Argentina: “Después de Malvinas, iban a atacar a Chile”
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Ing_Joseph
Falcon
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Argentina: “Después de Malvinas, iban a atacar a Chile”
El brigadier general (R) Basilio Lami Dozo dice que a las Fuerzas Armadas “no les gustó el referéndum” que convocó el presidente Raúl Alfonsín para terminar con el conflicto del Beagle, ya que “era una forma de decir: ‘Se equivocaron las instituciones armadas’”.
Ex miembro de la última Junta fue uno de los principales negociadores argentinos que trató de convencer a Augusto Pinochet de llegar a un entendimiento y evitar una guerra entre ambos países. Así, en una de las reuniones que mantuvo con sus pares chilenos, cuando era secretario general de la Fuerza Aérea, surgió la idea de convocar al Papa como mediador.
—¿Cómo se involucró en la negociación?
—Pinochet demoraba en dar la fecha para la reunión de Puerto Montt, entonces la Junta me mandó a hablar con él. Tomamos el té en Punta Arena. Fue un encuentro muy secreto. Yo iba con una misión bien clara: que se hiciera esa reunión.
—¿Qué le dijo?
—Charlamos más de dos horas. Primero me dio una lección de geopolítica, me hizo un panorama de cómo es Chile en el mundo y en Sudamérica. Antes de terminar el té, le dije: Tengo que llevar un mensaje a la Junta. “Dígales que nos vamos a reunir en Puerto Montt, pero tengo un frente interno que quiere el conflicto”. Le respondí: “La Argentina también lo tiene”.
—En Puerto Montt, hubo un incidente ¿qué pasó?
—Le había pedido al viejo (le decía así) que ninguno de los discursos públicos que se hicieran en la reunión fuera agresivo. El, por la presión del frente interno, hizo uno muy agresivo. Yo lo miraba a Videla y le decía a Bignone: “Que no se levante el general, que la aguante”, porque era para irse. Después, le contestó bien, como diciendo: Acá tenemos que poner paños fríos.
—De allí, salieron las reuniones de secretarios generales ¿Qué negociaban?
—Buscábamos una solución diplomática al problema. En un encuentro en Valparaíso a mediados de 1978, dijimos: “Ni ustedes ni nosotros podemos ceder porque tenemos un frente interno que no nos deja. ¿Qué les parece una mediación?” Salieron cuatro nombres: la reina de Inglaterra, el presidente de los Estados Unidos, el rey de España y el Papa. ¿Por qué no el Santo Padre, si somos dos países católicos? Cuando volvimos a Buenos Aires, le comentamos a cada comandante en jefe lo que habíamos hablado.
—¿Qué les respondieron?
—Los tres dijeron que estaban de acuerdo en intentar una mediación con el Papa, nada más. Ahí, Videla le encargó al embajador Moncayo que se fuera urgente al Vaticano.
—En el interín, se reunió con Pinochet, ¿de qué hablaron?
—La Junta me mandó en noviembre, antes de iniciar las operaciones. Me reuní con él en el Palacio de la Moneda. Ese fue el encuentro más secreto que tuvimos. Hablamos de que no podíamos enfrentarnos, que teníamos que bajar el tenor de los trascendidos que daba cada gobierno. Cuando llegué a Buenos Aires, me encontré con el “Cachorro” Menéndez que me quería comer vivo. “Ustedes son los de la birome”, me dijo.
—¿Por qué lo eligieron como mediador?
—Porque el Ejército y la Marina no se tenían confianza. Si era Bignone, la Marina iba a sospechar que había un arreglo entre los ejércitos, y si era Fracassi, pensaban que había un acuerdo entre las armadas. En cambio, los de la Fuerza Aérea no íbamos a hacer nada por detrás.
—¿Qué posibilidades tenía la Argentina de ganar una guerra?
—Yo no tenía la certeza de ganar. Les dije a los del Ejército que nos iban a dar una cachetada de entrada y llegarían a Río Gallegos. Ahí sí, la Argentina, que era mucho más potencia, los volvería despaciosamente hasta la cordillera. Eso iba a costar mucho dinero y vidas. Iba a ser una masacre y una guerra larguísima.
—¿Qué pensó cuando se enteró del Operativo Soberanía?
—Me pareció una locura total.
—¿Cuál fue el planteo de la Fuerza Aérea?
—La mediación con el Papa, otra no había.
—¿Qué opinaban las otras Fuerzas?
—El Ejército tenía un grupo de halcones (Menéndez, Suárez Mason, Riveros) y la Marina estaba toda metida, pero nunca consiguieron el respaldo de la Fuerza Aérea.
