Marcha de la Lealtad, a su Centenario
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Marcha de la Lealtad, a su Centenario
Marcha de la Lealtad
Se conoce como la Marcha de la Lealtad al recorrido que realizó el presidente mexicano Francisco I. Madero, el 9 de febrero de 1913, del Castillo de Chapultepec al Palacio Nacional escoltado por los cadetes del Heroico Colegio Militar durante el inicio del golpe de Estado conocido como Decena Trágica.
En la madrugada del 9 de febrero de 1913 se inició una sublevación en la Ciudad de México con la intención de derrocar al presidente Francisco I. Madero. Los generales Manuel Mondragón, Félix Díaz y Bernardo Reyes, apoyados por los cadetes de la Escuela Militar de Aspirantes de Tlalpan y la tropa del cuartel de Tacubaya, tomaron por asalto el Palacio Nacional. El sitio fue rescatado por el general Lauro Villar. Durante la refriega murieron casi un centenar de civiles y soldados, entre ellos el general Bernardo Reyes. Los rebeldes, a pesar de contar con superioridad numérica, decidieron retirarse para refugiarse en La Ciudadela.1
El presidente Madero, atento a los sucesos, fue informado por el ministro de Guerra Ángel García Peña que el Palacio había sido recuperado.2 Fue entonces cuando decidió iniciar la marcha hacia Plaza de la Constitutución, se entrevistó con el director interino del Colegio Militar, teniente coronel Víctor Hernández Covarrubias y arengó a los cadetes para que lo acompañaran:3
Ha ocurrido una sublevación y en ella la Escuela de Aspirantes, arrastrada por oficiales indignos de su uniforme, ha echado por tierra el honor de la juventud del ejército. Este error sólo puede enmendarlo otra parte de la juventud militar, y por eso vengo a ponerme en manos de este Colegio, cuyo apego a la disciplina y al deber no se ha dementido nunca. Os invito a que me acompañéis en columna de honor hasta las puertas del Palacio, asaltado esta madrugada por los Aspirantes y sus oficiales y vuelto otra vez a poder del gobierno gracias a la energía del Comandante Militar de la Plaza, que ha sabido reducir el orden de los revoltosos.
Francisco I. Madero.
El presidente, montando a caballo, fue resguardado por trescientos cadetes, vestidos con su uniforme de gala, y por los miembros de la Gendarmería Montada que habían sido convocados por el gobernador del Distrito Federal, Federico González Garza. El trayecto de la marcha se efectuó por el Paseo de la Reforma y por la avenida Juárez. La caravana hizo un pausa deteniéndose en la Fotografía Daguerre debido a un proyectil disparado desde el edificio de la Mutua, hoy Banco de México. Al contingente se fueron uniendo Gustavo A. Madero, el secretario de Comunicaciones Manuel Bonilla, el secretario de Hacienda Ernesto Madero, y muchos civiles. Asimismo, el general Victoriano Huerta se hizo presente en el sitio.
Debido a que Lauro Villar había resultado herido durante los acontecimientos, Huerta logró hacerse nombrar comandante de la plaza.3 El capitán Federico Montes informó a Huerta de la captura del general rebelde y diputado federal Gregorio Ruiz, a continuación se giraron órdenes para su fusilamiento. Aunque algunos historiadores culpan de este hecho a Gustavo A. Madero, algunos otros consideran que Huerta, sabedor de que Ruiz conocía sus implicaciones con los sublevados, decidió silenciarlo para siempre. Huerta quiso fusilar a varios jóvenes aspirantes, pero Gustavo A. Madero y García Peña se opusieron debido a la juventud de los prisioneros.3
Una vez en Palacio, Madero celebró una junta con sus secretarios. Se acordó llamar a los cuerpos rurales de Tlalpan y de San Juan Teotihuacan, al 38.° batallón de Chalco, y al 29.° batallón de Toluca, comandado por Aureliano Blanquet; el propio Madero se dirigió a Cuernavaca para solicitar el apoyo de la brigada del general Felipe Ángeles. Sin embargo, las acciones bélicas entorno a La Ciudadela continuaron, nueve días más tarde el golpe de Estado logró su fin, gracias a las traiciones perpetradas por los generales Huerta y Blanquet.4
Referencias
↑ Ulloa, 2009; 776
↑ Taibo, 2009; 40
↑ a b c Taracena, 1998; 154
↑ Ulloa, 2009; 777
Bibliografía
Taibo II, Paco Ignacio (2009). Temporada de zopilotes. México: Planeta. ISBN 978-607-07-0116-0.
