El PAN pervirtió la seguridad pública
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El PAN pervirtió la seguridad pública
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Entrevista a Martín Gabriel Barrón Cruz/Investigador del Inacipe
EN:PORTADA, REPORTEROS FECHA:30 NOVIEMBRE, 2012
Antonio Cerda Ardura
Los gobiernos del PAN pervirtieron la idea de la seguridad pública, ya que la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal fue una dependencia creada a modo y para los cuates, dice a Siempre! el criminólogo Martín Gabriel Barrón Cruz, profesor investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe).
Barrón asegura en entrevista que la SSP fue demasiado onerosa para México, con resultados cuestionables y con un titular acusado constantemente de corrupto.
Añade que una de las consecuencias de la reincorporación de la SSP a la Secretaría de Gobernación es que habrá que hacer todo un reajuste jurídico a nivel federal y en los estados, que trabajaron con el mismo modelo en su seguridad.
Secretaría a modo
¿Cuál fue la gran falla de la administración de Felipe Calderón, en lo que compete al área de seguridad, que llevó al planteamiento de la transformación de la Secretaría de Gobernación?
Una fue la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal. Los gobiernos del PAN pervirtieron la idea de la seguridad pública, porque en ningún país del mundo las policías están separadas o tienen su propia identidad institucional. ¿Qué quiero decir con esto? Que en otras naciones la policía depende del Ministerio del Interior, que, en el caso de México, es la Secretaría de Gobernación. Lo que hicieron aquí los gobiernos del PAN fue generar una Secretaría de Estado casi creada a modo y para los cuates. Ese fue uno de los grandes problemas de la administración panista. La realidad es que no tuvo razón para hacer una secretaría con el poder de la SSP. Para mí, algo muy lamentable de ese crecimiento, de ese poder de esta dependencia es que, incluso, llegó a desfilar el Día de la Independencia, tanto el año pasado, como en el 2012.
Como un ejército paralelo.
Es bastante lamentable. Casi nos estábamos comparando con las Fuerzas Armadas y sería un gran problema que continuáramos haciéndolo, porque la policía no es eso. Eso es parte de esta perversión. Por otro lado, ¿cuál fue el monto de todo el presupuesto que se le asignó a la SSP y cuáles fueron los resultados? Un simple dato: de diciembre de 2006 a julio de 2011, según señaló Felipe Calderón en su informe presidencial, gracias al esfuerzo coordinado del gobierno federal y como producto de la lucha contra el narcotráfico, se logró la detención de más de 150 mil personas. Sin embargo, resulta que la SPP dice que en el mismo periodo detuvo a casi 75 mil de esas 150 mil personas, es decir, casi la mitad. Pero, ¿qué resulta de esto? Que en su propio informe la SSP indica que de esos 75 mil detenidos solamente lograron probar vínculos de 2 mil 535 personas con la delincuencia.
Demasiado dinero
Es decir, se daban palos de ciego.
Más que palos de ciego, yo pregunto: ¿qué pasó con las otras 73 mil personas? ¿Dónde quedaron? La verdad es que se gastó demasiado dinero. Genaro García Luna llegó a traer personas que dijeran que los policías sí están certificados y calificados, y que si están esto y lo otro, pero fue simplemente para legitimarse. No obstante, a mí me parece que un problema central y uno de los grandes errores es que la SSP puede tener toda la tecnología de punta, pero a lo mejor no sabe usarla ni cómo sacarle el mejor provecho.
Platicando con autoridades de otros países en algunos eventos del Inacipe, yo comentaba con algunos jueces italianos sobre la capacidad de las instancias de seguridad en México y decía que durante los operativos de aprehensión se logra detener en promedio a seis personas. Pero ellos, con gran sorpresa, me contestaron: “¡¿Cómo que seis?! Y, entonces ¿dónde está la capacidad de investigación y de inteligencia? ¿Cómo usan la información para poder desarticular a las bandas y a las organizaciones delictivas? No puede ser posible que en un operativo nada más se detenga a seis personas”. Yo les dije que tenían razón porque, comparativamente, en Italia hubo un operativo que les llevó dos años y en el que detuvieron a más de 800 personas.
Pero, además, con otro agravante: el miércoles, por ejemplo, un narcotraficante acusó a Genaro García Luna y a otros funcionarios de haber sido cómplices del crimen organizado.