—No iban a poder negarse…
—No, en absoluto. Ibamos a intervenir, no hay duda. Pero nuestra estrategia era demorar la iniciación de las operaciones hasta que viniera el delegado papal.
—¿Cuál era su plan de guerra?
—Atacar y partir a Chile en dos partes, un poco más bajo de Puerto Montt, por la zona de Neuquén. La Fuerza Aérea iba a apoyar esa incursión.
—¿Cómo vivió los momentos previos al 22 de diciembre?
—Cuando me dijeron que habían designado al cardenal Samoré y que venía urgente a la Argentina, respiré. La mediación papal no le gustó a muchos dentro de las Fuerzas Armadas, incluso en la Fuerza Aérea. Había un grupito que quería el conflicto.
—¿Quién estaba mejor preparado para la guerra?
—En el Ejército, inicialmente, estaban mejor ellos porque tenían más unidades móviles, pero, después, el nuestro iba a recuperar, por peso. La parte aérea era muy nivelada y la Marina chilena era mejor que la nuestra.
—¿Cómo recibieron la visita de Samoré?
—Cuando llegó a Buenos Aires, el canciller Pastor lo invitó a conocer el Palacio San Martín, que tiene un gran mapa de Sudamérica en el Salón Dorado. El nuncio Pío Laghi lo acompañó y le mostró el cuadro: “Vio eminencia lo que es esto, un bife angosto: la carne es la Argentina y el hueso es Chile”. Los tres secretarios generales estábamos detrás de ellos y lo escuchamos. Entonces, les dije a Fracassi: “Negro, perdimos”.
—¿Cómo estaba el conflicto cuando asumieron?
—Bastante quieto. La guerra había quedado de costado, pero no del todo. Además, venía el eclipse del Proceso y teníamos otros problemas mucho más serios. Después, vino en seguida Malvinas.
—¿Lo del Beagle quedó rezagado?
—Sí. Hablé con el comandante en jefe de la Fuerza Aérea chilena y le dije: “Si llega a haber un conflicto por Malvinas, lo único que te pido es que no mandes medios ofensivos aéreos al Sur, porque vamos a tener problemas, y te voy a atacar con todo lo que cuento ahí”. Lo hizo, se portó bastante bien, no así la Armada y Pinochet, que jugaron para Inglaterra. Para colmo, Galtieri dijo en un discurso: “Que saquen el ejemplo de lo que estamos haciendo ahora porque después les toca a ellos”.
—¿Iban a atacar Chile después?
—Exacto. Después de Malvinas, iban a atacar a Chile.
—¿Qué pensó cuando Alfonsín convocó al plebiscito?
—Dije: va a ganar.
—¿Qué votó ese día?
—No voté en ninguna elección desde que dejé de ser comandante en jefe. La última vez fue en la que ganó Alfonsín y no lo voté a él, por supuesto.
—¿A quién votó?
—A Luder, a pesar de ser antiperonista, porque era mucho más factible llegar a un entendimiento con él. No hubiera habido juicio a las Juntas con Luder.
Fuente: http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0420/articulo.php?art=18309&ed=0420
El plebiscito que evitó la guerra con Chile
Pocas veces en la historia argentina la sociedad tuvo en su mano un poder decisión tan grande frente a una medida oficial como el 25 de noviembre de 1984, cuando el presidente Raúl Alfonsín convocó a una consulta popular para definir si aceptaba o no el acuerdo alcanzado con Chile para terminar con el conflicto del Canal de Beagle.
“Queremos que los argentinos, todos los argentinos, participen tomando posición acerca de si conviene o no dar solución rápida y pacífica a un problema que ha constituido desde hace un siglo un elemento de tensión con la República de Chile – sostuvo el primer mandatario al anunciar la iniciativa -. La solución al diferendo del Beagle no sólo constituiría el final de un antiguo litigio sino además, y sobre todo, un factor esencial para construir un futuro que se nos avecina con rapidez”.
Lo novedoso es que era la primera vez que se utilizaba esta herramienta en el país, por lo que el gobierno estaba expectante del nivel de participación que podía llegar a tener el plebiscito, ya que era de carácter voluntario. “Teníamos alguna preocupación acerca del nivel de movilización pública”, afirma el ex canciller Dante Caputo, encargado de llevar adelante la etapa final de la negociación bilateral.
No era para menos ya que la medida enfrentó la oposición de la derecha peronista, el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), el Partido Federalista de Centro y sectores ultranacionalistas como el Movimiento de Afirmación por la Soberanía, comandado por el almirante Isaac Rojas.
