Sobre Rafael Caro Quintero
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Sobre Rafael Caro Quintero
Un tribunal federal otorgó un amparo definitivo al narcotraficante al considerar que no debió ser enjuiciado en el fuero federal por el asesinato de un agente de la DEA.
Ciudad de México • Un tribunal federal otorgó un amparo definitivo y ordenó la inmediata libertad del narcotraficante Rafael Caro Quintero, tras 28 años de permanecer preso.
El Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal con residencia en Jalisco determinó que Rafael Caro Quintero no debió ser enjuiciado en el fuero federal por el asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, crimen cometido en febrero de 1985, en Guadalajara, Jalisco, sino en el fuero común, ya que no se trataba de un diplomático ni de un integrante consular.
Asimismo, el Tribunal resolvió que con respecto a los asuntos de narcotráfico de que se le acusó ya cumplió la condena, por lo que ordenó su libertad de manera inmediata al Tribunal Unitario que tiene su proceso.
Caro Quintero fue notificado de la resolución, durante la madrugada de este viernes, en el área preventiva del penal de máxima seguridad de Puente Grande, ubicado en Jalisco, sitio donde se encuentra recluido.
Hace unos meses la Agencia Antidrogas de EU (DEA por sus siglas en Inglés) lanzó una alerta internacional en la que ordena la detención del narcotraficante.
Durante más de 28 años los estadunidenses han fracasado en su intento de tener en sus manos a este mexicano para juzgarlo por el asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar.
Para los norteamericanos el sinaloense, que tiene más de 60 años de edad, es responsable del secuestro y asesinato de citado agente, además de promover la delincuencia organizada, ya que su “empresa criminal” continua operando. Es por ello que su nombre y fotografía fue relanzada como uno de los delincuentes más buscados de esa agencia norteamericana.
Caro Quintero, sentenciado a 199 años de cárcel
El 3 de junio de 2009, el juez Cuarto de Distrito en Materia Penal en el estado de Jalisco, Adalberto Maldonado Trenado, encontró responsables a los capos Rafael Caro y a Ernesto Rafael Fonseca, Don Neto, líderes del entonces del cártel de Jalisco, de la muerte de Camarena Salazar y del piloto aviador mexicano, Alfredo Zavala Avelar, crimen perpetrado el 7 de febrero de 1985.
Tras 24 años de litigio, el juzgador dictó sentencia contra los legendarios narcotraficantes, a quienes también encontró responsables del asesinato de más, y por tener secuestradas a 4 mil personas en sembradíos de droga en Chihuahua.
Pese a que a Caro Quintero le correspondían 199 años de prisión y a Don Neto 150 años, sólo se les impuso una pena de 40 años de cárcel a cada uno, ya que en la legislación vigente en 1985, que les es aplicable, no se podía imponer una sanción mayor por ser esa la que fijaba como limite máximo el artículo 25 del Código Penal Federal.
Ambos delincuentes no pudieron ser extraditados porque la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sólo avaló las extradiciones temporales, más no los casos en que mexicanos puedan enfrentar la pena de muerte, porque nuestra legislación vela por el derecho a la vida.
Por esa razón no fueron entregados, pues los estadunidenses buscan aplicarles la pena máxima.
En marzo del presente año, Rafael Caro Quintero quiso adelantar su salida de la cárcel y para ello promovió un amparo directo.
Sin embargo, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación desechó la petición de un tribunal colegiado de atraer el amparo directo que promovió el ex líder del cártel de Jalisco.
Caro Quintero impugnó la sentencia de 40 años de prisión que se le impuso por el asesinato del agente de la DEA y demás delitos.
Con cuatro votos a favor y uno en contra, los ministros desecharon la petición presentada por la defensa del capo, quien alegó en su amparo directo que la Procuraduría General de la República cambió sus conclusiones acusatorias, ya que le tipificó delitos de un fuero distinto, además de que buscaba obtener los beneficios del nuevo sistema de justicia adversarial, en el que prevalece el respeto a los derechos humanos.
El asunto fue presentado a la Sala por el ministro José Ramón Cossío Díaz, tras la petición que hizo el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito, quien el 27 de abril de 2011 ratificó la sentencia dictada en 2009.
http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/2e1e160511741f3fed8a5a6beb2a3a2a
Ciudad de México • Un tribunal federal otorgó un amparo definitivo y ordenó la inmediata libertad del narcotraficante Rafael Caro Quintero, tras 28 años de permanecer preso.
El Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal con residencia en Jalisco determinó que Rafael Caro Quintero no debió ser enjuiciado en el fuero federal por el asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, crimen cometido en febrero de 1985, en Guadalajara, Jalisco, sino en el fuero común, ya que no se trataba de un diplomático ni de un integrante consular.
Asimismo, el Tribunal resolvió que con respecto a los asuntos de narcotráfico de que se le acusó ya cumplió la condena, por lo que ordenó su libertad de manera inmediata al Tribunal Unitario que tiene su proceso.
Caro Quintero fue notificado de la resolución, durante la madrugada de este viernes, en el área preventiva del penal de máxima seguridad de Puente Grande, ubicado en Jalisco, sitio donde se encuentra recluido.
Hace unos meses la Agencia Antidrogas de EU (DEA por sus siglas en Inglés) lanzó una alerta internacional en la que ordena la detención del narcotraficante.
Durante más de 28 años los estadunidenses han fracasado en su intento de tener en sus manos a este mexicano para juzgarlo por el asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar.
Para los norteamericanos el sinaloense, que tiene más de 60 años de edad, es responsable del secuestro y asesinato de citado agente, además de promover la delincuencia organizada, ya que su “empresa criminal” continua operando. Es por ello que su nombre y fotografía fue relanzada como uno de los delincuentes más buscados de esa agencia norteamericana.
Caro Quintero, sentenciado a 199 años de cárcel
El 3 de junio de 2009, el juez Cuarto de Distrito en Materia Penal en el estado de Jalisco, Adalberto Maldonado Trenado, encontró responsables a los capos Rafael Caro y a Ernesto Rafael Fonseca, Don Neto, líderes del entonces del cártel de Jalisco, de la muerte de Camarena Salazar y del piloto aviador mexicano, Alfredo Zavala Avelar, crimen perpetrado el 7 de febrero de 1985.
Tras 24 años de litigio, el juzgador dictó sentencia contra los legendarios narcotraficantes, a quienes también encontró responsables del asesinato de más, y por tener secuestradas a 4 mil personas en sembradíos de droga en Chihuahua.
Pese a que a Caro Quintero le correspondían 199 años de prisión y a Don Neto 150 años, sólo se les impuso una pena de 40 años de cárcel a cada uno, ya que en la legislación vigente en 1985, que les es aplicable, no se podía imponer una sanción mayor por ser esa la que fijaba como limite máximo el artículo 25 del Código Penal Federal.
Ambos delincuentes no pudieron ser extraditados porque la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sólo avaló las extradiciones temporales, más no los casos en que mexicanos puedan enfrentar la pena de muerte, porque nuestra legislación vela por el derecho a la vida.
Por esa razón no fueron entregados, pues los estadunidenses buscan aplicarles la pena máxima.
En marzo del presente año, Rafael Caro Quintero quiso adelantar su salida de la cárcel y para ello promovió un amparo directo.
Sin embargo, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación desechó la petición de un tribunal colegiado de atraer el amparo directo que promovió el ex líder del cártel de Jalisco.
Caro Quintero impugnó la sentencia de 40 años de prisión que se le impuso por el asesinato del agente de la DEA y demás delitos.
Con cuatro votos a favor y uno en contra, los ministros desecharon la petición presentada por la defensa del capo, quien alegó en su amparo directo que la Procuraduría General de la República cambió sus conclusiones acusatorias, ya que le tipificó delitos de un fuero distinto, además de que buscaba obtener los beneficios del nuevo sistema de justicia adversarial, en el que prevalece el respeto a los derechos humanos.
El asunto fue presentado a la Sala por el ministro José Ramón Cossío Díaz, tras la petición que hizo el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito, quien el 27 de abril de 2011 ratificó la sentencia dictada en 2009.
http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/2e1e160511741f3fed8a5a6beb2a3a2a
Última edición por Powah el Agosto 14th 2013, 14:13, editado 1 vez
Powah- Miembro Honorario
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En sigilo, de madrugada, Caro Quintero sale del penal de Puente Grande
GUADALAJARA, JAL. (apro).- Con el mayor de los sigilos, el narcotraficante Rafael Caro Quintero abandonó la madrugada de este viernes el penal estatal de Puente Grande, luego de permanecer encarcelado durante cerca de tres décadas, acusado del secuestro y asesinato de Enrique Camarena Salazar, un agente de la agencia antidrogas estadunidense, DEA, y del piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar en febrero de 1985.
El capo pasó los últimos tres años recluido en el penal estatal luego de ganar un amparo para abandonar el penal de máxima seguridad de Puente Grande.
Según versión ligada a las autoridades del Reclusorio Metropolitano, el exlider del Cártel de Guadalajara salió del núcleo penitenciario acompañado de sus abogados y de sus familiares, aunque no se sabe si después de obtener su libertad, Caro Quintero se mantiene en esta ciudad o salió del estado rumbo a su natal Sinaloa o hacia algún otro lugar.
En opinión de José Luis Guízar Abarca, quien durante un tiempo fungió como su abogado, la liberación de Caro Quintero obedece a un acto de justicia, debido que se le acusó del asesinato de un agente activo de la DEA, cuando en realidad, al momento de la muerte de Enrique Camarena, ya no era elemento al servicio de esa agencia y tampoco ostentaba algún cargo diplomático, a pesar de que su secuestro se llevó a cabo cuando abandonaba las instalaciones del Consulado de Estados Unidos en esta ciudad –en las calles de López Cotilla y Progreso–, el 7 de febrero de 1985, y pretendía dirigirse a la casa de su madre en donde asistiría a una reunión familiar.
Un mes después, en marzo, las autoridades mexicanas encontraron los cadáveres de Enrique Camarena y Alfredo Zavala cerca del rancho El Mareño, en el municipio de Bellavista, Michoacán, en los límites con el estado de Jalisco.
Cuando los dos cuerpos fueron encontrados a flor de tierra a un costado de la carretera, entre Bellavista y Zamora, tenían claras huellas de tortura. También se comprobó que los cadáveres los mantuvieron en refrigeración durante, al menos algunos días en Guadalajara. Luego, se descubriría que fue en la casa de Rubén Zuno Arce, recientemente fallecido en una cárcel estadunidense en donde cumplía una condena de cadena perpetua por tales hechos. El hallazgo se dio gracias a una llamada anónima realizada desde Los Ángeles, California.
El 4 de abril de 1985, Caro Quintero fue localizado y detenido en Costa Rica, donde se había refugiado junto con su entonces pareja Sara Cosío, a quien supuestamente había secuestrado, después de que logró evadir a las autoridades mexicanas gracias a la protección que recibía tanto de la Dirección Federal de Seguridad como de la Policía Judicial Federal.
Incluso, la Judicial Federal, bajo el mando de Armando Pavón Reyes, atacó y dio muerte a media decena de personas de una familia en El Mareño, con la intención de inculparlas del secuestro y asesinato del agente de la DEA y del piloto Zavala Avelar.
Después de ser detenido en Costa Rica, Caro Quintero fue traído de regreso a México e internando en el Reclusorio Norte de la capital del país. El 3 de junio de 2009 el Juzgado Cuarto en Materia Penal responsabilizó a Rafael Caro Quintero y a Ernesto Fonseca, Don Neto, del doble crimen.
En Jalisco, algunos medios de comunicación informaron de dos solicitudes de extradición promovidas por el gobierno de Estados Unidos por diversos delitos, asunto en el que intervino el abogado Everardo Rojas.
La puesta en libertad de Caro Quintero fue ordenada por un Tribunal Unitario y la salida del presidio se registró entre las dos y las tres de la mañana de este viernes, aunque otra versión indica que salió a las seis.
FUENTE:
http://riodoce.mx/narcotrafico-2/en-sigilo-de-madrugada-caro-quintero-sale-del-penal-de-puente-grande
Invitado- Invitado
Errores procesales facilitaron la excarcelación de Caro Quintero: CJF
MÉXICO, D.F., (apro).- El Consejo de la Judicatura Federal (CJF) reveló que la liberación del fundador del cártel de Guadalajara, Rafael Caro Quintero, la madrugada de este viernes, fue posible debido a errores procesales en el caso del asesinato del agente de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), Enrique Camarena.
El Narco de Narcos, puntualizó, fue absuelto del delito de asociación delictuosa, y otras acusaciones que pesaban en su contra por homicidio, secuestro y delitos contra la salud fueron sobreseídas por irregularidades en las causas.
La decisión se deriva del amparo que otorgó el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal con sede en Guadalajara, Jalisco, que resolvió el sobreseimiento de la causa penal 82/85-II por los delitos de privación ilegal de la libertad, en la modalidad de secuestro y homicidio calificado cometidos en agravio del agente de Camarena Salazar y de Alfredo Zavala Avelar.
Ello, debido a que los tribunales federales carecen de competencia, por razón de fuero, para conocer de dichos ilícitos (proceso penal 82/85 del entonces Juzgado Cuarto de Distrito en Materia Penal en el Estado de Jalisco).
El CJF detalló que también se absolvió a Caro Quintero del delito de asociación delictuosa, por lo que en acatamiento a la determinación del Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito, se ordenó su inmediata libertad.
En otros procesos abiertos contra el capo se decretó el sobreseimiento de la causa penal 283/83 por el delito de homicidio calificado en agravio de Albert G. Radelat y John Clay Walker, “toda vez que se varió, en perjuicio del quejoso, el marco legal trazado en las conclusiones acusatorias y fijado por el Juez de Distrito en la sentencia de primera instancia”.
De igual manera se determinó sobreseer el proceso por el delito de privación ilegal de la libertad, debido a que Caro Quintero ya había sido juzgado y absuelto por ese delito. El mismo destino legal tuvo otro cargo en su contra por delitos contra la salud “en las modalidades de siembra, cultivo y cosecha de mariguana, y posesión del mismo estupefaciente con la finalidad de tráfico” cometidos en 1984 en los lugares denominados “Los Juncos” y rancho “Montesco”, localizados en los municipios de Coyame y Julimes del estado de Chihuahua.
Se determinó que estos hechos “no fueron materia del auto de formal prisión que se decretó contra el acusado en la causa penal número 191/84.
De todas las acusaciones que se formularon en su contra sólo quedó firme que Caro Quintero es penalmente responsable en la comisión del delito contra la salud, en las modalidades de siembra, cultivo y cosecha de mariguana, y posesión del mismo estupefaciente con la finalidad de tráfico, cometidos en 1984 en la comunidad agrícola denominada “El Búfalo” y en los campos que la integraban, conocidos como rancho Ojo de Agua”, cerro “El Mogote”, rancho “Santa Cruz” y rancho “San Rafael”, ubicados en el municipio de Jiménez, en el estado de Chihuahua.
En este caso se le impusieron las penas de 15 años de prisión y multa por el importe de un millón de pesos (viejos pesos), por lo que se declaró ya cumplida esta sanción.
FUENTE:
http://www.proceso.com.mx/?p=349633
Invitado- Invitado
Retrato de Caro Quintero, por un ex compañero de prisión
Rafael Caro Quintero es callado y disciplinado. Siempre ‘mastica’ sus pensamientos. Prácticamente no habla y, cuando lo hace, son frases concretas y cortas. Así describe el escritor y periodista Jesús Lemus al narcotraficante sonorense liberado este viernes tras haber pasado 28 años en prisión. Lemus, periodista, estuvo preso por tres años en el penal de Puente Grande por delitos que no se le pudieron comprobar. Ahí vio de cerca a los grandes capos detenidos y de esa observación nació el libro Los Malditos, cuyo primer capítulo, habla precisamente de Caro Quintero.
“Cuando yo platicaba con él siempre veía una personalidad muy fuerte, que se ha sobrepuesto a la cárcel y se ha impuesto una disciplina de vida envidiable (…) Lo veías siempre callado (…) pocas veces hablaba, cuando hablaba todo lo expresaba en frases muy concretas y cortas”, afirmó Jesús Lemus a Animal Político la semana pasada en una entrevista. La historia líder del desaparecido Cártel de Jalisco, asegura, fue la que más lo marcó como periodista.
Para conocer lo que observó Lemus en Puente Grande, presentamos el capítulo de Los Malditos, que se acerca a Rafael Caro Quintero.
la imagen de la que habla la nota es la primera que posteo powah
FUENTE:
http://www.animalpolitico.com/2013/08/caro-quintero-por-un-companero-de-prision/#axzz2bQHJgvie
“Cuando yo platicaba con él siempre veía una personalidad muy fuerte, que se ha sobrepuesto a la cárcel y se ha impuesto una disciplina de vida envidiable (…) Lo veías siempre callado (…) pocas veces hablaba, cuando hablaba todo lo expresaba en frases muy concretas y cortas”, afirmó Jesús Lemus a Animal Político la semana pasada en una entrevista. La historia líder del desaparecido Cártel de Jalisco, asegura, fue la que más lo marcó como periodista.
Para conocer lo que observó Lemus en Puente Grande, presentamos el capítulo de Los Malditos, que se acerca a Rafael Caro Quintero.
la imagen de la que habla la nota es la primera que posteo powah
FUENTE:
http://www.animalpolitico.com/2013/08/caro-quintero-por-un-companero-de-prision/#axzz2bQHJgvie
Invitado- Invitado
Caro Quintero salió de la cárcel desde la madrugada
El Primer Tribunal Colegiado de Guadalajara absolvió y ordenó la libertad de Rafael Caro Quintero, tras 28 años de cárcel, al estimar que fue juzgado en forma indebida por el crimen del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, ocurrido en febrero de 1985.
Según fuentes penitenciarias, el narcotraficante mexicano abandonó el penal preventivo estatal de Puente Grande durante las primeras horas de hoy, 9 de agosto, después de que un juzgado ordenara su inmediata libertad.
El Tribunal otorgó el amparo porque consideró que el homicidio de Camarena Salazar debió ser juzgado en el fuero común y no en el federal.
Asimismo, funcionarios de la Procuraduría General de la República (PGR) aseguran que hasta el momento estaba pendiente una orden con fines de extradición contra Rafael Caro Quintero en Estados Unidos, pues el capo sinaloense nunca salió de la lista de los principales fugitivos internacionales de la agencia antidrogas pese a que estaba detenido, según consta en la ficha disponible en la página de internet de la DEA.
Por su parte, el vocero oficial de la Fiscalía General de Jalisco informó que Caro Quintero salió durante la madrugada, aunque no aclaró la hora en que habría salido.
Así mismo, de manera extraoficial, fuentes de la Dirección General de Seguridad Penitenciaria, señalaron que Caro Quintero abandonó el Reclusorio Preventivo durante las 00:00 y 02:00 hora de hoy.
Sin embargo, en una nota informativa, el Consejo de la Judicatura Federal (CJF) informó que el Inspector del Reclusorio Preventivo del Estado de Jalisco fue notificado para que se procediera a la liberación de Caro Quintero siempre y cuando no existiera causa legal que lo impida.
Hoy se dio a conocer que el Primer Tribunal Colegiado de Guadalajara concedió un amparo a Caro Quintero en el caso del asesinato de Camarena Salazar, argumentando que la víctima no ostentaba ningún cargo diplomático.
Caro Quintero había sido sentenciado a 40 años de cárcel por el homicidio de Camarena, pues en la legislación vigente en 1985 no se podía imponer una sanción mayor, con base en el artículo 25 del Código Penal.
¿Cuáles eran los delitos impugnados a Caro Quintero?
Caro Quintero logró obtener seis órdenes de libertad por los diversos delitos por los que fue juzgado, entre ellos el secuestro y asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, y sólo fue hallado culpable de siembra, cultivo, cosecha, posesión y tráfico de mariguana.
Ve cuáles fueron cada uno de los casos.
El Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal compurgó las sanciones impuestas por delitos contra la salud y sobreseyó el de privación ilegal de la libertad, en la modalidad de secuestro, y homicidio calificado, cometidos contra Camarena Salazar y de Alfredo Zavala Avelar.
Asimismo, se le sobreseyó por el delito de homicidio calificado, perpetrado en perjuicio de Albert G. Radelat y John Clay Walker en 1985.
También se decretó el sobreseimiento en el proceso por el delito contra la salud, en las modalidades de siembra, cultivo, cosecha y posesión de mariguana, cometido en 1984, en los lugares denominados “Los Juncos” y rancho “Montesco”, respectivamente localizados en los municipios de Coyame y Julimes, en Chihuahua.
Rafael Caro Quintero es penalmente responsable en la comisión del delito contra la salud, en las modalidades de siembra, cultivo, cosecha y posesión de mariguana, perpetrado en 1984, en la comunidad agrícola denominada “El Búfalo” y en los campos que la integraban, conocidos como rancho “Ojo de Agua”, cerro “El Mogote”, rancho “Santa Cruz” y rancho “San Rafael”, ubicados en el municipio de Jiménez, en Chihuahua.
Por los delitos mencionados, Caro Quintero recibió las penas de 15 años de prisión y multa por el importe de un millón de viejos pesos, las cuales fueron declaradas como compurgadas.
FUENTE:
http://www.animalpolitico.com/2013/08/sale-caro-quintero-dela-carcel/#axzz2bQHJgvie
Según fuentes penitenciarias, el narcotraficante mexicano abandonó el penal preventivo estatal de Puente Grande durante las primeras horas de hoy, 9 de agosto, después de que un juzgado ordenara su inmediata libertad.
El Tribunal otorgó el amparo porque consideró que el homicidio de Camarena Salazar debió ser juzgado en el fuero común y no en el federal.
Asimismo, funcionarios de la Procuraduría General de la República (PGR) aseguran que hasta el momento estaba pendiente una orden con fines de extradición contra Rafael Caro Quintero en Estados Unidos, pues el capo sinaloense nunca salió de la lista de los principales fugitivos internacionales de la agencia antidrogas pese a que estaba detenido, según consta en la ficha disponible en la página de internet de la DEA.
Por su parte, el vocero oficial de la Fiscalía General de Jalisco informó que Caro Quintero salió durante la madrugada, aunque no aclaró la hora en que habría salido.
Así mismo, de manera extraoficial, fuentes de la Dirección General de Seguridad Penitenciaria, señalaron que Caro Quintero abandonó el Reclusorio Preventivo durante las 00:00 y 02:00 hora de hoy.
Sin embargo, en una nota informativa, el Consejo de la Judicatura Federal (CJF) informó que el Inspector del Reclusorio Preventivo del Estado de Jalisco fue notificado para que se procediera a la liberación de Caro Quintero siempre y cuando no existiera causa legal que lo impida.
Hoy se dio a conocer que el Primer Tribunal Colegiado de Guadalajara concedió un amparo a Caro Quintero en el caso del asesinato de Camarena Salazar, argumentando que la víctima no ostentaba ningún cargo diplomático.
Caro Quintero había sido sentenciado a 40 años de cárcel por el homicidio de Camarena, pues en la legislación vigente en 1985 no se podía imponer una sanción mayor, con base en el artículo 25 del Código Penal.
¿Cuáles eran los delitos impugnados a Caro Quintero?
Caro Quintero logró obtener seis órdenes de libertad por los diversos delitos por los que fue juzgado, entre ellos el secuestro y asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, y sólo fue hallado culpable de siembra, cultivo, cosecha, posesión y tráfico de mariguana.
Ve cuáles fueron cada uno de los casos.
El Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal compurgó las sanciones impuestas por delitos contra la salud y sobreseyó el de privación ilegal de la libertad, en la modalidad de secuestro, y homicidio calificado, cometidos contra Camarena Salazar y de Alfredo Zavala Avelar.
Asimismo, se le sobreseyó por el delito de homicidio calificado, perpetrado en perjuicio de Albert G. Radelat y John Clay Walker en 1985.
También se decretó el sobreseimiento en el proceso por el delito contra la salud, en las modalidades de siembra, cultivo, cosecha y posesión de mariguana, cometido en 1984, en los lugares denominados “Los Juncos” y rancho “Montesco”, respectivamente localizados en los municipios de Coyame y Julimes, en Chihuahua.
Rafael Caro Quintero es penalmente responsable en la comisión del delito contra la salud, en las modalidades de siembra, cultivo, cosecha y posesión de mariguana, perpetrado en 1984, en la comunidad agrícola denominada “El Búfalo” y en los campos que la integraban, conocidos como rancho “Ojo de Agua”, cerro “El Mogote”, rancho “Santa Cruz” y rancho “San Rafael”, ubicados en el municipio de Jiménez, en Chihuahua.
Por los delitos mencionados, Caro Quintero recibió las penas de 15 años de prisión y multa por el importe de un millón de viejos pesos, las cuales fueron declaradas como compurgadas.
FUENTE:
http://www.animalpolitico.com/2013/08/sale-caro-quintero-dela-carcel/#axzz2bQHJgvie
Invitado- Invitado
Durante los 80 fue conocido como el “Narco de Narcos”.
Fue detenido en Costa Rica el 4 de abril de 1985 a petición de las autoridades mexicanas, al ser relacionado con el asesinato de Camarena Salazar y de su piloto Alfredo Avelar.
Rafael Caro Quintero fue uno de los líderes del llamado Cartel de Guadalajara, creado por Miguel Ángel Félix Gallardo, el Jefe de Jefes y que en las décadas de los años 70 y 80 fue la organización de narcotráfico más poderosa del país.
De ese grupo surgieron personajes como Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, Amado Carrillo Fuentes “El Señor de los Cielos” o Héctor Luis Palma Salazar, “El Güero”.
En 1984 militares confiscaron el rancho El Búfalo en Chihuahua, propiedad de Caro, donde se había logrado una cosecha de 11 mil toneladas de mariguana, la mayor producción de esta droga en la historia del país.
Fue por esta razón que Caro Quintero ordenó asesinar al agente de la DEA, según dijo la PGR en 1985.
FUENTE:
http://www.animalpolitico.com/2013/08/sale-caro-quintero-dela-carcel/#axzz2bQHJgvie
Rafael Caro Quintero fue uno de los líderes del llamado Cartel de Guadalajara, creado por Miguel Ángel Félix Gallardo, el Jefe de Jefes y que en las décadas de los años 70 y 80 fue la organización de narcotráfico más poderosa del país.
De ese grupo surgieron personajes como Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, Amado Carrillo Fuentes “El Señor de los Cielos” o Héctor Luis Palma Salazar, “El Güero”.
En 1984 militares confiscaron el rancho El Búfalo en Chihuahua, propiedad de Caro, donde se había logrado una cosecha de 11 mil toneladas de mariguana, la mayor producción de esta droga en la historia del país.
Fue por esta razón que Caro Quintero ordenó asesinar al agente de la DEA, según dijo la PGR en 1985.
FUENTE:
http://www.animalpolitico.com/2013/08/sale-caro-quintero-dela-carcel/#axzz2bQHJgvie
Invitado- Invitado
¿Quién es Rafael Caro Quintero? (Perfil de ‘El narco de narcos’)
Es considerado como una de las leyendas que dio origen a los grandes cárteles del narcotráfico en México. De hecho, en la década de los ochenta era considerado como “el narco de narcos”, y uno de los principales exponentes de la segunda generación de narcos en México. Al momento de su detención se decía que la fortuna de este hombre era de 650 millones de dólares.
Originario de La Noria, Sinaloa, Rafael Caro Quintero fundó el llamado Cártel de Guadalajara junto con su amigo y compadre Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo “Don Neto”.
Al igual que muchos de los capos de esa época, Caro Quintero provenía de una familia de campesinos con pocos recursos él era el mayor de tres hermanos y a los 18 años decidió salir de su casa.
Su primer trabajo fue como chofer de un camión. Posteriormente, conoció a personajes que le ofrecieron darle una buena paga si en los terrenos de su padre sembraba mariguana, y fue así que comenzó el negocio.
Tras recibir buena paga, Rafael Caro Quintero y su hermano Jorge Luis comenzaron a rentar fincas y sembrar droga, situación que le otorgó capital suficiente para comprar terreno e incrementar el número de cultivos.
Ya con ese dinero se asoció por un tiempo con quien fuera su maestro en las actividades del narcotráfico y el primer gran capo mexicano: Pedro Avilés Pérez, de este hombre Caro Quintero aprehendió todo el negocio.
Esta situación le permitió asociarse con su amigo y tío Ernesto Fonseca Carrillo Don Neto, y con el aún hombre más buscado por las autoridades mexicanas y de Estados Unidos: Juan José Esparragoza Moreno El Azul.
Ya con sus nuevos socios, Rafael Caro Quintero inició con el soborno a elementos policiacos tanto federales como estatales, y llegó a conformar un gran número de elementos que trabajaban para él.
Esto le permitió formar el cártel de Guadalajara junto con Ernesto Fonseca y Miguel Ángel Felix Gallardo, considerado el zar de la cocaína en México, y así crear de 1979 a 1984 un gran imperio en el cuál dominaban el tráfico de drogas del país.
Caro Quintero
Ordenan libertad inmediata de Rafael Caro Quintero
Reportear lo lleva a la cárcel y a escribir vida de narcotraficantes
El otro yo de “El Chapo” Guzmán
Sin embargo, para 1984 inician las investigaciones de la policía federal y la Drug Enforcement Administration (DEA), y en un gran operativo en el rancho el Búfalo logran darle un golpe que le cuesta a la organización más de 2 millones de dólares en pérdidas.
Caro Quintero y Ernesto Fonseca investigan quién es el responsable de la investigación y detectan que se trata del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar. Producto de ello el 7 de febrero de 1985 el agente y su piloto fueron secuestrados, torturados y asesinados dos días después.
