La indignación de los altos mandos de la Secretaría de Marina es mayúscula
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La indignación de los altos mandos de la Secretaría de Marina es mayúscula
Francisco Garfias
Dejaron de ser patadas debajo de la mesa. Ahora son descalificaciones públicas las que lanzó el coronel, Jorge Carrillo Olea, al almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, en el artí***** sobre “La guerra entre Ejército y Marina por el Poder”, publicado el pasado jueves en el diario La Jornada.
En la Marina acusaron recibo del singular texto. La indignación de los altos mandos es mayúscula. No se había visto que un coronel que le faltara al respeto públicamente a un almirante. Así andan las cosas en las Fuerzas Armadas, en los momentos en que el país libra la más violenta lucha contra el crimen organizado de que se tenga memoria.
El propio coronel utiliza en su artí***** tres palabras para describir lo inconveniente que resulta la confrontación en estos difíciles momentos: Qué poca madre.
Carrillo Olea no sólo acusó a Saynez de “actuaciones invasivas” sobre espacios reservados a las fuerzas de tierra, sino que le endilgó una cascada de calificativos al oficial de mayor rango de la Marina. Le dijo “protagónico”, “soberbio”, “irresponsable”.
El revire fue duro. Fuentes allegadas a la Secretaría de Marina nos aseguran que la incursión de la Marina en la guerra al narco le ha permitido allegarse información que compromete a oficiales del Ejército. Nos invitaron a revisar el curriculum de Carrillo Olea que aparece en Wilkipedia, para revertir la aseveración de que el secretario de Marina invade espacios reservados a las fuerzas de tierra.
Entre 1976 y 1982, el coronel Carrillo Olea fue director de Astilleros Unidos de Veracruz . También fue consejero del Banco Nacional Pesquero y Portuario en 1977, así como secretario técnico de la Comisión Nacional Coordinadora de la Industria Naval en 1978. ¿Cómo puede entonces hablar de “actuaciones invasivas”? se preguntan.
n Bienvenido al Infierno del Secuestro se llama el libro editado a instancias de la CNDH, cuando José Luis Soberanes era el ombudsman nacional. Contiene desgarradores testimonios sobre las vejaciones que sufren inmigrantes extranjeros que utilizan nuestro territorio como puente hacia el sueño americano.
La publicación del libro siguió al Informe que sobre el tema presentó en ese entonces Mauricio Farah, Quinto Visitador de la CNDH. El citado documento incluía datos alarmantes, contundentes. En seis meses habían sido secuestrados nueve mil 758 inmigrantes en 198 eventos. Eran secuestros masivos. Un promedio de 58 personas cotidianamente. El trato era brutal. Mataban a unos para amedrentar a los otros y obtener así los rescates exigidos. “El problema era tan grave que no podíamos quedarnos en la presentación del Informe. Teníamos que darle voz a los inmigrantes. Por eso promovimos la publicación del libro, dirigido a sensibilizar a los integrantes del Sistema Nacional de Seguridad.”, explica Farah.
El entonces Quinto Visitador, encargado de los asuntos relacionado con los migrantes, empujó también, en el Senado, una iniciativa de reformas a la Ley General de Población. Promovía, concretamente, la eliminación del artí***** 67 del citado ordenamiento. Este artí***** permite a cualquier autoridad detener a un inmigrante indocumentado que le solicite un servicio. Algo no muy distante de la versión original de la Ley SB 1070, aprobada en Arizona, que tanta indignación nos causó.
Las alertas y los alarmantes datos contenidos en el informe y en los testimonios de los inmigrantes de poco sirvieron. Nadie investigó, nadie se preocupó, nadie hizo caso. Los derechos humanos abajo del Río Suchiate no interesan. “Ni siquiera el famoso artí***** 67 pudo ser derogado”, se quejó Farah. Los migrantes y la imagen del país pagaron caro esa indiferencia.