La decisión también fue objetada en los círculos militares que la veían como un ataque a la política de la última dictadura. “No les gustó el referéndum, porque era una forma de decir: ‘Se equivocaron las instituciones armadas’. Las instituciones difícilmente se equivoquen, lo hacen los que mandan”, afirma el brigadier general (R) Basilio Lami Dozo, miembro de la última Junta y encargado de negociar con Chile durante el Proceso para evitar la guerra.
La medida tampoco fue bien vista en Santiago y el Vaticano ya que dejaba en manos de la población la concreción de una negociación tan delicada, podía tirar por la borda todos los esfuerzos realizados y tensar de nuevo la situación. “Los argumentos que usamos fueron convincentes, pero reinstalamos de nuevo el temor en nuestras contrapartes y mediadores”, resalta Caputo.
La decisión ya estaba tomada y el propio presidente la respaldaba. “El gran argumento de Alfonsín era: ‘Este es un problema territorial, no una ley más. Hoy, la podríamos sostener pero es un tema que si no lo cerramos con la voluntad explícita de la opinión pública, se va a volver a abrir dentro de uno o dos años. Queremos sellarlo definitivamente’”, recuerda el ex canciller.
Esto llevó a que muchos de los grupos que se habían pronunciado en contra comenzaran a hacer campaña para que la población se abstuviera de participar. Entre sus principales adherentes estaban el almirante Rojas, el ex presidente Marcelo Levingston, el ex canciller Nicanor Costa Méndez, el nacionalista Marcelo Sánchez Sorondo, los peronistas Vicente Saadi y Herminio Iglesias, Oraldo Britos, Julio César Aráoz, y la socialista Alicia Moreau de Justo.
“Nuestro temor no era que hubiera gente votando mayoritariamente por el No, sino que la abstención, que se había convertido en la bandera de la oposición al acuerdo, tuviera un respaldo importante”, destaca.
El clima previo al plebiscito se fue caldeando cada vez más y provocó que el presidente del bloque peronista de senadores, Vicente Saadi, dijera que el canciller era un “traidor a la patria” por el acuerdo que había alcanzado con Chile. Esto llevó a Caputo a desafiarlo a confrontar sus ideas en televisión, algo que el legislador aceptó con agrado. Ninguno de los dos sabía que se convertirían en los protagonistas de un momento histórico ya que fue el primer debate político que se realizó ante las cámaras en el país.
En la mente de quienes lo presenciaron, aún permanece la imagen de un Saadi nervioso leyendo sus fundamentos y del canciller contestándole con tranquilidad. También, quedaron inmortalizadas algunas de sus frases como “basta de cháchara” o cuando le pidió que no se fuera por las “nubes de Úbeda” en lugar de por “los cerros” como versa el dicho.
“La única objeción de mis colaboradores era que yo fumaba y tenía un paquete de Dunhill que eran ingleses. Los veía que me hacían señales detrás de la cámara y no entendía qué me estaban diciendo. Era que lo sacara de arriba de la mesa ya que no era la marca más apropiada para mostrar en un debate de esa naturaleza”, recuerda Caputo.
Tal fue el impacto del debate que sirvió para torcer la balanza en favor de la propuesta de Alfonsín, lo que significó una segunda derrota para el peronismo en un año. “Hemos quemado por segunda vez consecutiva un ataúd ante las cámaras de televisión”, señaló a la prensa Juan Labaké, miembro del Comando Superior Peronista, tras la emisión del programa.
El 25 de noviembre de 1984, el Sí obtuvo el 81,13% de los votos frente al 17,24% del No y un 1,63% en blanco, con una participación del electorado del 70,17%. En el gobierno, el Vaticano y Chile, respiraron aliviados.
El acuerdo de paz. Cuatro días después de la victoria, los cancilleres Dante Caputo y Jaime del Valle firmaron el Tratado de Paz y Amistad en el Vaticano, ya que Alfonsín no quería juntarse con Augusto Pinochet debido a las diferencias políticas que los separaban. “Estaba fuera de cuestión que Alfonsín se cruzara con Pinochet”, señala el ex titular del Palacio San Martín.
Sin embargo, los problemas para el Gobierno no terminaron ahí, ya que el acuerdo debía ser refrendado por el Congreso para que entrara en vigencia, una tarea que no le sería nada fácil y que tendría al país nuevamente en vilo.
El tratado pasó sin problemas por la Cámara de Diputados, donde el radicalismo contaba con la mayoría, el 30 de diciembre de 1984. Pero en el Senado, controlado por el peronismo, encontró su principal escollo. El debate se prolongó entre el 14 y 15 de marzo de 1985, donde los principales referentes justicialistas se manifestaron en contra de la medida, a pesar de los intentos de los operadores del oficialismo para convencerlos de que cambiaran su decisión.
