Conmemoración del 100 Aniversario de la Marcha de la Lealtad

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Reconoce Sedena a Veracruz
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Lunes 11 de febrero de 2013 Redacción | El Universal
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PEROTE. La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) entregó un reconocimiento al gobernador Javier Duarte de Ochoa por su apoyo incondicional a las Fuerzas Armadas. En la Fortaleza de San Carlos, cuna del heroico Colegio Militar de México, el mandatario veracruzano recibió la distinción durante la conmemoración del centenario de la Marcha de la Lealtad.

El comandante de la sexta Región Militar, general de división René Carlos Aguilar Páez, se encargó de entregar el reconocimiento con la leyenda “Cien años de lealtad” inscrita en un cuadro de madera con la imagen tallada de la Fortaleza de San Carlos, en Perote, Veracruz, una edificación que rescató el gobierno del estado.

En el patio central del también conocido como Castillo de San Carlos, el general Aguilar Páez recordó que el Colegio Militar se instituyó en 1823 y desde entonces nunca se había hecho una distinción así, pero hoy se entrega “a quien mucho nos ha apoyado”, “hoy la recibe el gobernador de un importante estado, importante por su desarrolla y su grandeza”.

Por otra parte, el comandante de la 26 Zona Militar, general de brigada DEM German Javier Jiménez Mendoza, expresó que lealtad es legalidad por definición, origen, vocación, mandato y destino. Además recordó que la Fortaleza de San Carlos, donde el Colegio Militar vio su origen, se engrandeció en diversos actos heroicos como el asedio al Zócalo capitalino ordenado en 1823 por Guadalupe Victoria, así como la defensa del Castillo de Chapultepec, años después.

Posterior al acto protocolario, ambos mandos militares dirigieron al gobernador Duarte de Ochoa en un recorrido para mostrarle fotografías en las que se ilustra a los hombres y mujeres pertenecientes al glorioso Ejército Mexicano en distintas maniobras tanto de seguridad como de auxilio a la población.

La lealtad del Ejército

En medio de las guerras políticas, las luchas internas y el juego de los expresidentes, la fuerza de la nueva Gendarmería nacional permitirá que el Ejército se retire y siga colaborando a la estabilidad y defensa nacionales
Por Antonio Navalón - Lunes 11 de febrero de 2013
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Lo difícil no es sacar el Ejército a la calle, lo complicado es devolverlo a sus cuarteles.

Gran parte del mandato del presidente Plutarco Elías Calles estuvo dedicado, de manera ejemplar, a fraguar la lealtad del Ejército mexicano a las instituciones políticas emanadas de la Revolución.

La mayor crítica contra el anterior secretario de la Defensa, el general Galván, no es que obedeciera la orden de “¡A la calle ya!” de su comandante en jefe, el expresidente Calderón, sino que no le dijera que no estaban preparados, que necesitaban inteligencia y adaptar una institución, acostumbrada a salvar sus propias vidas, a otra que iba a luchar contra lo que parecía un insulto y una especie de guerrilla urbana.

Llegó el momento de reconvertir esa situación. En medio de las guerras políticas, las luchas internas y el juego de los expresidentes, la fuerza de la nueva Gendarmería nacional permitirá que el Ejército se retire y siga colaborando a la estabilidad y defensa nacionales.

Es importante mantener el poder adquisitivo de las familias, y sus mandos, tras haberlos sacado a las calles. De no hacerlo bien, o de cerrarse en falso, podrían darse malas consecuencias colectivas.

La declaración del general Cienfuegos, equiparando el Pacto por México a la Marcha de la Lealtad, es un salto cualitativo político que conviene no ignorar. El Pacto es políticamente lo más relevante que se ha hecho en los últimos 15 años.

Cienfuegos planteó algo que muchos sabíamos y que Calderón ignoraba: la seguridad no es solo un problema de balas y soldados, sino de reformas estructurales y desarrollo económico.

La situación que hereda Peña Nieto exige delicadeza, ya que las cuestiones de la defensa están conectadas con los países aliados, sobre todo entre Estados Unidos y México. Exige saber que lo moderno de la lealtad de los ejércitos es compartir el espíritu de reconstrucción nacional por encima de los partidos, y situar la defensa de la democracia y los valores constitucionales como una parte más de la obligación de las armas.

Estamos solo al comienzo. Tendremos que seguir hablando de esta cuestión por una razón: durante seis años se ha hecho demasiado mal como para poder arreglarlo en seis semanas.