Tras estos hechos, Rafael Caro Quintero huyó a Costa Rica junto con su novia Sara Cosío, hija del entonces secretario de educación de Jalisco y a su vez sobrina del gobernador de esa entidad.
En un impresionante operativo las autoridades de Costa Rica logran detener en su cama y casi semidesnudo a Rafael Caro Quintero, quien fue extraditado a nuestro país por delitos de narcotráfico y el asesinato del agente de la DEA.
FUENTE:
http://www.animalpolitico.com/2013/08/quien-es-rafael-caro-quintero/#axzz2bQHJgvie
Invitado- Invitado
Re: Sobre Rafael Caro Quintero
“Don Neto” también salió libre: Abogado
POLICÍA • 9 AGOSTO 2013 - 3:36PM — ALEJANDRO DOMÍNGUEZ
José Luis Guízar, aseguró que la familia de Ernesto Fonseca le informó de la salida del narcotraficante, y que por cuestiones de salud sería trasladado al Distrito Federal.
Ciudad de México • José Luis Guízar, aseguró que su cliente Ernesto Fonseca “Don Neto” también salió libre este viernes.
El presidente del Colegio de abogados penalistas de Jalisco, dijo a MILENIO que este medio día los familiares de "Don Neto" le informaron que ya estaba libre y por cuestiones de salud lo trasladaban a la Ciudad de México.
“A sus casi 90 años padece de problemas renales”, aseguró el abogado Guízar.
Según el abogado, el mismo tribunal que ordenó la liberación de Rafael Caro Quintero fue el que determinó la salida de Fonseca, quien junto con Caro Quintero y Miguel Ángel Félix Gallardo, fueron las cabezas principales del cártel de Guadalajara.
Don Neto se encontraba en Puente Grande, Jalisco, en un penal distinto del que fue liberado Caro Quintero.
Recientemente la familia de Ernesto Fonseca, así como su abogado, argumentaban que por su edad, este hombre debía cumplir su condena bajo la figura de arresto domiciliario.
José Luis Guízar dijo tener toda la información y documentos que confirman la liberación de su cliente, pero al no tenerlas a la mano dijo no poder especificar más datos por el momento.
El Consejo de la Judicatura Federal aseguró no tener conocimiento de esta liberación.
http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/61be756a3a6921a73719f2385dc4d512
POLICÍA • 9 AGOSTO 2013 - 3:36PM — ALEJANDRO DOMÍNGUEZ
José Luis Guízar, aseguró que la familia de Ernesto Fonseca le informó de la salida del narcotraficante, y que por cuestiones de salud sería trasladado al Distrito Federal.
Ciudad de México • José Luis Guízar, aseguró que su cliente Ernesto Fonseca “Don Neto” también salió libre este viernes.
El presidente del Colegio de abogados penalistas de Jalisco, dijo a MILENIO que este medio día los familiares de "Don Neto" le informaron que ya estaba libre y por cuestiones de salud lo trasladaban a la Ciudad de México.
“A sus casi 90 años padece de problemas renales”, aseguró el abogado Guízar.
Según el abogado, el mismo tribunal que ordenó la liberación de Rafael Caro Quintero fue el que determinó la salida de Fonseca, quien junto con Caro Quintero y Miguel Ángel Félix Gallardo, fueron las cabezas principales del cártel de Guadalajara.
Don Neto se encontraba en Puente Grande, Jalisco, en un penal distinto del que fue liberado Caro Quintero.
Recientemente la familia de Ernesto Fonseca, así como su abogado, argumentaban que por su edad, este hombre debía cumplir su condena bajo la figura de arresto domiciliario.
José Luis Guízar dijo tener toda la información y documentos que confirman la liberación de su cliente, pero al no tenerlas a la mano dijo no poder especificar más datos por el momento.
El Consejo de la Judicatura Federal aseguró no tener conocimiento de esta liberación.
http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/61be756a3a6921a73719f2385dc4d512
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No sólo Caro: Ernesto Fonseca, “Don Neto”, capo de leyenda y tío de Amado Carrillo, estaría en liber
Ciudad de México, 9 de agosto (SinEmbargo).– No sólo Rafael Caro Quintero: Ernesto Fonseca Carrillo, conocido en el mundo del hampa de los 1980 como “Don Neto”, también habría quedado libre este día. Así se lo dijo al diario mexicano Milenio José Luis Guízar, presidente del Colegio de abogados penalistas de Jalisco. Guízar es abogado de “Don Neto”. Fonseca Carrillo es tío de Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de Los Cielos”. Fue quien acusó a Caro Quintero de asesinar al agente antidroga estadounidense Enrique Camarena Salazar. El abogado dijo que los familiares del narcotraficante le informaron que ya estaba libre y por cuestiones de salud lo trasladaban a la Ciudad de México. “A sus casi 90 años padece de problemas renales”, dijo el abogado al periódico. También expresó que el mismo tribunal que ordenó la liberación de Caro Quintero fue el que determinó la salida de Fonseca. “Don Neto”, Caro Quintero y Miguel Ángel Félix Gallardo fueron las cabezas principales del Cártel de Guadalajara, que después derivara en el Cártel del Pacífico y/o Cártel de Sinaloa. Guízar dijo tener toda la información y documentos que confirman la liberación de su cliente. El gobierno de Enrique Peña Nieto no se ha pronunciado al respecto. Pero Eduardo Sánchez, Vocero de Seguridad del Gobierno Federal, informó que la Procuraduría General de la República (PGR) “analiza el caso” de la liberación de Rafael Caro Quintero. “La PGR está en análisis del caso y una vez que lo tenga concluido habrá pronunciamiento”, dijo el funcionario federal a los medios de comunicación. Por su parte la dependencia que dirige Jesús Murillo Karam indicó que “posteriormente fijará una postura al respecto”. Esta mañana un tribunal federal en Guadalajara absolvió y ordenó la libertad inmediata de Rafael Caro Quintero, uno de los capos más importantes de México, luego de determinar que fue juzgado de manera incorrecta sobre el asesinato de un agente de la DEA. El narcotraficante fue fundador del cártel del Guadalajara, operado desde los sesentas hasta finales de los ochenta junto con Miguel Ángel Félix Gallardo, permanecía en prisión desde hace 28 años. La liberación de Caro Quintero, se dio puesto que ya cumplió las condenas que se le impusieron por tráfico de drogas y el caso que tenía en su contra por el secuestro y asesinato de Enrique Camarena, agente del Departamento Antidrogas Estadounidense (DEA), fue desechado por un fallo de jurisdicción. Camarena “no estaba acreditado como agente diplomático ni consular” y Caro Quintero “fue juzgado en el fuero federal” cuando debía haberlo sido por la jurisdicción común.. En 2009, un juez mexicano determinó que por acumulación de las penas que tenía en su contra, a Caro Quintero le correspondían 199 años de prisión, pero por ley sólo se le pudo imponer una máxima de cuarenta años. La tarde de ayer se notificó la resolución al Segundo Tribunal Unitario de Jalisco para que éste a su vez emita la libertad a favor del capo, quien salió por la madrugada del Complejo Penitenciario de Puente Grande.
FUENTE:
http://www.sinembargo.mx/09-08-2013/715593
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http://www.sinembargo.mx/09-08-2013/715593
Última edición por ELITEMX el Agosto 9th 2013, 17:56, editado 1 vez
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Re: Sobre Rafael Caro Quintero
hahahaha al mismo tiempo la publicamos, c******o me embrome haciendo otra cosa y cuando por fin la envié me apareció su mensaje compañero Epilson, bueno ya ni modo las vamos a dejar las dos
Invitado- Invitado
Re: Sobre Rafael Caro Quintero
Jaja pues al ultimo resulta que mejor no.
"Don Neto", sin beneficios para cumplir pena en prisión domiciliaria: Puente Grande
Fonseca Carrillo aún tiene una condena que debe purgar de más de 30 años y permanecerá retenido en centros federales, señalan.
Gustavo Castillo
Publicado: 09/08/2013 17:25
México, DF. Los órganos del gobierno federal que están encargados de la administración penitenciaria mantienen preso en el Centro Federal de Readaptación Social número 2, conocido como Occidente o también conocido como Puente Grande, que no ha recibido ninguna petición del Poder Judicial de la Federación ni han concedido beneficio alguno para que Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto, quien fuera líder del cártel de Guadalajara en los años 80, permanezca en prisión domiciliaria.
Funcionarios federales indicaron que Fonseca Carrillo aún tiene una condena que debe purgar de más de 30 años y permanecerá retenido en centros federales.
Asimismo señalaron que no ha sido trasladado para recibir atención médica ni ha salido del Cefereso de máxima seguridad.
http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2013/08/09/17254785-don-neto-no-tiene-beneficio-para-cumplir-pena-en-prision-domiciliaria-puente-grande
"Don Neto", sin beneficios para cumplir pena en prisión domiciliaria: Puente Grande
Fonseca Carrillo aún tiene una condena que debe purgar de más de 30 años y permanecerá retenido en centros federales, señalan.
Gustavo Castillo
Publicado: 09/08/2013 17:25
México, DF. Los órganos del gobierno federal que están encargados de la administración penitenciaria mantienen preso en el Centro Federal de Readaptación Social número 2, conocido como Occidente o también conocido como Puente Grande, que no ha recibido ninguna petición del Poder Judicial de la Federación ni han concedido beneficio alguno para que Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto, quien fuera líder del cártel de Guadalajara en los años 80, permanezca en prisión domiciliaria.
Funcionarios federales indicaron que Fonseca Carrillo aún tiene una condena que debe purgar de más de 30 años y permanecerá retenido en centros federales.
Asimismo señalaron que no ha sido trasladado para recibir atención médica ni ha salido del Cefereso de máxima seguridad.
http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2013/08/09/17254785-don-neto-no-tiene-beneficio-para-cumplir-pena-en-prision-domiciliaria-puente-grande
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Caro Quintero tiene cargos abiertos en EU: Dolia Estévez en MVS
mmmta madre nomas nos hacen desatinar
La corresponsal de Noticias MVS en Washington tuvo comunicación con el vocero de la DEA, Rusty Payne, quien dijo desconocer la noticia de la liberación de Caro Quintero en México.
Rafael Caro Quintero (izq) en el Penal de Puente Grande, Jalisco es acusado por el asesinato del ex agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar (der) (Fotos:Cuartoscuro) Redacción ANagosto 9, 2013 10:37 am
La corresponsal de Noticias MVS en Washington, Dolia Estévez comentó que el narcotraficante Rafael Caro Quintero actualmente tiene cargos abiertos en Estados Unidos, particularmente en California por diversos delitos como el asesinato del ex agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar en 1984.
En colaboración con la primera emisión de Noticias MVS, la periodista refirió que tuvo comunicación con el vocero de la DEA, Rusty Payne, quien dijo desconocer la noticia de la liberación de Caro Quintero en México.
“¿Qué no tenía 40 años?” (de sentencia en prisión), respondió sorprendido el funcionario estadounidense tras ser cuestionado sobre el tema.
Dolia Estévez señaló que el proceso contra el capo del narcotráfico es tan vigente en Estados Unidos, que hace dos meses la Oficina de Control de Activos Extranjeros de Departamento del Tesoro emitió un comunicado donde se signaron a 18 personas vinculadas a Caro Quintero, entre ellos sus hijos, su esposa y demás colaboradores.
Entre los involucrados que menciona el comunicado oficial están: Hector Rafael Caro Elenes, Roxana Elizabeth Caro Elenes, Henoch Emilio Caro Elenes, Mario Yibran Caro Elenes, Maria Elizabeth Elenes Lerma, Denisse Buenrostro Villa y Humberto Vargas Correa.
Más tarde a través de la red social, Facebook, la corresponsal en Washington comentó que actualmente no hay extradición vigente contra Caro Quintero de parte de Estados Unidos, y en caso de que busquen hacerlo se tendrá que interponer una nueva petición fincada en cargos por los que no ha sido juzgado en México, excluyendo el asesinato de Enrique Camarena Salazar.
https://www.youtube.com/watch?v=Z-vx1teDj_s
visiten el link para escuchar el audio
FUENTE:
http://aristeguinoticias.com/0908/mexico/caro-quintero-tiene-cargos-abiertos-en-eu-dolia-estevez-en-mvs/
La corresponsal de Noticias MVS en Washington tuvo comunicación con el vocero de la DEA, Rusty Payne, quien dijo desconocer la noticia de la liberación de Caro Quintero en México.
Rafael Caro Quintero (izq) en el Penal de Puente Grande, Jalisco es acusado por el asesinato del ex agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar (der) (Fotos:Cuartoscuro) Redacción ANagosto 9, 2013 10:37 am
La corresponsal de Noticias MVS en Washington, Dolia Estévez comentó que el narcotraficante Rafael Caro Quintero actualmente tiene cargos abiertos en Estados Unidos, particularmente en California por diversos delitos como el asesinato del ex agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar en 1984.
En colaboración con la primera emisión de Noticias MVS, la periodista refirió que tuvo comunicación con el vocero de la DEA, Rusty Payne, quien dijo desconocer la noticia de la liberación de Caro Quintero en México.
“¿Qué no tenía 40 años?” (de sentencia en prisión), respondió sorprendido el funcionario estadounidense tras ser cuestionado sobre el tema.
Dolia Estévez señaló que el proceso contra el capo del narcotráfico es tan vigente en Estados Unidos, que hace dos meses la Oficina de Control de Activos Extranjeros de Departamento del Tesoro emitió un comunicado donde se signaron a 18 personas vinculadas a Caro Quintero, entre ellos sus hijos, su esposa y demás colaboradores.
Entre los involucrados que menciona el comunicado oficial están: Hector Rafael Caro Elenes, Roxana Elizabeth Caro Elenes, Henoch Emilio Caro Elenes, Mario Yibran Caro Elenes, Maria Elizabeth Elenes Lerma, Denisse Buenrostro Villa y Humberto Vargas Correa.
Más tarde a través de la red social, Facebook, la corresponsal en Washington comentó que actualmente no hay extradición vigente contra Caro Quintero de parte de Estados Unidos, y en caso de que busquen hacerlo se tendrá que interponer una nueva petición fincada en cargos por los que no ha sido juzgado en México, excluyendo el asesinato de Enrique Camarena Salazar.
https://www.youtube.com/watch?v=Z-vx1teDj_s
visiten el link para escuchar el audio
FUENTE:
http://aristeguinoticias.com/0908/mexico/caro-quintero-tiene-cargos-abiertos-en-eu-dolia-estevez-en-mvs/
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Videos: Tres corridos sobre Caro Quintero
Rafael Caro Quintero es uno de los personajes más emblemáticos en la história del narcotráfico en México, del que incluso se han hecho corridos. Conoce tres de los más vistos en YouTube.
La madrugada de este viernes quedó libre Rafael Caro Quintero, luego de que un tribunal federal de Guadalajara ordenara su liberación inmediata, tras permanecer recluido por 28 años, al considerar que fue juzgado en forma indebida por el crimen del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar.
Caro Quintero, de 60 años, nació Badiraguato, Sinaloa; sus padres fueron Emilio Caro Payán y Hermelinda Quintero, quienes procrearon doce hijos, de los varones, Caro era el mayor.
Un hecho que marcó su infancia fue que estudió hasta el primer año de primaria pues sus “juguetes” fueron la pala y el rastrillo: sembraba maíz, frijol y trigo y arriaba el ganado.
Sobre su vida, en la que optó por el tráfico de drogas, se han hecho varios corridos, de los cuales se exponen 3 a continuación:
Rafael Caro Quintero – Los Invasores de Nuevo Leon
https://www.youtube.com/watch?v=lscEoJv9vbQ
Leyenda Caro Quintero – Gerardo Ortiz
https://www.youtube.com/watch?v=dC-8bKyOzC0
Rafa el numero 1 - Los Incomparables de Tijuana
https://www.youtube.com/watch?v=OK_PA4HE1x0
FUENTE:
http://aristeguinoticias.com/0908/mexico/video-tres-corridos-sobre-caro-quintero/
La madrugada de este viernes quedó libre Rafael Caro Quintero, luego de que un tribunal federal de Guadalajara ordenara su liberación inmediata, tras permanecer recluido por 28 años, al considerar que fue juzgado en forma indebida por el crimen del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar.
Caro Quintero, de 60 años, nació Badiraguato, Sinaloa; sus padres fueron Emilio Caro Payán y Hermelinda Quintero, quienes procrearon doce hijos, de los varones, Caro era el mayor.
Un hecho que marcó su infancia fue que estudió hasta el primer año de primaria pues sus “juguetes” fueron la pala y el rastrillo: sembraba maíz, frijol y trigo y arriaba el ganado.
Sobre su vida, en la que optó por el tráfico de drogas, se han hecho varios corridos, de los cuales se exponen 3 a continuación:
Rafael Caro Quintero – Los Invasores de Nuevo Leon
https://www.youtube.com/watch?v=lscEoJv9vbQ
Leyenda Caro Quintero – Gerardo Ortiz
https://www.youtube.com/watch?v=dC-8bKyOzC0
Rafa el numero 1 - Los Incomparables de Tijuana
https://www.youtube.com/watch?v=OK_PA4HE1x0
FUENTE:
http://aristeguinoticias.com/0908/mexico/video-tres-corridos-sobre-caro-quintero/
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Re: Sobre Rafael Caro Quintero
Un narcotraficante que logró "jubilarse". casi 30 años después.
chon_defense- Clases/Maestres
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Re: Sobre Rafael Caro Quintero
Mmmta madre, que chingaderas, nadie es culpable de nada del narco este sexenio chingao.
Me recargo en la pared.
Me recargo en la pared.
Preocupa a PGR liberación de Caro Quintero
https://www.youtube.com/watch?v=0CDAUNsIZd4
CIUDAD DE MÉXICO, 9 de agosto.- El titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam, expresó su preocupación por las resoluciones de dos tribunales que permitieron dejar en inmediata libertad a Rafael Caro Quintero.
Ante ello el funcionario ordenó analizar la interposición de los recursos que en términos de la ley sean procedentes, "en razón de la gravedad de los delitos de privación ilegal de la libertad y homicidio calificado entre otros, cuyas víctimas todavía reclaman justicia".
Jesús Murillo Karam, expresó su preocupación por las resoluciones de dos tribunales que permitieron dejar en inmediata libertad a Rafael Caro Quintero.
En un comunicado, manifestó su absoluto respeto a las decisiones del Poder Judicial, pero también su preocupación por las resoluciones del Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito en Jalisco y el Segundo Tribunal Unitario del mismo circuito.
Explicó que el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito en Jalisco ignoró por completo el reciente criterio sostenido apenas en marzo pasado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Ello debido a que ordenó a una autoridad que éste consideró incompetente por razón de fuero que sobreseyera las causas penales seguidas contra el narcotraficante, dejándolo en libertad, cuando de haber aplicado el criterio de la Corte debió haber remitido el expediente al juez que estimara competente para conocer del juicio.
FUENTE:
http://www.excelsior.com.mx/nacional/2013/08/09/912973
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“¿Quién les dijo..?", preguntó Caro Quintero al ser detenido
CIUDAD DE MÉXICO.- ¿Quién les dijo? Cuentan que preguntó el Narco de Narcos cuando fue detenido en la Quinta La California, en San José Costa Rica junto con Sara Cosío, su novia y quien estaba presuntamente embarazada.
El narcotraficante no podía entender cómo había sido localizado y la manera en que estaban "allanando" su casa...
¿Quién me delató, quién dijo que era yo?".
Estas crónicas forman parte de aquel 4 de abril de 1985 que narran cómo el narcotraficante más poderoso de aquél entonces, no daba crédito de su detención.
Las mismas ubican a su novia, Sara Cosío como una mujer embarazada al momento del allanamiento y de acuerdo a una llamada que ésta le hizo a su madre en Guadalajara bastó para que la policía mexicana ubicara al narcotraficante.
¿Quién me delató?, constantemente preguntaba cuando al final se supo que por la intervención de los teléfonos de la familia Cosío.
El entonces presidente de Costa Rica, Luis Alberto Monge, autorizó de manera exprés la deportación de Caro Quintero y sus cómplices a México.
Afirman que lo único que llegó a Estados Unidos fueron tres armas decomisadas durante el allanamiento: una Colt superautomática, calibre 38 con incrustaciones de diamantes, un fusil Cal, calibre de 5.56 milímetros, y una pistola Colt, calibre 45, que presuntamente sirvieron de pruebas para encarcelarlo por la muerte del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar. (Con información e imagen de http://vivirmexico.com/files/2008/10/ak47deoro.jpg)
FUENTE:
http://www.excelsior.com.mx/nacional/2013/08/09/912886#.T4hURBJkku0.facebook
El narcotraficante no podía entender cómo había sido localizado y la manera en que estaban "allanando" su casa...
¿Quién me delató, quién dijo que era yo?".
Estas crónicas forman parte de aquel 4 de abril de 1985 que narran cómo el narcotraficante más poderoso de aquél entonces, no daba crédito de su detención.
Las mismas ubican a su novia, Sara Cosío como una mujer embarazada al momento del allanamiento y de acuerdo a una llamada que ésta le hizo a su madre en Guadalajara bastó para que la policía mexicana ubicara al narcotraficante.
¿Quién me delató?, constantemente preguntaba cuando al final se supo que por la intervención de los teléfonos de la familia Cosío.
El entonces presidente de Costa Rica, Luis Alberto Monge, autorizó de manera exprés la deportación de Caro Quintero y sus cómplices a México.
Afirman que lo único que llegó a Estados Unidos fueron tres armas decomisadas durante el allanamiento: una Colt superautomática, calibre 38 con incrustaciones de diamantes, un fusil Cal, calibre de 5.56 milímetros, y una pistola Colt, calibre 45, que presuntamente sirvieron de pruebas para encarcelarlo por la muerte del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar. (Con información e imagen de http://vivirmexico.com/files/2008/10/ak47deoro.jpg)
FUENTE:
http://www.excelsior.com.mx/nacional/2013/08/09/912886#.T4hURBJkku0.facebook
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Re: Sobre Rafael Caro Quintero
Retrato de Caro Quintero, por un ex compañero de prisión
Rafael Caro Quintero es callado y disciplinado. Siempre ‘mastica’ sus pensamientos. Prácticamente no habla y, cuando lo hace, son frases concretas y cortas. Así describe el escritor y periodista Jesús Lemus al narcotraficante sonorense liberado este viernes tras haber pasado 28 años en prisión. Lemus, periodista, estuvo preso por tres años en el penal de Puente Grande por delitos que no se le pudieron comprobar. Ahí vio de cerca a los grandes capos detenidos y de esa observación nació el libro Los Malditos, cuyo primer capítulo, habla precisamente de Caro Quintero.
El capo, en libertad
¿Salió Caro Quintero de la cárcel?
“Cuando yo platicaba con él siempre veía una personalidad muy fuerte, que se ha sobrepuesto a la cárcel y se ha impuesto una disciplina de vida envidiable (…) Lo veías siempre callado (…) pocas veces hablaba, cuando hablaba todo lo expresaba en frases muy concretas y cortas”, afirmó Jesús Lemus a Animal Político la semana pasada en una entrevista. La historia líder del desaparecido Cártel de Jalisco, asegura, fue la que más lo marcó como periodista.
Para conocer lo que observó Lemus en Puente Grande, presentamos el capítulo de Los Malditos, que se acerca a Rafael Caro Quintero.
http://www.animalpolitico.com/2013/08/caro-quintero-por-un-companero-de-prision/#ixzz2bUyMmchA
Rafael Caro Quintero es callado y disciplinado. Siempre ‘mastica’ sus pensamientos. Prácticamente no habla y, cuando lo hace, son frases concretas y cortas. Así describe el escritor y periodista Jesús Lemus al narcotraficante sonorense liberado este viernes tras haber pasado 28 años en prisión. Lemus, periodista, estuvo preso por tres años en el penal de Puente Grande por delitos que no se le pudieron comprobar. Ahí vio de cerca a los grandes capos detenidos y de esa observación nació el libro Los Malditos, cuyo primer capítulo, habla precisamente de Caro Quintero.
El capo, en libertad
¿Salió Caro Quintero de la cárcel?
“Cuando yo platicaba con él siempre veía una personalidad muy fuerte, que se ha sobrepuesto a la cárcel y se ha impuesto una disciplina de vida envidiable (…) Lo veías siempre callado (…) pocas veces hablaba, cuando hablaba todo lo expresaba en frases muy concretas y cortas”, afirmó Jesús Lemus a Animal Político la semana pasada en una entrevista. La historia líder del desaparecido Cártel de Jalisco, asegura, fue la que más lo marcó como periodista.
Para conocer lo que observó Lemus en Puente Grande, presentamos el capítulo de Los Malditos, que se acerca a Rafael Caro Quintero.
http://www.animalpolitico.com/2013/08/caro-quintero-por-un-companero-de-prision/#ixzz2bUyMmchA
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Re: Sobre Rafael Caro Quintero
OPINIÓN: El Caro Quintero que yo conocí sabía dar consejos en la cárcel
El capo mexicano era reservado, hablaba poco con los internos, pero siempre estaba presto a dar un consejo y a tranquilizar a algún preso
Nota del editor: El periodista Jesús Lemus es autor del libro Los Malditos escrito tras su estancia de tres años en el Penal de Puente Grande, Jalisco. En el libro relata sus encuentros y conversaciones con algunos de los presos más célebres de ese penal, antes de que él mismo fuera exonerado en el 2011 de los delitos de delincuenca organizada y fomento al narcotráfico.
PERFIL: ¿Quién es Rafael Caro Quintero?
(CNNMéxico) — A Rafael Caro Quintero lo conocí en diciembre del 2008. Nunca me pareció el delincuente del que se habló en los medios de comunicación cuando dieron cuenta de su captura en 1985.
Cuando lo vi en el pasillo 2-B del módulo uno de la cárcel federal de Puente Grande, en Jalisco, ya no había ni rastros de aquella imagen que en su momento vimos hasta el cansancio en televisión: el 'narco' bigotón, de melena larga y abundante. Yo conocí al hombre cansado por la cárcel, pero con un carácter firme que pocas veces había visto.
Nunca hablé con él sobre su aspiración de libertad ni su proceso, pero me parece que era evidente –como en todos los presos- que deseaba con toda su alma salir de prisión y dejar atrás las altas y sucias paredes de concreto, coronadas por serpentinas de alambres frías y filosas. Él tenía 56 años cuando lo conocí y ya llevaba más de 24 años encarcelado.
En alguna ocasión me habló de lo difícil que es la cárcel y de todo lo que se tiene que soportar si se quiere seguir vivo y cuerdo. Sus consejos siempre los aquilaté, no por venir de Rafael Caro Quintero, sino por ser un preso con tantos años en la cárcel. Una vez me dijo el refrán que le caía al dedillo: más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Nunca fue un diablo en la cárcel, más bien muchos lo vieron como un ángel que siempre estaba presto a dar un consejo y a tranquilizar a aquellos presos que de pronto se sumían en la depresión de la soledad.
Su carácter era reservado. Hablaba poco con los internos. Casi siempre se concentraba en sus propios pensamientos y para ello se alejaba de los grupos de presos. Él prefería la soledad de una banca, al sol. Ahí pasaba los pocos minutos que se nos permitía estar fuera de la celda.
A veces la mirada se le iba como buscando algo a lo lejos. Se quedaba pensativo y quieto, como en espera de pescar algún recuerdo mientras hacia el recuento de sus cosas en la cabeza, y poco a poco iba desmarañando ese laberinto de ideas en el que él solo se metía y del que al término del día, también solo, salía.
Dejó la cárcel este viernes. Rafael Caro Quintero ya es un hombre totalmente libre, con 'todas las de la ley' –como dicen en la cárcel, cada vez que sale un preso-. Me parece que los medios de comunicación debaten cuestiones morales, ajenas al Estado de Derecho que priva en México, preguntando si su liberación es o no aceptable.
Los medios de comunicación están inundados de expertos en leyes que hablan y opinan sobre el derecho y la justicia en nuestro país. Considero que esa discusión tiene poca trascendencia para el reo que alcanzó finalmente su libertad.
Al margen de los cuestionamientos públicos y de si es moralmente aceptable o no la liberación de Caro Quintero, creo que hay algo de cierto en todo esto: otro reo –más allá de si está o no rehabilitado- le ha ganado a la cárcel y a la ferocidad de las rejas que todos los días le tiraban a matar.
Un preso más ha salido avante del sistema carcelario mexicano, uno de los más feroces e inhumanos que pueden existir en el mundo, dada la política de exterminio que allí se practica y donde todos los días, los derechos humanos de los reos son ignorados, por sistema.
Salir vivo de una cárcel de alta seguridad, como Puente Grande, es ganarle a la muerte todos los días. Es en sí mismo un festejo de vida. Y me parece que Rafael Caro Quintero tiene hoy mismo ese festejo de vida muy al alcance de su mano, quedando atrás 28 años de pesadillas que difícilmente podrá borrar de su pensamiento, pues cuando se es preso una vez ya no dejas de serlo nunca más.
Me quiero imaginar la cara de Caro al momento de recibir la sentencia de libertad, a deshoras de la madrugada –él que es tan puntual para dormir y tan estricto que es con sus horas de sueño-, tratando de entender lo que se le dicta en la sentencia y tratando de acomodar las ideas en su revuelta cabeza.
Me lo quiero imaginar llegando de regreso a su estancia en la cárcel de mediana seguridad -a donde fue trasladado el 31 de mayo de 2010-, con el gusto que no le cabe en las manos y no teniendo a nadie con quien compartirlo porque es de madrugada y todos los presos duermen el sueño de los justos.
