Las víctimas de la ley

Las víctimas de la ley

Cadena de mando|Juan Ibarrola
2013-01-16 •

Tenemos en este país una afición natural por encontrar cómo darle la vuelta a la realidad y de ahí a crear una mayor confusión sobre lo que en determinado momento le afecta a la sociedad. Los términos equivocados con los cuales calificamos los sucesos han sido un freno al desarrollo social y por supuesto a la madurez ciudadana.

Cuando escuchamos —que no es entender— términos como “derechos humanos”, “desapariciones forzadas” (no creo que haya nadie que esté de acuerdo con que lo desaparezcan), “extorsión”, “secuestro” y una larga lista de etcéteras, inmediatamente se le da una relación directa de responsabilidad con el gobierno, con las fuerzas armadas y, por supuesto, con corporaciones policiacas, es decir, por hecho damos que las autoridades siempre tienen algo que ver con el origen, desarrollo y consecuencias de estos males sociales.

Vale la pena darles su justa dimensión y análisis a estos términos, ya que de otra forma solamente quienes son sus víctimas quedan entrampadas en lo que la ley concibe. Quedan así porque no se detecta a los verdaderos responsables de sus desgracias familiares. Quedan así porque sus necesidades se enfrentan a una realidad jurídica que los limita. Quedan así porque son las verdaderas víctimas.

Trágico y frío es el hecho del incremento exponencial de los delitos graves en los últimos seis años, así como trágica y fría es la realidad que para dar con el paradero de las personas desaparecidas se necesitará utilizar todos los recursos de investigación policiaca con los que cuenta el Estado. En los hechos, es imposible.

Las prácticas setenteras de desaparición de personas tenían que ver con temas como subversión, guerrilla y posiciones políticas, y ni quién se enterara. Los deudos de esos “desaparecidos” no tenían voz ni voto. Hoy, quienes no aparecen, en su mayoría, son gente que está vinculada a la delincuencia organizada. Que existen inocentes dentro de esta categoría es un hecho y, por lo mismo, las autoridades deben de apoyar a las familias para dar con su paradero.

Sin embargo, una cosa es aceptar que existen víctimas del delito y de la delincuencia y otra es apostar por una promesa incumplible. Un hecho es que mucha gente en este país busca a sus familiares desaparecidos y otro es que existe una cantidad mayor que simplemente no lo hace porque saben bien a qué se dedicaban sus consanguíneos, y por lógica les resulta hasta peligroso hacerlo. Para los primeros la esperanza es de vida; para los últimos es de muerte. También están dentro de las cifras los migrantes centroamericanos, los que desafortunadamente una vez que ingresan ilegalmente a México difícilmente se tendría oportunidad de identificarlos.

De todo lo anterior, pretender responsabilizar al gobierno de Felipe Calderón por la desaparición de personas resulta completamente estéril, ya que demostrar que tuvo participación directa en las desapariciones será imposible. Resarcir los daños que un sinnúmero de familias mexicanas han sufrido no puede quedarse en la esperanza de las palabras. Si la esperanza que sembró el secretario de Gobernación es una apuesta por responsabilizar al gobierno anterior sobre la trágica realidad, que no se le olvide que se corre el riesgo de que algunas organizaciones sociales van a querer insertar a las fuerzas armadas en esa responsabilidad y entonces las cosas se pondrán peores, ya que los soldados son los únicos que no solamente han exhibido a los 9 mil 980 militares que cometieron delitos, sino que los han llevado a los tribunales castrenses para que respondan por los mismos. De esta cifra, 7 mil 557 ya recibieron condenas y el resto está a la espera de sentencia. Es decir, los militares están cumpliendo con su parte, luego entonces, a quién se va a responsabilizar.

Que no se caiga en la urgente necesidad que tienen diferentes grupos por seguir vigentes y que solo intentan la creación de culpables. Intentan responsabilizar directamente a Calderón sobre los muertos y desaparecidos. Al final será la ley la que, per se, lo proteja. Que no caiga el actual gobierno en la debilidad de distraerse en casos resueltos como el de Javier Sicilia. Mejor que se le dé solución y cobijo a quienes no tienen la fuerza de un apellido, de un grupo; a quienes son las verdaderas víctimas de la ley, porque de la delincuencia son víctimas las personas que no aparecen.

Sería irresponsable afirmar que son millones los mexicanos afectados directamente por el crimen. Lo que es un hecho es que todos somos perjudicados de una manera u otra.

Vale mejor que los de Osorio Chong le informen a la sociedad cómo la gendarmería nacional va a venir a solucionar los problemas, misma que logrará que la delincuencia ya no ejecute y desparezca personas. Vale mejor que nos informen quiénes van a integrar a la misma. ¿Civiles? ¿Militares? ¿Marinos? ¿Policías federales? Que nos informen si la tutela de la gendarmería será militar o civil.

Que nos expliquen por qué se dividió el país en cinco regiones. El Ejército lo tiene dividido en 12, ya que así la efectividad en las operaciones es, por mucho, mejor. Si solo se hizo como detección de problemas, ahora solo faltan las soluciones.

@elibarrola