2. Revela que el México independiente y mestizo, en el tema del consumo de drogas, le apostó al ideario occidental (judeocristiano y humanista) de concebir las bebidas alcohólicas, consumidas con mesura, como las únicas drogas permitidas y aceptables.

En segundo lugar, la actitud altamente paranoica contra la mariguana que se incubó en la década de 1830-40, aumentó y se consolidó durante el Porfiriato y se mantuvo durante y después de la Revolución hasta nuestros días, quizás se debió a que esta cultura mestiza, que debía aprender a caminar sola a partir de la Independencia, sin barandales colonialistas y con una identidad incipiente, híbrida y débil, se sintió vulnerable ante la aparición de una droga con efectos desacostumbrados que ponía en riesgo su capacidad de actuar con madurez, entereza o incluso indiferencia ante la planta intrusa.

La resimbolización actual de la mariguana

Durante el siglo XIX México vivió una situación única y singular en el mundo occidental en relación con la mariguana recreativa. Fue de los primeros países de Occidente que comenzó a consumir cannabis con fines lúdicos, de manera marginal pero significativa; además, sin copiar ni emular a nadie, conformó un discurso vade retro contra el consumo de la mariguana que creó un estilo acusatorio dominado por una histeria desbocada que todo el mundo adoptó a partir del siglo XX.

En suma, en el siglo XIX México inventó sin proponérselo el justo vilipendio y la condena precisa contra la mariguana, lo que justificó tanto la reprobación moral como la criminalización de la producción, la distribución y el consumo de una planta que casi dos siglos después, en México y el mundo, está en proceso de resimbolización, es decir, a punto de instalarse en el escaparate institucional de las drogas legales, al lado de su majestad el alcohol. Aquí, la histeria se volvió historia.

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Mensaje por szasi Septiembre 19th 2015, 23:31

40 years ago the US sent Mexico into a financial crisis — and it transformed the narcotics industry

Carmen Boullosa and Mike Wallace, "A Narco History"
Sep. 15, 2015, 11:58 AM

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The chief hit man of legendary drug kingpin Pablo Escobar says 'El Chapo is a dead man'


'El Chapo' Guzmán's key role in the global cocaine trade is becoming clearer


MEXICO'S OPIUM BOOM: 'The cartels have a pretty good handle on the appetite in the US'

In this excerpt from A Narco History: How the United States and Mexico Jointly Created the Mexican Drug War, coauthors Carmen Boullosa and Mike Wallace explain how the US and Mexico jointly created the Mexican Drug War.

In the mid 1970s, the United States had added to its woes of recession those of inflation, due in considerable measure to OPEC’s success in raising oil prices.

To “whip inflation now,” the Federal Reserve Bank helmed by Chairman Paul Volcker began to raise interest rates, eventually driving the prime rate from 12 percent to 21 percent.

By 1980, this had precipitated a far deeper downturn, which did lower inflation, but only by driving up unemployment to levels not seen since the Great Depression of the 1930s.

The recession Volcker engineered in the US had an even more devastating impact on Mexico, as the interest rate on rolling over its short term loans nearly doubled.

By 1982, simply meeting interest payments would have required more than $8 billion per year. Worse, just as expenses soared, oil prices sagged.

Mexico made clear it could no longer make its interest payments.

US banks were terrified. Thirteen of the biggest stood to collectively lose $60 billion if Mexico went under — 48 percent of their combined capital.

And if Mexico fell, most of Latin America would come tumbling down behind it, likely triggering a collapse of the entire international financial system. The United States, accordingly, put together a multi-billion-dollar package of loans and credits, and worked out an unofficial debt moratorium.

The World Bank and IMF were wheeled in to provide Mexico with emergency loans with which to resume paying the US banks, rescuing them from their own recklessness. These institutions in turn — following the model first worked out in New York’s fiscal crisis in 1975 — now imposed “structural adjustment” on Mexico.

mexico poverty newspaperReutersThree boys in the street read a newspaper announcing better salaries for Mexican workers November 16, 1993 as Mexico anxiously awaits the outcome of a crucial vote in the US congressional session on the North American Free Trade Agreement.