Quiero –pero no puedo- imaginarme a Rafael Caro Quintero saliendo de la cárcel, con la plena certeza de que lo que está pasando no es un sueño, que no es una de esas tantas imágenes que se hace uno cuando sueña despierto con la libertad. Quiero imaginarme a Rafael recogiendo sus escasas y pobres pertenencias, las que lo han acompañado en los últimos 28 años de vida, todas envueltas en una sábana, donde seguro también se lleva miles de recuerdos de los años vividos en prisión.
Quiero imaginarme al Rafael Caro que conocí allá por diciembre del 2008, sonriente, caminando por los pasillos de una sucia cárcel, encaminando sus pasos a la libertad, a la calle, en donde lo espera la familia, y en donde me parece que habrá de ir diluyendo con el café de todos y el desayuno en un verde jardín, esos tristes y grises días de su estancia el pasillo 2-B del módulo uno de la cárcel federal de Puente Grande, donde era un hombre que parecía cansado por la cárcel, pero con un carácter de firmeza como pocas veces había visto.
http://mexico.cnn.com/opinion/2013/08/09/opinion-el-caro-quintero-que-yo-conoci-sabia-dar-consejos-en-la-carcel
El capo mexicano era reservado, hablaba poco con los internos, pero siempre estaba presto a dar un consejo y a tranquilizar a algún preso
Nota del editor: El periodista Jesús Lemus es autor del libro Los Malditos escrito tras su estancia de tres años en el Penal de Puente Grande, Jalisco. En el libro relata sus encuentros y conversaciones con algunos de los presos más célebres de ese penal, antes de que él mismo fuera exonerado en el 2011 de los delitos de delincuenca organizada y fomento al narcotráfico.
PERFIL: ¿Quién es Rafael Caro Quintero?
(CNNMéxico) — A Rafael Caro Quintero lo conocí en diciembre del 2008. Nunca me pareció el delincuente del que se habló en los medios de comunicación cuando dieron cuenta de su captura en 1985.
Cuando lo vi en el pasillo 2-B del módulo uno de la cárcel federal de Puente Grande, en Jalisco, ya no había ni rastros de aquella imagen que en su momento vimos hasta el cansancio en televisión: el 'narco' bigotón, de melena larga y abundante. Yo conocí al hombre cansado por la cárcel, pero con un carácter firme que pocas veces había visto.
Nunca hablé con él sobre su aspiración de libertad ni su proceso, pero me parece que era evidente –como en todos los presos- que deseaba con toda su alma salir de prisión y dejar atrás las altas y sucias paredes de concreto, coronadas por serpentinas de alambres frías y filosas. Él tenía 56 años cuando lo conocí y ya llevaba más de 24 años encarcelado.
En alguna ocasión me habló de lo difícil que es la cárcel y de todo lo que se tiene que soportar si se quiere seguir vivo y cuerdo. Sus consejos siempre los aquilaté, no por venir de Rafael Caro Quintero, sino por ser un preso con tantos años en la cárcel. Una vez me dijo el refrán que le caía al dedillo: más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Nunca fue un diablo en la cárcel, más bien muchos lo vieron como un ángel que siempre estaba presto a dar un consejo y a tranquilizar a aquellos presos que de pronto se sumían en la depresión de la soledad.
Su carácter era reservado. Hablaba poco con los internos. Casi siempre se concentraba en sus propios pensamientos y para ello se alejaba de los grupos de presos. Él prefería la soledad de una banca, al sol. Ahí pasaba los pocos minutos que se nos permitía estar fuera de la celda.
A veces la mirada se le iba como buscando algo a lo lejos. Se quedaba pensativo y quieto, como en espera de pescar algún recuerdo mientras hacia el recuento de sus cosas en la cabeza, y poco a poco iba desmarañando ese laberinto de ideas en el que él solo se metía y del que al término del día, también solo, salía.
Dejó la cárcel este viernes. Rafael Caro Quintero ya es un hombre totalmente libre, con 'todas las de la ley' –como dicen en la cárcel, cada vez que sale un preso-. Me parece que los medios de comunicación debaten cuestiones morales, ajenas al Estado de Derecho que priva en México, preguntando si su liberación es o no aceptable.
Los medios de comunicación están inundados de expertos en leyes que hablan y opinan sobre el derecho y la justicia en nuestro país. Considero que esa discusión tiene poca trascendencia para el reo que alcanzó finalmente su libertad.
Al margen de los cuestionamientos públicos y de si es moralmente aceptable o no la liberación de Caro Quintero, creo que hay algo de cierto en todo esto: otro reo –más allá de si está o no rehabilitado- le ha ganado a la cárcel y a la ferocidad de las rejas que todos los días le tiraban a matar.
Un preso más ha salido avante del sistema carcelario mexicano, uno de los más feroces e inhumanos que pueden existir en el mundo, dada la política de exterminio que allí se practica y donde todos los días, los derechos humanos de los reos son ignorados, por sistema.
Salir vivo de una cárcel de alta seguridad, como Puente Grande, es ganarle a la muerte todos los días. Es en sí mismo un festejo de vida. Y me parece que Rafael Caro Quintero tiene hoy mismo ese festejo de vida muy al alcance de su mano, quedando atrás 28 años de pesadillas que difícilmente podrá borrar de su pensamiento, pues cuando se es preso una vez ya no dejas de serlo nunca más.
Me quiero imaginar la cara de Caro al momento de recibir la sentencia de libertad, a deshoras de la madrugada –él que es tan puntual para dormir y tan estricto que es con sus horas de sueño-, tratando de entender lo que se le dicta en la sentencia y tratando de acomodar las ideas en su revuelta cabeza.
Me lo quiero imaginar llegando de regreso a su estancia en la cárcel de mediana seguridad -a donde fue trasladado el 31 de mayo de 2010-, con el gusto que no le cabe en las manos y no teniendo a nadie con quien compartirlo porque es de madrugada y todos los presos duermen el sueño de los justos.
Quiero –pero no puedo- imaginarme a Rafael Caro Quintero saliendo de la cárcel, con la plena certeza de que lo que está pasando no es un sueño, que no es una de esas tantas imágenes que se hace uno cuando sueña despierto con la libertad. Quiero imaginarme a Rafael recogiendo sus escasas y pobres pertenencias, las que lo han acompañado en los últimos 28 años de vida, todas envueltas en una sábana, donde seguro también se lleva miles de recuerdos de los años vividos en prisión.
Quiero imaginarme al Rafael Caro que conocí allá por diciembre del 2008, sonriente, caminando por los pasillos de una sucia cárcel, encaminando sus pasos a la libertad, a la calle, en donde lo espera la familia, y en donde me parece que habrá de ir diluyendo con el café de todos y el desayuno en un verde jardín, esos tristes y grises días de su estancia el pasillo 2-B del módulo uno de la cárcel federal de Puente Grande, donde era un hombre que parecía cansado por la cárcel, pero con un carácter de firmeza como pocas veces había visto.
http://mexico.cnn.com/opinion/2013/08/09/opinion-el-caro-quintero-que-yo-conoci-sabia-dar-consejos-en-la-carcel
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Re: Sobre Rafael Caro Quintero
Irregularidades en proceso liberaron a Caro Quintero
El narcotraficante fue absuelto del delito de asociación delictuosa; otras acusaciones en su contra por homicidio, secuestro y delitos contra la salud fueron desestimadas
CIUDAD DE MÉXICO (09/AGO/2013).- Errores procesales en el caso del asesinato del ex agente de Estados Unidos, Enrique Camarena, llevaron a la liberación de su presunto homicida, el capo Rafael Caro Quintero, confirmó el Consejo de la Judicatura Federal (CJF) que reveló que también fue absuelto del delito de asociación delictuosa; otras acusaciones en su contra por homicidio, secuestro y delitos contra la salud fueron sobreseídas por irregularidades en las causas.
Se detalló que el Segundo Tribunal Unitario del Tercer Circuito, el 7 de agosto pasado concedió a Caro Quintero el amparo y protección de la Justicia Federal, por lo que ordenó que se tuvieran por compurgadas las sanciones impuestas por un delito contra la salud, "además, sobreseyera por diversos delitos y absolviera por otro, en la causa penal instruida en contra del antes nombrado" por lo que se ordenó su inmediata libertad.
La decisión se deriva del amparo que otorgó a su vez el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal con sede en Guadalajara, Jalisco, que resolvió el sobreseimiento de la causa penal 82/85-II, por los delitos de privación ilegal de la libertad, en la modalidad de secuestro y homicidio calificado, cometidos en agravio del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar y de Alfredo Zavala Avelar, ya que los tribunales federales carecen de competencia, por razón de fuero, para conocer de dichos ilícitos (proceso penal 82/85 del entonces Juzgado Cuarto de Distrito en Materia Penal en el Estado de Jalisco).
Asimismo, el CJF detalló que se absolvió a Caro Quintero del delito de asociación delictuosa, por lo que en acatamiento a la determinación del Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito, se ordenó su inmediata libertad.
En otros procesos abiertos contra el capo se decretó el sobreseimiento de la causa penal 283/83 por el delito de homicidio calificado en agravio de Albert G. Radelat y John Clay Walker, "toda vez que se varió, en perjuicio del quejoso, el marco legal trazado en las conclusiones acusatorias y fijado por el Juez de Distrito en la sentencia de primera instancia".
También se determinó sobreseer el proceso por el delito de privación ilegal de la libertad, ya que Caro Quintero ya había sido juzgado y absuelto por ese delito; el mismo destino legal tuvo otro cargo en su contra por delitos contra la salud "en las modalidades de siembra, cultivo y cosecha de marihuana, y posesión del mismo estupefaciente con la finalidad de tráfico" cometidos en 1984 en los lugares denominados "Los Juncos" y rancho "Montesco", localizados en los municipios de Coyame y Julimes del Estado de Chihuahua.
Se determinó que estos hechos "no fueron materia del auto de formal prisión que se decretó contra el acusado en la causa penal número 191/84”.
De todas las acusaciones que se formularon en su contra sólo quedó firme que Caro Quintero es penalmente responsable en la comisión del delito contra la salud, en las modalidades de siembra, cultivo y cosecha de marihuana, y posesión del mismo estupefaciente con la finalidad de tráfico, cometidos en 1984 en la comunidad agrícola denominada "El Búfalo" y en los campos que la integraban, conocidos como rancho “Ojo de Agua", cerro "El Mogote", rancho "Santa Cruz" y rancho "San Rafael", ubicados en el municipio de Jiménez, en el Estado de Chihuahua.
En este caso se le impusieron las penas de 15 años de prisión y multa por el importe de un millón de pesos (viejos pesos), por lo que se declaró ya cumplida esta sanción.
Los hechos por los que fue sentenciado Caro Quintero
De acuerdo con una tarjeta informativa del Consejo de la Judicatura Federal, el juez Adalberto Maldonado Trenado, titular del Juzgado Cuarto de Distrito en Materia Penal en el estado de Jalisco, expuso los hechos por los cuales se sentenció a Rafael Caro Quintero y a Ernesto Rafael Fonseca Carrillo. El 3 de junio de 2009, el impartidor de justicia enlistó:
- El secuestro de Enrique Camarena Salazar y Alfredo Zavala Avelar, sucedidos el 7 de febrero de 1985, así como el homicidio de ambos al día siguiente.
- La actualización de diversos delitos contra la salud (narcotráfico) y asociaciones delictuosas realizados entre los años de 1976 a 1985 en diversos estados de la República Mexicana con el fin de traficar marihuana y cocaína.
- Rafael Caro Quintero en 1984 privó ilegalmente de la libertad a más de cuatro mil personas para que trabajaran en sus sembradíos de droga, en el estado de Chihuahua.
- A principios de 1985 cometió delitos relacionados con el tránsito aéreo, así como introducción clandestina de armas de fuego al país y el homicidio de los ciudadanos norteamericanos John Clay Walter y Alberto Felipe G. Radelat, acaecido el 30 de enero de 1985, así como la inhumación clandestina de sus cuerpos en el bosque "La Primavera", de Guadalajara, Jalisco.
- Se condenó a Rafael Caro Quintero y a Ernesto Rafael Fonseca Carrillo por los homicidios del ex agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, y del piloto aviador Alfredo Zavala Avelar, así como por la comisión de diversos delitos contra la salud (narcotráfico), asociación delictuosa y violación a la ley federal de armas de fuego y explosivos.
- Asimismo se condenó a Rafael Caro Quintero por el homicidio calificado de los ciudadanos estadounidenses Alberto Felipe G. Radelat y John Clay Walter, así como la inhumación clandestina de sus cadáveres, violación al tránsito aéreo y por diversas asociaciones delictuosas.
- Se aplicó la acumulación de penas y a pesar de que a Rafael Caro Quintero le correspondían 199 años de prisión y a Ernesto Rafael Fonseca Carrillo 150 años, sólo se les impuso como pena privativa de libertad 40 años de prisión a cada uno, ya que en la legislación vigente en 1985, que les es aplicable, no se podía imponer una sanción mayor por ser esa la que fijaba como límite máximo el artículo 25 del Código Penal Federal.
El crimen
El 7 febrero de 1985, un grupo de hombres armados secuestraron al agente de la DEA, Enrique Camarena Salaza, mientras salía del consulado estadounidense en Guadalajara. A las dos horas también secuestraron al piloto mexicano, Alfredo Zavala Avelar en la carretera Guadalajara-Chapala.
Guadalajara era el principal centro de operaciones del narcotráfico nacional e internacional. Introducía 38% de la heroína consumida en Estados Unidos. Ofrecieron una recompensa para encontrar a Camarena.
El 24 de febrero de ese año, el titular de la DEA Francis Mullen, declaró que la Dirección Federal de Seguridad protegía a Caro Quintero, y que la Policía Judicial Federal, al mando de Armando Pavón Reyes, había ayudado a su escape en el aeropuerto de Guadalajara, éste fue sustituido por Florentino Ventura.
En marzo, encontraron los cadáveres torturados de los secuestrados en el rancho El Mareño de Michoacán. La Procuraduría General de la República (PGR) recibió un anónimo desde Los Ángeles con la localización de los cuerpos.
El 4 de abril de 1985, Caro Quintero fue aprehendido por la policía de Costa Rica, gracias a la información proporcionada por la DEA y Ventura lo trajo a México donde fue encerrado en el Reclusorio Norte.
El 3 de junio de 2009, el juez Cuarto de Distrito en Materia Penal en el estado de Jalisco, Adalberto Maldonado Trenado, encontró responsables a los capos Rafael Caro y a Ernesto Rafael Fonseca, “Don Neto”, de la muerte de Camarena Salazar y del piloto Zavala Avelar.
¿Quién es?
Rafael Caro Quintero nació el 3 de octubre de 1952 en Badiraguato, Sinaloa; sus padres eran campesinos y es el mayor de seis hermanos. A los 18 años viajó a Sinaloa donde trabajó como chófer de camiones. Tiempo después empezó a cultivar mariguana en el rancho de su hermano Jorge Luis en menos de cinco años compró las fincas aledañas al terreno.
Trabajó con Pedro Áviles Pérez y Ernesto Fonseca Carrillo alías “El Neto”, después Rafael Caro Quintero fundó el Cártel de Guadalajara junto con Miguel Ángel Félix Gallardo y se convirtió en el hombre más poderoso al juntar una fortuna de 100 millones de dólares en la década de los 90 por sembrar, exportar mariguana, además de lavar dinero. Fue considerado el “Narco de Narcos” y compró a las autoridades de varios estados de la República.
A los 29 años, Rafael Caro Quintero ya tenía una fortuna estimada en 500 millones de dólares, 36 casas y accionista de 300 empresas en Guadalajara y ya controlaba la siembra de la hierba en varias regiones de Sonora. Formó una red de lavado de dinero con empresarios y policías. Más tarde implementó la cosecha de la mariguana sin semilla, la cual sembró en planicies de Zacatecas, Jalisco, Nuevo León, San Luis Potosí; los campos eran vigilados por cientos de guardias.
Con información de Sinembargo.mx y El Universal.
http://www.informador.com.mx/mexico/2013/477537/6/irregularidades-en-proceso-liberaron-a-caro-quintero.htm
El narcotraficante fue absuelto del delito de asociación delictuosa; otras acusaciones en su contra por homicidio, secuestro y delitos contra la salud fueron desestimadas
CIUDAD DE MÉXICO (09/AGO/2013).- Errores procesales en el caso del asesinato del ex agente de Estados Unidos, Enrique Camarena, llevaron a la liberación de su presunto homicida, el capo Rafael Caro Quintero, confirmó el Consejo de la Judicatura Federal (CJF) que reveló que también fue absuelto del delito de asociación delictuosa; otras acusaciones en su contra por homicidio, secuestro y delitos contra la salud fueron sobreseídas por irregularidades en las causas.
Se detalló que el Segundo Tribunal Unitario del Tercer Circuito, el 7 de agosto pasado concedió a Caro Quintero el amparo y protección de la Justicia Federal, por lo que ordenó que se tuvieran por compurgadas las sanciones impuestas por un delito contra la salud, "además, sobreseyera por diversos delitos y absolviera por otro, en la causa penal instruida en contra del antes nombrado" por lo que se ordenó su inmediata libertad.
La decisión se deriva del amparo que otorgó a su vez el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal con sede en Guadalajara, Jalisco, que resolvió el sobreseimiento de la causa penal 82/85-II, por los delitos de privación ilegal de la libertad, en la modalidad de secuestro y homicidio calificado, cometidos en agravio del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar y de Alfredo Zavala Avelar, ya que los tribunales federales carecen de competencia, por razón de fuero, para conocer de dichos ilícitos (proceso penal 82/85 del entonces Juzgado Cuarto de Distrito en Materia Penal en el Estado de Jalisco).
Asimismo, el CJF detalló que se absolvió a Caro Quintero del delito de asociación delictuosa, por lo que en acatamiento a la determinación del Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito, se ordenó su inmediata libertad.
En otros procesos abiertos contra el capo se decretó el sobreseimiento de la causa penal 283/83 por el delito de homicidio calificado en agravio de Albert G. Radelat y John Clay Walker, "toda vez que se varió, en perjuicio del quejoso, el marco legal trazado en las conclusiones acusatorias y fijado por el Juez de Distrito en la sentencia de primera instancia".
También se determinó sobreseer el proceso por el delito de privación ilegal de la libertad, ya que Caro Quintero ya había sido juzgado y absuelto por ese delito; el mismo destino legal tuvo otro cargo en su contra por delitos contra la salud "en las modalidades de siembra, cultivo y cosecha de marihuana, y posesión del mismo estupefaciente con la finalidad de tráfico" cometidos en 1984 en los lugares denominados "Los Juncos" y rancho "Montesco", localizados en los municipios de Coyame y Julimes del Estado de Chihuahua.
Se determinó que estos hechos "no fueron materia del auto de formal prisión que se decretó contra el acusado en la causa penal número 191/84”.
De todas las acusaciones que se formularon en su contra sólo quedó firme que Caro Quintero es penalmente responsable en la comisión del delito contra la salud, en las modalidades de siembra, cultivo y cosecha de marihuana, y posesión del mismo estupefaciente con la finalidad de tráfico, cometidos en 1984 en la comunidad agrícola denominada "El Búfalo" y en los campos que la integraban, conocidos como rancho “Ojo de Agua", cerro "El Mogote", rancho "Santa Cruz" y rancho "San Rafael", ubicados en el municipio de Jiménez, en el Estado de Chihuahua.
En este caso se le impusieron las penas de 15 años de prisión y multa por el importe de un millón de pesos (viejos pesos), por lo que se declaró ya cumplida esta sanción.
Los hechos por los que fue sentenciado Caro Quintero
De acuerdo con una tarjeta informativa del Consejo de la Judicatura Federal, el juez Adalberto Maldonado Trenado, titular del Juzgado Cuarto de Distrito en Materia Penal en el estado de Jalisco, expuso los hechos por los cuales se sentenció a Rafael Caro Quintero y a Ernesto Rafael Fonseca Carrillo. El 3 de junio de 2009, el impartidor de justicia enlistó:
- El secuestro de Enrique Camarena Salazar y Alfredo Zavala Avelar, sucedidos el 7 de febrero de 1985, así como el homicidio de ambos al día siguiente.
- La actualización de diversos delitos contra la salud (narcotráfico) y asociaciones delictuosas realizados entre los años de 1976 a 1985 en diversos estados de la República Mexicana con el fin de traficar marihuana y cocaína.
- Rafael Caro Quintero en 1984 privó ilegalmente de la libertad a más de cuatro mil personas para que trabajaran en sus sembradíos de droga, en el estado de Chihuahua.
- A principios de 1985 cometió delitos relacionados con el tránsito aéreo, así como introducción clandestina de armas de fuego al país y el homicidio de los ciudadanos norteamericanos John Clay Walter y Alberto Felipe G. Radelat, acaecido el 30 de enero de 1985, así como la inhumación clandestina de sus cuerpos en el bosque "La Primavera", de Guadalajara, Jalisco.
- Se condenó a Rafael Caro Quintero y a Ernesto Rafael Fonseca Carrillo por los homicidios del ex agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, y del piloto aviador Alfredo Zavala Avelar, así como por la comisión de diversos delitos contra la salud (narcotráfico), asociación delictuosa y violación a la ley federal de armas de fuego y explosivos.
- Asimismo se condenó a Rafael Caro Quintero por el homicidio calificado de los ciudadanos estadounidenses Alberto Felipe G. Radelat y John Clay Walter, así como la inhumación clandestina de sus cadáveres, violación al tránsito aéreo y por diversas asociaciones delictuosas.
- Se aplicó la acumulación de penas y a pesar de que a Rafael Caro Quintero le correspondían 199 años de prisión y a Ernesto Rafael Fonseca Carrillo 150 años, sólo se les impuso como pena privativa de libertad 40 años de prisión a cada uno, ya que en la legislación vigente en 1985, que les es aplicable, no se podía imponer una sanción mayor por ser esa la que fijaba como límite máximo el artículo 25 del Código Penal Federal.
El crimen
El 7 febrero de 1985, un grupo de hombres armados secuestraron al agente de la DEA, Enrique Camarena Salaza, mientras salía del consulado estadounidense en Guadalajara. A las dos horas también secuestraron al piloto mexicano, Alfredo Zavala Avelar en la carretera Guadalajara-Chapala.
Guadalajara era el principal centro de operaciones del narcotráfico nacional e internacional. Introducía 38% de la heroína consumida en Estados Unidos. Ofrecieron una recompensa para encontrar a Camarena.
El 24 de febrero de ese año, el titular de la DEA Francis Mullen, declaró que la Dirección Federal de Seguridad protegía a Caro Quintero, y que la Policía Judicial Federal, al mando de Armando Pavón Reyes, había ayudado a su escape en el aeropuerto de Guadalajara, éste fue sustituido por Florentino Ventura.
En marzo, encontraron los cadáveres torturados de los secuestrados en el rancho El Mareño de Michoacán. La Procuraduría General de la República (PGR) recibió un anónimo desde Los Ángeles con la localización de los cuerpos.
El 4 de abril de 1985, Caro Quintero fue aprehendido por la policía de Costa Rica, gracias a la información proporcionada por la DEA y Ventura lo trajo a México donde fue encerrado en el Reclusorio Norte.
El 3 de junio de 2009, el juez Cuarto de Distrito en Materia Penal en el estado de Jalisco, Adalberto Maldonado Trenado, encontró responsables a los capos Rafael Caro y a Ernesto Rafael Fonseca, “Don Neto”, de la muerte de Camarena Salazar y del piloto Zavala Avelar.
¿Quién es?
Rafael Caro Quintero nació el 3 de octubre de 1952 en Badiraguato, Sinaloa; sus padres eran campesinos y es el mayor de seis hermanos. A los 18 años viajó a Sinaloa donde trabajó como chófer de camiones. Tiempo después empezó a cultivar mariguana en el rancho de su hermano Jorge Luis en menos de cinco años compró las fincas aledañas al terreno.
Trabajó con Pedro Áviles Pérez y Ernesto Fonseca Carrillo alías “El Neto”, después Rafael Caro Quintero fundó el Cártel de Guadalajara junto con Miguel Ángel Félix Gallardo y se convirtió en el hombre más poderoso al juntar una fortuna de 100 millones de dólares en la década de los 90 por sembrar, exportar mariguana, además de lavar dinero. Fue considerado el “Narco de Narcos” y compró a las autoridades de varios estados de la República.
A los 29 años, Rafael Caro Quintero ya tenía una fortuna estimada en 500 millones de dólares, 36 casas y accionista de 300 empresas en Guadalajara y ya controlaba la siembra de la hierba en varias regiones de Sonora. Formó una red de lavado de dinero con empresarios y policías. Más tarde implementó la cosecha de la mariguana sin semilla, la cual sembró en planicies de Zacatecas, Jalisco, Nuevo León, San Luis Potosí; los campos eran vigilados por cientos de guardias.
Con información de Sinembargo.mx y El Universal.
http://www.informador.com.mx/mexico/2013/477537/6/irregularidades-en-proceso-liberaron-a-caro-quintero.htm
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Re: Sobre Rafael Caro Quintero
powah, repetiste la nota del retrato de CQ, ya la había puesto mas arriba
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Re: Sobre Rafael Caro Quintero
Ya no enojarse es bueno, si el chapo se hubiera esperado un par de años ya estuviera saliendo libre, sin haber pagado esos 2 millones que dicen que pago, y sin tener que esconderse, digo, así estamos
Sirkov- Inspector [Policia Federal]
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Errores de PGR permiten liberaciones como la de Caro Quintero: ex abogado
Ciudad de México • José Luis Guízar, quien defendió a Rafael Caro Quintero cuando fue detenido hace 28 años por el crimen del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, aseguró en entrevista con Milenio.com que la liberación de su ex cliente se logró porque “se cometieron muchos errores (por parte de la Procuraduría General de la República) y por esos errores los abogados muy capaces lograron su libertad”.
Para el ex abogado de Rafael Caro Quintero el hecho de que se le haya juzgado por el fuero federal y no por el fuero común generó que un tribunal federal en Guadalajara lo absolviera y ordenara su libertad al estimar que fue juzgado en forma indebida.
“Yo veo que está bien que él esté libre, porque la Procuraduría comete muchos errores a la hora de hacer consignaciones que los abogados penalistas debemos aprovechar. Primer error: lo enjuician federalmente por un asunto que debía ser juzgado por el fuero común, al final corrigieron esa situación, lo juzgaron en el fuero común y ahí están los resultados”.
El también presidente del Colegio de abogados penalistas de Jalisco, José Luis Guízar, envió una felicitación a su ex cliente de quien dijo “ya es un hombre tranquilo y no merecía estar ahí adentro”.
En opinión del ex abogado “Caro Quintero fue detenido por cuestiones de orden político” y por la influencia de Estados Unidos, pues consideró que “México padece un mal”, que “estamos muy lejos de Dios y muy cerquita de Estados Unidos” por lo que concluyó, “somos víctimas de lo que ahí sucede”
FUENTE:
http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/61be756a3a6921a73719f2385da852a9?utm_source
Para el ex abogado de Rafael Caro Quintero el hecho de que se le haya juzgado por el fuero federal y no por el fuero común generó que un tribunal federal en Guadalajara lo absolviera y ordenara su libertad al estimar que fue juzgado en forma indebida.
“Yo veo que está bien que él esté libre, porque la Procuraduría comete muchos errores a la hora de hacer consignaciones que los abogados penalistas debemos aprovechar. Primer error: lo enjuician federalmente por un asunto que debía ser juzgado por el fuero común, al final corrigieron esa situación, lo juzgaron en el fuero común y ahí están los resultados”.
El también presidente del Colegio de abogados penalistas de Jalisco, José Luis Guízar, envió una felicitación a su ex cliente de quien dijo “ya es un hombre tranquilo y no merecía estar ahí adentro”.
En opinión del ex abogado “Caro Quintero fue detenido por cuestiones de orden político” y por la influencia de Estados Unidos, pues consideró que “México padece un mal”, que “estamos muy lejos de Dios y muy cerquita de Estados Unidos” por lo que concluyó, “somos víctimas de lo que ahí sucede”
FUENTE:
http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/61be756a3a6921a73719f2385da852a9?utm_source
Invitado- Invitado
Re: Sobre Rafael Caro Quintero
Ahora, después de esto, que creen que pase??
COUGAR- Clases/Maestres
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Re: Sobre Rafael Caro Quintero
Es lo mismo que estoy pensando yo. Una opcion es que ya se vayan a vivir en paz de algun modo.
La otra opcion seria que se fueran con el Chapo. Sin embargo seria posible que se fueran con el Cartel de Juarez precisamente con los Carrillo FUentes precisamente.
Otra opcion es que se vayan a chambear con Fox y su proyecto de legalizar la mariguana pues su experiencia seria...vasta :/
La otra opcion seria que se fueran con el Chapo. Sin embargo seria posible que se fueran con el Cartel de Juarez precisamente con los Carrillo FUentes precisamente.
Otra opcion es que se vayan a chambear con Fox y su proyecto de legalizar la mariguana pues su experiencia seria...vasta :/
La “historia de amor” que llevó a la cárcel a Caro Quintero
“Yo no estoy secuestrada…, yo estoy enamorada de Caro Quintero”, fueron las palabras de Sara Cristina Cosío Vidaurri Martínez, cuando vio cómo la policía allanó la casa donde se encontraba con el llamado Narco de Narcos, Rafael Caro Quintero.
El 4 de abril de 1985, la policía de Costa Rica irrumpió en la Quinta “San Rafael de Ojo de Agua”, buscaban a Sara Cristina Cosío Vidaurri Martínez, una joven reportada como secuestrada.
Al entrar descubrieron algo que no imaginaban: una jovencita los había llevado hasta ‘El narco de narcos’. Y fue en 15 minutos, lo que duró la acción espectacular para detener al fundador del cártel de Guadalajara, en San José, Costa Rica
“Yo no estoy secuestrada…, yo estoy enamorada de Caro Quintero”, fueron las palabras de Sara Cristina Cosío Vidaurri Martínez, cuando vio cómo la policía allanó la casa donde se encontraba con el llamado Narco de Narcos, Rafael Caro Quintero.