Taracena, Alfonso (1998). Francisco I. Madero. México: Fondo de Cultura Económica. ISBN 968-452-047-6.
Ulloa Ortiz, Berta (2009). «La lucha armada». En Daniel Cosío Villegas et al. Historia general de México. México: El Colegio de México. pp. 757-821. ISBN 968-12-0969-9.
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Se conoce como la Marcha de la Lealtad al recorrido que realizó el presidente mexicano Francisco I. Madero, el 9 de febrero de 1913, del Castillo de Chapultepec al Palacio Nacional escoltado por los cadetes del Heroico Colegio Militar durante el inicio del golpe de Estado conocido como Decena Trágica.
En la madrugada del 9 de febrero de 1913 se inició una sublevación en la Ciudad de México con la intención de derrocar al presidente Francisco I. Madero. Los generales Manuel Mondragón, Félix Díaz y Bernardo Reyes, apoyados por los cadetes de la Escuela Militar de Aspirantes de Tlalpan y la tropa del cuartel de Tacubaya, tomaron por asalto el Palacio Nacional. El sitio fue rescatado por el general Lauro Villar. Durante la refriega murieron casi un centenar de civiles y soldados, entre ellos el general Bernardo Reyes. Los rebeldes, a pesar de contar con superioridad numérica, decidieron retirarse para refugiarse en La Ciudadela.1
El presidente Madero, atento a los sucesos, fue informado por el ministro de Guerra Ángel García Peña que el Palacio había sido recuperado.2 Fue entonces cuando decidió iniciar la marcha hacia Plaza de la Constitutución, se entrevistó con el director interino del Colegio Militar, teniente coronel Víctor Hernández Covarrubias y arengó a los cadetes para que lo acompañaran:3
Ha ocurrido una sublevación y en ella la Escuela de Aspirantes, arrastrada por oficiales indignos de su uniforme, ha echado por tierra el honor de la juventud del ejército. Este error sólo puede enmendarlo otra parte de la juventud militar, y por eso vengo a ponerme en manos de este Colegio, cuyo apego a la disciplina y al deber no se ha dementido nunca. Os invito a que me acompañéis en columna de honor hasta las puertas del Palacio, asaltado esta madrugada por los Aspirantes y sus oficiales y vuelto otra vez a poder del gobierno gracias a la energía del Comandante Militar de la Plaza, que ha sabido reducir el orden de los revoltosos.
Francisco I. Madero.
El presidente, montando a caballo, fue resguardado por trescientos cadetes, vestidos con su uniforme de gala, y por los miembros de la Gendarmería Montada que habían sido convocados por el gobernador del Distrito Federal, Federico González Garza. El trayecto de la marcha se efectuó por el Paseo de la Reforma y por la avenida Juárez. La caravana hizo un pausa deteniéndose en la Fotografía Daguerre debido a un proyectil disparado desde el edificio de la Mutua, hoy Banco de México. Al contingente se fueron uniendo Gustavo A. Madero, el secretario de Comunicaciones Manuel Bonilla, el secretario de Hacienda Ernesto Madero, y muchos civiles. Asimismo, el general Victoriano Huerta se hizo presente en el sitio.
Debido a que Lauro Villar había resultado herido durante los acontecimientos, Huerta logró hacerse nombrar comandante de la plaza.3 El capitán Federico Montes informó a Huerta de la captura del general rebelde y diputado federal Gregorio Ruiz, a continuación se giraron órdenes para su fusilamiento. Aunque algunos historiadores culpan de este hecho a Gustavo A. Madero, algunos otros consideran que Huerta, sabedor de que Ruiz conocía sus implicaciones con los sublevados, decidió silenciarlo para siempre. Huerta quiso fusilar a varios jóvenes aspirantes, pero Gustavo A. Madero y García Peña se opusieron debido a la juventud de los prisioneros.3
Una vez en Palacio, Madero celebró una junta con sus secretarios. Se acordó llamar a los cuerpos rurales de Tlalpan y de San Juan Teotihuacan, al 38.° batallón de Chalco, y al 29.° batallón de Toluca, comandado por Aureliano Blanquet; el propio Madero se dirigió a Cuernavaca para solicitar el apoyo de la brigada del general Felipe Ángeles. Sin embargo, las acciones bélicas entorno a La Ciudadela continuaron, nueve días más tarde el golpe de Estado logró su fin, gracias a las traiciones perpetradas por los generales Huerta y Blanquet.4
Referencias
↑ Ulloa, 2009; 776
↑ Taibo, 2009; 40
↑ a b c Taracena, 1998; 154
↑ Ulloa, 2009; 777
Bibliografía
Taibo II, Paco Ignacio (2009). Temporada de zopilotes. México: Planeta. ISBN 978-607-07-0116-0.