- En el PRD mexiquense son puro jarabe de pico. Tacharon de “regresiva” la Agenda Legislativa del Bicentenario que envió al Congreso local el gobernador Peña Nieto. Su líder estatal, Luis Sánchez, había asegurado que ninguna de las 30 iniciativas de esa agenda sería aprobada. Los amarillos ¡aprobaron 25! Mas pronto cae un hablador
Dejaron de ser patadas debajo de la mesa. Ahora son descalificaciones públicas las que lanzó el coronel, Jorge Carrillo Olea, al almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, en el artí***** sobre “La guerra entre Ejército y Marina por el Poder”, publicado el pasado jueves en el diario La Jornada.
En la Marina acusaron recibo del singular texto. La indignación de los altos mandos es mayúscula. No se había visto que un coronel que le faltara al respeto públicamente a un almirante. Así andan las cosas en las Fuerzas Armadas, en los momentos en que el país libra la más violenta lucha contra el crimen organizado de que se tenga memoria.
El propio coronel utiliza en su artí***** tres palabras para describir lo inconveniente que resulta la confrontación en estos difíciles momentos: Qué poca madre.
Carrillo Olea no sólo acusó a Saynez de “actuaciones invasivas” sobre espacios reservados a las fuerzas de tierra, sino que le endilgó una cascada de calificativos al oficial de mayor rango de la Marina. Le dijo “protagónico”, “soberbio”, “irresponsable”.
El revire fue duro. Fuentes allegadas a la Secretaría de Marina nos aseguran que la incursión de la Marina en la guerra al narco le ha permitido allegarse información que compromete a oficiales del Ejército. Nos invitaron a revisar el curriculum de Carrillo Olea que aparece en Wilkipedia, para revertir la aseveración de que el secretario de Marina invade espacios reservados a las fuerzas de tierra.
Entre 1976 y 1982, el coronel Carrillo Olea fue director de Astilleros Unidos de Veracruz . También fue consejero del Banco Nacional Pesquero y Portuario en 1977, así como secretario técnico de la Comisión Nacional Coordinadora de la Industria Naval en 1978. ¿Cómo puede entonces hablar de “actuaciones invasivas”? se preguntan.
n Bienvenido al Infierno del Secuestro se llama el libro editado a instancias de la CNDH, cuando José Luis Soberanes era el ombudsman nacional. Contiene desgarradores testimonios sobre las vejaciones que sufren inmigrantes extranjeros que utilizan nuestro territorio como puente hacia el sueño americano.
La publicación del libro siguió al Informe que sobre el tema presentó en ese entonces Mauricio Farah, Quinto Visitador de la CNDH. El citado documento incluía datos alarmantes, contundentes. En seis meses habían sido secuestrados nueve mil 758 inmigrantes en 198 eventos. Eran secuestros masivos. Un promedio de 58 personas cotidianamente. El trato era brutal. Mataban a unos para amedrentar a los otros y obtener así los rescates exigidos. “El problema era tan grave que no podíamos quedarnos en la presentación del Informe. Teníamos que darle voz a los inmigrantes. Por eso promovimos la publicación del libro, dirigido a sensibilizar a los integrantes del Sistema Nacional de Seguridad.”, explica Farah.
El entonces Quinto Visitador, encargado de los asuntos relacionado con los migrantes, empujó también, en el Senado, una iniciativa de reformas a la Ley General de Población. Promovía, concretamente, la eliminación del artí***** 67 del citado ordenamiento. Este artí***** permite a cualquier autoridad detener a un inmigrante indocumentado que le solicite un servicio. Algo no muy distante de la versión original de la Ley SB 1070, aprobada en Arizona, que tanta indignación nos causó.
Las alertas y los alarmantes datos contenidos en el informe y en los testimonios de los inmigrantes de poco sirvieron. Nadie investigó, nadie se preocupó, nadie hizo caso. Los derechos humanos abajo del Río Suchiate no interesan. “Ni siquiera el famoso artí***** 67 pudo ser derogado”, se quejó Farah. Los migrantes y la imagen del país pagaron caro esa indiferencia.
