El fracaso de Peña Nieto en Chetumal

El fracaso de Peña Nieto en Chetumal
24 de octubre del 2013

Hace pocos días el primer mandatario se comprometía, en un discurso improvisado, a que los mexicanos dejasen de tener miedo frente a un policía. Como si fuese urgente enmendarlo, contradecirlo, un policía estatal asesino a un joven de 20 años en su domicilio de nueve balazos.

Esta realidad le restregó en el rostro a Enrique Peña Nieto que no hay opción para cambiar la realidad de inseguridad e incapacidad oficial en materia de seguridad pública.

Algo tiene que estar inmensamente podrido para que puedan darse hechos tan estúpidos y criminales como los sucedidos la madrugada del martes 22 de octubre en una humilde colonia de Chetumal, Quintana Roo, que fue durante mucho tiempo ejemplo de una población tranquila.

Un policía que había pasado todos los exámenes de confianza, acreditado, parte de un grupo élite, utilizó su arma larga (he aquí el problema de que la Sedena no verifique la licencia colectiva de armas otorgada al general Bibiano Villa después de sus declaraciones mofándose de ser un asesino) para acribillar a un joven dentro de su casa.

Más abominable e inexplicable no puede ser esto.

Los vecinos de la colonia llamaron la madrugada del martes a una patrulla porque unos jóvenes estaban bebiendo cerveza y escandalizando en la calle. No eran vendedores de droga, no estaban armados, no eran delincuentes.

Eran jóvenes haciendo ruido. Punto.

Los policías se confrontaron con ellos y fueron agredidos con piedras. Nótese, con piedras. Llegaron más policías y comenzó una persecución contra Luis Enrique Uc Chan que se refugió en su humilde casa con su esposa, de 19 años, embarazada.

Ahí llegó el policía consentido del general Villa, Fernando Orozco del Ángel. Según una versión por una rendija de la casa, de madera, muy pobre, disparó su rifle y lo mató. Según otros testigos primero derribó la puerta de la casa y a quemarropa le disparó.

Insisto para vergüenza social, para agravio de toda la sociedad mexicana, un policía certificado le disparó dentro de su casa a un joven e hirió a su esposa embarazada en el antebrazo, un rozón de bala.

Uc Chan recibió nueve balazos, siete de ellos en el tórax.

Y, obviamente, después de recoger los cartuchos, para entorpecer la investigación, el policía Orozco del Ángel se retiró del lugar protegido por sus compañeros y sigue prófugo.

¿Cómo no tener miedo frente a un policía frente a estos hechos?

¿Por qué la Secretaría de la Defensa Nacional no investiga siquiera quiénes, con qué capacidad nula, hacen usufructo de la Licencia Colectiva de Armas del Estado?

Peña Nieto debe sentirse muy frustrado porque esta realidad, la de un policía uniformado asesino cobijado por la institución, que no tiene justificación alguna, que no se confrontó con criminales, que no respondió a una agresión armada, es la marcará el fracaso de su gobierno en materia de seguridad pública.

Incapacidad de la autoridad local consentida, en un acto de complicidad, desde la autoridad federal.

Isabel Arvide

@isabelarvide

Estado Mayor