¿Seguridad Pública o Seguridad Nacional?
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¿Seguridad Pública o Seguridad Nacional?
¿Seguridad Pública o Seguridad Nacional?
Por Gabriel Regino
1999, es un año de transición en México. Tenemos a la puerta el inicio formal de la contienda por la sucesión presidencial para el sexenio 2000-2006; un conflicto político de izquierda que ha originado un desprestigio histórico irreparable a la otrora "Máxima Casa de Estudios"; una economía nacional artificialmente apuntalada para resistir el fin de sexenio y los constantes problemas sociales de los salarios, desempleo y educación.
Entre los temas de mayor interés para el ciudadano común, aquél que se encuentra muy lejos de los beneficios que abarrotan los discursos oficiales, es el de la falta de seguridad. ¿Qué tipo de seguridad es la que demanda el ciudadano mexicano y cual es el tipo de seguridad que prepara el Gobierno?
A partir de unos años a la fecha, el uso de la voz seguridad pública ha comenzado a familiarizarse entre los habitantes del país, pero principalmente entre los de la capital, porque el fenómeno de la inseguridad, no es general. Como en su momento el vocablo derechos humanos alcanzó una especie de boom en la década de los noventas, a propósito del neoliberalismo, en esta última parte del siglo, el tema de la seguridad pública se ha vuelto recurrente. Incluso, en la Ciudad de México, la Secretaría General de Protección y Vialidad cambió su nombre por el de Secretaría de Seguridad Pública; se publicó una ley con ese mismo nombre; a nivel federal, se creó el Sistema Nacional de Seguridad Pública y hasta se creó una Policía Federal Preventiva. Pero a pesar de estos esfuerzos, los ciudadanos continúan con la intranquilidad de caminar por las calles, de abordar un taxi o de acercarse a un policía.
El primer problema de este tema, es la conceptualización del término seguridad pública, al que se le han intentado agregar campos que no le corresponden. La Seguridad Pública, es la función a cargo del Poder Ejecutivo, mediante la cual, a través de acciones efectivas de información, disuasión y actuación firme, se logra la prevención de conductas delictivas, garantizando con ello, la tranquilidad e integridad de cada uno de los integrantes de la sociedad. Esta función forma parte de todo un sistema penal, que involucra diversos sectores y a los tres poderes de la Unión, en el afán de combatir el delito y castigar a sus autores.
La Seguridad Pública es tan sólo una de las funciones concretas que tiene a su cargo el Ejecutivo para prevenir los delitos, mas no la única. Quinientos años antes de Cristo, Confucio escribió lo siguiente: "Cuando se le conduce al pueblo mediante disposiciones y órdenes administrativas, y cuando por medio de castigos se procura meterle en razón, ciertamente que el pueblo evitará los delitos, mas no tomará conciencia de que la comisión de delitos es algo de lo que tiene que avergonzarse. Cuando mediante la fuerza de unos principios morales se le guía exteriormente hacia el bien y se vinculan sus actividades externas a un extenso catálogo de formas de comportamiento ritualizadas, entonces tendrá el sentimiento de vergüenza, se apartará del mal y marchará por el camino correcto". Esta cita nos permite precisar que la educación, es uno de los medios por excelencia para introyectar normas y valores a las personas para alejarlas del delito. Pero ¿qué sucede cuando en una Nación los gobernantes son los primeros en poner el ejemplo de las conductas ilícitas? ¿cuántas veces hemos presenciado saqueos a las arcas de la Nación por parte de gente que se aprovechó del poder y que nunca fue sancionada? ¿qué podemos esperar de la concepción de los mexicanos cuando las dos televisoras más grandes se disputan el auditorio a base de programas que hacen una auténtica apología del delito? ¿Y que puede pensar la sociedad de un Presidente de la República que en dos ocasiones ha pedido a esos consorcios que eviten ese tipo de programación y sus peticiones han sido desdeñadas?
Luego entonces podemos advertir que el tema de la Seguridad Pública, tiene diversas aristas. Y es el momento en que debemos preguntarnos si las acciones que ha emprendido el gobierno, realmente están dirigidas a este ámbito, o a uno diverso y riesgoso. Me refiero al tema de la Seguridad Nacional, la cual se entiende como la acción del Estado destinada a garantizar la consecución y salvaguarda de los objetivos nacionales, a pesar de los antagonismos internos o externos, que existan o que puedan existir. Como se ve, el contenido de la Seguridad Pública y de la Nacional, son muy distintos, porque en el primero, el objeto de protección es el ciudadano, mientras que en el segundo, lo es el grupo en el poder.