“Era un voto en contra del gobierno, pero si usted es político y se supone que mide las repercusiones de sus acciones, sabe que cerrar el camino a la paz conquistada, a la solución lograda, reabre la posibilidad de un conflicto bélico. La apuesta no era favorecer o destruir un gobierno - señala Caputo -. ¿Qué político puede ignorar que lo que estábamos jugando era la guerra o la paz? ¿Cómo no llegamos a tener diálogo para generar un consenso básico de gobierno sobre nada menos que un tema de esa inmensidad?”.
Finalmente, el acuerdo fue aprobado con 23 votos a favor, 22 en contra y 1 abstención (la del radical Luis León). Entre los principales legisladores que se opusieron se encontraban los peronistas Saadi, Deolindo Bittel, Oraldo Britos, Alberto Rodríguez Saá y Eduardo Menem, y el representante del Partido Popular Neuquino, Elías Sapag.
“El voto en contra era en favor de otra cosa, prefiero no decir que a favor de la guerra. ¿Cómo el cincuenta por ciento de un Senado puede votar por el No en un país que estaba reconstruyendo su democracia luego de tanta dictadura, la unidad nacional después de tanta muerte y desaparición, y la paz luego de la guerra? – concluye el ex canciller -. Es notable que no haya juicio histórico sobre ese No, es una de las tantas cosas sobre las que no hay memoria en la Argentina”.
Fuente: http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0420/articulo.php?art=18308&ed=0420
Ex miembro de la última Junta fue uno de los principales negociadores argentinos que trató de convencer a Augusto Pinochet de llegar a un entendimiento y evitar una guerra entre ambos países. Así, en una de las reuniones que mantuvo con sus pares chilenos, cuando era secretario general de la Fuerza Aérea, surgió la idea de convocar al Papa como mediador.
—¿Cómo se involucró en la negociación?
—Pinochet demoraba en dar la fecha para la reunión de Puerto Montt, entonces la Junta me mandó a hablar con él. Tomamos el té en Punta Arena. Fue un encuentro muy secreto. Yo iba con una misión bien clara: que se hiciera esa reunión.
—¿Qué le dijo?
—Charlamos más de dos horas. Primero me dio una lección de geopolítica, me hizo un panorama de cómo es Chile en el mundo y en Sudamérica. Antes de terminar el té, le dije: Tengo que llevar un mensaje a la Junta. “Dígales que nos vamos a reunir en Puerto Montt, pero tengo un frente interno que quiere el conflicto”. Le respondí: “La Argentina también lo tiene”.
—En Puerto Montt, hubo un incidente ¿qué pasó?
—Le había pedido al viejo (le decía así) que ninguno de los discursos públicos que se hicieran en la reunión fuera agresivo. El, por la presión del frente interno, hizo uno muy agresivo. Yo lo miraba a Videla y le decía a Bignone: “Que no se levante el general, que la aguante”, porque era para irse. Después, le contestó bien, como diciendo: Acá tenemos que poner paños fríos.
—De allí, salieron las reuniones de secretarios generales ¿Qué negociaban?
—Buscábamos una solución diplomática al problema. En un encuentro en Valparaíso a mediados de 1978, dijimos: “Ni ustedes ni nosotros podemos ceder porque tenemos un frente interno que no nos deja. ¿Qué les parece una mediación?” Salieron cuatro nombres: la reina de Inglaterra, el presidente de los Estados Unidos, el rey de España y el Papa. ¿Por qué no el Santo Padre, si somos dos países católicos? Cuando volvimos a Buenos Aires, le comentamos a cada comandante en jefe lo que habíamos hablado.
—¿Qué les respondieron?
—Los tres dijeron que estaban de acuerdo en intentar una mediación con el Papa, nada más. Ahí, Videla le encargó al embajador Moncayo que se fuera urgente al Vaticano.
—En el interín, se reunió con Pinochet, ¿de qué hablaron?
—La Junta me mandó en noviembre, antes de iniciar las operaciones. Me reuní con él en el Palacio de la Moneda. Ese fue el encuentro más secreto que tuvimos. Hablamos de que no podíamos enfrentarnos, que teníamos que bajar el tenor de los trascendidos que daba cada gobierno. Cuando llegué a Buenos Aires, me encontré con el “Cachorro” Menéndez que me quería comer vivo. “Ustedes son los de la birome”, me dijo.
—¿Por qué lo eligieron como mediador?