La hija del ex secretario de Educación del estado de Jalisco y sobrina de un ex gobernador de Jalisco se encontraba secuestrada en Costa Rica y por ello la policía entró a la quinta para rescatarla, sin saber que era la casa de un importante capo de la droga.
Luego de la detención de varias personas, fueron enviadas a México las huellas dactilares de los involucrados cuando recibieron respuesta de las autoridades mexicanas: “Ustedes detuvieron a Caro Quintero”. Uno de los más buscados por la DEA tras matar a uno de sus agentes.
Rafael Caro Quintero nació el 3 de octubre de 1952 en La Noria Badiraguato, Sinaloa, y fue uno de los fundadores del cártel de Guadalajara junto con Miguel Ángel Felix Gallardo y Ernesto Rafael Fonseca “Don Neto”, responsables de introducir los mayores cargamentos de marihuana y cocaína hacia los Estados Unidos.
Fue detenido el 4 de abril de 1985 en San José, Costa Rica, junto con siete hombres y una mujer, además de hallarse a Sara Cristina Cosío Vidaurri Martínez. Caro Quintero estaba en la lista de los más buscados por la DEA por el asesinato del agente estadunidense Enrique Camarena Salazar y de su piloto, Alfredo Avelar.
Luego de ser trasladado a México fue internado en el reclusorio norte de la Ciudad de México y posteriormente trasladado al penal del altiplano en el Estado de México en donde fue sentenciado a 40 años de cárcel. En 2007 fue ingresado al penal de Puente Grande y en 2010 al reclusorio preventivo del estado de Jalisco.
Pese a que Estados Unidos solicitó la extradición del capo mexicano, la Suprema Corte de Justicia de la Nación desechó la petición ante la posibilidad de que fuera condenado a la pena de muerte. Sin embargo la agencia antidrogas de Estados Unidos lo mantiene en su lista de los más buscados con procesos pendientes en su contra en el estado de California.
FUENTE:
http://www.lapoliciaca.com/nota-roja/la-historia-de-amor-que-llevo-a-la-carcel-a-caro-quintero/
El 4 de abril de 1985, la policía de Costa Rica irrumpió en la Quinta “San Rafael de Ojo de Agua”, buscaban a Sara Cristina Cosío Vidaurri Martínez, una joven reportada como secuestrada.
Al entrar descubrieron algo que no imaginaban: una jovencita los había llevado hasta ‘El narco de narcos’. Y fue en 15 minutos, lo que duró la acción espectacular para detener al fundador del cártel de Guadalajara, en San José, Costa Rica
“Yo no estoy secuestrada…, yo estoy enamorada de Caro Quintero”, fueron las palabras de Sara Cristina Cosío Vidaurri Martínez, cuando vio cómo la policía allanó la casa donde se encontraba con el llamado Narco de Narcos, Rafael Caro Quintero.
La hija del ex secretario de Educación del estado de Jalisco y sobrina de un ex gobernador de Jalisco se encontraba secuestrada en Costa Rica y por ello la policía entró a la quinta para rescatarla, sin saber que era la casa de un importante capo de la droga.
Luego de la detención de varias personas, fueron enviadas a México las huellas dactilares de los involucrados cuando recibieron respuesta de las autoridades mexicanas: “Ustedes detuvieron a Caro Quintero”. Uno de los más buscados por la DEA tras matar a uno de sus agentes.
Rafael Caro Quintero nació el 3 de octubre de 1952 en La Noria Badiraguato, Sinaloa, y fue uno de los fundadores del cártel de Guadalajara junto con Miguel Ángel Felix Gallardo y Ernesto Rafael Fonseca “Don Neto”, responsables de introducir los mayores cargamentos de marihuana y cocaína hacia los Estados Unidos.
Fue detenido el 4 de abril de 1985 en San José, Costa Rica, junto con siete hombres y una mujer, además de hallarse a Sara Cristina Cosío Vidaurri Martínez. Caro Quintero estaba en la lista de los más buscados por la DEA por el asesinato del agente estadunidense Enrique Camarena Salazar y de su piloto, Alfredo Avelar.
Luego de ser trasladado a México fue internado en el reclusorio norte de la Ciudad de México y posteriormente trasladado al penal del altiplano en el Estado de México en donde fue sentenciado a 40 años de cárcel. En 2007 fue ingresado al penal de Puente Grande y en 2010 al reclusorio preventivo del estado de Jalisco.
Pese a que Estados Unidos solicitó la extradición del capo mexicano, la Suprema Corte de Justicia de la Nación desechó la petición ante la posibilidad de que fuera condenado a la pena de muerte. Sin embargo la agencia antidrogas de Estados Unidos lo mantiene en su lista de los más buscados con procesos pendientes en su contra en el estado de California.
FUENTE:
http://www.lapoliciaca.com/nota-roja/la-historia-de-amor-que-llevo-a-la-carcel-a-caro-quintero/
Invitado- Invitado
Rafael Caro Quintero, capítulo del libro “Los Malditos”
El escritor y periodista Jesús Lemús publicó un libro donde plasma las conversaciones con el narcotraficante.
Rafael Caro Quintero, capítulo del libro “Los Malditos” (Foto:Cuartoscuro) Redacción ANagosto 9, 2013 12:11 pm
El periodista Jesús Lemús escribió el libro Los Malditos, Crónica negra desde Puente Grande bajo el sello editorial de Grijalbo donde narra episodios con delincuentes que están recluidos en la cárcel federal de Puente Grande, en Jalisco.
El siguiente es un fragmento del capítulo 14 del libro, dedicado al narcotraficante Rafael Caro Quintero.
CAPÍTULO 14
Rafael Caro Quintero
Un día, a finales de 2008, apenas había amanecido, llegó un oficial hasta la puerta de mi celda, en el pasillo cuatro del Centro de Observación y Clasificación (COC) para anunciarme que sería reubicado y que debería alistarme. Me sorprendió la instrucción, no tanto porque sería cambiado de estancia, sino por la orden de alistarme, cuando en realidad no tenía nada qué alistar, siempre estaba en posibilidad de ser transferido.
—¡1568! —me dijo con tono marcial—, póngase atento a las instrucciones que se le van a dictar. Alístese porque va a ser trasladado. Alistarme para mí consistía en ponerme de pie frente a la estancia, con las manos en posición de firmes y atender las instrucciones que se me indicaran al momento de ser revisado. Para algunos presos que salían del COC, alistarse para ser trasladado significaba recoger sus pertenencias y verificar que no olvidaran ninguna; pero yo realmente no tenía nada en mi celda, así que di un salto desde el fondo, me coloqué frente a la reja y ya estaba listo.
Tras la revisión de rutina, una vez que fui dotado de uniforme y calzado, un colchón, cobijas, sábanas, cepillo dental y pasta, dos oficiales me llevaron a un cubículo del COC, en donde me sometieron a una valoración médica y psicológica, y desde donde autorizaron mi traslado a la zona de población.
Atrás quedaba Noé El Gato, a quien alcancé a ver, al momento de pasar frente a su estancia, que se despedía de mí con un saludo militar tras las rejas, de pie, totalmente desnudo, regalándome una sonrisa que apenas se dibujaba en su hosco rostro, que parecía un dibujo de mal gusto por los lentes gruesos y espesos que portaba orgulloso, por ser un regalo de la Cruz Roja internacional.
—Ánimo, compita Lemus —me dijo con la voz grave y seria—, espero no verlo de nuevo por este penal.
—Ánimo, Gato —le respondí con la complicidad de los dos oficiales que toleraron en silencio la despedida, mientras me apresuraban y me ordenaban que caminara con la cabeza abajo y que no volteara al interior de las celdas.
Ésa fue la última vez que supe del Gato y de todos los que permanecimos juntos por diversas causas dentro del área de aislamiento. De Jesús Loya un día escuché que seguía cantando a la luz de la luna aquella canción de Mariano Barba, con la única intención de que su amor le llegara a su Nana Fine, aunque la mayoría de las veces su canto a lo único que le conducía era a las terribles golpizas que lo medio mataban.
Tras el paso a través de un intrincado laberinto de galerías arribé al diamante de vigilancia que controla el movimiento de los pasillos uno, dos, tres y cuatro del área de población. A mí me trasladaban al primero, a la celda 149, a la cama A, en el nivel B.
Cuando vi cómo recibían a los presos nuevos en el módulo uno, no puedo decir que ya sabía eso que había observado en películas, pero sí puedo asegurar que el miedo que sentí fue como aquel que experimenté cuando estuve detenido en las instalaciones de la policía ministerial de Guanajuato. Era un temor conocido, que se metía dentro de uno a través de los ojos y terminaba paralizando manos y pies, hasta sentir que la respiración se entrecortaba.
—Llegó carne fresca —gritó una voz anónima desde una celda en el fondo del corredor.
Inmediatamente, como en el cliché de una película, se fueron acercando los internos de ese sector a las rejas que dan al pasillo, para observar al recién llegado. Hasta hubo, como en los filmes americanos, quién extendió la mano para tratar de tocar al nuevo inquilino.
—Pásale, muñeco —se escuchó la invitación desde una celda a mi paso.
—Aquí tienen a un reportero, con él se van a entretener a toda madre —dijo el guardia a todo el pasillo, con lo que causó la hilaridad de algunos de los que estaban a la expectativa por conocer quién era el que arribaba.
—Con lo que me gustan los P^%!@#$ periodistas —profirió una voz cavernosa.
—A éste no le doy tres días de vida en esta galera —acotó otro más.
—Que lo pasen a mi celda para enseñarle cómo se trata a los periodistas aquí —se sumó un tercero en la exaltación total, provocada por el mismo oficial que me conducía a paso lento hasta la celda ubicada justamente a mitad del pasillo.
Allí, en el módulo uno, ya conviviendo abiertamente con la población de reos, con la selección nacional de los considerados por las autoridades federales como los presos de más alta peligrosidad de todo el país, fue que distinguí, entre otros, a Rafael Caro Quintero. Siempre callado. Siempre masticando sus pensamientos. Siempre atento a todo lo que se mueve en su entorno.
Ya lo había visto con anterioridad. En una ocasión en que yo era trasladado al locutorio, desde el COC, observé que delante de mí trasladaban a un interno cuyo nombre fue dicho en voz alta al llegar a uno de los diamantes de seguridad. Cuando escuché que lo llamaron “Caro Quintero, Rafael”, la inercia de la curiosidad me condujo a levantar la cabeza para ver la figura que caminaba a sólo dos metros de distancia de mí.
Ni rastros de aquel joven acusado de narcotráfico, cuyas imágenes dieron a conocer los noticiarios de 1985, en los cuales resaltaban sus pequeños ojos negros, su abundante cabellera oscura y un bigote desplegado a todo lo ancho de su boca.
Ahora era un individuo delgado, alto y encorvado, con el peso de los años en la cárcel claramente cargado en los hombros, con la espalda dando muestras de cansancio y la típica rigidez muscular de los presos que así manifiestan todo el odio contenido en el cuerpo. El pelo, aunque muy corto, tupido de canas.
Allí vi a Don Rafa —como cariñosamente le decía la mayoría de los presos—, sentado en una de las bancas de concreto del comedor, en el primer día de convivencia más abierta a la que se puede aspirar en el COC. Estaba, como casi siempre, amasando sus pensamientos, con la mirada perdida a través de las ventanas que dejan ver un desolado y duro patio de concreto, con altas paredes cuya corona de serpentinas metálicas mortalmente afiladas parece arañar el cielo.
Mientras los demás presos se entretenían jugando dominó o ajedrez, absorbidos por la plática y las carcajadas, a Rafael Caro se le escapaba el pensamiento hacia aquellas esbeltas ventanas que conectaban con el patio. A veces achicaba los ojos como para visualizar mejor las ideas que le rondaban en la cabeza, sentado siempre, cruzando el pie derecho sobre el izquierdo.
Nunca lo vi reunirse en grupo. Siempre que buscaba diálogo lo hacía con una o dos personas máximo. Era muy discreto al hablar, ni una mala palabra salía de su boca. Jamás le escuché comentar temas de narcotráfico o delincuencia, como se estilaba entre otros internos, que buscaban notoriedad y respeto dentro del penal.
—Chuyito —una vez me dijo, mientras estábamos formados para regresar del patio a la estancia—, le voy a dar un consejo, ojalá no me lo tome a mal, pero si quiere sobrevivir a la cárcel y no volverse loco necesita mayor convivencia, no debe aislarse ni mantenerse en una orilla del patio.
—Gracias, Don Rafa, le voy hacer caso a su sugerencia —le contesté con algo de sorpresa, por venir el consejo de aquel hombre que la mayor parte del tiempo se la pasaba solo—, voy a tratar de reunirme más con algunos de los compañeros.
—Hágalo —reforzó Caro Quintero—, se va a sentir menos triste y se le va a pasar más rápido el día, porque los primeros meses de la cárcel, son lo más duro para el hombre.
—¿Cuánto tiempo lleva usted aquí, Don Rafa? —le pregunté aún sin recibir del oficial la orden de avanzar.
—Llevo toda una vida aquí —dijo en tono de broma—; ya veo a los guardias y a los presos como si fueran de mi familia.
—Han sido más de 20 años, ¿no? —volví a insistir, ante la apertura de diálogo que me ofrecía.
—He estado recluido durante 24 años —me dijo—, la mayoría de ellos los he pasado en cárceles federales, así que ya se puede imaginar todo lo que han presenciado mis ojos de preso.
—¿Ha visto de todo? —le tendí la pregunta en espera de que contestara en automático.
—Lo que usted se imagine, lo he visto en la cárcel. Saldrían cientos de libros si yo me pusiera a escribir lo que me ha tocado vivir. —¿Y no piensa hacerlo algún día? —No me alcanzaría la vida para contar todo lo que he visto en mis años de reclusión…
Inmediatamente llegó la instrucción del oficial de guardia que vigilaba la formación de presos, para que se guardara silencio, so pena de aplicar una sanción de aislamiento a quienes estuvieran dialogando. Rafael Caro era muy observante de las instrucciones de los custodios, y casi al mismo tiempo que se nos pidió que calláramos, él dejó de hablar.
A diferencia de la normatividad que se establece para el COC, en donde cada preso es asignado a una celda, en algunas circunscripciones de población general se designan dos módulos por estancia, lo que hace más llevadera —y en ocasiones más complicada— la vida dentro de esa cárcel federal.
No era raro observar que a mitad de la noche compañeros de celda se liaran a golpes dentro de su estancia porque a alguno de ellos le molestaba el ronquido del otro, o lo había despertado su murmurar dormido o le exacerbaba alguna flatulencia que había despedido. Casi todas las noches había peleas y conflictos entre compañeros de celda en ese sector.
Rafael Caro Quintero vivía en la celda 150, a un lado de la mía. Tenía como compañero a Luis Armando Amezcua Contreras, mejor conocido como el Rey de las Anfetaminas. En ocasiones pasaban las noches enteras platicando de caballos y agricultura. Lo último de lo que se hablaba en el pasillo uno del penal de Puente Grande era de delincuencia y narcotráfico.
Aquel corredor al que me habían asignado, el 1B, del módulo uno, constaba de 15 celdas, y desde el primer día un oficial de seguridad me advirtió lo que en ese sitio estaba permitido hacer y lo que no. Me explicó que allí las reglas no eran las que ponía la dirección del centro penitenciario, sino las que dictaban día a día cada uno de los internos de diversos cárteles que estaban dentro de esa sección.
Me indicó una serie de normas, no recuerdo si fueron ocho o 10, pero a mí se me quedaron grabadas sólo dos: nunca ver a los ojos a los líderes de los cárteles y nunca decirle no a cualquier sugerencia que me hicieran los señores del módulo uno, que se mezclaban con la población en general.
Pese a que en la zona de población las actividades de los internos son mínimas, éstas se pueden comparar a la libertad frente al aislamiento al que me obligaban en el área de segregación del COC. Al menos en los módulos de población general se permite el diálogo abierto entre reclusos, tanto en pasillos como en patios, aulas y comedor. El silencio obligado se limita al momento en que se encuentran en formación al salir de la celda o al regresar de actividades, así como en el trayecto.
Cuando alguien es sorprendido en pleno diálogo por el oficial de guardia, de manera inmediata se aplica la sanción denominada utle (únicamente tránsito en los límites de la estancia); es decir, que al preso se le priva de la posibilidad de salir de su celda y se mantiene en perfecto estado de incomunicación por periodos que van desde 10 hasta 90 días, por decisión del llamado Consejo Técnico Interdisciplinario, que lo conforman los jefes de los diversos departamentos del penal, encabezados por el director, quienes sesionan dos veces por semana y dictan sentencias de aislamiento con total impunidad. Las sanciones a los internos del módulo uno estaban a la orden del día, no había semana en que el Consejo Técnico Interdisciplinario no hiciera sentir su prepotencia, aplicando severos escarmientos ante cualquier falta que se consideraba violatoria al reglamento de disciplina, que variaba según el estado de ánimo de los oficiales en turno.
La falta más común por la que se sancionaba con mayor displicencia era cuando los presos caminaban sin llevar las manos por detrás, sin sostener la cabeza y sin bajar la mirada. El correctivo alcanzaba una amonestación de 10 días de aislamiento, sin actividades ni salidas de la estancia; sin derecho a llamada telefónica, correspondencia o visita familiar.
Durante el tiempo que estuve en el módulo uno, a Rafael Caro Quintero lo sancionaron en una ocasión. Se le sorprendió dialogando con otro interno, quien efusivamente se le acercó para estrecharle la mano con el puño cerrado, cuando ya estaba en la FLA, durante el traslado del comedor a la celda. El Consejo Técnico Interdisciplinario lo castigó con 20 días de completo aislamiento. —¿Es la primera vez que lo sancionan, Don Rafa? —le pregunté un día desde mi celda.
—No, Chuyito. Esto ya es viejo para mí. Cuando estaba en el penal de Matamoros me la pasé todo ese periodo prácticamente sancionado. No recuerdo cuántas veces me castigaron, pero siempre estuve aislado en la última celda de un pasillo para mí solo, sin contacto con nadie. Sólo me sacaban al comedor.
Rafael Caro era de pocas palabras, cualquier diálogo que se le buscaba lo concluía en forma rápida, con frases concretas, bien explicadas, opiniones certeras, conceptos muy claros. Nunca dejaba ideas sueltas en el aire, ni expuestas a la libre interpretación. En el diálogo se notaba su firmeza de carácter, pero siempre sin confrontar. —¿Estuvo totalmente incomunicado? —Sí, yo estaba en una celda de ese pasillo y mi hermano Miguel en la del otro extremo. Nadie más había en ese lugar. —¿Les permitían hablar? —Muy pocas veces. Dependía de los guardias. A veces nos dejaban intercambiar unas palabras y en otras ocasiones nos obligaban a estar en silencio todo el día. —¿Y cómo mataba el tiempo? —Haciendo ejercicio. Ésa es la única forma de tolerar el peso de los días en prisión.
A Rafael Caro Quintero la disciplina de la cárcel le formó el hábito del deporte. Siempre solitario, corría sin descanso por más de una hora, la mayor parte de las veces trotando para cerrar a toda velocidad, sin importar que el ejercicio físico en Puente Grande se permitiera sólo a las cuatro de la tarde, cuando el sol caía a plomo. Después de practicar su rutina de atletismo —que siempre terminaba con algo de calentamiento muscular, ejercitando brazos y piernas—, a Caro Quintero le gustaba sentarse en una banca, a solas, para observar los partidos de basquetbol, sin manifestar ninguna expresión de alegría o frustración en el rostro, como lo hacía la mayor parte de los internos.
Sólo en dos ocasiones lo observé jugando volibol. Su posición natural era la de armador, y se caracterizaba por la certeza de sus despejes de balón, los cuales, por lo general, pasaban rasantes sobre la red, casi imposibles de ser contestados por la defensa contraria. Pero la mayoría de las veces se mantenía al margen de los partidos. —¿Por qué no le gusta jugar volibol, Don Rafa? —le pregunté en una ocasión. —No me gusta perder —me contestó secamente. —Pero en todas las competencias se pierde y se gana, y además es sólo un juego —insistí.
—Sí, pero no me gusta perder, por eso prefiero no jugar, me siento más a gusto.
A pesar de su afición por la soledad y el aislamiento, Caro Quintero nunca despreciaba una buena plática, sobre todo si se refería a temas de historia o política. Por eso a veces se le veía hablando tendidamente con algunos presos que ocupaban aquel mismo pabellón, en donde únicamente estaban los internos que cumplían con cualquiera de los cinco lineamientos psicosociales establecidos por el Consejo Técnico Interdisciplinario.
Al módulo uno eran asignados sólo los presos que demostraran características de líderes, de intelectuales, con poder económico; los que gozaban de protección o quienes habían trabajado en el gobierno. Por eso la mayoría de los procesados como jefes de cártel se hallaba en ese sitio, aunque también estaba atestado de militares de diversos rangos, desde tenientes hasta tenientes coroneles.
Caro Quintero no era muy afecto a las relaciones con los militares, por eso se mantenía a raya de quienes habían pertenecido a la milicia y que —dentro de la vorágine de violencia que vivió el país— se pasaron en algún momento al bando del narcotráfico y ahora enfrentaban sendos procesos penales, en los cuales se jugaban decenas de años en prisión.
—¿No le gusta la amistad de los militares? —le pregunté cuando en una oportunidad observé cómo con tono despectivo se deshizo de un militar que por segunda ocasión intentaba dialogar con él, buscando afanosamente su cercanía.
—No, no es eso. No tenemos nada en común —me contestó cortésmente, aquella vez que estábamos en el patio. —¿Es porque son militares? —Ya no lo son. Aquí todos somos iguales, mientras portemos este mismo uniforme —me dijo sin voltear a verme, mientras mantenía la vista perdida a lo lejos.
Cuando Rafael Caro estuvo sancionado y aislado en su celda, varios presos de ese pasillo, en forma solidaria, se quedaban en sus estancias los sábados y los domingos —lo cual estaba permitido y se podían omitir las actividades recreativas, si así lo quería el interno—, con la única intención de acompañar al preso más “distinguido” de Puente Grande. Él era uno de los más queridos ahí. Si no fue el más famoso de todos los que han estado en ese penal, sí compite en popularidad y en muestras de afecto de la población carcelaria con el propio Chapo Guzmán, no obstante el carácter reservado y callado que siempre manifestó el que fuera detenido en Costa Rica.
A pesar de que muchos reclusos se quedaban para hacerle compañía mientras permanecía en segregación dentro de su estancia, a Caro Quintero no le gustaba charlar de celda a celda; nunca lo vi hablando a gritos desde una estancia a otra. Siempre lo observé conversando en corto, en voz muy baja, casi a hurtadillas, con la característica del diálogo breve. Por eso el tiempo que pasó en el apando se mantuvo casi en silencio, sólo platicando con su compañero de estancia.
Lo conocí cuando él tenía 56 años de edad y casi 24 años de estar en prisión. Recluido poco menos de la mitad de su vida. Siempre bajo una estricta vigilancia del Estado por ser considerado el capo más grande del narcotráfico, en parte por la presión ejercida por el gobierno de Estados Unidos y en parte por la fama que le crearon los medios de comunicación.
—A mí los periodistas me hicieron la fama más grande de la debida —me dijo un día que le platiqué que yo era reportero—, y me pesa mucho. Hablaron de mí hasta más no poder. Nadie se los podía impedir.
—Si no le hubieran construido tal reputación, ¿cree usted que ya hubiera salido de la cárcel?
—Eso no lo sé, pero siempre pesa mucho lo que hablan los periodistas de los que estamos en prisión. Todo lo que dicen los periódicos y la televisión lo consideran los jueces al momento de tomar alguna decisión: de eso no existe la menor duda. —¿Usted ha dado entrevistas a periodistas dentro de la cárcel? —No, ni afuera —me respondió con aquella risita que le caracterizaba cuando estaba de muy buen humor.
—¿Pero me imagino que lo han buscado varios reporteros para entrevistarlo?
—Demasiados, Chuyito. Ya estando en Almoloya, numerosos periodistas me hacían llegar peticiones para que les contara mi historia; muchos querían (y quieren aún) hablar conmigo. Pero yo, realmente no tengo nada que contarles. Lo que he vivido es mi vida, y esa parte es mía.
—¿Y usted no quiere hablar con ellos? —No, no me interesa hablar con ninguno. —¿No le llama la atención relatar sus vivencias desde su punto de vista, con su propia versión?
—En estos momentos no; posiblemente un día autorice o escriba algo, pero eso será después. —¿Ha rechazado a entrevistadores importantes? —Pues no sé qué tan importantes sean, pero a todos aquellos que me han solicitado una conversación les he dicho que no me interesa hablar de mi vida.
A Caro Quintero siempre lo vi pasearse solo en el patio, cuando nos sacaban a tomar el sol o a la actividad de “caminata”, que consistía en circular obligadamente en torno a la cancha de basquetbol. Nunca se rodeaba de acompañantes. Constantemente apartado, rumiando sus pensamientos, a pesar de las ofertas que se escuchaban de algunos militares para hacerle compañía. Su comportamiento siempre fue muy discreto.
Al término de la caminata invariablemente optaba por sentarse en una de las bancas más alejadas de la puerta de acceso al patio, la que cariñosamente bautizó como “la oficina”. Allí se iba a pasar el tiempo cada vez que salíamos de las celdas, sobre todo si la salida era por las tardes, después de las cuatro.
Allí, en “la oficina”, Caro Quintero se sentaba a ver pasar a los otros presos que caminaban incansablemente para llegar rendidos a la noche y poder conciliar en algo el sueño. Pocas veces permitía personas en su espacio y en muy raras ocasiones aceptaba que alguien llegara a sentarse a su lado o a platicar.
Cuando tenía ganas de conversar o comentar algún tema que le interesara —siempre de asuntos políticos o noticiosos del momento—, él mismo llamaba al preso con el que quería mantener el diálogo y le hacía la invitación a sentarse en “la oficina”, disponiendo siempre atención y amistad para el “elegido”.
Allí en su “oficina”, muchas veces hablamos de temas históricos, porque es un aficionado a la historia nacional, principalmente a los hechos que dieron origen a la Revolución mexicana y al posterior establecimiento de los gobiernos revolucionarios, de los que no se limita a conocer los hechos, sino que indaga los detalles que dan origen a las acciones que los enmarcan.
—Tanto que me gusta la historia —una vez me confió—. Qué lástima que aquí no nos dejen pasar libros elegidos por nosotros mismos. —¿Le gusta mucho leer, Don Rafa? —Sólo libros de historia, son los que me entretienen; pero ya leí todos los que tiene la biblioteca —se lamentaba.
Era disciplinado, siempre guardaba compostura. Nunca hablaba cuando los oficiales encargados de la seguridad ordenaban silencio en la FLA. Y más que ganarse el respeto por el solo hecho de ser Rafael Caro Quintero, entre los internos se le quería por ser un preso nada conflictivo, una persona que se alejaba de los problemas y que —además— cada que podía evitaba que los demás tuvieran conflictos y trataba de ayudarles.
En el módulo uno, pese a que las normas son más laxas frente a las que se aplican en el COC, había semanas completas en que se prohibía toda actividad y no se permitía salir de las celdas, ni para ir al comedor. La comida era llevada a las estancias en platos de unicel. Ante el frío, dentro de aquellas rejas, los presos sacaban las manos por las minúsculas ventanas que dan al patio para sentir algo de sol.
En ocasiones, los internos —para ir matando el tedio de todo el día— organizaban rondas de canciones, las cuales con frecuencia interpretaban algunos de los militares procesados, a quienes se les reconoce dentro de ese sector del penal de Puente Grande por su mal gusto musical, dada su afinidad por la música grupera.
El canto aficionado, a veces, comenzaba después del mediodía y terminaba hasta las nueve de la noche, hora en la que se decretaba el toque de silencio. En ese lapso se podía escuchar música de todos los géneros, salvo corridos —están prohibidos en todo el penal, y se sanciona a quien interprete temas alusivos al narco y sobre todo al Chapo—; los más solicitados eran temas de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.
Caro Quintero nunca manifestó un gusto específico por algún tema musical.
—¿Qué canciones le gustan, Don Rafa? —en una ocasión le preguntó un ex capitán del Ejército allí recluido.
—A mí me gusta toda la música, capi —le respondió desde su celda—, usted aviéntese con la que guste. Usted sabe que se le aprecia el detalle. —¿Le gustan los corridos? —insistió el militar. —Casi no, pero disfruto todo lo que haga sonsonete —explicó jocoso el de Sinaloa.
Y entonces un capitán de los allí procesados interpretó varios corridos, pese a la prohibición oficial para cantar ese tipo de música, con el riesgo de ser sancionado, de ser privado de la posibilidad de comunicación con el exterior. Era una de las formas de manifestar el aprecio y el cariño hacia un compañero dentro de las rejas de Puente Grande.
—No le gustan los corridos, pero hay muchos que hablan de usted —le dije—. ¿Esos si le agradan?
—Tampoco —me respondió en tono seco—. No tengo predilección por ninguno.
—¿Cuántos canciones de este género ha mandado hacer para usted? —insistí. —No le estoy diciendo que ninguno. No me gustan los corridos. —Porque hay cientos que hablan de usted…
—Sí, la gente puede cantar lo que quiera, pero a mí no me atrae ese tipo de música y yo nunca he mandado escribir un solo tema para mí —remarcó.
—¿Cuántos corridos conoce que hablen de usted? —insistí curioso.