- En el PRD mexiquense son puro jarabe de pico. Tacharon de “regresiva” la Agenda Legislativa del Bicentenario que envió al Congreso local el gobernador Peña Nieto. Su líder estatal, Luis Sánchez, había asegurado que ninguna de las 30 iniciativas de esa agenda sería aprobada. Los amarillos ¡aprobaron 25! Mas pronto cae un hablador
EL ZACATECAS- Potro
- Cantidad de envíos : 21
Fecha de inscripción : 28/08/2010
Re: La indignación de los altos mandos de la Secretaría de Marina es mayúscula
Jorge Carrillo Olea
El título de esta colaboración lo he copiado, por ser auténtico y por ello altamente significativo, de un correo electrónico que se ha cursado ampliamente por numerosos canales de comunicación y por las redes sociales. Es una reflexión entre miembros de las fuerzas armadas. Lo he tomado por evidenciar que cada día es más frecuente la irritación, principalmente en el Ejército, aunque también en la Marina, por lo que está pasando en términos de la violación a los espacios naturales de su actuación y operación y, consecuentemente, en la percepción e interpretación que de ello tienen sus miembros y la sociedad.
La contrariedad entre los miembros del Ejército se da por las actuaciones invasivas del secretario de Marina sobre espacios naturalmente reservados a las fuerzas de tierra, y sus consecuencias sobre las instituciones y su estado de ánimo. La desazón en el sector marino es por ver que en aras del protagonismo del secretario, se pierden día con día la esencia y los principios fundacionales de existencia de la Armada de México.
Ambas instituciones son en origen igualmente respetables, valoradas y necesarias para la nación. Lo anterior es un principio difícilmente controvertible. El problema es que las leyes que se derivan de ese principio están siendo violentadas, como cautelosamente lo apuntó el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación el domingo 15 de agosto. Se violenta la Constitución en su artí***** 129, de innecesario comentario. Se violenta la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal y las leyes orgánicas del Ejército y Fuerza Aérea y de la Armada de México.
Todo ello se hace con riesgos incalculables: el enfrentamiento entre estas fuerzas. Sucede con la indiferencia del Presidente, que agobiado no quiere saber, y menos resolver el problema que él creó. Lo que está en juego es muy grave, pero lo es más en su posible efecto sobre los intereses nacionales superiores. En las tres leyes se dan funciones y jurisdicciones específicas a cada fuerza armada de manera inequívoca, sin menor espacio de interpretación. Se han creado numerosas unidades de infantería de Marina semejantes a las del Ejército y se les ha dado como base un manual que no tiene ningún soporte legal y es totalmente inconstitucional. Así, lo que está pasando es violatorio del máximo marco regulatorio que regiría sus acciones.
No está en duda que todo esfuerzo en el sentido de preservar el orden legal y la paz pública; sea de quien fuera esa aportación, es encomiable, el único requisito es que se haga con apego a las leyes. Decretos, acuerdos, convenios, reglamentos, instructivos y menos órdenes verbales, no pueden darse en contravención de la ley. Pero hoy esto es letra muerta. Por un lado es la voracidad, el afán de notoriedad y la irresponsabilidad de un protagonista y por otro lado la mesura, sensatez y temperamento. En este tema el Presidente ha abdicado de su carácter de comandante supremo. No arbitra, no impone decisiones concluyentes.
En el interior de ambas fuerzas hay efectos totalmente insólitos. No hay la costumbre seria de juzgar ni calificar las órdenes, otra cosa son las rutinarias habladurías, murmuraciones, se les llama. El primer efecto en la Defensa es la pérdida de respetabilidad y toda deferencia hacia el titular, eso ha conducido al enojo y a la desilusión. En Marina las opiniones se dividen. Unos aplauden los golpes del almirante como en un encuentro de box. Otros, los más serenos e institucionales, ven cómo se va perdiendo la esencia de ese cuerpo, sus tradiciones y proyecto de futuro.