The creditors demanded privatization of public services, cuts in government social programs, a wider opening to foreign investment, and a ruthless concentration on paying back loans and interest. This arm-twisting was given an ideological gloss, reviving hoary shibboleths about the inherent superiority of market over state, repackaged as “neoliberalism.”

Executing these demands fell first to President de la Madrid and then to his successor Carlos Salinas de Gortari (1988–1994). Both believed the state apparatus was a burden upon Mexican business that should be thrown off, along with much else in the Partido Revolucionario Institucional (PRI) inherited project and ideology. Structural adjustment prompted privatization, the opening of the country to foreign investment, and the reorientation of the agricultural sector towards exports.

Mexican President Carlos Salinas de GortariReutersMexican President Carlos Salinas de Gortari waves to the crowd after he gave his 6th State of the Nation address before the Mexican Congress, November 1, in Mexico City

The 1980s were known as la Década Perdida, or “lost decade,” wherein 800,000 jobs evaporated and dispossessed farmers streamed into urban centers.

Salinas continued the policies, selling off large public enterprises at bargain basement prices. The process created a new class of Mexican tycoons. In 1987 there was one Mexican on the Forbes billionaire list. When Salinas left office in 1994 there were twenty-four.

Labor, conversely, was battered. When public enterprises were privatized their collective agreements were scrapped, benefits removed, “flexible” work rules imposed. Salinas also distanced the party from its long-affiliated labor unions, and ordered a series of attacks on more militant entities.

mexico workersReutersVarious unemployed Mexicans offer their skills as handymen, fixing everything from light bulbs to toilets, by Mexico City's Metropolitan Cathedral October 30, 1995.

At the same time, state subsidies that had kept the price of basic foodstuffs low were suddenly removed. The price of milk, tortillas, petrol, electricity and public transport shot up at the same time wages were being slashed. The provision of basic social services was similarly cut so that fewer people had access to free health care and education.

The neoliberal offensive was particularly devastating to farm labor, partly as a consequence of the establishment of the North American Free Trade Agreement (NAFTA) (which Salinas negotiated with George H. W. Bush, and which went into effect under Bill Clinton).

A principal US condition for entering the agreement was that Mexico undo the agrarian reforms embedded in Article 27 of the Constitution, a principal legacy of the Revolution. Communal land could now be divided and converted into private property. Price regulation of staple crops was scrapped. Tariffs and quotas on agricultural imports were removed. Subsidies that had supported small-scale farmers were deleted.

george bush mexico presidentReutersUS President George H. Bush offers a toast to his host, Mexican President Carlos Salinas during a luncheon in Monterrey on November 27, 1990.

The results of establishing a putatively equal trade between grossly unequal partners was that US agribusiness pushed thousands of Mexican farmers out of their own markets.

The price of corn dropped by around 50 percent after the NAFTA agreement, and the number of farmers living in poverty rose by a third. In the six years following the introduction of NAFTA, two million farmers abandoned their land. They flocked from country shacks to the burgeoning barrios of Mexico City; to the spreading slums of Tijuana and Ciudad Juárez to work in factories across the border.

mexico us border trafficReutersUS Customs canine inspectors walk through long lines of drivers waiting to pass through the US/Mexico border crossing at San Ysidro, California on March 19, 2003.

The crisis transformed the narcotics industry.

Indeed it is impossible to understand the tremendous changes in the drug business during the combined sexenios of Salinas and Zedillo (1989–2000) without taking into account the massive political, economic, and ideological transformations wrought during that decade and the previous one by the PRI-governed state.

Farmers, unable to sustain themselves due to the removal of subsidies and the arrival of competition from US agri-corporations, found the burgeoning market for marijuana and poppies their only avenue to surviving on the land. The army of the urban unemployed gave the cartels a deep pool from which to recruit foot soldiers, and the miserably paid (and eminently corruptible) police and military provided the muscle with which to protect their interests.

mexico marijuana plantationReutersMexican soldiers destroy a marijuana plantation in the Apatzingan mountain range in the central-west state of Michoacan on October 4.