—Porque el Ejército y la Marina no se tenían confianza. Si era Bignone, la Marina iba a sospechar que había un arreglo entre los ejércitos, y si era Fracassi, pensaban que había un acuerdo entre las armadas. En cambio, los de la Fuerza Aérea no íbamos a hacer nada por detrás.
—¿Qué posibilidades tenía la Argentina de ganar una guerra?
—Yo no tenía la certeza de ganar. Les dije a los del Ejército que nos iban a dar una cachetada de entrada y llegarían a Río Gallegos. Ahí sí, la Argentina, que era mucho más potencia, los volvería despaciosamente hasta la cordillera. Eso iba a costar mucho dinero y vidas. Iba a ser una masacre y una guerra larguísima.
—¿Qué pensó cuando se enteró del Operativo Soberanía?
—Me pareció una locura total.
—¿Cuál fue el planteo de la Fuerza Aérea?
—La mediación con el Papa, otra no había.
—¿Qué opinaban las otras Fuerzas?
—El Ejército tenía un grupo de halcones (Menéndez, Suárez Mason, Riveros) y la Marina estaba toda metida, pero nunca consiguieron el respaldo de la Fuerza Aérea.
—No iban a poder negarse…
—No, en absoluto. Ibamos a intervenir, no hay duda. Pero nuestra estrategia era demorar la iniciación de las operaciones hasta que viniera el delegado papal.
—¿Cuál era su plan de guerra?
—Atacar y partir a Chile en dos partes, un poco más bajo de Puerto Montt, por la zona de Neuquén. La Fuerza Aérea iba a apoyar esa incursión.
—¿Cómo vivió los momentos previos al 22 de diciembre?
—Cuando me dijeron que habían designado al cardenal Samoré y que venía urgente a la Argentina, respiré. La mediación papal no le gustó a muchos dentro de las Fuerzas Armadas, incluso en la Fuerza Aérea. Había un grupito que quería el conflicto.
—¿Quién estaba mejor preparado para la guerra?
—En el Ejército, inicialmente, estaban mejor ellos porque tenían más unidades móviles, pero, después, el nuestro iba a recuperar, por peso. La parte aérea era muy nivelada y la Marina chilena era mejor que la nuestra.
—¿Cómo recibieron la visita de Samoré?
—Cuando llegó a Buenos Aires, el canciller Pastor lo invitó a conocer el Palacio San Martín, que tiene un gran mapa de Sudamérica en el Salón Dorado. El nuncio Pío Laghi lo acompañó y le mostró el cuadro: “Vio eminencia lo que es esto, un bife angosto: la carne es la Argentina y el hueso es Chile”. Los tres secretarios generales estábamos detrás de ellos y lo escuchamos. Entonces, les dije a Fracassi: “Negro, perdimos”.
—¿Cómo estaba el conflicto cuando asumieron?
—Bastante quieto. La guerra había quedado de costado, pero no del todo. Además, venía el eclipse del Proceso y teníamos otros problemas mucho más serios. Después, vino en seguida Malvinas.
—¿Lo del Beagle quedó rezagado?
—Sí. Hablé con el comandante en jefe de la Fuerza Aérea chilena y le dije: “Si llega a haber un conflicto por Malvinas, lo único que te pido es que no mandes medios ofensivos aéreos al Sur, porque vamos a tener problemas, y te voy a atacar con todo lo que cuento ahí”. Lo hizo, se portó bastante bien, no así la Armada y Pinochet, que jugaron para Inglaterra. Para colmo, Galtieri dijo en un discurso: “Que saquen el ejemplo de lo que estamos haciendo ahora porque después les toca a ellos”.
—¿Iban a atacar Chile después?
—Exacto. Después de Malvinas, iban a atacar a Chile.
—¿Qué pensó cuando Alfonsín convocó al plebiscito?
—Dije: va a ganar.
—¿Qué votó ese día?
—No voté en ninguna elección desde que dejé de ser comandante en jefe. La última vez fue en la que ganó Alfonsín y no lo voté a él, por supuesto.
—¿A quién votó?
—A Luder, a pesar de ser antiperonista, porque era mucho más factible llegar a un entendimiento con él. No hubiera habido juicio a las Juntas con Luder.
Fuente: http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0420/articulo.php?art=18309&ed=0420
El plebiscito que evitó la guerra con Chile
Pocas veces en la historia argentina la sociedad tuvo en su mano un poder decisión tan grande frente a una medida oficial como el 25 de noviembre de 1984, cuando el presidente Raúl Alfonsín convocó a una consulta popular para definir si aceptaba o no el acuerdo alcanzado con Chile para terminar con el conflicto del Canal de Beagle.