—Yo no conozco ninguno. El abogadito que me visita me ha dicho que hay unos 200 que hablan de mí, y aunque no me atraigan, se le agradece a la gente que los compone. —Entonces, ¿qué música sí le gusta? —Toda la que sea para enamorar —dijo, mientras festejaba con una risita, como era su costumbre.
A los internos bien portados de las áreas de procesados y sentenciados de Puente Grande se les otorga como estímulo el permiso para tener en su estancia un minitelevisor portátil personal de 18 centímetros. Caro Quintero, igual que menos de la mitad de los reclusos de aquel pasillo, era uno de los privilegiados con ese beneficio debido a su buena conducta. El aparato sólo estaba autorizado a encenderse de las nueve de la mañana —una vez que concluía el segundo pase de lista— hasta una hora después del mediodía. Después, únicamente se permitía ver televisión de las cuatro de la tarde a las nueve de la noche, hasta que llegaba el cuarto pase de lista.
—¿Cuáles son los programas de televisión que más le gustan, Don Rafa? —le pregunté un día que nos sacaban de la estancia para dirigirnos al comedor.
—Yo veo de todo, Chuyito —me dijo en voz muy baja—, pero principalmente los noticieros y los programas de chismes de los artistas. —¿Le gustan las noticias de espectáculos? —Sí, me gusta todo lo que tiene que ver con los artistas. Los diálogos breves que se podían entablar con Rafael Caro, al igual que con la mayoría de los presos de ese sector del reclusorio, casi siempre eran concluidos abruptamente por instrucciones de los ofciales, quienes nos obligaban a guardar silencio y a avanzar en forma ordenada. Y eso había que cumplirlo para evitar empeorar la de por sí difícil situación que allí se vive.
Un domingo de cada mes era casi seguro que el aula, en donde se llevaban a cabo labores académicas y de biblioteca, se convirtiera en capilla para la celebración eucarística. Hasta ese lugar entraba un sacerdote de la diócesis de Guadalajara, que animosamente llevaba alivio espiritual para los presos.
En el interior de Puente Grande, en el módulo uno, existe una mayoría que practica el catolicismo, mientras que algunos se inclinan por el ala protestante del cristianismo, y muy pocos practican el culto a la Santa Muerte, cuyos seguidores, al menos una vez al mes, hacen oración nocturna desde sus celdas, sin molestar a los que disienten de su creencia.
La práctica abierta del culto religioso es la única actividad que se manifiesta como opcional para la población penitenciaria de Puente Grande. A Rafael Caro lo llegué a ver en varias oportunidades durante las ceremonias que a manera de celebración eucarística adecuaba el cura que hacía la visita carcelaria.
En una ocasión que el cura, incauto, habló sobre el pecado y la maldad que existe en el hombre, deslizó su convencimiento de que los presos tenían que pagar de alguna forma el daño cometido, dando por asentada la culpabilidad de todos los que estaban en proceso. La aseveración del religioso exacerbó los ánimos de algunos asistentes en aquella pequeña aula, pero la voz de Caro Quintero permitió que los exaltados volvieran a la tranquilidad, recordando la buena fe del sacerdote y los riesgos de hablar sin conocer cada caso particular de los que estábamos recluidos.
—Oiga, padre —le dijo Rafael Caro—, si el pecado es algo que todos los hombres tenemos, ¿qué diferencia hay entre usted y yo?
El sacerdote, un tanto ruborizado, se quedó pensativo. No supo o no quiso entrar en polémica y agachó quedamente la cabeza para asentar en voz baja:
—Ninguna diferencia hay entre usted y yo… Todos somos hijos de Dios y tenemos derecho a enmendar nuestras vidas, así como ustedes lo están haciendo.
Nadie volvió a hablar en lo que restó de la ceremonia. El padre siguió su formulario y dio por concluida la celebración, no sin antes agradecerle a Caro Quintero el llamado de conciencia que le hizo con esa breve pregunta. Rafael Caro no respondió nada y sólo bajó la cabeza para recibir la bendición del sacerdote, mientras otros presos se formaban detrás de él para ser bendecidos de la misma manera.
—¿Usted es firme creyente, Don Rafa? —le pregunté a los pocos días de haber transcurrido ese episodio. —Creo en Dios, como la mayoría. —Es que la mayoría aquí se olvida de Él… —Bueno, entonces creo en Dios, como pocos —me dijo, a la vez que me veía y contenía la risa en los labios, mientras estábamos formados para regresar a la celda, luego de la cena, en el momento en que el guardia ordenó avanzar y nos obligó a guardar silencio a todos los que salíamos hacia el pasillo 2B.
Pese a la prohibición para extraer alimentos del comedor y llevarlos a la celda, algunos internos “se la juegan” al esconder algún trozo de fruta o queso entre sus ropas, para compartirlo con el compañero de estancia antes de dormir. Ésa es otra forma de manifestar aprecio y cariño entre la población carcelaria.
Como yo era recién llegado en el módulo uno, luego de ser transferido del COC, hubo algunos reos desconfiados que me mandaron observar e investigar para averiguar a qué grupo delictivo pertenecía; y también me sondearon para conocer mi procedencia y “mis credenciales de delincuente”. La indagación cesó en la medida en que yo dialogaba con Rafael Caro.
Una gran parte de la población penitenciaria que se ubica dentro del módulo uno, son reos de procedencia militar, quienes tratan de mantener su disciplina y su conducta. Por eso dentro de la cárcel son como una clase aparte. Poco se mezclan con el resto de los reclusos y siempre intentan mantener supremacía, aun cuando eso es motivo de sanción por parte de los oficiales de custodia.
Los reos de origen castrense hacen sus propias competencias en juegos y en ajedrez; sólo se reúnen entre ellos para platicar en el patio, y muy pocas veces —cuando necesitan un árbitro que conceda la razón entre dos partes— invitan a “civiles” a sus diálogos. Así conocí a Ramiro, un militar procesado que sirvió como guardaespaldas de Sergio Villareal, mejor conocido como El Grande, y que ahora enfrenta un proceso penal en el cual está en riesgo de que le impongan al menos 30 años de prisión. Él fue quien me puso al tanto de la forma de conducirme en el interior de la cárcel, entre la población penitenciaria que lleva años siendo procesada sin alcanzar aún una sentencia.
Un día en el patio, no sé si fue por compasión o de plano porque le inspiré confianza, Ramiro se acercó a mí y me asesoró casi al oído —sin verme directamente a los ojos, más bien colocando sus labios muy cerca de mi oreja izquierda — sobre las reglas de conducta que se debían atender en la convivencia diaria en esta parte de la cárcel federal.
Me dijo claramente que no me acercara a los señores de ese módulo y que no hiciera ningún tipo de preguntas si de pronto me veía en una conversación con alguno de los que se encuentran procesados en ese sector como jefes de cártel. Me advirtió que el solo hecho de preguntar algo que no debía me convertía en un candidato al “suicidio”.
Después de ese consejo, Ramiro me tomó algo de afecto y se convirtió en una especie de acompañante permanente por donde quiera que yo me desplazara. Decía que no me dejaba solo porque no quería tener en su conciencia mi muerte a manos de alguno de los que se sintieran agredidos por mi falta de conocimiento de las reglas que mandan dentro de la cárcel.
Así que se dedicó a platicarme sus historias y yo a escuchar todo lo que él explicaba. No sé si lo atendía a manera de retribución por la ayuda que me brindada, o si él me ofrecía su conversación como una forma de catarsis para sentirse menos cargado dentro de esa prisión. Una vez que le pregunté la razón por la que me cuidaba tanto, me contó que no quería que pasara como la vez que, aún siendo miembro del Ejército, le habían encargado que cuidara a un sobrino de un teniente dentro del Colegio Militar, justo cuando ya cursaba el tercer año. Me contó así la historia:
En esa ocasión, el nuevo recluta del Colegio Militar tenía que someterse a la novatada de su ingreso, y por eso me lo encargó su tío, un teniente de apellido Montes, quien había sido instructor en el segundo año del colegio.
Esa vez, el sobrino llegó como a las siete de la mañana y se presentó conmigo, porque así se lo había recomendado su tío, a fn de que se sintiera a salvo de la corretiza y los golpes que le iban a propinar en su iniciación dentro del Colegio Militar.
Apenas el muchacho se reportó, yo le dije claramente lo que no debía hacer dentro de las instalaciones de la institución y le bosquejé rápidamente la conducta a asumir con los cadetes de grados superiores; principalmente con aquellos que estarían a cargo de su instrucción militar en los próximos tres años. Le dije claramente que nunca debía comer en la misma mesa de un cadete de año superior, aun cuando fuera una orden o lo intentaran obligarlo a sentarse.
FUENTE:
http://aristeguinoticias.com/0908/mexico/rafael-caro-quintero-capitulo-del-libro-los-malditos/
Rafael Caro Quintero, capítulo del libro “Los Malditos” (Foto:Cuartoscuro) Redacción ANagosto 9, 2013 12:11 pm
El periodista Jesús Lemús escribió el libro Los Malditos, Crónica negra desde Puente Grande bajo el sello editorial de Grijalbo donde narra episodios con delincuentes que están recluidos en la cárcel federal de Puente Grande, en Jalisco.
El siguiente es un fragmento del capítulo 14 del libro, dedicado al narcotraficante Rafael Caro Quintero.
CAPÍTULO 14
Rafael Caro Quintero
Un día, a finales de 2008, apenas había amanecido, llegó un oficial hasta la puerta de mi celda, en el pasillo cuatro del Centro de Observación y Clasificación (COC) para anunciarme que sería reubicado y que debería alistarme. Me sorprendió la instrucción, no tanto porque sería cambiado de estancia, sino por la orden de alistarme, cuando en realidad no tenía nada qué alistar, siempre estaba en posibilidad de ser transferido.
—¡1568! —me dijo con tono marcial—, póngase atento a las instrucciones que se le van a dictar. Alístese porque va a ser trasladado. Alistarme para mí consistía en ponerme de pie frente a la estancia, con las manos en posición de firmes y atender las instrucciones que se me indicaran al momento de ser revisado. Para algunos presos que salían del COC, alistarse para ser trasladado significaba recoger sus pertenencias y verificar que no olvidaran ninguna; pero yo realmente no tenía nada en mi celda, así que di un salto desde el fondo, me coloqué frente a la reja y ya estaba listo.
Tras la revisión de rutina, una vez que fui dotado de uniforme y calzado, un colchón, cobijas, sábanas, cepillo dental y pasta, dos oficiales me llevaron a un cubículo del COC, en donde me sometieron a una valoración médica y psicológica, y desde donde autorizaron mi traslado a la zona de población.
Atrás quedaba Noé El Gato, a quien alcancé a ver, al momento de pasar frente a su estancia, que se despedía de mí con un saludo militar tras las rejas, de pie, totalmente desnudo, regalándome una sonrisa que apenas se dibujaba en su hosco rostro, que parecía un dibujo de mal gusto por los lentes gruesos y espesos que portaba orgulloso, por ser un regalo de la Cruz Roja internacional.
—Ánimo, compita Lemus —me dijo con la voz grave y seria—, espero no verlo de nuevo por este penal.
—Ánimo, Gato —le respondí con la complicidad de los dos oficiales que toleraron en silencio la despedida, mientras me apresuraban y me ordenaban que caminara con la cabeza abajo y que no volteara al interior de las celdas.
Ésa fue la última vez que supe del Gato y de todos los que permanecimos juntos por diversas causas dentro del área de aislamiento. De Jesús Loya un día escuché que seguía cantando a la luz de la luna aquella canción de Mariano Barba, con la única intención de que su amor le llegara a su Nana Fine, aunque la mayoría de las veces su canto a lo único que le conducía era a las terribles golpizas que lo medio mataban.
Tras el paso a través de un intrincado laberinto de galerías arribé al diamante de vigilancia que controla el movimiento de los pasillos uno, dos, tres y cuatro del área de población. A mí me trasladaban al primero, a la celda 149, a la cama A, en el nivel B.
Cuando vi cómo recibían a los presos nuevos en el módulo uno, no puedo decir que ya sabía eso que había observado en películas, pero sí puedo asegurar que el miedo que sentí fue como aquel que experimenté cuando estuve detenido en las instalaciones de la policía ministerial de Guanajuato. Era un temor conocido, que se metía dentro de uno a través de los ojos y terminaba paralizando manos y pies, hasta sentir que la respiración se entrecortaba.
—Llegó carne fresca —gritó una voz anónima desde una celda en el fondo del corredor.
Inmediatamente, como en el cliché de una película, se fueron acercando los internos de ese sector a las rejas que dan al pasillo, para observar al recién llegado. Hasta hubo, como en los filmes americanos, quién extendió la mano para tratar de tocar al nuevo inquilino.
—Pásale, muñeco —se escuchó la invitación desde una celda a mi paso.
—Aquí tienen a un reportero, con él se van a entretener a toda madre —dijo el guardia a todo el pasillo, con lo que causó la hilaridad de algunos de los que estaban a la expectativa por conocer quién era el que arribaba.
—Con lo que me gustan los P^%!@#$ periodistas —profirió una voz cavernosa.
—A éste no le doy tres días de vida en esta galera —acotó otro más.
—Que lo pasen a mi celda para enseñarle cómo se trata a los periodistas aquí —se sumó un tercero en la exaltación total, provocada por el mismo oficial que me conducía a paso lento hasta la celda ubicada justamente a mitad del pasillo.
Allí, en el módulo uno, ya conviviendo abiertamente con la población de reos, con la selección nacional de los considerados por las autoridades federales como los presos de más alta peligrosidad de todo el país, fue que distinguí, entre otros, a Rafael Caro Quintero. Siempre callado. Siempre masticando sus pensamientos. Siempre atento a todo lo que se mueve en su entorno.
Ya lo había visto con anterioridad. En una ocasión en que yo era trasladado al locutorio, desde el COC, observé que delante de mí trasladaban a un interno cuyo nombre fue dicho en voz alta al llegar a uno de los diamantes de seguridad. Cuando escuché que lo llamaron “Caro Quintero, Rafael”, la inercia de la curiosidad me condujo a levantar la cabeza para ver la figura que caminaba a sólo dos metros de distancia de mí.
Ni rastros de aquel joven acusado de narcotráfico, cuyas imágenes dieron a conocer los noticiarios de 1985, en los cuales resaltaban sus pequeños ojos negros, su abundante cabellera oscura y un bigote desplegado a todo lo ancho de su boca.
Ahora era un individuo delgado, alto y encorvado, con el peso de los años en la cárcel claramente cargado en los hombros, con la espalda dando muestras de cansancio y la típica rigidez muscular de los presos que así manifiestan todo el odio contenido en el cuerpo. El pelo, aunque muy corto, tupido de canas.
Allí vi a Don Rafa —como cariñosamente le decía la mayoría de los presos—, sentado en una de las bancas de concreto del comedor, en el primer día de convivencia más abierta a la que se puede aspirar en el COC. Estaba, como casi siempre, amasando sus pensamientos, con la mirada perdida a través de las ventanas que dejan ver un desolado y duro patio de concreto, con altas paredes cuya corona de serpentinas metálicas mortalmente afiladas parece arañar el cielo.
Mientras los demás presos se entretenían jugando dominó o ajedrez, absorbidos por la plática y las carcajadas, a Rafael Caro se le escapaba el pensamiento hacia aquellas esbeltas ventanas que conectaban con el patio. A veces achicaba los ojos como para visualizar mejor las ideas que le rondaban en la cabeza, sentado siempre, cruzando el pie derecho sobre el izquierdo.
Nunca lo vi reunirse en grupo. Siempre que buscaba diálogo lo hacía con una o dos personas máximo. Era muy discreto al hablar, ni una mala palabra salía de su boca. Jamás le escuché comentar temas de narcotráfico o delincuencia, como se estilaba entre otros internos, que buscaban notoriedad y respeto dentro del penal.
—Chuyito —una vez me dijo, mientras estábamos formados para regresar del patio a la estancia—, le voy a dar un consejo, ojalá no me lo tome a mal, pero si quiere sobrevivir a la cárcel y no volverse loco necesita mayor convivencia, no debe aislarse ni mantenerse en una orilla del patio.
—Gracias, Don Rafa, le voy hacer caso a su sugerencia —le contesté con algo de sorpresa, por venir el consejo de aquel hombre que la mayor parte del tiempo se la pasaba solo—, voy a tratar de reunirme más con algunos de los compañeros.
—Hágalo —reforzó Caro Quintero—, se va a sentir menos triste y se le va a pasar más rápido el día, porque los primeros meses de la cárcel, son lo más duro para el hombre.
—¿Cuánto tiempo lleva usted aquí, Don Rafa? —le pregunté aún sin recibir del oficial la orden de avanzar.
—Llevo toda una vida aquí —dijo en tono de broma—; ya veo a los guardias y a los presos como si fueran de mi familia.
—Han sido más de 20 años, ¿no? —volví a insistir, ante la apertura de diálogo que me ofrecía.
—He estado recluido durante 24 años —me dijo—, la mayoría de ellos los he pasado en cárceles federales, así que ya se puede imaginar todo lo que han presenciado mis ojos de preso.
—¿Ha visto de todo? —le tendí la pregunta en espera de que contestara en automático.
—Lo que usted se imagine, lo he visto en la cárcel. Saldrían cientos de libros si yo me pusiera a escribir lo que me ha tocado vivir. —¿Y no piensa hacerlo algún día? —No me alcanzaría la vida para contar todo lo que he visto en mis años de reclusión…
Inmediatamente llegó la instrucción del oficial de guardia que vigilaba la formación de presos, para que se guardara silencio, so pena de aplicar una sanción de aislamiento a quienes estuvieran dialogando. Rafael Caro era muy observante de las instrucciones de los custodios, y casi al mismo tiempo que se nos pidió que calláramos, él dejó de hablar.
A diferencia de la normatividad que se establece para el COC, en donde cada preso es asignado a una celda, en algunas circunscripciones de población general se designan dos módulos por estancia, lo que hace más llevadera —y en ocasiones más complicada— la vida dentro de esa cárcel federal.
No era raro observar que a mitad de la noche compañeros de celda se liaran a golpes dentro de su estancia porque a alguno de ellos le molestaba el ronquido del otro, o lo había despertado su murmurar dormido o le exacerbaba alguna flatulencia que había despedido. Casi todas las noches había peleas y conflictos entre compañeros de celda en ese sector.
Rafael Caro Quintero vivía en la celda 150, a un lado de la mía. Tenía como compañero a Luis Armando Amezcua Contreras, mejor conocido como el Rey de las Anfetaminas. En ocasiones pasaban las noches enteras platicando de caballos y agricultura. Lo último de lo que se hablaba en el pasillo uno del penal de Puente Grande era de delincuencia y narcotráfico.
Aquel corredor al que me habían asignado, el 1B, del módulo uno, constaba de 15 celdas, y desde el primer día un oficial de seguridad me advirtió lo que en ese sitio estaba permitido hacer y lo que no. Me explicó que allí las reglas no eran las que ponía la dirección del centro penitenciario, sino las que dictaban día a día cada uno de los internos de diversos cárteles que estaban dentro de esa sección.
Me indicó una serie de normas, no recuerdo si fueron ocho o 10, pero a mí se me quedaron grabadas sólo dos: nunca ver a los ojos a los líderes de los cárteles y nunca decirle no a cualquier sugerencia que me hicieran los señores del módulo uno, que se mezclaban con la población en general.
Pese a que en la zona de población las actividades de los internos son mínimas, éstas se pueden comparar a la libertad frente al aislamiento al que me obligaban en el área de segregación del COC. Al menos en los módulos de población general se permite el diálogo abierto entre reclusos, tanto en pasillos como en patios, aulas y comedor. El silencio obligado se limita al momento en que se encuentran en formación al salir de la celda o al regresar de actividades, así como en el trayecto.
Cuando alguien es sorprendido en pleno diálogo por el oficial de guardia, de manera inmediata se aplica la sanción denominada utle (únicamente tránsito en los límites de la estancia); es decir, que al preso se le priva de la posibilidad de salir de su celda y se mantiene en perfecto estado de incomunicación por periodos que van desde 10 hasta 90 días, por decisión del llamado Consejo Técnico Interdisciplinario, que lo conforman los jefes de los diversos departamentos del penal, encabezados por el director, quienes sesionan dos veces por semana y dictan sentencias de aislamiento con total impunidad. Las sanciones a los internos del módulo uno estaban a la orden del día, no había semana en que el Consejo Técnico Interdisciplinario no hiciera sentir su prepotencia, aplicando severos escarmientos ante cualquier falta que se consideraba violatoria al reglamento de disciplina, que variaba según el estado de ánimo de los oficiales en turno.
La falta más común por la que se sancionaba con mayor displicencia era cuando los presos caminaban sin llevar las manos por detrás, sin sostener la cabeza y sin bajar la mirada. El correctivo alcanzaba una amonestación de 10 días de aislamiento, sin actividades ni salidas de la estancia; sin derecho a llamada telefónica, correspondencia o visita familiar.
Durante el tiempo que estuve en el módulo uno, a Rafael Caro Quintero lo sancionaron en una ocasión. Se le sorprendió dialogando con otro interno, quien efusivamente se le acercó para estrecharle la mano con el puño cerrado, cuando ya estaba en la FLA, durante el traslado del comedor a la celda. El Consejo Técnico Interdisciplinario lo castigó con 20 días de completo aislamiento. —¿Es la primera vez que lo sancionan, Don Rafa? —le pregunté un día desde mi celda.
—No, Chuyito. Esto ya es viejo para mí. Cuando estaba en el penal de Matamoros me la pasé todo ese periodo prácticamente sancionado. No recuerdo cuántas veces me castigaron, pero siempre estuve aislado en la última celda de un pasillo para mí solo, sin contacto con nadie. Sólo me sacaban al comedor.
Rafael Caro era de pocas palabras, cualquier diálogo que se le buscaba lo concluía en forma rápida, con frases concretas, bien explicadas, opiniones certeras, conceptos muy claros. Nunca dejaba ideas sueltas en el aire, ni expuestas a la libre interpretación. En el diálogo se notaba su firmeza de carácter, pero siempre sin confrontar. —¿Estuvo totalmente incomunicado? —Sí, yo estaba en una celda de ese pasillo y mi hermano Miguel en la del otro extremo. Nadie más había en ese lugar. —¿Les permitían hablar? —Muy pocas veces. Dependía de los guardias. A veces nos dejaban intercambiar unas palabras y en otras ocasiones nos obligaban a estar en silencio todo el día. —¿Y cómo mataba el tiempo? —Haciendo ejercicio. Ésa es la única forma de tolerar el peso de los días en prisión.
A Rafael Caro Quintero la disciplina de la cárcel le formó el hábito del deporte. Siempre solitario, corría sin descanso por más de una hora, la mayor parte de las veces trotando para cerrar a toda velocidad, sin importar que el ejercicio físico en Puente Grande se permitiera sólo a las cuatro de la tarde, cuando el sol caía a plomo. Después de practicar su rutina de atletismo —que siempre terminaba con algo de calentamiento muscular, ejercitando brazos y piernas—, a Caro Quintero le gustaba sentarse en una banca, a solas, para observar los partidos de basquetbol, sin manifestar ninguna expresión de alegría o frustración en el rostro, como lo hacía la mayor parte de los internos.
Sólo en dos ocasiones lo observé jugando volibol. Su posición natural era la de armador, y se caracterizaba por la certeza de sus despejes de balón, los cuales, por lo general, pasaban rasantes sobre la red, casi imposibles de ser contestados por la defensa contraria. Pero la mayoría de las veces se mantenía al margen de los partidos. —¿Por qué no le gusta jugar volibol, Don Rafa? —le pregunté en una ocasión. —No me gusta perder —me contestó secamente. —Pero en todas las competencias se pierde y se gana, y además es sólo un juego —insistí.
—Sí, pero no me gusta perder, por eso prefiero no jugar, me siento más a gusto.
A pesar de su afición por la soledad y el aislamiento, Caro Quintero nunca despreciaba una buena plática, sobre todo si se refería a temas de historia o política. Por eso a veces se le veía hablando tendidamente con algunos presos que ocupaban aquel mismo pabellón, en donde únicamente estaban los internos que cumplían con cualquiera de los cinco lineamientos psicosociales establecidos por el Consejo Técnico Interdisciplinario.
Al módulo uno eran asignados sólo los presos que demostraran características de líderes, de intelectuales, con poder económico; los que gozaban de protección o quienes habían trabajado en el gobierno. Por eso la mayoría de los procesados como jefes de cártel se hallaba en ese sitio, aunque también estaba atestado de militares de diversos rangos, desde tenientes hasta tenientes coroneles.
Caro Quintero no era muy afecto a las relaciones con los militares, por eso se mantenía a raya de quienes habían pertenecido a la milicia y que —dentro de la vorágine de violencia que vivió el país— se pasaron en algún momento al bando del narcotráfico y ahora enfrentaban sendos procesos penales, en los cuales se jugaban decenas de años en prisión.
—¿No le gusta la amistad de los militares? —le pregunté cuando en una oportunidad observé cómo con tono despectivo se deshizo de un militar que por segunda ocasión intentaba dialogar con él, buscando afanosamente su cercanía.
—No, no es eso. No tenemos nada en común —me contestó cortésmente, aquella vez que estábamos en el patio. —¿Es porque son militares? —Ya no lo son. Aquí todos somos iguales, mientras portemos este mismo uniforme —me dijo sin voltear a verme, mientras mantenía la vista perdida a lo lejos.
Cuando Rafael Caro estuvo sancionado y aislado en su celda, varios presos de ese pasillo, en forma solidaria, se quedaban en sus estancias los sábados y los domingos —lo cual estaba permitido y se podían omitir las actividades recreativas, si así lo quería el interno—, con la única intención de acompañar al preso más “distinguido” de Puente Grande. Él era uno de los más queridos ahí. Si no fue el más famoso de todos los que han estado en ese penal, sí compite en popularidad y en muestras de afecto de la población carcelaria con el propio Chapo Guzmán, no obstante el carácter reservado y callado que siempre manifestó el que fuera detenido en Costa Rica.
A pesar de que muchos reclusos se quedaban para hacerle compañía mientras permanecía en segregación dentro de su estancia, a Caro Quintero no le gustaba charlar de celda a celda; nunca lo vi hablando a gritos desde una estancia a otra. Siempre lo observé conversando en corto, en voz muy baja, casi a hurtadillas, con la característica del diálogo breve. Por eso el tiempo que pasó en el apando se mantuvo casi en silencio, sólo platicando con su compañero de estancia.
Lo conocí cuando él tenía 56 años de edad y casi 24 años de estar en prisión. Recluido poco menos de la mitad de su vida. Siempre bajo una estricta vigilancia del Estado por ser considerado el capo más grande del narcotráfico, en parte por la presión ejercida por el gobierno de Estados Unidos y en parte por la fama que le crearon los medios de comunicación.
—A mí los periodistas me hicieron la fama más grande de la debida —me dijo un día que le platiqué que yo era reportero—, y me pesa mucho. Hablaron de mí hasta más no poder. Nadie se los podía impedir.
—Si no le hubieran construido tal reputación, ¿cree usted que ya hubiera salido de la cárcel?
—Eso no lo sé, pero siempre pesa mucho lo que hablan los periodistas de los que estamos en prisión. Todo lo que dicen los periódicos y la televisión lo consideran los jueces al momento de tomar alguna decisión: de eso no existe la menor duda. —¿Usted ha dado entrevistas a periodistas dentro de la cárcel? —No, ni afuera —me respondió con aquella risita que le caracterizaba cuando estaba de muy buen humor.
—¿Pero me imagino que lo han buscado varios reporteros para entrevistarlo?
—Demasiados, Chuyito. Ya estando en Almoloya, numerosos periodistas me hacían llegar peticiones para que les contara mi historia; muchos querían (y quieren aún) hablar conmigo. Pero yo, realmente no tengo nada que contarles. Lo que he vivido es mi vida, y esa parte es mía.
—¿Y usted no quiere hablar con ellos? —No, no me interesa hablar con ninguno. —¿No le llama la atención relatar sus vivencias desde su punto de vista, con su propia versión?
—En estos momentos no; posiblemente un día autorice o escriba algo, pero eso será después. —¿Ha rechazado a entrevistadores importantes? —Pues no sé qué tan importantes sean, pero a todos aquellos que me han solicitado una conversación les he dicho que no me interesa hablar de mi vida.
A Caro Quintero siempre lo vi pasearse solo en el patio, cuando nos sacaban a tomar el sol o a la actividad de “caminata”, que consistía en circular obligadamente en torno a la cancha de basquetbol. Nunca se rodeaba de acompañantes. Constantemente apartado, rumiando sus pensamientos, a pesar de las ofertas que se escuchaban de algunos militares para hacerle compañía. Su comportamiento siempre fue muy discreto.
Al término de la caminata invariablemente optaba por sentarse en una de las bancas más alejadas de la puerta de acceso al patio, la que cariñosamente bautizó como “la oficina”. Allí se iba a pasar el tiempo cada vez que salíamos de las celdas, sobre todo si la salida era por las tardes, después de las cuatro.
Allí, en “la oficina”, Caro Quintero se sentaba a ver pasar a los otros presos que caminaban incansablemente para llegar rendidos a la noche y poder conciliar en algo el sueño. Pocas veces permitía personas en su espacio y en muy raras ocasiones aceptaba que alguien llegara a sentarse a su lado o a platicar.
Cuando tenía ganas de conversar o comentar algún tema que le interesara —siempre de asuntos políticos o noticiosos del momento—, él mismo llamaba al preso con el que quería mantener el diálogo y le hacía la invitación a sentarse en “la oficina”, disponiendo siempre atención y amistad para el “elegido”.