Taracena, Alfonso (1998). Francisco I. Madero. México: Fondo de Cultura Económica. ISBN 968-452-047-6.
Ulloa Ortiz, Berta (2009). «La lucha armada». En Daniel Cosío Villegas et al. Historia general de México. México: El Colegio de México. pp. 757-821. ISBN 968-12-0969-9.
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Última edición por Lanceros de Toluca el Abril 14th 2013, 15:02, editado 2 veces
Re: Marcha de la Lealtad, a su Centenario
9 de febrero de 1913 Marcha de la Lealtad.
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Bajo el principio "un estado sin soldados ni poder de fuego no es garantía de paz nacional" el Presidente Francisco I. Madero dispuso la reorganización del Ejército, parte de este proyecto consistía en armar perfectamente a la milicia, por lo que los primeros embarques de armamento recibidos de Europa se almacenaron por la Secretaría de Guerra en la Plaza de la Ciudadela.
Algunos políticos sentían peligrar su carrera e interés por los planes del presidente, lo que originó se comenzará una sublevación que encabezaron los Generales Félix Díaz, Bernardo Reyes, Manuel Mondragón y Gregorio Ruiz; los dos primeros fueron aprehendidos y encarcelados. Los otros fueron avisados oportunamente y lograron ocultarse, esto originó que el movimiento rebelde planeado para el 11 de febrero de 1913, se adelantara a la madrugada del día 9 del mismo mes en que el General Mondragón se presentó en el Cuartel de Tacubaya, donde ya se le esperaba para ponerse en pie de guerra junto con la Escuela Militar de Aspirantes. Los sublevados pusieron en libertad a los generales prisioneros quienes al mando de 1, 800 hombres se dirigieron al Palacio Nacional, que se suponía sería entregado pacíficamente por la guardia, sin embargo el General Lauro Villar al enterarse de estos planes relevó a la guardia y se dispuso a defender el Palacio en un ataque donde perdieron la vida los Generales Reyes y Ruiz. Al darse cuenta de esta catástrofe, Díaz y Mondragón se dirigieron a la Ciudadela para apoderarse del arsenal ahí depositado.
El presidente Madero que se encontraba en el Castillo de Chapultepec convocó a los Cadetes del Colegio Militar a escoltarlo al Palacio Nacional y prodigarle seguridad, los jóvenes militares obedecieron orgullosos la orden del Comandante Supremo permaneciendo leales en todo momento y poniendo en alto el Honor de un plantel con tanta historia.
El 9 de febrero se conmemora un aniversario más de la lealtad que se hizo patente aún en momentos difíciles por los que atravesaba el país, se festeja una jornada que fue ejemplo de disciplina y amor por la Patria.
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Bajo el principio "un estado sin soldados ni poder de fuego no es garantía de paz nacional" el Presidente Francisco I. Madero dispuso la reorganización del Ejército, parte de este proyecto consistía en armar perfectamente a la milicia, por lo que los primeros embarques de armamento recibidos de Europa se almacenaron por la Secretaría de Guerra en la Plaza de la Ciudadela.
Algunos políticos sentían peligrar su carrera e interés por los planes del presidente, lo que originó se comenzará una sublevación que encabezaron los Generales Félix Díaz, Bernardo Reyes, Manuel Mondragón y Gregorio Ruiz; los dos primeros fueron aprehendidos y encarcelados. Los otros fueron avisados oportunamente y lograron ocultarse, esto originó que el movimiento rebelde planeado para el 11 de febrero de 1913, se adelantara a la madrugada del día 9 del mismo mes en que el General Mondragón se presentó en el Cuartel de Tacubaya, donde ya se le esperaba para ponerse en pie de guerra junto con la Escuela Militar de Aspirantes. Los sublevados pusieron en libertad a los generales prisioneros quienes al mando de 1, 800 hombres se dirigieron al Palacio Nacional, que se suponía sería entregado pacíficamente por la guardia, sin embargo el General Lauro Villar al enterarse de estos planes relevó a la guardia y se dispuso a defender el Palacio en un ataque donde perdieron la vida los Generales Reyes y Ruiz. Al darse cuenta de esta catástrofe, Díaz y Mondragón se dirigieron a la Ciudadela para apoderarse del arsenal ahí depositado.
