Atacar al crimen desde la raíz

Atacar al crimen desde la raíz

03 de mayo de 2015


El impedimento principal para que México pueda acabar con el narcotráfico, la violencia y pacificar su territorio es meramente político. No se trata de una cuestión técnica, de armas, helicópteros, de entrenamiento, o de fallas de inteligencia. Se debe, simple y sencillamente, a la existencia de un pacto de impunidad que no permite que las agencias de inteligencia penetren a las organizaciones criminales y obtengan información de políticos y empresarios para que sean llevados a los tribunales, afirmó Edgardo Buscaglia, investigador de la Universidad de Columbia, en entrevista para EL UNIVERSAL.

Sus palabras vienen a cuento luego de los episodios ocurridos el viernes pasado en el estado de Jalisco -en donde, tras varios ataques del crimen organizado en distintos puntos de la entidad, murieron 7 personas- y traen inevitablemente al debate la urgencia de dar por terminado el funesto periodo de la llamada guerra contra el narco, que ha cobrado la vida de decenas de miles de personas luego de más de una década de violencia, sangre y muerte, y cuya estrategia, con resultados considerables e innegables, deja en claro que algo no ha funcionado, o que más bien algo ha hecho falta -como bien precisa Buscaglia-, pues poco efecto ha tenido la cadena de acciones del gobierno en contra del narco a la hora de acabar con la violencia que afecta la vida cotidiana de miles de ciudadanos.

Lo dicho por Buscaglia no es nuevo, pero incide fuertemente en el contexto actual del país, y toca, sin decirlo abiertamente, a casos por todos conocidos de colusión entre funcionarios públicos -de todos los niveles- o agentes del Estado, y miembros del crimen organizado, lo cual, cabe decirlo, tampoco es novedad.

Paralelamente, el secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos Zepeda, reconoció ayer, durante la conmemoración del aniversario del rompimiento del sitio de Cuautla de 1812, que el país enfrenta un inédito proceso de transformación, en un contexto -claramente- adverso, y llamó a "romper los sitios actuales que impiden el desarrollo de México... a romper con los cercos que como negativos paradigmas obstaculizan el progreso... con la desunión, la intolerancia, la corrupción, la impunidad, la ilegalidad, la irresponsabilidad..."

Ambos mensajes -el de Buscaglia y el de Cienfuegos- coinciden al señalar que es crucial terminar con los cotos de ilegalidad o e impunidad existentes en todos los niveles de la cúpula política de nuestro país. Hacer esto implicaría tomar un paso histórico, y para ello tal vez tendrán que pasar, desafortunadamente, más desgracias como la de Jalisco.

Y es que no se conoce ningún caso de una red criminal en México que haya sido desmantelada políticamente en los últimos 15 años, y esa ha sido, según Buscaglia, la debilidad del sexenio anterior y del actual. En este sentido, el corazón del problema -es decir, lo que ha de atacarse- es la protección institucional de la delincuencia.