“Queremos que los argentinos, todos los argentinos, participen tomando posición acerca de si conviene o no dar solución rápida y pacífica a un problema que ha constituido desde hace un siglo un elemento de tensión con la República de Chile – sostuvo el primer mandatario al anunciar la iniciativa -. La solución al diferendo del Beagle no sólo constituiría el final de un antiguo litigio sino además, y sobre todo, un factor esencial para construir un futuro que se nos avecina con rapidez”.
Lo novedoso es que era la primera vez que se utilizaba esta herramienta en el país, por lo que el gobierno estaba expectante del nivel de participación que podía llegar a tener el plebiscito, ya que era de carácter voluntario. “Teníamos alguna preocupación acerca del nivel de movilización pública”, afirma el ex canciller Dante Caputo, encargado de llevar adelante la etapa final de la negociación bilateral.
No era para menos ya que la medida enfrentó la oposición de la derecha peronista, el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), el Partido Federalista de Centro y sectores ultranacionalistas como el Movimiento de Afirmación por la Soberanía, comandado por el almirante Isaac Rojas.
La decisión también fue objetada en los círculos militares que la veían como un ataque a la política de la última dictadura. “No les gustó el referéndum, porque era una forma de decir: ‘Se equivocaron las instituciones armadas’. Las instituciones difícilmente se equivoquen, lo hacen los que mandan”, afirma el brigadier general (R) Basilio Lami Dozo, miembro de la última Junta y encargado de negociar con Chile durante el Proceso para evitar la guerra.
La medida tampoco fue bien vista en Santiago y el Vaticano ya que dejaba en manos de la población la concreción de una negociación tan delicada, podía tirar por la borda todos los esfuerzos realizados y tensar de nuevo la situación. “Los argumentos que usamos fueron convincentes, pero reinstalamos de nuevo el temor en nuestras contrapartes y mediadores”, resalta Caputo.
La decisión ya estaba tomada y el propio presidente la respaldaba. “El gran argumento de Alfonsín era: ‘Este es un problema territorial, no una ley más. Hoy, la podríamos sostener pero es un tema que si no lo cerramos con la voluntad explícita de la opinión pública, se va a volver a abrir dentro de uno o dos años. Queremos sellarlo definitivamente’”, recuerda el ex canciller.
Esto llevó a que muchos de los grupos que se habían pronunciado en contra comenzaran a hacer campaña para que la población se abstuviera de participar. Entre sus principales adherentes estaban el almirante Rojas, el ex presidente Marcelo Levingston, el ex canciller Nicanor Costa Méndez, el nacionalista Marcelo Sánchez Sorondo, los peronistas Vicente Saadi y Herminio Iglesias, Oraldo Britos, Julio César Aráoz, y la socialista Alicia Moreau de Justo.
“Nuestro temor no era que hubiera gente votando mayoritariamente por el No, sino que la abstención, que se había convertido en la bandera de la oposición al acuerdo, tuviera un respaldo importante”, destaca.
El clima previo al plebiscito se fue caldeando cada vez más y provocó que el presidente del bloque peronista de senadores, Vicente Saadi, dijera que el canciller era un “traidor a la patria” por el acuerdo que había alcanzado con Chile. Esto llevó a Caputo a desafiarlo a confrontar sus ideas en televisión, algo que el legislador aceptó con agrado. Ninguno de los dos sabía que se convertirían en los protagonistas de un momento histórico ya que fue el primer debate político que se realizó ante las cámaras en el país.
En la mente de quienes lo presenciaron, aún permanece la imagen de un Saadi nervioso leyendo sus fundamentos y del canciller contestándole con tranquilidad. También, quedaron inmortalizadas algunas de sus frases como “basta de cháchara” o cuando le pidió que no se fuera por las “nubes de Úbeda” en lugar de por “los cerros” como versa el dicho.
“La única objeción de mis colaboradores era que yo fumaba y tenía un paquete de Dunhill que eran ingleses. Los veía que me hacían señales detrás de la cámara y no entendía qué me estaban diciendo. Era que lo sacara de arriba de la mesa ya que no era la marca más apropiada para mostrar en un debate de esa naturaleza”, recuerda Caputo.
Tal fue el impacto del debate que sirvió para torcer la balanza en favor de la propuesta de Alfonsín, lo que significó una segunda derrota para el peronismo en un año. “Hemos quemado por segunda vez consecutiva un ataúd ante las cámaras de televisión”, señaló a la prensa Juan Labaké, miembro del Comando Superior Peronista, tras la emisión del programa.
El 25 de noviembre de 1984, el Sí obtuvo el 81,13% de los votos frente al 17,24% del No y un 1,63% en blanco, con una participación del electorado del 70,17%. En el gobierno, el Vaticano y Chile, respiraron aliviados.