Al exterior de ellas el mayor perdedor es el Presidente. Si tanto confía y depende de sus fuerza armadas, no se entiende cómo permite esta aventura que le es sumamente riesgosa. Y el gran ganador actual y potencial es el crimen organizado, pues la situación de enfrentamiento descrita resta efectividad a las tareas persecutorias del gobierno. Los cuadros medios y de base perciben este enfrentamiento y hay riesgo de que lo pudieran reproducir en el campo. Ya que concurren en los mismos espacios, un encuentro entre las tropas de ambos bandos es previsible. Ya sucedió en Tamaulipas entre marinos y policías.
Las fuerzas de base perciben, aunque de manera hipertrofiada por los rumores, lo que pasa en las altas esferas. En este sentido en el Ejército se ha producido un sentido de desencanto y desprecio y en la Marina un peligroso sentido de resarcimiento. Vale recordar que a pesar de sentimientos de identidad y amplia simpatía que se han comprobado desde siempre, esta desavenencia es ancestral, pero invariablemente se ha dado en terrenos del honor, de la sana y caballerosa competencia, hasta de la fraternidad. Sin embargo, ha dejado siempre en los miembros de la Armada un sentimiento de insatisfacción. Esta es una situación normal en aquellos ejércitos que por distintas razones sus fuerzas de tierra privan sobre las otras.
¿Quién es capaz de decirle al Presidente, sabiendo su obstinación, el grave peligro que está provocando con su inacción? Pareciera que él no lo percibe. El secretario de Marina seguirá forzando las situaciones en cuanta brecha encuentre. Ya trata directamente, creando serios peligros, con las agencias de inteligencia estadunidenses, cuando era un canon del orden que ninguna de las fuerzas armadas lo hiciera, que todo se canalizara por el Cisen. La actitud del almirante es soberbia e irresponsable; nuestros militares o marinos no están adiestrados para tratar con tan avezados y pérfidos sabuesos de la política internacional.
No es un problema de menosprecio, es sencillamente que no es su especialidad, esto es simplemente una realidad. El secretario de la Defensa, por razones de carácter, seguirá siendo tolerante, gentil y subordinado a las instrucciones presidenciales. Sí, pero ambas situaciones, ¿a qué precio y con qué riesgo? La sociedad, con esa marginación tradicional en que se le ha mantenido respecto de las fuerzas armadas, no percibe este conflicto, menos lo valora como riesgo superior. Otro problema mayor.
Vuelvo al texto de la red social: “Qué tristeza, o mejor dicho, qué poca madre que mientras se recrudece la violencia y hay más ejecutados, desmembrados, decapitados, extorsionados, etcétera, estemos así”.
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El título de esta colaboración lo he copiado, por ser auténtico y por ello altamente significativo, de un correo electrónico que se ha cursado ampliamente por numerosos canales de comunicación y por las redes sociales. Es una reflexión entre miembros de las fuerzas armadas. Lo he tomado por evidenciar que cada día es más frecuente la irritación, principalmente en el Ejército, aunque también en la Marina, por lo que está pasando en términos de la violación a los espacios naturales de su actuación y operación y, consecuentemente, en la percepción e interpretación que de ello tienen sus miembros y la sociedad.
La contrariedad entre los miembros del Ejército se da por las actuaciones invasivas del secretario de Marina sobre espacios naturalmente reservados a las fuerzas de tierra, y sus consecuencias sobre las instituciones y su estado de ánimo. La desazón en el sector marino es por ver que en aras del protagonismo del secretario, se pierden día con día la esencia y los principios fundacionales de existencia de la Armada de México.
Ambas instituciones son en origen igualmente respetables, valoradas y necesarias para la nación. Lo anterior es un principio difícilmente controvertible. El problema es que las leyes que se derivan de ese principio están siendo violentadas, como cautelosamente lo apuntó el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación el domingo 15 de agosto. Se violenta la Constitución en su artí***** 129, de innecesario comentario. Se violenta la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal y las leyes orgánicas del Ejército y Fuerza Aérea y de la Armada de México.