The spread of everyday crime — aided by the rapid declension and corruption of local police forces — demoralized civil society, and provided a climate within which grander forms of criminality would flourish.

The adoption of free trade, and the deeper integration of the Mexican economy with that of the United States, dramatically increased cross-border traffic, making it far easier to insert narcotics into the stream of northward-bound commodities.

Some NAFTA rules were of particular help: because factory workers were exempt from tariffs and subject to only minimal inspections, Mexican smugglers began buying up such factories to use as fronts for shipping cocaine.mexico drugs cocaine colombiaReutersA Mexican soldier stands guard as over one ton of Colombian cocaine goes up in smoke on the Carribean island of Cozumel in the southern Mexican state of Quintana Roo February 27, 1997.

Narcotrafficking had formerly been integrated into the PRI corporatist state, an under-the-table equivalent of labor, peasant, and business organizations. As such it was subject to a certain degree of regulatory control, and to unofficial taxation, in return for the de facto licensing of smuggling.

The state’s abandonment of this form of corporatist inclusion contributed to the independent growth and power of organized crime syndicates.

narco tunnel drugs mexico USReutersA drug tunnel that the U.S. Customs discovered in Nogales, near the US-Mexican border, is seen in a picture taken February 26, 2001.

The glorification of wealth and entrepreneurialism provided a cultural environment that boosted the social standing of narco businessmen.

As in the former Soviet Union and other post-communist regimes, a neoliberal shock treatment simultaneously produced millionaires and gangsters, a twinning that Forbes registered by including them on the same list.

mexico cocaineReutersA soldier carries blocks of cocaine to a pile for incineration at a naval base in Matamoros, in Tamaulipas state April 29.

The weakening of the state and the glorification of “free enterprise” conferred authority and legitimacy on the private sector in which drug traffickers were now key players. As Peter Watt and Roberto Zepeda have argued, neoliberals prioritized accumulation of profit over social welfare, ruthless competition over cooperation, and the sanctification of private property and wealth over community and civic responsibility.

These propositions — the cornerstones and guiding principles of free-market ideology — also formed the dominant ideology of crime syndicates.

Republished with permission from A Narco History: How the United States and Mexico Jointly Created the Mexican Drug War by Carmen Boullosa and Mike Wallace. Copyright © 2015 by Carmen Boullosa and Mike Wallace. Reprinted by arrangement with OR Books. All rights reserved.
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Mensaje por belze Octubre 7th 2015, 01:06

Ah buen artículo. Gracias, Szazi.
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Reseñas historicas del narco en Mexico. MUST SEE. - Página 3 Empty Con Salinas, los mayores decomisos a "El Chapo"

Mensaje por belze Diciembre 20th 2015, 21:15


Con Salinas, los mayores decomisos a "El Chapo"

Entre 1992 y 1993 le arrebataron un yate, 47 inmuebles, 214 joyas, 11 vehículos y una lancha; con Fox y Calderón no perdió nada y en este sexenio le han quitado armas, relojes y celulares.

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El rancho en Durango de donde el capo huyó herido de un operativo de la Marina en octubre pasado. (Héctor Téllez)


IGNACIO ALZAGA
06/12/2015 03:19 AM
México
El gobierno de Carlos Salinas logró los mayores aseguramientos ministeriales de bienes de Joaquín El Chapo Guzmán, a quien las administraciones de Vicente Fox y Felipe Calderón no le quitaron nada, mientras que en el actual sexenio las autoridades le han arrebatado tres relojes de lujo, celulares, armas y una computadora.

Durante el mandato salinista, cuando el líder del cártel de Sinaloa fue detenido en Guatemala y encarcelado por primera vez en un penal de alta seguridad en México, las autoridades federales lograron incautarle un yate, 47 inmuebles, 214 joyas, 11 vehículos y una lancha.