El presidente Madero que se encontraba en el Castillo de Chapultepec convocó a los Cadetes del Colegio Militar a escoltarlo al Palacio Nacional y prodigarle seguridad, los jóvenes militares obedecieron orgullosos la orden del Comandante Supremo permaneciendo leales en todo momento y poniendo en alto el Honor de un plantel con tanta historia.
El 9 de febrero se conmemora un aniversario más de la lealtad que se hizo patente aún en momentos difíciles por los que atravesaba el país, se festeja una jornada que fue ejemplo de disciplina y amor por la Patria.
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Re: Marcha de la Lealtad, a su Centenario
(...)El Presidente Madero, que se encontraba en la residencia oficial del Castillo de Chapultepec, era informado de la sublevación. De inmediato ordenó que el personal de cadetes del Colegio Militar lo escoltara, de Chapultepec al centro de la Ciudad de México, con el fin de demostrarle al pueblo, que la rebelión había sido controlada por las fuerzas leales.
Al mismo tiempo, el Presidente Madero, que se encontraba en la residencia oficial del Castillo de Chapultepec, era informado de la sublevación. De inmediato ordenó que el personal de cadetes del Colegio Militar lo escoltara, de Chapultepec al centro de la Ciudad de México, con el fin de demostrarle al pueblo, que la rebelión había sido controlada por las fuerzas leales.
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Los cadetes escoltaron al mandatario hasta Palacio Nacional, no sin librar algunos combates y protegerlo con riesgo de sus vidas. Finalmente, el presidente llegó con bien a la sede de los poderes federales, a fin de dictar las medidas, para intentar sofocar la rebelión. Cabe hacer notar, que en esta marcha de escolta, murió en combate, el teniente alumno Gerardo Ríos Covarrubias. Un nuevo nombre se agregaba a la lista de héroes mexicanos.
Esta acción es un timbre de orgullo del Colegio Militar, y es una clara muestra de la juventud mexicana, que inspirada por los principios de honor, valor, lealtad, abnegación y sacrificio, mismos que caracterizan al cadete del Heroico Colegio Militar, decide sacrificarse en defensa de la patria y de sus instituciones. El Ejército Mexicano es una institución de origen popular, que no olvida la línea de lealtad que le trazaron sus antepasados y que, a lo largo de su historia, se ha esforzado por garantizar el estado de derecho en México.
Los cadetes escoltaron al mandatario hasta Palacio Nacional, no sin librar algunos combates y protegerlo con riesgo de sus vidas. Finalmente, el presidente llegó con bien a la sede de los poderes federales, a fin de dictar las medidas, para intentar sofocar la rebelión. Cabe hacer notar, que en esta marcha de escolta, murió en combate, el teniente alumno Gerardo Ríos Covarrubias. Un nuevo nombre se agregaba a la lista de héroes mexicanos.
Esta acción es un timbre de orgullo del Colegio Militar, y es una clara muestra de la juventud mexicana, que inspirada por los principios de honor, valor, lealtad, abnegación y sacrificio, mismos que caracterizan al cadete del Heroico Colegio Militar, decide sacrificarse en defensa de la patria y de sus instituciones. El Ejército Mexicano es una institución de origen popular, que no olvida la línea de lealtad que le trazaron sus antepasados y que, a lo largo de su historia, se ha esforzado por garantizar el estado de derecho en México.
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Al mismo tiempo, el Presidente Madero, que se encontraba en la residencia oficial del Castillo de Chapultepec, era informado de la sublevación. De inmediato ordenó que el personal de cadetes del Colegio Militar lo escoltara, de Chapultepec al centro de la Ciudad de México, con el fin de demostrarle al pueblo, que la rebelión había sido controlada por las fuerzas leales.
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Los cadetes escoltaron al mandatario hasta Palacio Nacional, no sin librar algunos combates y protegerlo con riesgo de sus vidas. Finalmente, el presidente llegó con bien a la sede de los poderes federales, a fin de dictar las medidas, para intentar sofocar la rebelión. Cabe hacer notar, que en esta marcha de escolta, murió en combate, el teniente alumno Gerardo Ríos Covarrubias. Un nuevo nombre se agregaba a la lista de héroes mexicanos.