Allí en su “oficina”, muchas veces hablamos de temas históricos, porque es un aficionado a la historia nacional, principalmente a los hechos que dieron origen a la Revolución mexicana y al posterior establecimiento de los gobiernos revolucionarios, de los que no se limita a conocer los hechos, sino que indaga los detalles que dan origen a las acciones que los enmarcan.
—Tanto que me gusta la historia —una vez me confió—. Qué lástima que aquí no nos dejen pasar libros elegidos por nosotros mismos. —¿Le gusta mucho leer, Don Rafa? —Sólo libros de historia, son los que me entretienen; pero ya leí todos los que tiene la biblioteca —se lamentaba.
Era disciplinado, siempre guardaba compostura. Nunca hablaba cuando los oficiales encargados de la seguridad ordenaban silencio en la FLA. Y más que ganarse el respeto por el solo hecho de ser Rafael Caro Quintero, entre los internos se le quería por ser un preso nada conflictivo, una persona que se alejaba de los problemas y que —además— cada que podía evitaba que los demás tuvieran conflictos y trataba de ayudarles.
En el módulo uno, pese a que las normas son más laxas frente a las que se aplican en el COC, había semanas completas en que se prohibía toda actividad y no se permitía salir de las celdas, ni para ir al comedor. La comida era llevada a las estancias en platos de unicel. Ante el frío, dentro de aquellas rejas, los presos sacaban las manos por las minúsculas ventanas que dan al patio para sentir algo de sol.
En ocasiones, los internos —para ir matando el tedio de todo el día— organizaban rondas de canciones, las cuales con frecuencia interpretaban algunos de los militares procesados, a quienes se les reconoce dentro de ese sector del penal de Puente Grande por su mal gusto musical, dada su afinidad por la música grupera.
El canto aficionado, a veces, comenzaba después del mediodía y terminaba hasta las nueve de la noche, hora en la que se decretaba el toque de silencio. En ese lapso se podía escuchar música de todos los géneros, salvo corridos —están prohibidos en todo el penal, y se sanciona a quien interprete temas alusivos al narco y sobre todo al Chapo—; los más solicitados eran temas de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.
Caro Quintero nunca manifestó un gusto específico por algún tema musical.
—¿Qué canciones le gustan, Don Rafa? —en una ocasión le preguntó un ex capitán del Ejército allí recluido.
—A mí me gusta toda la música, capi —le respondió desde su celda—, usted aviéntese con la que guste. Usted sabe que se le aprecia el detalle. —¿Le gustan los corridos? —insistió el militar. —Casi no, pero disfruto todo lo que haga sonsonete —explicó jocoso el de Sinaloa.
Y entonces un capitán de los allí procesados interpretó varios corridos, pese a la prohibición oficial para cantar ese tipo de música, con el riesgo de ser sancionado, de ser privado de la posibilidad de comunicación con el exterior. Era una de las formas de manifestar el aprecio y el cariño hacia un compañero dentro de las rejas de Puente Grande.
—No le gustan los corridos, pero hay muchos que hablan de usted —le dije—. ¿Esos si le agradan?
—Tampoco —me respondió en tono seco—. No tengo predilección por ninguno.
—¿Cuántos canciones de este género ha mandado hacer para usted? —insistí. —No le estoy diciendo que ninguno. No me gustan los corridos. —Porque hay cientos que hablan de usted…
—Sí, la gente puede cantar lo que quiera, pero a mí no me atrae ese tipo de música y yo nunca he mandado escribir un solo tema para mí —remarcó.
—¿Cuántos corridos conoce que hablen de usted? —insistí curioso.
—Yo no conozco ninguno. El abogadito que me visita me ha dicho que hay unos 200 que hablan de mí, y aunque no me atraigan, se le agradece a la gente que los compone. —Entonces, ¿qué música sí le gusta? —Toda la que sea para enamorar —dijo, mientras festejaba con una risita, como era su costumbre.
A los internos bien portados de las áreas de procesados y sentenciados de Puente Grande se les otorga como estímulo el permiso para tener en su estancia un minitelevisor portátil personal de 18 centímetros. Caro Quintero, igual que menos de la mitad de los reclusos de aquel pasillo, era uno de los privilegiados con ese beneficio debido a su buena conducta. El aparato sólo estaba autorizado a encenderse de las nueve de la mañana —una vez que concluía el segundo pase de lista— hasta una hora después del mediodía. Después, únicamente se permitía ver televisión de las cuatro de la tarde a las nueve de la noche, hasta que llegaba el cuarto pase de lista.
—¿Cuáles son los programas de televisión que más le gustan, Don Rafa? —le pregunté un día que nos sacaban de la estancia para dirigirnos al comedor.
—Yo veo de todo, Chuyito —me dijo en voz muy baja—, pero principalmente los noticieros y los programas de chismes de los artistas. —¿Le gustan las noticias de espectáculos? —Sí, me gusta todo lo que tiene que ver con los artistas. Los diálogos breves que se podían entablar con Rafael Caro, al igual que con la mayoría de los presos de ese sector del reclusorio, casi siempre eran concluidos abruptamente por instrucciones de los ofciales, quienes nos obligaban a guardar silencio y a avanzar en forma ordenada. Y eso había que cumplirlo para evitar empeorar la de por sí difícil situación que allí se vive.
Un domingo de cada mes era casi seguro que el aula, en donde se llevaban a cabo labores académicas y de biblioteca, se convirtiera en capilla para la celebración eucarística. Hasta ese lugar entraba un sacerdote de la diócesis de Guadalajara, que animosamente llevaba alivio espiritual para los presos.
En el interior de Puente Grande, en el módulo uno, existe una mayoría que practica el catolicismo, mientras que algunos se inclinan por el ala protestante del cristianismo, y muy pocos practican el culto a la Santa Muerte, cuyos seguidores, al menos una vez al mes, hacen oración nocturna desde sus celdas, sin molestar a los que disienten de su creencia.
La práctica abierta del culto religioso es la única actividad que se manifiesta como opcional para la población penitenciaria de Puente Grande. A Rafael Caro lo llegué a ver en varias oportunidades durante las ceremonias que a manera de celebración eucarística adecuaba el cura que hacía la visita carcelaria.
En una ocasión que el cura, incauto, habló sobre el pecado y la maldad que existe en el hombre, deslizó su convencimiento de que los presos tenían que pagar de alguna forma el daño cometido, dando por asentada la culpabilidad de todos los que estaban en proceso. La aseveración del religioso exacerbó los ánimos de algunos asistentes en aquella pequeña aula, pero la voz de Caro Quintero permitió que los exaltados volvieran a la tranquilidad, recordando la buena fe del sacerdote y los riesgos de hablar sin conocer cada caso particular de los que estábamos recluidos.
—Oiga, padre —le dijo Rafael Caro—, si el pecado es algo que todos los hombres tenemos, ¿qué diferencia hay entre usted y yo?
El sacerdote, un tanto ruborizado, se quedó pensativo. No supo o no quiso entrar en polémica y agachó quedamente la cabeza para asentar en voz baja:
—Ninguna diferencia hay entre usted y yo… Todos somos hijos de Dios y tenemos derecho a enmendar nuestras vidas, así como ustedes lo están haciendo.
Nadie volvió a hablar en lo que restó de la ceremonia. El padre siguió su formulario y dio por concluida la celebración, no sin antes agradecerle a Caro Quintero el llamado de conciencia que le hizo con esa breve pregunta. Rafael Caro no respondió nada y sólo bajó la cabeza para recibir la bendición del sacerdote, mientras otros presos se formaban detrás de él para ser bendecidos de la misma manera.
—¿Usted es firme creyente, Don Rafa? —le pregunté a los pocos días de haber transcurrido ese episodio. —Creo en Dios, como la mayoría. —Es que la mayoría aquí se olvida de Él… —Bueno, entonces creo en Dios, como pocos —me dijo, a la vez que me veía y contenía la risa en los labios, mientras estábamos formados para regresar a la celda, luego de la cena, en el momento en que el guardia ordenó avanzar y nos obligó a guardar silencio a todos los que salíamos hacia el pasillo 2B.
Pese a la prohibición para extraer alimentos del comedor y llevarlos a la celda, algunos internos “se la juegan” al esconder algún trozo de fruta o queso entre sus ropas, para compartirlo con el compañero de estancia antes de dormir. Ésa es otra forma de manifestar aprecio y cariño entre la población carcelaria.
Como yo era recién llegado en el módulo uno, luego de ser transferido del COC, hubo algunos reos desconfiados que me mandaron observar e investigar para averiguar a qué grupo delictivo pertenecía; y también me sondearon para conocer mi procedencia y “mis credenciales de delincuente”. La indagación cesó en la medida en que yo dialogaba con Rafael Caro.
Una gran parte de la población penitenciaria que se ubica dentro del módulo uno, son reos de procedencia militar, quienes tratan de mantener su disciplina y su conducta. Por eso dentro de la cárcel son como una clase aparte. Poco se mezclan con el resto de los reclusos y siempre intentan mantener supremacía, aun cuando eso es motivo de sanción por parte de los oficiales de custodia.
Los reos de origen castrense hacen sus propias competencias en juegos y en ajedrez; sólo se reúnen entre ellos para platicar en el patio, y muy pocas veces —cuando necesitan un árbitro que conceda la razón entre dos partes— invitan a “civiles” a sus diálogos. Así conocí a Ramiro, un militar procesado que sirvió como guardaespaldas de Sergio Villareal, mejor conocido como El Grande, y que ahora enfrenta un proceso penal en el cual está en riesgo de que le impongan al menos 30 años de prisión. Él fue quien me puso al tanto de la forma de conducirme en el interior de la cárcel, entre la población penitenciaria que lleva años siendo procesada sin alcanzar aún una sentencia.
Un día en el patio, no sé si fue por compasión o de plano porque le inspiré confianza, Ramiro se acercó a mí y me asesoró casi al oído —sin verme directamente a los ojos, más bien colocando sus labios muy cerca de mi oreja izquierda — sobre las reglas de conducta que se debían atender en la convivencia diaria en esta parte de la cárcel federal.
Me dijo claramente que no me acercara a los señores de ese módulo y que no hiciera ningún tipo de preguntas si de pronto me veía en una conversación con alguno de los que se encuentran procesados en ese sector como jefes de cártel. Me advirtió que el solo hecho de preguntar algo que no debía me convertía en un candidato al “suicidio”.
Después de ese consejo, Ramiro me tomó algo de afecto y se convirtió en una especie de acompañante permanente por donde quiera que yo me desplazara. Decía que no me dejaba solo porque no quería tener en su conciencia mi muerte a manos de alguno de los que se sintieran agredidos por mi falta de conocimiento de las reglas que mandan dentro de la cárcel.
Así que se dedicó a platicarme sus historias y yo a escuchar todo lo que él explicaba. No sé si lo atendía a manera de retribución por la ayuda que me brindada, o si él me ofrecía su conversación como una forma de catarsis para sentirse menos cargado dentro de esa prisión. Una vez que le pregunté la razón por la que me cuidaba tanto, me contó que no quería que pasara como la vez que, aún siendo miembro del Ejército, le habían encargado que cuidara a un sobrino de un teniente dentro del Colegio Militar, justo cuando ya cursaba el tercer año. Me contó así la historia:
En esa ocasión, el nuevo recluta del Colegio Militar tenía que someterse a la novatada de su ingreso, y por eso me lo encargó su tío, un teniente de apellido Montes, quien había sido instructor en el segundo año del colegio.
Esa vez, el sobrino llegó como a las siete de la mañana y se presentó conmigo, porque así se lo había recomendado su tío, a fn de que se sintiera a salvo de la corretiza y los golpes que le iban a propinar en su iniciación dentro del Colegio Militar.
Apenas el muchacho se reportó, yo le dije claramente lo que no debía hacer dentro de las instalaciones de la institución y le bosquejé rápidamente la conducta a asumir con los cadetes de grados superiores; principalmente con aquellos que estarían a cargo de su instrucción militar en los próximos tres años. Le dije claramente que nunca debía comer en la misma mesa de un cadete de año superior, aun cuando fuera una orden o lo intentaran obligarlo a sentarse.
FUENTE:
http://aristeguinoticias.com/0908/mexico/rafael-caro-quintero-capitulo-del-libro-los-malditos/
Invitado- Invitado
Re: Sobre Rafael Caro Quintero
que alguien me explique como salio libre este animal. no, esperen: se me olvido que gano el pri.....
ivan_077- Staff
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Fecha de inscripción : 14/11/2010
Re: Sobre Rafael Caro Quintero
“Profunda decepción” en la DEA por la liberación de Caro Quintero
WASHINGTON (apro).- La Administración Federal Antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés) expresó “su profunda” decepción por la liberación del narcotraficante mexicano Rafael Caro Quintero.
“La DEA está profundamente decepcionada al enterarse de la decisión de una Corte mexicana de liberar de una prisión al narcotraficante Rafael Caro Quintero”, señaló la DEA en un breve comunicado de prensa.
La agencia estadunidense destacó que Caro Quintero fue sentenciado a 40 años de cárcel por el secuestro, tortura y asesinato de su agente especial en México, Enrique Kike Camarena.
En febrero de 1985, recordó, el agente estadunidense fue ejecutado presuntamente por integrantes del cártel de Guadalajara fundado por el entonces capo sinaloense.
La DEA hasta la fecha sigue asegurando que Caro Quintero es el autor intelectual y quien organizó el secuestro y asesinato de Camarena.
En su comunicado, advirtió que “continuará de manera vigorosa con esfuerzos de garantizar que Caro Quintero sea juzgado por la justicia en Estados Unidos por los crímenes que ha cometido”, remató la DEA.
http://www.proceso.com.mx/?p=349651
WASHINGTON (apro).- La Administración Federal Antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés) expresó “su profunda” decepción por la liberación del narcotraficante mexicano Rafael Caro Quintero.
“La DEA está profundamente decepcionada al enterarse de la decisión de una Corte mexicana de liberar de una prisión al narcotraficante Rafael Caro Quintero”, señaló la DEA en un breve comunicado de prensa.
La agencia estadunidense destacó que Caro Quintero fue sentenciado a 40 años de cárcel por el secuestro, tortura y asesinato de su agente especial en México, Enrique Kike Camarena.
En febrero de 1985, recordó, el agente estadunidense fue ejecutado presuntamente por integrantes del cártel de Guadalajara fundado por el entonces capo sinaloense.
La DEA hasta la fecha sigue asegurando que Caro Quintero es el autor intelectual y quien organizó el secuestro y asesinato de Camarena.
En su comunicado, advirtió que “continuará de manera vigorosa con esfuerzos de garantizar que Caro Quintero sea juzgado por la justicia en Estados Unidos por los crímenes que ha cometido”, remató la DEA.
http://www.proceso.com.mx/?p=349651
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Caro Quintero, paisano de ‘El Chapo’, ofreció pagar la deuda externa
MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- Una de las leyendas en torno a Rafael Caro Quintero, liberado la madrugada del viernes del penal de Puente Grande, gira en torno a que tras su detención en 1985 ofreció pagar la deuda externa de México, en aquel entonces de más de 80 mil millones de dólares.
Supuestamente Caro Quintero propuso al gobierno del expresidente Miguel de la Madrid que lo dejara trabajar sus cultivos de mariguana durante dos años más sin que le molestaran y a cambio de ello él pagaría la deuda externa. Sin embargo, las autoridades rechazaron el ofrecimiento.
Se trataba de una grabación; muchas personas pensaron que efectivamente era la voz del capo pero presuntamente fue una parodia de un comediante.
Después el sinaloense negó haber hecho esas declaraciones.
Caro Quintero nació el 3 de octubre de 1952 en la comunidad de La Noria, municipio de Badiraguato, Sinaloa el mismo lugar donde vio la luz Joaquín El Chapo Guzmán. Estudió hasta primero de primaria.
Provenía de una familia de campesinos de bajos recursos. Es el mayor de un total de tres hermanos.
Caro Quintero dejó a su familia a los 18 años para irse a trabajar como chofer de camiones. Posteriormente comenzó a cultivar mariguana en el terreno de su padre, lo que le trajo grandes ganancias pues en poco tiempo adquirió propiedades aledañas al predio.
Conocido como el “narco de narcos”, Caro Quintero fue uno de los narcotraficantes más poderosos de México en los años 80. Se le atribuye el surgimiento del tráfico de drogas a gran escala hacia Estados Unidos, el principal mercado para los grupos delincuenciales mexicanos.
Su maestro en el negocio del tráfico de drogas fue el narcotraficante Pedro Avilés Pérez.
Junto a Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto, fundó el cártel de Guadalajara, que en los 80 fue uno de los más poderosos de México. Además formó una red de lavado de dinero con empresarios y policías.
Cobró notoriedad por su ostentoso nivel de vida y por la manera en que supuestamente ayudaba a los más necesitados.
Con apenas 29 años, Rafael Caro Quintero ya había amasado una fortuna estimada en 500 millones de dólares, 36 casas y era accionista de 300 empresas en Guadalajara. Controlaba además la siembra de mariguana en varias regiones de Sonora.
Era dueño de una fábrica empaquetadora de mariguana en el rancho El Búfalo, en Chihuahua, donde en noviembre de 1984 fueron confiscadas 10 mil toneladas de la droga. En ese estado poseía grandes extensiones de tierra y contaba con sofisticados sistemas de riego que le permitían cosechas todo el año.
Elementos del Ejército realizaron el aseguramiento junto con autoridades estadunidenses en ese rancho. Agentes de la DEA contribuyeron a la realización de dicho operativo, pero Caro Quintero recibió el “pitazo” por parte de los policías a los que tenía comprados y no logró ser detenido.
El sinaloense estaba en la lista de los más buscados de la DEA. Fue acusado de matar al agente de la DEA Enrique Camarena, y su piloto, el 7 de febrero de 1985.
Al ser detenido en Costa Rica le fueron decomisados la casa donde se le encontró, un arma chapada en oro con incrustaciones de diamantes, 300 mil dólares en efectivo, joyas por un valor de un millón de dólares, dos carros de lujo. También cuatro propiedades valuadas en 1.9 millones de dólares.
Sus inversiones en aquel país centroamericano rebasaron los 2.5 millones de dólares.
Al capturarlo, la policía encontró a Sara Cristina Cosío Vidaurri, hija del exsecretario de Educación de Jalisco y sobrina de un exgobernador de esa entidad, quien presuntamente estaba secuestrada.
“Yo no estoy secuestrada… yo estoy enamorada de Caro Quintero”, diría Sara en ese entonces.
FUENTE:
http://www.proceso.com.mx/?p=349709
Supuestamente Caro Quintero propuso al gobierno del expresidente Miguel de la Madrid que lo dejara trabajar sus cultivos de mariguana durante dos años más sin que le molestaran y a cambio de ello él pagaría la deuda externa. Sin embargo, las autoridades rechazaron el ofrecimiento.
Se trataba de una grabación; muchas personas pensaron que efectivamente era la voz del capo pero presuntamente fue una parodia de un comediante.
Después el sinaloense negó haber hecho esas declaraciones.
Caro Quintero nació el 3 de octubre de 1952 en la comunidad de La Noria, municipio de Badiraguato, Sinaloa el mismo lugar donde vio la luz Joaquín El Chapo Guzmán. Estudió hasta primero de primaria.
Provenía de una familia de campesinos de bajos recursos. Es el mayor de un total de tres hermanos.
Caro Quintero dejó a su familia a los 18 años para irse a trabajar como chofer de camiones. Posteriormente comenzó a cultivar mariguana en el terreno de su padre, lo que le trajo grandes ganancias pues en poco tiempo adquirió propiedades aledañas al predio.
Conocido como el “narco de narcos”, Caro Quintero fue uno de los narcotraficantes más poderosos de México en los años 80. Se le atribuye el surgimiento del tráfico de drogas a gran escala hacia Estados Unidos, el principal mercado para los grupos delincuenciales mexicanos.
Su maestro en el negocio del tráfico de drogas fue el narcotraficante Pedro Avilés Pérez.
Junto a Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto, fundó el cártel de Guadalajara, que en los 80 fue uno de los más poderosos de México. Además formó una red de lavado de dinero con empresarios y policías.
Cobró notoriedad por su ostentoso nivel de vida y por la manera en que supuestamente ayudaba a los más necesitados.
Con apenas 29 años, Rafael Caro Quintero ya había amasado una fortuna estimada en 500 millones de dólares, 36 casas y era accionista de 300 empresas en Guadalajara. Controlaba además la siembra de mariguana en varias regiones de Sonora.
Era dueño de una fábrica empaquetadora de mariguana en el rancho El Búfalo, en Chihuahua, donde en noviembre de 1984 fueron confiscadas 10 mil toneladas de la droga. En ese estado poseía grandes extensiones de tierra y contaba con sofisticados sistemas de riego que le permitían cosechas todo el año.
Elementos del Ejército realizaron el aseguramiento junto con autoridades estadunidenses en ese rancho. Agentes de la DEA contribuyeron a la realización de dicho operativo, pero Caro Quintero recibió el “pitazo” por parte de los policías a los que tenía comprados y no logró ser detenido.
El sinaloense estaba en la lista de los más buscados de la DEA. Fue acusado de matar al agente de la DEA Enrique Camarena, y su piloto, el 7 de febrero de 1985.
Al ser detenido en Costa Rica le fueron decomisados la casa donde se le encontró, un arma chapada en oro con incrustaciones de diamantes, 300 mil dólares en efectivo, joyas por un valor de un millón de dólares, dos carros de lujo. También cuatro propiedades valuadas en 1.9 millones de dólares.
Sus inversiones en aquel país centroamericano rebasaron los 2.5 millones de dólares.
Al capturarlo, la policía encontró a Sara Cristina Cosío Vidaurri, hija del exsecretario de Educación de Jalisco y sobrina de un exgobernador de esa entidad, quien presuntamente estaba secuestrada.
“Yo no estoy secuestrada… yo estoy enamorada de Caro Quintero”, diría Sara en ese entonces.
FUENTE:
http://www.proceso.com.mx/?p=349709
Invitado- Invitado
PGR apelará liberación de Caro Quintero; se violó criterio de la SCJN, afirma
MÉXICO, D.F. (apro).- La Procuraduría General de la República (PGR) interpondrá un recurso de apelación en contra de la liberación de Rafael Caro Quintero, “debido a la gravedad de los delitos de privación ilegal de la libertad y homicidio calificado entre otros, por los cuales, las víctimas del narcotraficante aún reclaman justicia”.
La noche de este viernes 9, en un comunicado, el titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, declaró que ordenó analizar la interposición de los recursos que en términos de la ley sean procedentes.
El procurador sostuvo que el Primer Tribunal Colegiado ignoró por completo el reciente criterio sostenido apenas en marzo pasado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), pues ordenó a una autoridad que éste consideró incompetente, por razón de fuero, que sobreseyera las causas penales seguidas en contra de Caro Quintero, dejándolo en libertad.
Señaló que de haber aplicado el criterio de la SCJN, debió remitir el expediente al juez que estimara competente para que conociera del juicio, pues de la manera en que sucedió, produce la absolución sin juicio por un juez que el mismo Tribunal consideró incompetente.
Pese a ello, manifestó su absoluto respeto a las decisiones del Poder Judicial, aunque expresó su preocupación ante las resoluciones dictadas por el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito en el estado de Jalisco y el Segundo Tribunal Unitario del mismo circuito, que permitieron dejar en inmediata libertad a Caro Quintero.
Por la mañana de este mismo viernes, el Consejo de la Judicatura Federal dio a conocer que el Primer Tribunal Colegiado en materia penal, con sede en Jalisco, concedió la absolución a Rafael Caro Quintero por el delito de asociación delictuosa, debido a que sobreseyó diversas causas.
Entre los procesos judiciales sobreseídos se encuentra el secuestro y homicidio calificado cometido en contra de quien era agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, y de su piloto, Alfredo Zavala Avelar.
En estos dos casos, el juez le otorgó el amparo bajo el argumento de que “se ha establecido que los tribunales federales carecen de competencia, por razón de fuero, para conocer de dichos ilícitos”.
De igual manera se dictó el sobreseimiento de la causa penal 283/83 por el delito de homicidio calificado en contra de Albert G. Radelat y John Clyde Walker, debido a que “se varió, en perjuicio del quejoso, el marco legal trazado en las conclusiones acusatorias y fijado por el juez de distrito en la sentencia de primera instancia”.
De igual manera se determinó sobreseer una acusación por el delito de privación ilegal de la libertad, “en virtud de que se advirtió que Caro Quintero fue previamente juzgado y absuelto por la comisión de ese delito.
Se dictó el sobreseimiento por delitos contra la salud, en las modalidades de siembra, cultivo y cosecha de mariguana, y posesión del mismo estupefaciente con la finalidad de tráfico, cometidos en 1984 en los lugares denominados Los Juncos y el Racho Montesco, localizados en los municipios de Coyame y Julimes, del estado de Chihuahua, dado que esos hechos no fueron materia del auto de formal prisión dictada en la causa penal 191/84 acumulada a la 190/84, las cuales posteriormente se integraron a otro juicio.
Rafael Caro Quintero pasó 28 años en prisión y este viernes obtuvo su libertad a la una y media de la madrugada.
Años antes, Caro Quintero ganó en la Suprema Corte de Justicia de la Nación dos juicios de amparo en contra de la extradición solicitada por Estados Unidos. El último de ellos ocurrió en 2007, cuando fueron extraditados a territorio estadunidense más de 20 personas solicitadas por la justicia de ese país, entre las que se encontró Osiel Cárdenas Guillén.
En aquella ocasión, uno de los argumentos que su defensa hizo valer ante el Poder Judicial de la Federación fue que en México no existe cadena perpetua ni pena de muerte, situación que podría enfrentar el narcotraficante mexicano en esa nación por la muerte del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar.
FUENTE:
http://www.proceso.com.mx/?p=349682
La noche de este viernes 9, en un comunicado, el titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, declaró que ordenó analizar la interposición de los recursos que en términos de la ley sean procedentes.
El procurador sostuvo que el Primer Tribunal Colegiado ignoró por completo el reciente criterio sostenido apenas en marzo pasado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), pues ordenó a una autoridad que éste consideró incompetente, por razón de fuero, que sobreseyera las causas penales seguidas en contra de Caro Quintero, dejándolo en libertad.
Señaló que de haber aplicado el criterio de la SCJN, debió remitir el expediente al juez que estimara competente para que conociera del juicio, pues de la manera en que sucedió, produce la absolución sin juicio por un juez que el mismo Tribunal consideró incompetente.
Pese a ello, manifestó su absoluto respeto a las decisiones del Poder Judicial, aunque expresó su preocupación ante las resoluciones dictadas por el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito en el estado de Jalisco y el Segundo Tribunal Unitario del mismo circuito, que permitieron dejar en inmediata libertad a Caro Quintero.
Por la mañana de este mismo viernes, el Consejo de la Judicatura Federal dio a conocer que el Primer Tribunal Colegiado en materia penal, con sede en Jalisco, concedió la absolución a Rafael Caro Quintero por el delito de asociación delictuosa, debido a que sobreseyó diversas causas.
Entre los procesos judiciales sobreseídos se encuentra el secuestro y homicidio calificado cometido en contra de quien era agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, y de su piloto, Alfredo Zavala Avelar.
En estos dos casos, el juez le otorgó el amparo bajo el argumento de que “se ha establecido que los tribunales federales carecen de competencia, por razón de fuero, para conocer de dichos ilícitos”.
De igual manera se dictó el sobreseimiento de la causa penal 283/83 por el delito de homicidio calificado en contra de Albert G. Radelat y John Clyde Walker, debido a que “se varió, en perjuicio del quejoso, el marco legal trazado en las conclusiones acusatorias y fijado por el juez de distrito en la sentencia de primera instancia”.
De igual manera se determinó sobreseer una acusación por el delito de privación ilegal de la libertad, “en virtud de que se advirtió que Caro Quintero fue previamente juzgado y absuelto por la comisión de ese delito.
Se dictó el sobreseimiento por delitos contra la salud, en las modalidades de siembra, cultivo y cosecha de mariguana, y posesión del mismo estupefaciente con la finalidad de tráfico, cometidos en 1984 en los lugares denominados Los Juncos y el Racho Montesco, localizados en los municipios de Coyame y Julimes, del estado de Chihuahua, dado que esos hechos no fueron materia del auto de formal prisión dictada en la causa penal 191/84 acumulada a la 190/84, las cuales posteriormente se integraron a otro juicio.
Rafael Caro Quintero pasó 28 años en prisión y este viernes obtuvo su libertad a la una y media de la madrugada.
Años antes, Caro Quintero ganó en la Suprema Corte de Justicia de la Nación dos juicios de amparo en contra de la extradición solicitada por Estados Unidos. El último de ellos ocurrió en 2007, cuando fueron extraditados a territorio estadunidense más de 20 personas solicitadas por la justicia de ese país, entre las que se encontró Osiel Cárdenas Guillén.
En aquella ocasión, uno de los argumentos que su defensa hizo valer ante el Poder Judicial de la Federación fue que en México no existe cadena perpetua ni pena de muerte, situación que podría enfrentar el narcotraficante mexicano en esa nación por la muerte del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar.
FUENTE:
http://www.proceso.com.mx/?p=349682
Invitado- Invitado
Re: Sobre Rafael Caro Quintero
Según yo ya lo había puesto, pero no lo encontré por ningún lado. Si esta repetido hagan el favor de borrarlo los del STAFF.
Caro Quintero: el prisionero callado; Chihuahua y la deuda externa
Publicado el 09/08/2013.-En el rancho El Búfalo en Chihuahua, Rafael Caro Quintero y sus socios instalaron un sistema de producción agrícola industrial de mariguana como hacen los grandes agricultores de Sinaloa, pero tenían un terreno que sólo se puede conseguir en la tradición megalómana de los terrateniente chihuahuenses. Era noviembre de 1984. La policía llegó al rancho e incautó alrededor de 8,000 toneladas de mariguana, pero los gringos que proporcionaron la información para el operativo policíaco no quedaron muy contentos.