MILENIO obtuvo el informe histórico de la Procuraduría General de la República (PGR) sobre las propiedades aseguradas a Guzmán Loera entre 1992 y 2014, periodo en el que fue capturado dos veces.

Con base en un recurso de revisión interpuesto ante el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) se ordenó a la procuraduría la entrega de informes sobre todos los bienes asegurados, pues solo proporcionó datos correspondientes al momento de su detención en 2014.

En consecuencia, la PGR dio a conocer mediante informes de la Subprocuraduría Especializada de Investigación en Delincuencia Organizada (Seido) y de la Dirección General de Control y Registro de Aseguramientos Ministeriales, que en 1992 le quitaron cuatro inmuebles, un yate y una lancha.

Mientras que en el año 1993 le fueron incautados 43 inmuebles, 214 joyas, cuatro automóviles, un camión y seis camionetas.

La PGR no tiene registros oficiales de un solo bien mueble o inmueble arrebatado a El Chapo durante los sexenios de Fox y de Calderón.

En octubre de 2015, MILENIO informó que en esta administración no se ha logrado mermar la fortuna que construyó el líder del cártel de Sinaloa, y que lo llevó a ser incluido por la revista Forbes entre los más ricos del mundo.

La procuraduría señaló que solo se le han asegurado cuatro armas, siete cargadores, una granada, 143 cartuchos, tres relojes (joyas) y cuatro "objetos".

Esta información corresponde a los bienes que poseía cuando fue detenido por la Secretaría de Marina en Mazatlán, Sinaloa, el 22 de febrero de 2014.

Desde entonces, según las autoridades, no se le han asegurado más propiedades, ni siquiera con base en informes de la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda, ni de alguna otra autoridad u organismo en México y el extranjero.

Sin embargo, no descartó que haya más bienes que se le puedan quitar.

La procuraduría indicó que en números totales se han asegurado 436 bienes al narcotraficante, incluidas las municiones.

En respuesta al recurso de revisión RDA 5636/15, la dependencia reveló el informe histórico de aseguramientos y precisó:

"La estadística proporcionada está sustentada con los informes que realiza el agente del Ministerio Público de la Federación, por lo que pueden existir aseguramientos ministeriales que dada la situación jurídica y el estado procesal en que se encuentran, pueden no estar reportados".

Autoridades federales consultadas sobre el tema señalaron que existe una gran dificultad técnica y legal para acreditar las propiedades, "pues es obvio que El Chapo no pone los bienes a su nombre".

El 27 de octubre pasado, la titular de la PGR, Arely Gómez, advirtió ante la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados que arrebatarán todos los bienes a Guzmán para atacar la estructura financiera de su organización criminal.

Durante su detención en 2014 se le encontraron tres relojes de lujo: Harry Winston; Geager-Lecoultre 1000-Master Grand Tourbillon-Hours 5ATM Serie Limitee; y Moon Dust-Dna Roman Jerome JULY 1969 122/1969.

Las siguientes armas: pistola calibre 5.7X28mm, marca FN HERSTAL; pistola calibre .38" súper auto, marca Colt; carabina calibre .223 (5.56mm) marcha Bushmaster y un fusil calibre 5.56mm (.223"), Colt modelo M-16AI.

Los "objetos" a los que se refirió la PGR son: computadora HP Modelo 14-h007la, color blanco con negro; celular Black Berry modelo curve, color blanco, con chip Telcel; celular Black Berry limited model: RFU81UW con chip Telcel y celular Black Berry modelo Torch negro metálico con chip Telcel.

Además de 24 cartuchos para arma de fuego calibre .38" súper auto; 28 cartuchos para arma de fuego calibre .223"; 60 cartuchos 5.7X28mm, marca FNH.

Un cargador metálico para armas de fuego tipo carabina, tres cargadores metálicos, dos de color gris y uno de color negro, con leyendas Colt Súper .38 y tres cargadores de material sintético color negro.



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