Esta acción es un timbre de orgullo del Colegio Militar, y es una clara muestra de la juventud mexicana, que inspirada por los principios de honor, valor, lealtad, abnegación y sacrificio, mismos que caracterizan al cadete del Heroico Colegio Militar, decide sacrificarse en defensa de la patria y de sus instituciones. El Ejército Mexicano es una institución de origen popular, que no olvida la línea de lealtad que le trazaron sus antepasados y que, a lo largo de su historia, se ha esforzado por garantizar el estado de derecho en México.
Los cadetes escoltaron al mandatario hasta Palacio Nacional, no sin librar algunos combates y protegerlo con riesgo de sus vidas. Finalmente, el presidente llegó con bien a la sede de los poderes federales, a fin de dictar las medidas, para intentar sofocar la rebelión. Cabe hacer notar, que en esta marcha de escolta, murió en combate, el teniente alumno Gerardo Ríos Covarrubias. Un nuevo nombre se agregaba a la lista de héroes mexicanos.
Esta acción es un timbre de orgullo del Colegio Militar, y es una clara muestra de la juventud mexicana, que inspirada por los principios de honor, valor, lealtad, abnegación y sacrificio, mismos que caracterizan al cadete del Heroico Colegio Militar, decide sacrificarse en defensa de la patria y de sus instituciones. El Ejército Mexicano es una institución de origen popular, que no olvida la línea de lealtad que le trazaron sus antepasados y que, a lo largo de su historia, se ha esforzado por garantizar el estado de derecho en México.
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Re: Marcha de la Lealtad, a su Centenario
Dicen que el mismisimo General Bernardo Reyes, ese que jefe del Ejercito Federal de Don Porfirio, que lo reorganizo, que creo la Segunda Reserva, que le dio la fuerza a Monterrey como ciudad industrial llego con el General Lauro Villar, ordenandole que se uniera a la rebelion.
Dicen que el General Villar le dio un balazo a Reyes en la cabeza ahi mismo enfrente del Zocalo.
Dicen que el General Villar le dio un balazo a Reyes en la cabeza ahi mismo enfrente del Zocalo.
Cervantes Aguirre detrás del Presidente Peña Nieto en el Aniversario 100 de la Marcha de la Lealtad
México, 9 de febrero.- La imagen oficial de Presidencia envió la imagen del presídium oficial en el Aniversario de la Marcha de la Lealtad, primera aparición pública de Enrique Peña Nieto como comandante supremo de las fuerzas armadas junto al titular de la Sedena, general Salvador Cienfuegos, tuvo siempre al general Enrique Cervantes Aguirre detrás.
Y, en momentos, también al general Jaime Contreras.
Ambos retirados, su presencia precisamente en ese espacio privilegiado, con un significado inmenso hacía el interior del Ejercito. Si asistieron otros jefes militares de alto rango y fueron colocados en esa segunda fila, con algunos integrantes del Gabinete Presidencial como Enrique Martínez y Martínez, no se vio.
En cuanto a medios de comunicación, que no reconocen al general Contreras ni saben la inmensa paradoja de su presencia tan cerca del general que le “ganó” literalmente la “cuarta estrella” en el sexenio de Ernesto Zedillo, la imagen contundente que borró hasta el rostro del ayudante militar del Presidente, fue la del exsecretario de la Defensa Nacional.
Una reaparición que cimbró al uniforme militar. Y que tendrá muchas traducciones en los próximos días.
Para nadie es un secreto que el general Secretario, Salvador Cienfuegos, es cercano a Cervantes Aguirre, lo ha sido siempre… de ahí a ponerlo a su lado, literalmente, en su primera aparición pública, en su discurso formal, en su gran mensaje primero como general de cuatro estrellas… hay una distancia inmensa.
Si hubo ingenuidad en esto… Si no se cuidó la distribución de lugares en el presídium… si no se pensó que la transmisión oficial de SEPROPIE angostaría la imagen hasta solamente introducir a Cervantes Aguirre… es otro tema. En los hechos parece una intencionalidad del general Cienfuegos darle este inmenso espacio a Cervantes Aguirre.
¿Por qué lo hizo?
Es buena pregunta. Y solamente puede contestarla mi general Cienfuegos.
A lo mejor fue una simple cortesía, un arropamiento, un mensaje fraterno hacía quien fue su jefe… pero yo no lo creo ni lo puedo ver así. Tal vez la invitación se hizo también al general Antonio Riviello, el otro extitular de la Sedena vivo además del general Vega que se insiste en su deteriorada salud mental…
Puede ser que hubiese otros jefes militares de alto rango en ese presídium pero las cámaras de televisión no los mostraron en ningún momento. Todo fue Cervantes Aguirre por su colocación estratégica, y en algunos ratos Jaime Contreras con lentes oscuros.