La Doctrina de la Seguridad Nacional tiene sus orígenes en la necesidad que el gobierno tiene de evitar problemas en la conducción del país. En el caso mexicano, el primer antecedente de la existencia de un mecanismo de Seguridad Nacional, lo fue el Departamento Confidencial creado en el año de 1929; mismo que en el año de 1938 pasó a ser la Oficina de Información Política y en 1942 el Departamento de Investigación Política y Social. (1) Estas dependencias tuvieron como finalidad la obtención de información sobre actividades de grupos considerados disidentes a la política oficial. Entre ellos, se catalogaron a sindicatos, profesores, alumnos, intelectuales, etcétera.
El momento más álgido de la Seguridad Nacional en nuestro país, lo encontramos en el año de 1941, cuando el entonces Presidente de la República, General Manuel Avila Camacho, envió una iniciativa al Congreso de la Unión, que adicionaba el delito de espionaje en tiempos de paz y creaba, en el artículo 145 del Código Penal, el tristemente célebre delito de disolución social, que a la letra decía:
"Se aplicará prisión de dos a seis años, al extranjero o nacional mexicano, que en forma hablada o escrita o por cualquier otro medio realice propaganda política entre extranjeros o entre nacionales mexicanos, difundiendo ideas, programas o normas de acción de cualquier gobierno extranjero que perturbe el orden público o afecte la soberanía del estado mexicano.
Se perturba el orden público, cuando los actos determinados en el párrafo anterior, tiendan a producir rebelión, sedición, asonada o motín.
Se afecta la Soberanía Nacional cuando dichos actos puedan poner en peligro la integridad territorial de la República, obstaculicen el funcionamiento de sus instituciones legítimas o propaguen el desacato de parte de los nacionales mexicanos a sus deberes cívicos. . . ."
La Segunda Guerra Mundial amenazaba naciones y la supuesta invasión imperalista tenía que ser rechazada por las democracias americanas. Realmente lo que se pretendió combatir, como ahora lo sabemos, fue la presencia del socialismo en nuestro Continente. La vida de Salvador Allende fue un precio muy alto por el atrevimiento socialista.
En la década de los 70's, prólija en movimientos guerrilleros, se creó la Dirección Federal de Seguridad, entre cuyas funciones se encontraba la de analizar e informar de hechos relacionados con la seguridad de la Nación. La policía política llegó a su fin, cuando su Director, acusado de narcotráfico por un valiente periodista, ordenó su asesinato. Pero la historia de los organismos de investigación no quedó ahí. La desaparecida dirección cedió su lugar al Centro de Investigación y Seguridad Nacional, el cual tiene como atribuciones, el establecer y operar un sistema de investigación e información para la seguridad del país; recabar y procesar la información generada por el sistema señalado, determinar su tendencia, valor, significado e interpretación específica y formular las conclusiones que se deriven de las evaluaciones correspondientes; realizar los estudios de carácter político, económico y social que se relacionen con sus atribuciones; realizar encuestas de opinión pública sobre asuntos de interés nacional y las demás que le confieren otras disposiciones. Esta es, la policía política de México.
No obstante lo anterior, ahora se ha creado la Policía Federal Preventiva, cuyo segundo de abordo es nada más ni nada menos que quien era segundo de abordo en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional. Y dentro de las atribuciones de esta Policía, se encuentran el garantizar, mantener y restablecer el orden y la paz públicos; vigilar los parques nacionales, las instalaciones hidráulicas y vasos de las presas, los espacios urbanos considerados como zonas federales, inmuebles e instalaciones dependientes de la Federación, así como obtener, analizar y procesar información. Esta nueva corporación, al igual que el CISEN, son organismos desconcentrados que pertenecen, en subordinación, a la Secretaría de Gobernación.
Es claro que con esta corporación, no se apuntala el sistema de seguridad pública, sino que se fortalece el control político. CISEN, PFP e Inteligencia Militar, son ahora los conductos del Gobierno que le permitirán tener una información privilegiada para actuar en consecuencia. Los ciudadanos seguiremos acostumbrándonos a la nota roja, a aumentar al trauma de la crisis económica el de la inseguridad y a tomar precauciones, tanto para evitar encontrarnos con un delincuente o con un elemento político-policiaco. Lo que se demanda es seguridad pública, no seguridad nacional, porque ésta última, en lugar de combatir el delito, combate la disidencia y acota los derechos políticos de los ciudadanos, situación intolerable en un régimen democrático. Y no solamente esto, sino una revisión integral de todo el sistema penal que está intencionalmente construido para hacer del derecho penal, un instrumento de marginación social y que de seguir así, será uno de los tantos detonadores que ni siquiera la labor de inteligencia podrá prevenir.
Por último, creo que no debemos dejar de reconocer el ingenio: una candidatura presidencial amarrada con un control político de primera. ¿Cuál será el lema y la promesa central de la nueva campaña? ¿Seguridad para tu familia?
1 - Aguayo Quezada, Sergio. Los usos, abusos y retos de la Seguridad Nacional Mexicana. 1946-1990. Artículo en el libro En busca de la seguridad perdida. Siglo XXI Editores. Primera Edición, 1990. México. Página 115.
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