Todo ello se hace con riesgos incalculables: el enfrentamiento entre estas fuerzas. Sucede con la indiferencia del Presidente, que agobiado no quiere saber, y menos resolver el problema que él creó. Lo que está en juego es muy grave, pero lo es más en su posible efecto sobre los intereses nacionales superiores. En las tres leyes se dan funciones y jurisdicciones específicas a cada fuerza armada de manera inequívoca, sin menor espacio de interpretación. Se han creado numerosas unidades de infantería de Marina semejantes a las del Ejército y se les ha dado como base un manual que no tiene ningún soporte legal y es totalmente inconstitucional. Así, lo que está pasando es violatorio del máximo marco regulatorio que regiría sus acciones.
No está en duda que todo esfuerzo en el sentido de preservar el orden legal y la paz pública; sea de quien fuera esa aportación, es encomiable, el único requisito es que se haga con apego a las leyes. Decretos, acuerdos, convenios, reglamentos, instructivos y menos órdenes verbales, no pueden darse en contravención de la ley. Pero hoy esto es letra muerta. Por un lado es la voracidad, el afán de notoriedad y la irresponsabilidad de un protagonista y por otro lado la mesura, sensatez y temperamento. En este tema el Presidente ha abdicado de su carácter de comandante supremo. No arbitra, no impone decisiones concluyentes.
En el interior de ambas fuerzas hay efectos totalmente insólitos. No hay la costumbre seria de juzgar ni calificar las órdenes, otra cosa son las rutinarias habladurías, murmuraciones, se les llama. El primer efecto en la Defensa es la pérdida de respetabilidad y toda deferencia hacia el titular, eso ha conducido al enojo y a la desilusión. En Marina las opiniones se dividen. Unos aplauden los golpes del almirante como en un encuentro de box. Otros, los más serenos e institucionales, ven cómo se va perdiendo la esencia de ese cuerpo, sus tradiciones y proyecto de futuro.
Al exterior de ellas el mayor perdedor es el Presidente. Si tanto confía y depende de sus fuerza armadas, no se entiende cómo permite esta aventura que le es sumamente riesgosa. Y el gran ganador actual y potencial es el crimen organizado, pues la situación de enfrentamiento descrita resta efectividad a las tareas persecutorias del gobierno. Los cuadros medios y de base perciben este enfrentamiento y hay riesgo de que lo pudieran reproducir en el campo. Ya que concurren en los mismos espacios, un encuentro entre las tropas de ambos bandos es previsible. Ya sucedió en Tamaulipas entre marinos y policías.
Las fuerzas de base perciben, aunque de manera hipertrofiada por los rumores, lo que pasa en las altas esferas. En este sentido en el Ejército se ha producido un sentido de desencanto y desprecio y en la Marina un peligroso sentido de resarcimiento. Vale recordar que a pesar de sentimientos de identidad y amplia simpatía que se han comprobado desde siempre, esta desavenencia es ancestral, pero invariablemente se ha dado en terrenos del honor, de la sana y caballerosa competencia, hasta de la fraternidad. Sin embargo, ha dejado siempre en los miembros de la Armada un sentimiento de insatisfacción. Esta es una situación normal en aquellos ejércitos que por distintas razones sus fuerzas de tierra privan sobre las otras.
¿Quién es capaz de decirle al Presidente, sabiendo su obstinación, el grave peligro que está provocando con su inacción? Pareciera que él no lo percibe. El secretario de Marina seguirá forzando las situaciones en cuanta brecha encuentre. Ya trata directamente, creando serios peligros, con las agencias de inteligencia estadunidenses, cuando era un canon del orden que ninguna de las fuerzas armadas lo hiciera, que todo se canalizara por el Cisen. La actitud del almirante es soberbia e irresponsable; nuestros militares o marinos no están adiestrados para tratar con tan avezados y pérfidos sabuesos de la política internacional.