¿Es el regreso de Cervantes Aguirre? ¿Puede, y debe, el general Salvador Cienfuegos traerse esa sombra a su ámbito de mando y poder militar?
¿Quién gana qué con la irrupción de Cervantes Aguirre en estos actos protocolarios, de cara al primer mandatario que lo saludó familiarmente porque estaba obligado al tomar su lugar en el presídium?
No habrá en los corrillos políticos militares otra referencia al Aniversario Cien de la Marcha de la Lealtad que esta presencia de Cervantes Aguirre. Para bien, para mal, para todo lo que se ofrezca. Si esto contribuye a fortalecer el liderazgo interno del general Salvador Cienfuegos, yo soy de la opinión de que no era necesario. Si esto ayuda a cerrar heridas internas, quién sabe…
Si fue simplemente un acto de amistad, de cortesía, de generosidad con el general Cervantes Aguirre que según me dijo José Antonio González Fernández, y debe estar enterado por su cercanía, está gravemente enfermo, sólo lo sabe a ciencia cierta Cienfuegos.
FUENTE:
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Y, en momentos, también al general Jaime Contreras.
Ambos retirados, su presencia precisamente en ese espacio privilegiado, con un significado inmenso hacía el interior del Ejercito. Si asistieron otros jefes militares de alto rango y fueron colocados en esa segunda fila, con algunos integrantes del Gabinete Presidencial como Enrique Martínez y Martínez, no se vio.
En cuanto a medios de comunicación, que no reconocen al general Contreras ni saben la inmensa paradoja de su presencia tan cerca del general que le “ganó” literalmente la “cuarta estrella” en el sexenio de Ernesto Zedillo, la imagen contundente que borró hasta el rostro del ayudante militar del Presidente, fue la del exsecretario de la Defensa Nacional.
Una reaparición que cimbró al uniforme militar. Y que tendrá muchas traducciones en los próximos días.
Para nadie es un secreto que el general Secretario, Salvador Cienfuegos, es cercano a Cervantes Aguirre, lo ha sido siempre… de ahí a ponerlo a su lado, literalmente, en su primera aparición pública, en su discurso formal, en su gran mensaje primero como general de cuatro estrellas… hay una distancia inmensa.
Si hubo ingenuidad en esto… Si no se cuidó la distribución de lugares en el presídium… si no se pensó que la transmisión oficial de SEPROPIE angostaría la imagen hasta solamente introducir a Cervantes Aguirre… es otro tema. En los hechos parece una intencionalidad del general Cienfuegos darle este inmenso espacio a Cervantes Aguirre.
¿Por qué lo hizo?
Es buena pregunta. Y solamente puede contestarla mi general Cienfuegos.
A lo mejor fue una simple cortesía, un arropamiento, un mensaje fraterno hacía quien fue su jefe… pero yo no lo creo ni lo puedo ver así. Tal vez la invitación se hizo también al general Antonio Riviello, el otro extitular de la Sedena vivo además del general Vega que se insiste en su deteriorada salud mental…
Puede ser que hubiese otros jefes militares de alto rango en ese presídium pero las cámaras de televisión no los mostraron en ningún momento. Todo fue Cervantes Aguirre por su colocación estratégica, y en algunos ratos Jaime Contreras con lentes oscuros.
¿Es el regreso de Cervantes Aguirre? ¿Puede, y debe, el general Salvador Cienfuegos traerse esa sombra a su ámbito de mando y poder militar?
¿Quién gana qué con la irrupción de Cervantes Aguirre en estos actos protocolarios, de cara al primer mandatario que lo saludó familiarmente porque estaba obligado al tomar su lugar en el presídium?
No habrá en los corrillos políticos militares otra referencia al Aniversario Cien de la Marcha de la Lealtad que esta presencia de Cervantes Aguirre. Para bien, para mal, para todo lo que se ofrezca. Si esto contribuye a fortalecer el liderazgo interno del general Salvador Cienfuegos, yo soy de la opinión de que no era necesario. Si esto ayuda a cerrar heridas internas, quién sabe…
Si fue simplemente un acto de amistad, de cortesía, de generosidad con el general Cervantes Aguirre que según me dijo José Antonio González Fernández, y debe estar enterado por su cercanía, está gravemente enfermo, sólo lo sabe a ciencia cierta Cienfuegos.
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