El acuerdo de paz. Cuatro días después de la victoria, los cancilleres Dante Caputo y Jaime del Valle firmaron el Tratado de Paz y Amistad en el Vaticano, ya que Alfonsín no quería juntarse con Augusto Pinochet debido a las diferencias políticas que los separaban. “Estaba fuera de cuestión que Alfonsín se cruzara con Pinochet”, señala el ex titular del Palacio San Martín.
Sin embargo, los problemas para el Gobierno no terminaron ahí, ya que el acuerdo debía ser refrendado por el Congreso para que entrara en vigencia, una tarea que no le sería nada fácil y que tendría al país nuevamente en vilo.
El tratado pasó sin problemas por la Cámara de Diputados, donde el radicalismo contaba con la mayoría, el 30 de diciembre de 1984. Pero en el Senado, controlado por el peronismo, encontró su principal escollo. El debate se prolongó entre el 14 y 15 de marzo de 1985, donde los principales referentes justicialistas se manifestaron en contra de la medida, a pesar de los intentos de los operadores del oficialismo para convencerlos de que cambiaran su decisión.
“Era un voto en contra del gobierno, pero si usted es político y se supone que mide las repercusiones de sus acciones, sabe que cerrar el camino a la paz conquistada, a la solución lograda, reabre la posibilidad de un conflicto bélico. La apuesta no era favorecer o destruir un gobierno - señala Caputo -. ¿Qué político puede ignorar que lo que estábamos jugando era la guerra o la paz? ¿Cómo no llegamos a tener diálogo para generar un consenso básico de gobierno sobre nada menos que un tema de esa inmensidad?”.
Finalmente, el acuerdo fue aprobado con 23 votos a favor, 22 en contra y 1 abstención (la del radical Luis León). Entre los principales legisladores que se opusieron se encontraban los peronistas Saadi, Deolindo Bittel, Oraldo Britos, Alberto Rodríguez Saá y Eduardo Menem, y el representante del Partido Popular Neuquino, Elías Sapag.
“El voto en contra era en favor de otra cosa, prefiero no decir que a favor de la guerra. ¿Cómo el cincuenta por ciento de un Senado puede votar por el No en un país que estaba reconstruyendo su democracia luego de tanta dictadura, la unidad nacional después de tanta muerte y desaparición, y la paz luego de la guerra? – concluye el ex canciller -. Es notable que no haya juicio histórico sobre ese No, es una de las tantas cosas sobre las que no hay memoria en la Argentina”.
Fuente: http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0420/articulo.php?art=18308&ed=0420
Falcon- Clases/Maestres
- Cantidad de envíos : 397
Fecha de inscripción : 02/09/2009
Re: Argentina: “Después de Malvinas, iban a atacar a Chile”
Lo Mismo Hariamos Nosotros Si Un Hermano Latinoamericano Nos Traicionara Como Lo Hizo Chile al Apoyar Alos Britanicos.
Ing_Joseph- Inspector [Policia Federal]
- Cantidad de envíos : 261
Fecha de inscripción : 24/02/2011
Re: Argentina: “Después de Malvinas, iban a atacar a Chile”
Ing_Joseph escribió:Lo Mismo Hariamos Nosotros Si Un Hermano Latinoamericano Nos Traicionara Como Lo Hizo Chile al Apoyar Alos Britanicos.
La decision chilena, no fue nadamas asi porque si...
Hay muuuuuuchos antecedentes que deberia leer antes de expresarse asi compañero...
Se lo dejo d tarea jajaja
TU-160 Tupolev- Comisario General [Policía Federal]
- Cantidad de envíos : 1208
Fecha de inscripción : 12/08/2009
Re: Argentina: “Después de Malvinas, iban a atacar a Chile”
TU-160 Tupolev escribió:
La decision chilena, no fue nadamas asi porque si...
Hay muuuuuuchos antecedentes que deberia leer antes de expresarse asi compañero...
Se lo dejo d tarea jajaja
Ya Que Usted Sabe Mas Del Tema Podria Mencionar Algunos Antecedentes Importantes Para Que La Decision De Chile No Fuera Asi Nada Mas Porque Si,
Si No Es Mucha Molestia Para Usd
Ya Que El Que Sabe Mas, Sabe Ayudar Mas y Mejor
Ing_Joseph- Inspector [Policia Federal]
- Cantidad de envíos : 261
Fecha de inscripción : 24/02/2011
Re: Argentina: “Después de Malvinas, iban a atacar a Chile”
Ing_Joseph escribió:TU-160 Tupolev escribió:
La decision chilena, no fue nadamas asi porque si...