Siempre hubo ese tipo de acusaciones en contra de García Luna. No fue la única. Hay una enorme cantidad de personas que señalaron al secretario García Luna, incluso, las creamos o no, están las del exdiputado Gerardo Fernández Noroña, sobre las inversiones en las propiedades del funcionario. ¿Cómo probarlas? Va a ser complicado. Y si esa acusación viene de una persona como Edgar Valdez Villarreal, La Barbie, lo que generalmente acontece, es que dicen: “¡Ese es un delincuente, ¿cómo le vamos a hacer caso?!” A veces también los delincuentes dicen la verdad y, si algo está señalando este señor, debe ser por algo. Ahí es donde empiezan las dudas y obviamente la gestión de la SSP deja muchos sinsabores.
Y no aclaran dudas.
Calderón decía, por ejemplo, que su sexenio había comenzado con 6 mil 500 policías y ahora iba a entregar una fuerza de 35 mil elementos. Sí, pero ¿cuántos de esos elementos son confiables? Ahí están las pruebas con lo de Tres Marías, con lo del aeropuerto y otras, que tal vez ni conocemos, a niveles estatales. ¿Qué ocurrió en Ciudad Juárez cuando los policías denunciaron a sus propios mandos? Curiosamente a los que corrieron fueron a los policías que denunciaron esa corrupción, no a los jefes. Nosotros tenemos evidencias, mostradas públicamente, de que hay corrupción. Y la vocera dice: “Es que por 13 o 14 elementos no podemos juzgar a toda la policía”. Y, entonces, ¿dónde quedaron los exámenes de control de confianza? Y el gran problema persiste. García Luna estuvo insistiendo en que las policías municipales eran corruptas. ¿Y la Policía Federal no lo era? ¿Era inmune a la corrupción?
No acabará la corrupción
¿Qué nos garantizaría que la reorganización de la Secretaría de Gobernación termine con esa corrupción?
El problema va a subsistir. El poder corruptor de la delincuencia organizada es muy grande. Pensar que eso se va a acabar de la noche a la mañana es como creer que se va a erradicar el alcoholismo en México. Es una cuestión cultural. Lo que tenemos que empezar a impulsar son cambios a ese nivel. Por otro lado, una de las consecuencias de la reorganización de la Secretaría de Gobernación es que habrá que hacer todo un cambio jurídico. Está bien, hay que regresar a la normalidad que es que la policía no puede estar separada del Ministerio del Interior. Pero un gran dilema es que a lo largo de 12 años de la administración del PAN se generaron un sinfín de leyes que ahora hay que modificar para poder alinear, aunque sea simplemente, de Secretaría de Seguridad Pública a subsecretaría de lo que sea. Hay que cambiar y adecuar todas las legislaciones, lo que también va a tener impacto y repercusión a niveles estatales, porque todos los estados generaron secretarías de Seguridad Pública.
¿Cuál será el lado positivo de esa reorganización?
Simplemente regresar a la normalidad del control por parte de la Secretaría de Gobernación. Y debemos de tener mucho cuidado, y hay un gran temor en ese sentido, en que la policía no se convierta en lo que tradicionalmente fue: una policía política. A lo largo de la historia de los propios gobiernos priistas, hay muchas muestras del uso de la policía con fines políticos. Eso es para muchos el gran problema, porque, a final de cuentas, el PRI ya sabe de lo que se trata y cómo funciona todo eso.
El caso es que no vuelva la Dirección Federal de Investigación.
Sí, que no aparezcan esas corporaciones y todo ese control que ejercían los cuerpos policiales represivos. Y dado que el nuevo presidente nombró como su asesor externo a un colombiano, que también tiene sus bemoles en Colombia, el general Oscar Naranjo, quien es policía, a mí me parece que es un grave error pensar que un extranjero va a venir a solucionar los problemas de la realidad mexicana. A diferencia de Colombia, México tiene cuatro grandes mercados de estupefacientes, que son: mariguana, heroína, drogas sintéticas y el tráfico de cocaína. En Colombia sólo se produce cocaína. Tampoco aquí tenemos una guerrilla con más de 60 años. Hay diferencias de territorio, de condiciones culturales, de condiciones políticas, y, si bien él puede ser un policía exitoso en su país, no necesariamente lo va a ser en México.
¿Cómo debemos ver este cambio?
Puede ser positivo. Habrá qué ver quién queda al frente de esa subsecretaría y cuáles van a ser las nuevas formas de actuar para que la policía no se convierta en lo que tradicionalmente se convirtió. La duda queda hasta no ver cómo empieza a funcionar.
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