Por lo menos diez horas antes, autoridades mexicanas avisaron a los traficantes sobre el operativo. Por eso no aprehendieron a ningún líder importante. El operativo casi se cancela, porque los camiones que abastecerían el combustible fueron enviados “por error” al lugar equivocado. Los gringos pusieron doce helicópteros, pero sólo uno estuvo listo. No llegó la gasolina.
Y el colmo: ya en El Bufalo encontraron a ocho agentes de la Dirección Federal de Seguridad trabajando para los traficantes.
Poco después, el 7 febrero de 1985, hombres armados secuestraron al agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar mientras salía del consulado estadounidense en Guadalajara. A las dos horas también secuestraron al piloto mexicano, Alfredo Zavala Avelar en la carretera Guadalajara-Chapala.
El 12 de febrero, el embajador John Gavin y el titular de la DEA Francis Mullen dijeron que el operativo de El Búfalo se realizó gracias a su información. Guadalajara era el principal centro de operaciones del narcotráfico nacional e internacional. Introducía 38% de la heroína consumida en Estados Unidos. Ofrecieron una recompensa para encontrar a Camarena. Al poco tiempo, cerraron la frontera con la operación Intercepción II y luego la operación Leyenda.
La DEA estaba en guerra.
El 24 de febrero de 1985, Mullen declaró que la Dirección Federal de Seguridad protegía a Caro Quintero, y que la Policía Judicial Federal, al mando de Armando Pavón Reyes, había ayudado a su escape en el aeropuerto de Guadalajara.
En marzo, encontraron los cadáveres torturados de los secuestrados en el rancho El Mareño de Michoacán. La PGR recibió un anónimo desde Los Ángeles con la localización de los cuerpos. El gobernador de Michoacán, Cuauhtémoc Cárdenas se quejó de los judiciales: cien agentes al mando de Pavón llegaron a El Mareño y sin decir agua va mataron a cinco miembros de la familia Bravo.
Las denuncias de la DEA no pararon.
Habían localizado al traficante hondureño Juan Ramón Matta Ballesteros en un departamento de la ciudad de México el 14 de febrero de 1985, pero el titular de la policía judicial, Manuel Ibarra Herrera, retrasó el operativo casi un día y huyó.
La PGR cesó a Pavón porque le “perdió la confianza”. Puso a Florentino Ventura en su lugar. El cambio fue exitoso. El 4 de abril de 1985, Caro Quintero fue aprehendido por la policía de Costa Rica, gracias a la información proporcionada por la DEA. Lo encontraron echadote en la cama con Sara Cossío, sobrina del presidente del PRI en el Distrito Federal. Ventura se los trajo a México. Mandó a Caro Quintero al Reclusorio Norte de la ciudad de México y regresó a Sarita a su casa paterna. Al poco tiempo, en Puerto Vallarta aprehendieron a Ernesto Fonseca, supuesto cómplice de Caro Quintero en el asesinato de Camarena.
Luego de la aprehensión de Rafael Caro Quintero en 1985 circularon de mano en mano algunas grabaciones en que supuestamente afirmaba que él pagaría la deuda externa si lo dejaban trabajar en paz. Muchas gente pensó que se trataba realmente de Caro Quintero, pero era una parodia de un comediante. El comentario tocó las fibras de los mexicanos en un momento en que “la deuda externa” se había convertido en la culpable de las dificultades económicas de la gente durante las crisis.
En la parodia de Caro Quintero se planteaba un trueque, en que pedía cambiar el discurso criminalizador de las drogas y su tráfico hacia Estados Unidos a cambio de una agenda social más efectiva y profunda que la ofrecida por los políticos —involucrados o no en el narcotráfico. Quizá sin quererlo estas grabaciones se convirtieron en un símbolo de orgullo popular ante la crisis y un sistema político tan inepto como insensible a las necesidades sociales durante los años 1980. Lo curioso es que Caro Quintero no buscó crear esta mitología. Fueron los policías quienes lo empujaron a hablar con periodistas, para publicitar la aprehensión. Un 18 de abril, según una nota de Rafael Medina y Tomás Cano en Excelsior, el director del Reclusorio Norte pidió que platicara con la prensa en su sala de juntas. Se ve la fascinación por el carismático campesino sinaloense que apenas había estudiado hasta primero de primaria en su pueblo natal La Noria. Fueron estas conversaciones las que apuntalaron a uno de los personajes más prominente de la narcocultura mexicana de finales del siglo XX.
-Queremos que nos platique de su niñez…
-Mi niñez fue muy triste y de eso
no quiero hablarles. No quiero acordarme de eso.
-¿No puede describir cómo es su familia?
-No. No quiero.
-¿De qué quiere hablar?
-Pues no sé de qué, porque la he pasado muy difícil aquí. Esa es la verdad. No tengo nada, ni comida, ni nada. El señor director quiso hablar conmigo ayer y dijo que ya estaba solucionado el problema, pero no veo nada claro. Sólo me encuentro a todos ustedes aquí queriendo hablar conmigo.
-Nosotros lo hemos visto muchas veces reír ¿Se considera un tipo simpático?
-No, no simpático, nada más que me siento seguro de mí mismo y muy contento. Ahora estoy aquí adentro, pero he de salir. No debo nada. El dicho dice: el que nada debe, nada teme. A mi me agarraron con nada. No sé cuál es la causa del trato que se me está dando. Me han dado un trato que no creo que a nadie se lo hayan dado: inclusive hasta este momento todavía no como. Un trato… el señor director parece que agarró conmigo un problema personal.
-¿Cree que con usted tratan de justificar una problemática más grande?
-Por lo que estoy viendo, creo que sí. Me tienen no sé cuántos días queriendo pasar ropa mis familiares. Fue hasta anoche cuando lo lograron; no sé a qué horas. Estoy enfermo desde que entré.
-¿De qué está enfermo?
-Pues de gripa, calentura y esas cosas.
El director del Reclusorio, obviamente, no se dio cuenta de que estaba creando a un héroe popular. Quería hacer publicidad a la aprehensión de los sinaloenses, pero le salió el tiro por la culata. Caro Quintero atrajo atención mediática por meses. Y la gente, mis vecinos de infancia en Mazatlán por ejemplo, se encargaron de grabar de una casete a otra la supuesta palabra del nuevo héroe.
-Como ciudadano mexicano ¿Qué piensa de la crisis que vive el país?
-Creo que va a salir adelante. Por ahora no se ve nada claro. Creo que se desvían los problemas y todo recae en mi situación. Todo lo que se dice de mi es la nota importante; se olvidan de los aumentos a los alimentos y a otros servicios.
-¿Cree que es un problema político?
-Yo creo que sí. A mi no me agarraron con nada y ya ven todo el escándalo. No tengo que ver con las acusaciones que se me están acumulando. Ahora veo la cosa un poco dura. ¿Me entiende? El trato que se me dado no es de gentes.
-Su fama de narcotraficante trascendió ya las fronteras del país ¿Qué opina de eso?
-Pues es una cosa muy mala que no debió haber sucedido, porque yo soy una persona igual que cualquier otra, que cualquier campesino.
-¿Qué nos puede decir de los otros campesinos que siguen trabajando como usted hacía?
-Pura gente noble. Como lo soy yo y mis compañeros. Como lo es el señor Ernesto (Fonseca) y toda su gente… mandé construir escuelas, edificar clínicas, introducir luz, agua potable y otros servicios en poblados marginado en Sinaloa, Chihuahua y Jalisco… lo que el gobierno no hace lo hacemos nosotros. Pero lo que hacemos no lo hacemos para que todo el mundo nos tome en cuenta; nada más porque nos sentimos bien con nosotros mismos.
-¿Con qué fondos hacía estas obras?
-Yo tengo engordas de ganado; tengo ranchos ganaderos en donde gano mucho dinero. Me quieren poner como que todo lo he ganado del narcotráfico y en realidad no es así.
-¿En realidad qué tan rico es?
-No, no. Yo no soy tan rico. No tengo todo lo que dicen. Vivo bien, como la gente, gracias a Dios, como cualquiera.
-¿Podría hacer un cálculo de su fortuna?
-No, eso no puedo.
-De lo que deja la ganadería y agricultura ¿usted vivía como lo hacía?
-Todo se lo quieren atribuir al narcotráfico. Nada meten de que he ganado en ganadería. Tampoco meten lo de mi línea de trailers, ni mis fábricas bloqueras. Hago como 100,000 bloques diarios; sin embargo, de eso no dicen nada. Todo se lo atribuyen al narcotráfico.
-¿Entonces no hay anda de narcotráfico?
-Pues no, así como lo dicen no.
-¿Qué quiere decir con eso?
-Quiero decir que de siete casa que tengo, dos podrían ser del narcotráfico, pero cinco no.
-¿Por qué se dedicó al narcotráfico?
-Porque me gustó.
-¿El narcotráfico le daba dinero fácil?
-No. Nada es fácil. Todo cuesta trabajo.
-Entonces ¿qué lo motivó?
-Realmente nada.
-¿Se siente arrepentido?
-Pues qué le dijera. Arrepentido, arrepentido, nunca estoy. Lo hecho, hecho está y ya. Ahora estoy aquí ¿Qué quiere que le diga?
-¿Por qué nunca lo agarraron?
-Porque no querían. Yo allí estaba y me podían agarrar.
Especialmente las periodistas hacían preguntas de su vida romántica. Caro Quintero era la reencarnación de su coterráneo, el actor sinaloense Pedro Infante. Un personaje cinematográfico redondo: campesino que migra a la ciudad, macho juguetón, simpático, rico pero sencillo, carismático y mujeriego.
-¿Está usted enamorado?
-Siempre vivo enamorado.
-¿Está enamorado de varias mujeres o de una sola?
-Las quiero a todas, porque nací de una mujer.
-Rafael, ¿se considera un ser malo?
-No, no… si algo tengo es corazón para todo el mundo.
-¿Y qué hay de su relación con Sarita?
-No tengo nada que explicar sobre eso. De eso nada, por favor.
-¿Cuántos hijo tiene?
-Ya ni me acuerdo… tengo 4 hijos, una niña y tres niños.
-¿Es cierto que se divorció?
-Eso no lo puedo decir, es mi vida privada.
-¿Qué recomienda a los jóvenes que son adictos a las drogas?
-Que no lo hagan. Es lo único que puedo decirles, porque son cosas que no llevan a ningún lado.
-¿Ya se va a retirar del negocio de las drogas?
-Sí, ya me voy a retirar. Quise entrar pero no pude.
-¿Qué le dio por ir a Costa Rica?
Me decía que era un país muy tranquilo, pero por la que veo…
-¿Cuántos años tienes?
-29… más el IVA.
-¿Y te vas a casar?
-A según como me traten las mujeres. Si no me quiere una, pues a lo mejor encuentro otra. Con la que me quiera me voy a quedar. Eso ya lo pensaré. Ahora por lo pronto, no me quiero ni yo solo.
-¿Te consideras broncudo?
-No nada de eso. Bronco sí soy porque nací en un rancho pero broncudo no.
Entonces una reportera de televisión hace una última pregunta.
-¿Qué podría decirle al público que ha seguido su caso?
Rafael miró fijamente al lente de la cámara y sonrientes dijo:
-Estoy con todo mundo y el día que salga quiero ser amigo de todos y muchas gracias por andarme acompañando hasta donde estoy.
Entrevista por:
Froylán Enciso
Caro Quintero: el prisionero callado; Chihuahua y la deuda externa
Publicado el 09/08/2013.-En el rancho El Búfalo en Chihuahua, Rafael Caro Quintero y sus socios instalaron un sistema de producción agrícola industrial de mariguana como hacen los grandes agricultores de Sinaloa, pero tenían un terreno que sólo se puede conseguir en la tradición megalómana de los terrateniente chihuahuenses. Era noviembre de 1984. La policía llegó al rancho e incautó alrededor de 8,000 toneladas de mariguana, pero los gringos que proporcionaron la información para el operativo policíaco no quedaron muy contentos.
Por lo menos diez horas antes, autoridades mexicanas avisaron a los traficantes sobre el operativo. Por eso no aprehendieron a ningún líder importante. El operativo casi se cancela, porque los camiones que abastecerían el combustible fueron enviados “por error” al lugar equivocado. Los gringos pusieron doce helicópteros, pero sólo uno estuvo listo. No llegó la gasolina.
Y el colmo: ya en El Bufalo encontraron a ocho agentes de la Dirección Federal de Seguridad trabajando para los traficantes.
Poco después, el 7 febrero de 1985, hombres armados secuestraron al agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar mientras salía del consulado estadounidense en Guadalajara. A las dos horas también secuestraron al piloto mexicano, Alfredo Zavala Avelar en la carretera Guadalajara-Chapala.
El 12 de febrero, el embajador John Gavin y el titular de la DEA Francis Mullen dijeron que el operativo de El Búfalo se realizó gracias a su información. Guadalajara era el principal centro de operaciones del narcotráfico nacional e internacional. Introducía 38% de la heroína consumida en Estados Unidos. Ofrecieron una recompensa para encontrar a Camarena. Al poco tiempo, cerraron la frontera con la operación Intercepción II y luego la operación Leyenda.
La DEA estaba en guerra.
El 24 de febrero de 1985, Mullen declaró que la Dirección Federal de Seguridad protegía a Caro Quintero, y que la Policía Judicial Federal, al mando de Armando Pavón Reyes, había ayudado a su escape en el aeropuerto de Guadalajara.
En marzo, encontraron los cadáveres torturados de los secuestrados en el rancho El Mareño de Michoacán. La PGR recibió un anónimo desde Los Ángeles con la localización de los cuerpos. El gobernador de Michoacán, Cuauhtémoc Cárdenas se quejó de los judiciales: cien agentes al mando de Pavón llegaron a El Mareño y sin decir agua va mataron a cinco miembros de la familia Bravo.
Las denuncias de la DEA no pararon.
Habían localizado al traficante hondureño Juan Ramón Matta Ballesteros en un departamento de la ciudad de México el 14 de febrero de 1985, pero el titular de la policía judicial, Manuel Ibarra Herrera, retrasó el operativo casi un día y huyó.
La PGR cesó a Pavón porque le “perdió la confianza”. Puso a Florentino Ventura en su lugar. El cambio fue exitoso. El 4 de abril de 1985, Caro Quintero fue aprehendido por la policía de Costa Rica, gracias a la información proporcionada por la DEA. Lo encontraron echadote en la cama con Sara Cossío, sobrina del presidente del PRI en el Distrito Federal. Ventura se los trajo a México. Mandó a Caro Quintero al Reclusorio Norte de la ciudad de México y regresó a Sarita a su casa paterna. Al poco tiempo, en Puerto Vallarta aprehendieron a Ernesto Fonseca, supuesto cómplice de Caro Quintero en el asesinato de Camarena.
Luego de la aprehensión de Rafael Caro Quintero en 1985 circularon de mano en mano algunas grabaciones en que supuestamente afirmaba que él pagaría la deuda externa si lo dejaban trabajar en paz. Muchas gente pensó que se trataba realmente de Caro Quintero, pero era una parodia de un comediante. El comentario tocó las fibras de los mexicanos en un momento en que “la deuda externa” se había convertido en la culpable de las dificultades económicas de la gente durante las crisis.
En la parodia de Caro Quintero se planteaba un trueque, en que pedía cambiar el discurso criminalizador de las drogas y su tráfico hacia Estados Unidos a cambio de una agenda social más efectiva y profunda que la ofrecida por los políticos —involucrados o no en el narcotráfico. Quizá sin quererlo estas grabaciones se convirtieron en un símbolo de orgullo popular ante la crisis y un sistema político tan inepto como insensible a las necesidades sociales durante los años 1980. Lo curioso es que Caro Quintero no buscó crear esta mitología. Fueron los policías quienes lo empujaron a hablar con periodistas, para publicitar la aprehensión. Un 18 de abril, según una nota de Rafael Medina y Tomás Cano en Excelsior, el director del Reclusorio Norte pidió que platicara con la prensa en su sala de juntas. Se ve la fascinación por el carismático campesino sinaloense que apenas había estudiado hasta primero de primaria en su pueblo natal La Noria. Fueron estas conversaciones las que apuntalaron a uno de los personajes más prominente de la narcocultura mexicana de finales del siglo XX.
-Queremos que nos platique de su niñez…
-Mi niñez fue muy triste y de eso
no quiero hablarles. No quiero acordarme de eso.
-¿No puede describir cómo es su familia?
-No. No quiero.
-¿De qué quiere hablar?
-Pues no sé de qué, porque la he pasado muy difícil aquí. Esa es la verdad. No tengo nada, ni comida, ni nada. El señor director quiso hablar conmigo ayer y dijo que ya estaba solucionado el problema, pero no veo nada claro. Sólo me encuentro a todos ustedes aquí queriendo hablar conmigo.
-Nosotros lo hemos visto muchas veces reír ¿Se considera un tipo simpático?
-No, no simpático, nada más que me siento seguro de mí mismo y muy contento. Ahora estoy aquí adentro, pero he de salir. No debo nada. El dicho dice: el que nada debe, nada teme. A mi me agarraron con nada. No sé cuál es la causa del trato que se me está dando. Me han dado un trato que no creo que a nadie se lo hayan dado: inclusive hasta este momento todavía no como. Un trato… el señor director parece que agarró conmigo un problema personal.
-¿Cree que con usted tratan de justificar una problemática más grande?
-Por lo que estoy viendo, creo que sí. Me tienen no sé cuántos días queriendo pasar ropa mis familiares. Fue hasta anoche cuando lo lograron; no sé a qué horas. Estoy enfermo desde que entré.
-¿De qué está enfermo?
-Pues de gripa, calentura y esas cosas.
El director del Reclusorio, obviamente, no se dio cuenta de que estaba creando a un héroe popular. Quería hacer publicidad a la aprehensión de los sinaloenses, pero le salió el tiro por la culata. Caro Quintero atrajo atención mediática por meses. Y la gente, mis vecinos de infancia en Mazatlán por ejemplo, se encargaron de grabar de una casete a otra la supuesta palabra del nuevo héroe.
-Como ciudadano mexicano ¿Qué piensa de la crisis que vive el país?
-Creo que va a salir adelante. Por ahora no se ve nada claro. Creo que se desvían los problemas y todo recae en mi situación. Todo lo que se dice de mi es la nota importante; se olvidan de los aumentos a los alimentos y a otros servicios.
-¿Cree que es un problema político?
-Yo creo que sí. A mi no me agarraron con nada y ya ven todo el escándalo. No tengo que ver con las acusaciones que se me están acumulando. Ahora veo la cosa un poco dura. ¿Me entiende? El trato que se me dado no es de gentes.
-Su fama de narcotraficante trascendió ya las fronteras del país ¿Qué opina de eso?
-Pues es una cosa muy mala que no debió haber sucedido, porque yo soy una persona igual que cualquier otra, que cualquier campesino.
-¿Qué nos puede decir de los otros campesinos que siguen trabajando como usted hacía?
-Pura gente noble. Como lo soy yo y mis compañeros. Como lo es el señor Ernesto (Fonseca) y toda su gente… mandé construir escuelas, edificar clínicas, introducir luz, agua potable y otros servicios en poblados marginado en Sinaloa, Chihuahua y Jalisco… lo que el gobierno no hace lo hacemos nosotros. Pero lo que hacemos no lo hacemos para que todo el mundo nos tome en cuenta; nada más porque nos sentimos bien con nosotros mismos.
-¿Con qué fondos hacía estas obras?
-Yo tengo engordas de ganado; tengo ranchos ganaderos en donde gano mucho dinero. Me quieren poner como que todo lo he ganado del narcotráfico y en realidad no es así.
-¿En realidad qué tan rico es?
-No, no. Yo no soy tan rico. No tengo todo lo que dicen. Vivo bien, como la gente, gracias a Dios, como cualquiera.
-¿Podría hacer un cálculo de su fortuna?
-No, eso no puedo.
-De lo que deja la ganadería y agricultura ¿usted vivía como lo hacía?
-Todo se lo quieren atribuir al narcotráfico. Nada meten de que he ganado en ganadería. Tampoco meten lo de mi línea de trailers, ni mis fábricas bloqueras. Hago como 100,000 bloques diarios; sin embargo, de eso no dicen nada. Todo se lo atribuyen al narcotráfico.
-¿Entonces no hay anda de narcotráfico?
-Pues no, así como lo dicen no.
-¿Qué quiere decir con eso?
-Quiero decir que de siete casa que tengo, dos podrían ser del narcotráfico, pero cinco no.
-¿Por qué se dedicó al narcotráfico?
-Porque me gustó.
-¿El narcotráfico le daba dinero fácil?
-No. Nada es fácil. Todo cuesta trabajo.
-Entonces ¿qué lo motivó?
-Realmente nada.
-¿Se siente arrepentido?
-Pues qué le dijera. Arrepentido, arrepentido, nunca estoy. Lo hecho, hecho está y ya. Ahora estoy aquí ¿Qué quiere que le diga?
-¿Por qué nunca lo agarraron?
-Porque no querían. Yo allí estaba y me podían agarrar.
Especialmente las periodistas hacían preguntas de su vida romántica. Caro Quintero era la reencarnación de su coterráneo, el actor sinaloense Pedro Infante. Un personaje cinematográfico redondo: campesino que migra a la ciudad, macho juguetón, simpático, rico pero sencillo, carismático y mujeriego.
-¿Está usted enamorado?
-Siempre vivo enamorado.
-¿Está enamorado de varias mujeres o de una sola?
-Las quiero a todas, porque nací de una mujer.
-Rafael, ¿se considera un ser malo?
-No, no… si algo tengo es corazón para todo el mundo.
-¿Y qué hay de su relación con Sarita?
-No tengo nada que explicar sobre eso. De eso nada, por favor.
-¿Cuántos hijo tiene?
-Ya ni me acuerdo… tengo 4 hijos, una niña y tres niños.
-¿Es cierto que se divorció?
-Eso no lo puedo decir, es mi vida privada.
-¿Qué recomienda a los jóvenes que son adictos a las drogas?
-Que no lo hagan. Es lo único que puedo decirles, porque son cosas que no llevan a ningún lado.
-¿Ya se va a retirar del negocio de las drogas?
-Sí, ya me voy a retirar. Quise entrar pero no pude.
-¿Qué le dio por ir a Costa Rica?
Me decía que era un país muy tranquilo, pero por la que veo…
-¿Cuántos años tienes?
-29… más el IVA.
-¿Y te vas a casar?
-A según como me traten las mujeres. Si no me quiere una, pues a lo mejor encuentro otra. Con la que me quiera me voy a quedar. Eso ya lo pensaré. Ahora por lo pronto, no me quiero ni yo solo.
-¿Te consideras broncudo?
-No nada de eso. Bronco sí soy porque nací en un rancho pero broncudo no.
Entonces una reportera de televisión hace una última pregunta.
-¿Qué podría decirle al público que ha seguido su caso?
Rafael miró fijamente al lente de la cámara y sonrientes dijo:
-Estoy con todo mundo y el día que salga quiero ser amigo de todos y muchas gracias por andarme acompañando hasta donde estoy.
Entrevista por:
Froylán Enciso
Epsilon- Miembro Honorario
- Cantidad de envíos : 1448
Fecha de inscripción : 25/10/2009
Re: Sobre Rafael Caro Quintero
Se movio al tema de reseñas historicas del narco. Por eso no lo veia, pero pues ahi lo dejamos de todas formas.
Curiosamente el dia anterior a la liberacion me encontre un librito del narcotrafico de 1985 donde hablaba todo sobre la detencion de este cuate y del rancho con fotos y todo el pedo. Mal augurio :/
Curiosamente el dia anterior a la liberacion me encontre un librito del narcotrafico de 1985 donde hablaba todo sobre la detencion de este cuate y del rancho con fotos y todo el pedo. Mal augurio :/
EU y PGR no pueden hacer ya nada contra Caro Quintero: especialistas en derecho
Especialistas en derecho aseguraron que el gobierno de Estados Unidos ya no puede juzgar a Rafael Caro Quintero por los homicidios del agente antidrogas Enrique Camarena Salazar y el piloto Alfredo Zavala y tampoco por las acusaciones de tráfico de estupefacientes que pesaron sobre él desde los años 80. Asimismo, consideran que la Procuraduría General de la República (PGR) no cuenta con ningún recurso para apelar de la liberación del ex líder del cártel de Guadalajara.
Los abogados Clemente Valdez, Manuel Reyes Retana y José Ordóñez explicaron que la Constitución mexicana impide que una persona sea juzgada dos veces por el mismo delito, y el tratado de extradición firmado entre México y Estados Unidos menciona, en una de sus excepciones, que no podrá ser extraditado el nacional que ya hubiera sido juzgado por los mismos hechos en el país requerido, y este es el caso.
Rafael Caro Quintero fue liberado la madrugada del pasado viernes, luego de 28 años de prisión y sujeto a seis procesos penales, cuatro de los cuales fueron sobreseídos; en uno exonerado y en otro condenado a 15 años de cárcel, pero que ya había purgado desde hace 13.
Reyes Retana, quien fungió como abogado del general Tomás Ángeles Dauahare en el proceso penal que se le instruyó por delincuencia organizada –del cual resultó exonerado– sostuvo que “no podría ser que mañana las autoridades de Estados Unidos, a través de la cancillería mexicana, le digan a un juez de distrito que detenga a Caro Quintero de manera provisional con fines de extradición.
Porque si eso llegara a ocurrir, el juez de distrito que conociera del caso debe emitir una opinión y decidir si es viable o no su envío a la nación solicitante, y como en México ya fue juzgado por los mismos delitos que en aquel país, el juez debe negar la extradición, afirmó.
En tanto, el doctor en derecho Clemente Valdés Sánchez señaló que, a lo largo de 28 años, Caro Quintero fue juzgado por los tribunales mexicanos y, al haber obtenido su libertad por vía de amparo, el Ministerio Público Federal no tiene elementos jurídicos para apelar de la sentencia.
Sin posibilidad de apelar
La PGR no puede apelar esa sentencia, pero como estamos en México, en donde se pueden llevar cabo los mayores absurdos y no existe ninguna base para detener la arbitrariedad, tal parece que todo se puede, dijo el catedrático.
El litigante José Ordóñez, quien fuera abogado del general Roberto Dawe en el mismo proceso penal que Ángeles Dauahare, apuntó que Caro Quintero ganó la última instancia del juicio de amparo y el Ministerio Público Federal ya no tiene posibilidad de apelar: los procesos ya son cosa juzgada.
En tanto, el coordinador de los diputados federales del Partido Acción Nacional (PAN), Luis Alberto Villarreal, pidió al gobierno federal una explicación sobre la liberación del tráficante Rafael Caro Quintero, debido a que, dijo, entre la población hay dudas sobre el tema.
Por su parte, Santiago Creel, ex secretario de Gobernación, consideró que debe revisarse el fallo que permitió la excarcelación y se tiene que ver exactamente cuál es el fundamento de la decisión.
Entrevistado al igual que su correligionario al inicio de la 17 Asamblea Nacional Extraordinaria del PAN, Creel expuso que esta cuestión debe decidirse conforme a derecho.
El senador Ernesto Cordero, también del blanquiazul, lamentó la liberación y consideró que debe revisarse lo que ha pasado en los último meses, pues se exoneró a Florence Cassez, a Raúl Salinas y ahora a Caro Quintero. No puede ser que todos los delincuentes estén saliendo a la calle y no pase nada, expresó.
FUENTE:
http://www.jornada.unam.mx/2013/08/11/politica/008n1pol
Los abogados Clemente Valdez, Manuel Reyes Retana y José Ordóñez explicaron que la Constitución mexicana impide que una persona sea juzgada dos veces por el mismo delito, y el tratado de extradición firmado entre México y Estados Unidos menciona, en una de sus excepciones, que no podrá ser extraditado el nacional que ya hubiera sido juzgado por los mismos hechos en el país requerido, y este es el caso.
Rafael Caro Quintero fue liberado la madrugada del pasado viernes, luego de 28 años de prisión y sujeto a seis procesos penales, cuatro de los cuales fueron sobreseídos; en uno exonerado y en otro condenado a 15 años de cárcel, pero que ya había purgado desde hace 13.
Reyes Retana, quien fungió como abogado del general Tomás Ángeles Dauahare en el proceso penal que se le instruyó por delincuencia organizada –del cual resultó exonerado– sostuvo que “no podría ser que mañana las autoridades de Estados Unidos, a través de la cancillería mexicana, le digan a un juez de distrito que detenga a Caro Quintero de manera provisional con fines de extradición.
Porque si eso llegara a ocurrir, el juez de distrito que conociera del caso debe emitir una opinión y decidir si es viable o no su envío a la nación solicitante, y como en México ya fue juzgado por los mismos delitos que en aquel país, el juez debe negar la extradición, afirmó.
En tanto, el doctor en derecho Clemente Valdés Sánchez señaló que, a lo largo de 28 años, Caro Quintero fue juzgado por los tribunales mexicanos y, al haber obtenido su libertad por vía de amparo, el Ministerio Público Federal no tiene elementos jurídicos para apelar de la sentencia.
Sin posibilidad de apelar
La PGR no puede apelar esa sentencia, pero como estamos en México, en donde se pueden llevar cabo los mayores absurdos y no existe ninguna base para detener la arbitrariedad, tal parece que todo se puede, dijo el catedrático.
El litigante José Ordóñez, quien fuera abogado del general Roberto Dawe en el mismo proceso penal que Ángeles Dauahare, apuntó que Caro Quintero ganó la última instancia del juicio de amparo y el Ministerio Público Federal ya no tiene posibilidad de apelar: los procesos ya son cosa juzgada.