Hay muuuuuuchos antecedentes que deberia leer antes de expresarse asi compañero...
Se lo dejo d tarea jajaja
Ya Que Usted Sabe Mas Del Tema Podria Mencionar Algunos Antecedentes Importantes Para Que La Decision De Chile No Fuera Asi Nada Mas Porque Si,
Si No Es Mucha Molestia Para Usd
Ya Que El Que Sabe Mas, Sabe Ayudar Mas y Mejor
Búsquele compañero no sea flojo! se que el compañero tupolev le contara algunas, pero es mejor investigar por uno mismo y sacarse de dudas a que le digan cualquier serie de sandeces y usted lo de por echo.
Solo le puedo decir que argentina tubo roces con Chile por esa frontera mucho antes de las Malvinas.
asi por sentado pero desconosco en concreto los motivos
yax- Comisario [Policia Federal]
- Cantidad de envíos : 738
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Re: Argentina: “Después de Malvinas, iban a atacar a Chile”
parece que usted no lee amigoIng_Joseph escribió:Lo Mismo Hariamos Nosotros Si Un Hermano Latinoamericano Nos Traicionara Como Lo Hizo Chile al Apoyar Alos Britanicos.
Falcon- Clases/Maestres
- Cantidad de envíos : 397
Fecha de inscripción : 02/09/2009
Re: Argentina: “Después de Malvinas, iban a atacar a Chile”
De entrad tenian cien años peleandose por ese pedazo de tierra a medio congelar, luego con la familia Peron tambien hubo roces, luego esta la guerra de Chile contra Peru, siendo los ultimos apoyados por Argentina...es un mega desmadre eso
Existe una pelicula sobre ese connato de guerra, muy curioso incidente donde una patrulla del ejercito chileno se enfrenta a futbolazos con una patrulla del ejercito argentino, justo en el punto donde se iba a iniciar el combate (gano Chile, para variar)
Existe una pelicula sobre ese connato de guerra, muy curioso incidente donde una patrulla del ejercito chileno se enfrenta a futbolazos con una patrulla del ejercito argentino, justo en el punto donde se iba a iniciar el combate (gano Chile, para variar)
Re: Argentina: “Después de Malvinas, iban a atacar a Chile”
Lanceros de Toluca escribió:De entrad tenian cien años peleandose por ese pedazo de tierra a medio congelar, luego con la familia Peron tambien hubo roces, luego esta la guerra de Chile contra Peru, siendo los ultimos apoyados por Argentina...es un mega desmadre eso
Existe una pelicula sobre ese connato de guerra, muy curioso incidente donde una patrulla del ejercito chileno se enfrenta a futbolazos con una patrulla del ejercito argentino, justo en el punto donde se iba a iniciar el combate (gano Chile, para variar)
La pelicula se llama "Mi mejor enemigo" esta entera en youtube
Falcon- Clases/Maestres
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Re: Argentina: “Después de Malvinas, iban a atacar a Chile”
Falcon escribió:Lanceros de Toluca escribió:De entrad tenian cien años peleandose por ese pedazo de tierra a medio congelar, luego con la familia Peron tambien hubo roces, luego esta la guerra de Chile contra Peru, siendo los ultimos apoyados por Argentina...es un mega desmadre eso
Existe una pelicula sobre ese connato de guerra, muy curioso incidente donde una patrulla del ejercito chileno se enfrenta a futbolazos con una patrulla del ejercito argentino, justo en el punto donde se iba a iniciar el combate (gano Chile, para variar)
La pelicula se llama "Mi mejor enemigo" esta entera en youtube
se ve buenaza en cuanto tenga un poco de tiempo me la chuto!!
yax- Comisario [Policia Federal]
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Fecha de inscripción : 01/12/2010
Re: Argentina: “Después de Malvinas, iban a atacar a Chile”
me vi 2 capitulos en youtube y no me llamo la atencon, deje de verlaFalcon escribió:Lanceros de Toluca escribió:De entrad tenian cien años peleandose por ese pedazo de tierra a medio congelar, luego con la familia Peron tambien hubo roces, luego esta la guerra de Chile contra Peru, siendo los ultimos apoyados por Argentina...es un mega desmadre eso
Existe una pelicula sobre ese connato de guerra, muy curioso incidente donde una patrulla del ejercito chileno se enfrenta a futbolazos con una patrulla del ejercito argentino, justo en el punto donde se iba a iniciar el combate (gano Chile, para variar)
La pelicula se llama "Mi mejor enemigo" esta entera en youtube
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