No es un problema de menosprecio, es sencillamente que no es su especialidad, esto es simplemente una realidad. El secretario de la Defensa, por razones de carácter, seguirá siendo tolerante, gentil y subordinado a las instrucciones presidenciales. Sí, pero ambas situaciones, ¿a qué precio y con qué riesgo? La sociedad, con esa marginación tradicional en que se le ha mantenido respecto de las fuerzas armadas, no percibe este conflicto, menos lo valora como riesgo superior. Otro problema mayor.
Vuelvo al texto de la red social: “Qué tristeza, o mejor dicho, qué poca madre que mientras se recrudece la violencia y hay más ejecutados, desmembrados, decapitados, extorsionados, etcétera, estemos así”.
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EL ZACATECAS- Potro
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Fecha de inscripción : 28/08/2010
Re: La indignación de los altos mandos de la Secretaría de Marina es mayúscula
El secretario de Marina seguirá forzando las situaciones en cuanta brecha encuentre. Ya trata directamente, creando serios peligros, con las agencias de inteligencia estadunidenses,No es un problema de menosprecio, es sencillamente que no es su especialidad, esto es simplemente una realidad. El secretario de la Defensa, por razones de carácter, seguirá siendo tolerante, gentil y subordinado a las instrucciones presidenciales. Sí, pero ambas situaciones, ¿a qué precio y con qué riesgo? La sociedad, con esa marginación tradicional en que se le ha mantenido respecto de las fuerzas armadas, no percibe este conflicto, menos lo valora como riesgo superior. Otro problema mayor.--------------------------------Vuelvo al texto de la red social: “Qué tristeza, o mejor dicho, qué poca madre que mientras se recrudece la violencia y hay más ejecutados, desmembrados, decapitados, extorsionados, etcétera, estemos así”.
EL ZACATECAS- Potro
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Fecha de inscripción : 28/08/2010
Re: La indignación de los altos mandos de la Secretaría de Marina es mayúscula
Que les dije???....
MICTIAN- Generales/Almirantes
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Fecha de inscripción : 19/03/2009
Re: La indignación de los altos mandos de la Secretaría de Marina es mayúscula
......perdon no entiendo gracias.MICTIAN escribió:Que les dije???....
EL ZACATECAS- Potro
- Cantidad de envíos : 21
Fecha de inscripción : 28/08/2010
Re: La indignación de los altos mandos de la Secretaría de Marina es mayúscula
EL ZACATECAS escribió:......perdon no entiendo gracias.MICTIAN escribió:Que les dije???....
Acerca de los comentarios del narcotraficante Carrillo Olea...que solo a el y sus vecinos de barriada en Cuernavaca les conviene la division entre las Fuerzas Armadas y quieren poner en pique a quienes no lo tienen...peor tantito, cuando un imb.becil reportero confunde a Carrillo Olea con un mando militar, cuando el desde hace mucho es retirado y sin credibilidad.
Si los marinos le respondieron, le respondieron a el a titulo personal, porque la coordinacion entre las dos instituciones es muy buena...veremos a ver que le dicen o que le toca.
MICTIAN- Generales/Almirantes
- Cantidad de envíos : 3816
Fecha de inscripción : 19/03/2009
Re: La indignación de los altos mandos de la Secretaría de Marina es mayúscula
asi es compañero mas vien que le toca..no cree gracias.MICTIAN escribió:EL ZACATECAS escribió:......perdon no entiendo gracias.MICTIAN escribió:Que les dije???....
Acerca de los comentarios del narcotraficante Carrillo Olea...que solo a el y sus vecinos de barriada en Cuernavaca les conviene la division entre las Fuerzas Armadas y quieren poner en pique a quienes no lo tienen...peor tantito, cuando un imb.becil reportero confunde a Carrillo Olea con un mando militar, cuando el desde hace mucho es retirado y sin credibilidad.
Si los marinos le respondieron, le respondieron a el a titulo personal, porque la coordinacion entre las dos instituciones es muy buena...veremos a ver que le dicen o que le toca.
EL ZACATECAS- Potro
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