En tanto, el coordinador de los diputados federales del Partido Acción Nacional (PAN), Luis Alberto Villarreal, pidió al gobierno federal una explicación sobre la liberación del tráficante Rafael Caro Quintero, debido a que, dijo, entre la población hay dudas sobre el tema.
Por su parte, Santiago Creel, ex secretario de Gobernación, consideró que debe revisarse el fallo que permitió la excarcelación y se tiene que ver exactamente cuál es el fundamento de la decisión.
Entrevistado al igual que su correligionario al inicio de la 17 Asamblea Nacional Extraordinaria del PAN, Creel expuso que esta cuestión debe decidirse conforme a derecho.
El senador Ernesto Cordero, también del blanquiazul, lamentó la liberación y consideró que debe revisarse lo que ha pasado en los último meses, pues se exoneró a Florence Cassez, a Raúl Salinas y ahora a Caro Quintero. No puede ser que todos los delincuentes estén saliendo a la calle y no pase nada, expresó.
FUENTE:
http://www.jornada.unam.mx/2013/08/11/politica/008n1pol
Invitado- Invitado
Presiona EU a México para lograr la extradición de Caro Quintero
WASHINGTON (proceso.com.mx).- La Casa Blanca “expresó su profunda preocupación” por la liberación del narcotraficante Rafael Caro Quintero y por la versión de que también quedaría libre Ernesto Fonseca Carrillo Don Neto.
“Estamos profundamente preocupados por la liberación de Rafael Caro Quintero”, señaló en un comunicado de prensa Caitlin Hayden, vocera del Consejo Nacional de Seguridad (NSC) de la Casa Blanca. “Hemos visto reportes de que podría ser liberado otro individuo (Don Neto) vinculado con el asesinato de Enrique Kiki Camarena”, subrayó Hayden.
La reacción de la Casa Blanca automáticamente aumenta la presión sobre el gobierno de Enrique Peña Nieto para extraditar a Estados Unidos a Caro Quintero, pero además le adelanta que no está de acuerdo en que aun por problemas de salud quede libre Don Neto.
“Hoy seguimos tan comprometidos como lo estábamos inmediatamente después del asesinato de Kiki Camarena (en 1985), en conseguir que Caro Quintero y otros involucrados en este crimen enfrenten a la justicia en Estados Unidos; y para ello trabajaremos de manera cercana con las autoridades mexicanas”, sentenció la portavoz del NSC de la Casa Blanca.
La madrugada del pasado viernes 9 Caro Quintero quedó en libertad después de 28 años de permanecer en prisión, luego de que un fallo judicial determinara que se cometieron irregularidades procesales en la sentencia a 40 años de cárcel contra el narcotraficante.
Ese mismo viernes, horas después de la liberación de Caro Quintero, corrió la versión de que había sido liberado o que podría quedar libre también Ernesto Fonseca Carrillo Don Neto, otro de los fundadores del Cártel de Guadalajara, acusado por Estados Unidos de participar en el secuestro, tortura y asesinato en 1985 de Camarena, agente especial de la Administración Federal Antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés) asignado a Guadalajara, la capital de Jalisco.
Aun cuando la liberación de Caro Quintero tomó por sorpresa al gobierno de Barack Obama, que no tenía vigente una solicitud de extradición contra el narcotraficante, el mismo viernes la DEA y funcionarios del Departamento de Justicia trabajaban en la elaboración de una nueva solicitud.
La petición al gobierno de México de extraditar a Estados Unidos a Caro Quintero prescribió automáticamente cuando al capo se le enjuició y sentenció por los delitos que le fincaba la DEA y por los que sostenía su solicitud de extradición.
Para que Caro Quintero pueda ser extraditado a la Unión Americana, el gobierno de Obama debe formular una nueva petición con cargos por los cuales el exjefe del Cártel de Guadalajara no ha sido procesado judicialmente en México.
todavía no canta victoria el R1
FUENTE:
http://www.proceso.com.mx/?p=349815
“Estamos profundamente preocupados por la liberación de Rafael Caro Quintero”, señaló en un comunicado de prensa Caitlin Hayden, vocera del Consejo Nacional de Seguridad (NSC) de la Casa Blanca. “Hemos visto reportes de que podría ser liberado otro individuo (Don Neto) vinculado con el asesinato de Enrique Kiki Camarena”, subrayó Hayden.
La reacción de la Casa Blanca automáticamente aumenta la presión sobre el gobierno de Enrique Peña Nieto para extraditar a Estados Unidos a Caro Quintero, pero además le adelanta que no está de acuerdo en que aun por problemas de salud quede libre Don Neto.
“Hoy seguimos tan comprometidos como lo estábamos inmediatamente después del asesinato de Kiki Camarena (en 1985), en conseguir que Caro Quintero y otros involucrados en este crimen enfrenten a la justicia en Estados Unidos; y para ello trabajaremos de manera cercana con las autoridades mexicanas”, sentenció la portavoz del NSC de la Casa Blanca.
La madrugada del pasado viernes 9 Caro Quintero quedó en libertad después de 28 años de permanecer en prisión, luego de que un fallo judicial determinara que se cometieron irregularidades procesales en la sentencia a 40 años de cárcel contra el narcotraficante.
Ese mismo viernes, horas después de la liberación de Caro Quintero, corrió la versión de que había sido liberado o que podría quedar libre también Ernesto Fonseca Carrillo Don Neto, otro de los fundadores del Cártel de Guadalajara, acusado por Estados Unidos de participar en el secuestro, tortura y asesinato en 1985 de Camarena, agente especial de la Administración Federal Antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés) asignado a Guadalajara, la capital de Jalisco.
Aun cuando la liberación de Caro Quintero tomó por sorpresa al gobierno de Barack Obama, que no tenía vigente una solicitud de extradición contra el narcotraficante, el mismo viernes la DEA y funcionarios del Departamento de Justicia trabajaban en la elaboración de una nueva solicitud.
La petición al gobierno de México de extraditar a Estados Unidos a Caro Quintero prescribió automáticamente cuando al capo se le enjuició y sentenció por los delitos que le fincaba la DEA y por los que sostenía su solicitud de extradición.
Para que Caro Quintero pueda ser extraditado a la Unión Americana, el gobierno de Obama debe formular una nueva petición con cargos por los cuales el exjefe del Cártel de Guadalajara no ha sido procesado judicialmente en México.
todavía no canta victoria el R1
FUENTE:
http://www.proceso.com.mx/?p=349815
Invitado- Invitado
Usted disculpe, don Rafael
Las paradojas de las nuevas leyes en la procuración de justicia y el fortalecimiento del garantismo, que definió a la Suprema Corte al liberar a Florence Cassez después de casi siete años de apasionado debate sobre el debido proceso, volvieron a surgir al dejar en libertad un juez a uno de los cinco fugitivos más buscados por Estados Unidos, preso en México desde hace más de 20 años por los delitos de narcotráfico y asesinato. Usted disculpe, señor Rafael Caro Quintero, se puede ir a casa.
Caro Quintero abandonó el penal preventivo en Guadalajara, donde purgaba el año 28 de una sentencia de 40 años, tras resolver el juez unitario un amparo a favor del capo de uno de los jefes del Cártel de Guadalajara en los 80s, porque de acuerdo con las reformas constitucionales de 2011 en materia de amparo y derechos humanos, se violó, como en el caso de Cassez, el debido proceso. El juez dijo que debió haber sido juzgado por un tribunal del fuero común, y no por uno federal, que fue el que lo sentenció.
La PGR anticipó que apelará, pero poco podrá hacer bajo las nuevas leyes. No existe causa alguna en contra de Caro Quintero, porque todas las acusaciones que pendían sobre él se acumularon –esta es una estrategia legal- en un solo expediente, sobre el que fue absuelto. Fuera de la cárcel, tampoco está claro qué sucederá con la petición de extradición de Estados Unidos para que responda en sus tribunales por el secuestro y asesinato de un agente federal. Caro Quintero, el más violento capo en los 80s, es el beneficiario más importante del criterio garantista de la Corte desde que dejaron en libertad a Cassez.
La familia criminal sinaloense debe estar de plácemes.
Caro Quintero fue perseguido, capturado y juzgado junto con el jefe del Cártel de Guadalajara, Miguel Ángel Félix Gallardo, y otro subalterno, Ernesto Fonseca Carrillo –tío de Amado Carrillo, el finado “Señor de los Cielos”-, por el asesinato del agente encubierto de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena Salazar y su piloto mexicano Alfredo Avelar, en febrero de 1985, en venganza por su traición –el agente recibía dinero de ellos-, al denunciar la existencia “El Búfalo”, un rancho de mil hectáreas en Chihuahua, donde producían mariguana.
Propiedad de Félix Gallardo –aún preso-, el trabajo en “El Búfalo” era tan intenso, que se consumían diariamente dos millones de tortillas y mil 800 pollos rostizados, y había una economía a escala que beneficiaba a la zona. Cuando entró el Ejército Mexicano, enviado por la presión de Estados Unidos al gobierno de Miguel de la Madrid, incautaron cinco mil kilos de mariguana, todavía el decomiso más grande en la historia del narcotráfico.
El Cártel de Guadalajara tenía la protección de la Policía Federal y, en los cultivos del norte del país, como “El Búfalo”, también del Ejército. Cuánto pagaban por esa protección institucional no se sabe con precisión, pero reportes de prensa de la época revelaron que Caro Quintero pagaba 60 millones de pesos mensuales (dos millones de pesos aproximadamente en la actualidad) al jefe de la Policía Federal que lo dejó escapar tras el asesinato.
Caro Quintero es la metáfora de la tensa relación generacional entre Estados Unidos y México por el narcotráfico. El asesinato y tortura de Camarena Salazar desató la furia de la DEA, que encontró en la “Operación Leyenda”, como le llamaron a la investigación de su crimen, la misión de su vida. La dinámica de las relaciones bilaterales tampoco se puede entender sin aquél episodio que definió el rumbo de una historia que escribieron de manera consistente cuatro presidentes que rechazaron las presiones de Washington para intervenir directamente en el diseño e instrumentación de la estrategia antidrogas, donde finalmente accedió el ex presidente Felipe Calderón.
El asesinato de Camarena Salazar convirtió al narcotráfico, hasta entonces un tema muy desconocido en México, en parte indivisible de la vida pública, donde la DEA ha buscado proyectar a ese país como un narco Estado. La “Operación Leyenda” produjo testigos que acusaron los secretarios de la Defensa, general Juan Arévalo, y de Gobernación, Manuel Bartlett, de ser cómplices de los cárteles de la droga, que se desvanecieron legalmente, pero no en la opinión pública. Quien sí pagó fue Rubén Zuno, dueño del rancho donde asesinaron a Camarena y Avelar, el cuñado del ex presidente Luis Echeverría que murió en una prisión estadounidense en 2012.
Caro Quintero llegó a Guadalajara en la segunda parte de los 70s, cuando la “Operación Cóndor” que realizó el Ejército en el noroeste del país, provocó el éxodo de los narcotraficantes sinaloenses hacia Jalisco. La fundación del Cártel de Guadalajara llevó el florecimiento económico, con fraccionamientos y hoteles de lujo, y un disparo en el establecimiento de distribuidoras de automóviles, que cambiaron la fisonomía de la llamada Perla Tapatía.
El lugarteniente de Félix Gallardo fue uno de los primeros narcotraficantes que utilizó parte de sus ganancias de las drogas para obras sociales que sustituyeron las carencias de la autoridad. En Badiraguato, el municipio en el cual nació –como otras figuras criminales como Joaquín “El Chapo” Guzmán, Ismael “El Mayo” Zambada, José “El Azul” Esparragoza o Ignacio Coronel-, construyó una iglesia y canchas de basquetbol. Los jóvenes lo idolatraban y se convirtió en un modelo a seguir por una generación que pensaba que bien valía arriesgar la vida a cambio del dinero, las mujeres y el poder que jamás lograrían si se mantenían dentro de la ley.
Caro Quintero fue detenido en Costa Rica por el descuido de su novia, Sara Cosío, sobrina de un ex gobernador de Jalisco, quien habló por teléfono a su casa para asegurarles que estaba enamorada, no secuestrada como se hablaba en la prensa. Desde entonces recorrió penales federales hasta llegar a un preventivo en Guadalajara en 2010, cuando la PGR no pudo demostrar su perfil de alta peligrosidad y perdió un juicio que llevó a su traslado.
Su liberación sorprendió y molestó en Estados Unidos, que llevaba meses en una nueva embestida jurídica contra él. Apenas en junio, el Departamento del Tesoro impuso sanciones contra 18 personas y 15 compañías que, aseguró, lavaban dinero de las drogas, negocio que afirmaban seguía manejando desde la cárcel. El director de la Oficina de Control de Activos del Tesoro, Adam Szubin, dijo en ese momento que Caro Quintero usaba a familiares y prestanombres para invertir dinero de las drogas en compañías legítimas y negocios de bienes raíces en Guadalajara.
Las advertencias de Washington no importaron al Poder Judicial mexicano. Lo dejaron en libertad en esta nueva era de garantismo que ahora benefició al ex jefe del Cártel de Guadalajara. La leyenda negra de Caro Quintero, que produjo un Best Seller (“Desperados”) y una serie de televisión “Drug Wars: The Camarena Story”) en los 90s, tendrá ahora un nuevo y absolutamente inesperado impulso.
FUENTE:
http://www.24-horas.mx/usted-disculpe-don-rafael/
Caro Quintero abandonó el penal preventivo en Guadalajara, donde purgaba el año 28 de una sentencia de 40 años, tras resolver el juez unitario un amparo a favor del capo de uno de los jefes del Cártel de Guadalajara en los 80s, porque de acuerdo con las reformas constitucionales de 2011 en materia de amparo y derechos humanos, se violó, como en el caso de Cassez, el debido proceso. El juez dijo que debió haber sido juzgado por un tribunal del fuero común, y no por uno federal, que fue el que lo sentenció.
La PGR anticipó que apelará, pero poco podrá hacer bajo las nuevas leyes. No existe causa alguna en contra de Caro Quintero, porque todas las acusaciones que pendían sobre él se acumularon –esta es una estrategia legal- en un solo expediente, sobre el que fue absuelto. Fuera de la cárcel, tampoco está claro qué sucederá con la petición de extradición de Estados Unidos para que responda en sus tribunales por el secuestro y asesinato de un agente federal. Caro Quintero, el más violento capo en los 80s, es el beneficiario más importante del criterio garantista de la Corte desde que dejaron en libertad a Cassez.
La familia criminal sinaloense debe estar de plácemes.
Caro Quintero fue perseguido, capturado y juzgado junto con el jefe del Cártel de Guadalajara, Miguel Ángel Félix Gallardo, y otro subalterno, Ernesto Fonseca Carrillo –tío de Amado Carrillo, el finado “Señor de los Cielos”-, por el asesinato del agente encubierto de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena Salazar y su piloto mexicano Alfredo Avelar, en febrero de 1985, en venganza por su traición –el agente recibía dinero de ellos-, al denunciar la existencia “El Búfalo”, un rancho de mil hectáreas en Chihuahua, donde producían mariguana.
Propiedad de Félix Gallardo –aún preso-, el trabajo en “El Búfalo” era tan intenso, que se consumían diariamente dos millones de tortillas y mil 800 pollos rostizados, y había una economía a escala que beneficiaba a la zona. Cuando entró el Ejército Mexicano, enviado por la presión de Estados Unidos al gobierno de Miguel de la Madrid, incautaron cinco mil kilos de mariguana, todavía el decomiso más grande en la historia del narcotráfico.
El Cártel de Guadalajara tenía la protección de la Policía Federal y, en los cultivos del norte del país, como “El Búfalo”, también del Ejército. Cuánto pagaban por esa protección institucional no se sabe con precisión, pero reportes de prensa de la época revelaron que Caro Quintero pagaba 60 millones de pesos mensuales (dos millones de pesos aproximadamente en la actualidad) al jefe de la Policía Federal que lo dejó escapar tras el asesinato.
Caro Quintero es la metáfora de la tensa relación generacional entre Estados Unidos y México por el narcotráfico. El asesinato y tortura de Camarena Salazar desató la furia de la DEA, que encontró en la “Operación Leyenda”, como le llamaron a la investigación de su crimen, la misión de su vida. La dinámica de las relaciones bilaterales tampoco se puede entender sin aquél episodio que definió el rumbo de una historia que escribieron de manera consistente cuatro presidentes que rechazaron las presiones de Washington para intervenir directamente en el diseño e instrumentación de la estrategia antidrogas, donde finalmente accedió el ex presidente Felipe Calderón.
El asesinato de Camarena Salazar convirtió al narcotráfico, hasta entonces un tema muy desconocido en México, en parte indivisible de la vida pública, donde la DEA ha buscado proyectar a ese país como un narco Estado. La “Operación Leyenda” produjo testigos que acusaron los secretarios de la Defensa, general Juan Arévalo, y de Gobernación, Manuel Bartlett, de ser cómplices de los cárteles de la droga, que se desvanecieron legalmente, pero no en la opinión pública. Quien sí pagó fue Rubén Zuno, dueño del rancho donde asesinaron a Camarena y Avelar, el cuñado del ex presidente Luis Echeverría que murió en una prisión estadounidense en 2012.
Caro Quintero llegó a Guadalajara en la segunda parte de los 70s, cuando la “Operación Cóndor” que realizó el Ejército en el noroeste del país, provocó el éxodo de los narcotraficantes sinaloenses hacia Jalisco. La fundación del Cártel de Guadalajara llevó el florecimiento económico, con fraccionamientos y hoteles de lujo, y un disparo en el establecimiento de distribuidoras de automóviles, que cambiaron la fisonomía de la llamada Perla Tapatía.
El lugarteniente de Félix Gallardo fue uno de los primeros narcotraficantes que utilizó parte de sus ganancias de las drogas para obras sociales que sustituyeron las carencias de la autoridad. En Badiraguato, el municipio en el cual nació –como otras figuras criminales como Joaquín “El Chapo” Guzmán, Ismael “El Mayo” Zambada, José “El Azul” Esparragoza o Ignacio Coronel-, construyó una iglesia y canchas de basquetbol. Los jóvenes lo idolatraban y se convirtió en un modelo a seguir por una generación que pensaba que bien valía arriesgar la vida a cambio del dinero, las mujeres y el poder que jamás lograrían si se mantenían dentro de la ley.
Caro Quintero fue detenido en Costa Rica por el descuido de su novia, Sara Cosío, sobrina de un ex gobernador de Jalisco, quien habló por teléfono a su casa para asegurarles que estaba enamorada, no secuestrada como se hablaba en la prensa. Desde entonces recorrió penales federales hasta llegar a un preventivo en Guadalajara en 2010, cuando la PGR no pudo demostrar su perfil de alta peligrosidad y perdió un juicio que llevó a su traslado.
Su liberación sorprendió y molestó en Estados Unidos, que llevaba meses en una nueva embestida jurídica contra él. Apenas en junio, el Departamento del Tesoro impuso sanciones contra 18 personas y 15 compañías que, aseguró, lavaban dinero de las drogas, negocio que afirmaban seguía manejando desde la cárcel. El director de la Oficina de Control de Activos del Tesoro, Adam Szubin, dijo en ese momento que Caro Quintero usaba a familiares y prestanombres para invertir dinero de las drogas en compañías legítimas y negocios de bienes raíces en Guadalajara.
Las advertencias de Washington no importaron al Poder Judicial mexicano. Lo dejaron en libertad en esta nueva era de garantismo que ahora benefició al ex jefe del Cártel de Guadalajara. La leyenda negra de Caro Quintero, que produjo un Best Seller (“Desperados”) y una serie de televisión “Drug Wars: The Camarena Story”) en los 90s, tendrá ahora un nuevo y absolutamente inesperado impulso.
FUENTE:
http://www.24-horas.mx/usted-disculpe-don-rafael/
Invitado- Invitado
Se esfuma Rafael Caro Quintero tras su liberación
35 minutos tardó Rafael Caro Quintero en dejar el reclusorio preventivo de Guadalajara, luego de 28 años de prisión. Tras su liberación, se esfumó.
De acuerdo con La Jornada,a las 1:30 horas del viernes, el narcotraficante se encontró con su familia, quienes lo llevaran a un lugar donde ni siquiera hay señal de telefonía, comentó su defensa.
Por su parte, Proceso indicó que el narcotraficante abandonó el penal estatal con el mayor de los sigilos, luego de permanecer encarcelado, acusado del secuestro y asesinato de Enrique Camarena Salazar, un agente de la agencia antidrogas estadunidense, DEA, y del piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar en 1985.
“El exlider del Cártel de Guadalajara salió del núcleo penitenciario acompañado de sus abogados y de sus familiares, aunque no se sabe si después de obtener su libertad, Caro Quintero se mantiene en esta ciudad o salió del estado rumbo a su natal Sinaloa o hacia algún otro lugar”, se detalló.
Quintero fue sometido a seis procesos penales y su defensa logró que cuatro de ellos fueran sobreseídos, en otro fuera absuelto y en el último, la sentencia que recibió fue 13 años, menor al tiempo que pasó en prisión.
FUENTE:
http://aristeguinoticias.com/1008/mexico/se-esfuma-rafael-caro-quintero-tras-su-liberacion/
De acuerdo con La Jornada,a las 1:30 horas del viernes, el narcotraficante se encontró con su familia, quienes lo llevaran a un lugar donde ni siquiera hay señal de telefonía, comentó su defensa.
Por su parte, Proceso indicó que el narcotraficante abandonó el penal estatal con el mayor de los sigilos, luego de permanecer encarcelado, acusado del secuestro y asesinato de Enrique Camarena Salazar, un agente de la agencia antidrogas estadunidense, DEA, y del piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar en 1985.
“El exlider del Cártel de Guadalajara salió del núcleo penitenciario acompañado de sus abogados y de sus familiares, aunque no se sabe si después de obtener su libertad, Caro Quintero se mantiene en esta ciudad o salió del estado rumbo a su natal Sinaloa o hacia algún otro lugar”, se detalló.
Quintero fue sometido a seis procesos penales y su defensa logró que cuatro de ellos fueran sobreseídos, en otro fuera absuelto y en el último, la sentencia que recibió fue 13 años, menor al tiempo que pasó en prisión.
FUENTE:
http://aristeguinoticias.com/1008/mexico/se-esfuma-rafael-caro-quintero-tras-su-liberacion/
Invitado- Invitado
Acusan corrupción por Caro Quintero
México, 11 de agosto (Reforma).- La Asociación de Antiguos Agentes Federales Narcóticos de EU se declaró “indignada” por la liberación de Rafael Caro Quintero, la cual atribuyó a la corrupción del sistema judicial en México.
“La liberación de este violento carnicero no es más que otro ejemplo de cómo los esfuerzos de buena fe de EU para colaborar con el Gobierno mexicano pueden verse frustrados por las poderosas fuerzas de la oscuridad que trabajan en las sombras del sistema de ‘justicia’ mexicano”, indicó en un comunicado.
Este enérgico pronunciamiento se suma a los del Departamento de Justicia y la DEA, que el viernes se declararon profundamente preocupados y contrariados por la excarcelación del capo sinaloense.
A Caro Quintero, quien salió libre el viernes luego de estar preso durante 28 años, se le responsabiliza del asesinato, en 1985, del agente antidrogas estadounidense Enrique Camarena.
“Rafael Caro Quintero nunca debió ver la luz del día como un hombre libre”, abundaron los veteranos.
“Exigimos que el Gobierno estadounidense pida la extradición de caro Quintero a Estados Unidos para que sea sometido a la Justicia como tanto merece”.
Para Edward Heath, director regional de la DEA en México cuando ocurrió el crimen y quien identificó el cuerpo de Camarena, la liberación refleja la falta de cooperación del Gobierno del Presidente Enrique Peña frente a lo avanzado por Felipe Calderón.
“Estas personas llegan y, de repente, la cortina se baja”, aseguró Heath, quien ahora es asesor de seguridad privada.
El Segundo Tribunal Unitario de Jalisco determinó la libertad del capo luego que el Primer Tribunal Colegiado de Guadalajara le otorgara un amparo al considerar que el homicidio de Camarena debió ser juzgado en el fuero común, no en el federal.
FUENTE:
http://estadomayor.mx/?p=31428
“La liberación de este violento carnicero no es más que otro ejemplo de cómo los esfuerzos de buena fe de EU para colaborar con el Gobierno mexicano pueden verse frustrados por las poderosas fuerzas de la oscuridad que trabajan en las sombras del sistema de ‘justicia’ mexicano”, indicó en un comunicado.
Este enérgico pronunciamiento se suma a los del Departamento de Justicia y la DEA, que el viernes se declararon profundamente preocupados y contrariados por la excarcelación del capo sinaloense.
A Caro Quintero, quien salió libre el viernes luego de estar preso durante 28 años, se le responsabiliza del asesinato, en 1985, del agente antidrogas estadounidense Enrique Camarena.
“Rafael Caro Quintero nunca debió ver la luz del día como un hombre libre”, abundaron los veteranos.
“Exigimos que el Gobierno estadounidense pida la extradición de caro Quintero a Estados Unidos para que sea sometido a la Justicia como tanto merece”.
Para Edward Heath, director regional de la DEA en México cuando ocurrió el crimen y quien identificó el cuerpo de Camarena, la liberación refleja la falta de cooperación del Gobierno del Presidente Enrique Peña frente a lo avanzado por Felipe Calderón.
“Estas personas llegan y, de repente, la cortina se baja”, aseguró Heath, quien ahora es asesor de seguridad privada.
El Segundo Tribunal Unitario de Jalisco determinó la libertad del capo luego que el Primer Tribunal Colegiado de Guadalajara le otorgara un amparo al considerar que el homicidio de Camarena debió ser juzgado en el fuero común, no en el federal.
FUENTE:
http://estadomayor.mx/?p=31428
Invitado- Invitado
Liberación de Caro Quintero puede dañar la relación México-EU
Liberación de Caro Quintero puede dañar la relación México-EU.
El Gobierno de México y el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, deben encontrar la manera de hacer que Rafael Caro Quintero sea enjuiciado en Estados Unidos, ya que su liberación podría afectar las relaciones entre ambos países, señaló Michael McCaul, presidente de la Comisión de Seguridad de la Cámara de Representantes estadounidense, quien confió en que las condiciones se den para una posible extradición del mexicano, quien fue puesto en libertad la semana pasada.
Pese a la liberación de Rafael Caro Quintero, el Gobierno de Estados Unidos aún puede juzgar al narcotraficante, por lo que se mantiene en contacto con el gobierno mexicano al respecto, dijo McCaul, uno de los legisladores republicanos que más ha solicitado reforzar la frontera, especialmente en contra de los cárteles del narcotráfico que han utilizado a Texas como un refugio ante las agresiones de sus rivales.
El congresista dijo a El Universal que la liberación de Caro Quintero recibió una respuesta negativa de parte de diversos sectores de Estados Unidos, debido a que envía una mala señal sobre las acciones que el nuevo gobierno de México ha emprendido.
Estableciendo el respeto a las decisiones de México, McCaul dijo que para cualquier persona resulta incomprensible que jueces liberaran a Caro Quintero después de 28 años de permanecer en la cárcel.
Esa liberación, explicó, puede afectar de alguna manera la relación entre Estados Unidos y México, pero externó su confianza porque el Gobierno de México logre encontrar una opción legal o permita la extradición de Caro Quintero para ser juzgado por los delitos cometidos contra ciudadanos estadounidenses.
El legislador texano comentó que si bien las autoridades mexicanas ya externaron su intención de encontrar la vía legal para procesar a Caro Quintero, el gobierno de Estados Unidos espera que en caso de no existir más delitos en México, se facilite su extradición a territorio estadounidense.
McCaul, quien también es representante republicano de Texas, dijo que la decisión de un tribunal de apelaciones de revocar la sentencia contra Caro Quintero es “insultante”.
Dijo que la reciente liberación de Caro Quintero constituye una prueba para el presidente mexicano Enrique Peña Nieto, quien debe hacer que el narcotraficante vuelva tras las rejas. Caro Quintero es “un asesino a sangre fría y lo ha sido durante 28 años”, dijo e insistió que “no es una buena señal para el nuevo gobierno en estos momentos”.
Tras la liberación de Caro Quintero, el legislador McCaul reiteró su petición porque se refuerce la frontera con México mediante el despliegue de más tecnología, con lo que los agentes de la Patrulla Fronteriza podrán tener acceso a la operación de vehículos aéreos no tripulados y sistemas de vigilancia similares a los que el ejército de Estados Unidos ha utilizado en Afganistán.
El legislador republicano Michael McCaul, junto con los legisladores demócrata, Henry Cuellar y el también republicano, Blake Farenthold, de Corpus Christi, han presionado al gobierno federal de Estados Unidos por más drones predator para la frontera Texas-México.
El pasado viernes, un tribunal federal dejó en libertad a Rafael Caro Quintero, quien fue acusado por el secuestro, tortura y asesinato del agente especial de la DEA (la oficina antidrogas de Estados Unidos) Enrique “Kiki” Camarena Salazar, en 1985.
De acuerdo con el fallo del tribunal, Caro Quintero debió haber sido acusado ante un juez del fuero común y no del ámbito federal como se hizo. La Procuraduría General de la República (PGR) criticó la decisión del tribunal y dijo que el caso del capo debió haber sido enviado por el tribunal al juez que considerara competente, pero no debería haber liberado al reo.
(Doris Gómora/El Universal)
Fuente: http://www.lapoliciaca.com/nota-roja/liberacion-de-caro-quintero-puede-danar-la-relacion-mexico-eu/
La Teniente Roca- Señalero
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