Nuevo banco de los paises en desarrollo busca rivalizar con el Fondo Monetario Internacional
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Nuevo banco de los paises en desarrollo busca rivalizar con el Fondo Monetario Internacional
Los BRICS se rebelan contra el FMI
El Banco de Desarrollo que los países emergentes van a crear en su cumbre de Brasil aspira a rivalizar con el Banco Mundial y las instituciones de Bretton Woods
Alicia González Madrid 13 JUL 2014 - 18:56 CEST
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El presidente ruso Vladimir Putin y la brasileña Dilma Rouseff el domingo en Río de Janeiro / REUTERS
El Banco de Desarrollo que los países emergentes van a crear en su cumbre de Brasil aspira a rivalizar con el Banco Mundial y las instituciones de Bretton Woods.
En julio de 1944, representantes de 44 países se reunieron en un hotel en Bretton Woods, en New Hampshire, Estados Unidos, para diseñar el nuevo modelo de relaciones comerciales y financieras entre los principales países del mundo. Han pasado ya 70 años y los países emergentes se han cansado de esperar un cambio de régimen en las instituciones financieras internacionales que salieron de aquella reunión y han dado un paso adelante para cambiar el orden existente y reivindicar su nuevo papel en la economía mundial.
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Los presidentes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (los que conforman los BRICS) tienen previsto firmar el martes 15 de julio en Fortaleza, Brasil, la constitución de un Banco de Desarrollo, con una aportación inicial de 50.000 millones de dólares (36.000 millones de euros) al capital del banco y 100.000 millones de dólares de capacidad de préstamo, así como un fondo de reservas por otros 100.000 millones de dólares para ayudar a los países del grupo en caso de una posible crisis de liquidez, como las vividas en algunos países europeos durante la crisis financiera. Son unos 200.000 millones de dólares, la divisa que se utilizará, al igual que hacen el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), en las transacciones de esta organización, para poner en valor el grupo y hacer una demostración de su fortaleza económica.
“La conclusión de estas dos iniciativas propiciará un fuerte mensaje sobre la voluntad de los BRICS de profundizar y reforzar su asociación económica y financiera”, subrayaba ante la prensa la semana pasada el diplomático brasileño José Alfredo Graça Lima. “Las instituciones financieras creadas funcionarán de forma similar al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional”, aseguraba. Sin duda, la creación del banco es un paso decisivo en la consolidación del grupo. “Es importante que las mayores economías emergentes hayan sido capaces de poner en marcha un proyecto así, de lo contrario su credibilidad como grupo se habría visto cuestionada. Es un primer paso evidente, pero ahora necesitan pasar a la acción”, asegura Jim O’Neill, inventor del término BRICS en su etapa de economista jefe de Goldman Sachs, y actualmente investigador en el think tank Bruegel.
La iniciativa suscita dudas sobre su alcance y sobre cómo de efectiva o ineficiente resultará la coordinación del grupo. Su creación se ha demorado casi dos años por las discrepancias internas, que finalmente se han saldado con una participación a partes iguales en el capital, frente a la intención inicial de China de alzarse como socio mayoritario, y con la sede de la entidad en Shanghái. “La verdadera cuestión es para qué quieren realmente estos países ese nuevo banco y qué quieren apoyar con él. No se sabe si es un mecanismo para explorar cómo asumir una mayor responsabilidad global, algo más fácil que lograr más representación en el FMI o el BM, o si quieren financiar conjuntamente proyectos de infraestructuras en los países del grupo”, apunta O’Neill. “No estoy seguro, ¡solo el tiempo lo dirá!”.
El FMI aprobó en 2010 una reforma de sus cuotas para dar un mayor peso en el organismo a las potencias emergentes, sobre todo a China. Pero la reforma está empantanada en el enfrentamiento entre demócratas y republicanos en el Congreso de Estados Unidos y, a estas alturas, la iniciativa se ha quedado incluso obsoleta. “Es realmente ridículo y decepcionante que el Congreso estadounidense no haya aprobado el cambio en las cuotas. De hecho, el peso otorgado entonces a algunos países emergentes ya se ha quedado viejo y es cada vez más evidente que la gobernanza global actual dista mucho de ser la óptima”, admite O’Neill.
Hasta ahora los BRICS no se han caracterizado por su gran capacidad de coordinación en la escena internacional, pese a su constitución oficial como grupo en 2009 en plena crisis financiera, aunque el protagonismo entonces se concentró en el G20, ahora también en declive. “La intención es que el banco de los BRICS se convierta, con el tiempo, en una alternativa al BM y al FMI y que sea un nuevo actor entre las instituciones financieras globales. Es un objetivo ambicioso que requerirá un grado de coordinación y armonía que no siempre hemos visto en este grupo” añade desde Nueva Delhi Vivek Dehejia, profesor de Económicas de la Universidad Carleton, Canadá.
En diversos artículos, Nicholas Stern, presidente del Grantham Research Institute en la London School of Economics y de la Academia Británica, ha defendido junto al premio Nobel Joseph Stiglitz la necesidad un nuevo banco de desarrollo que dé respuesta a las ingentes necesidades que tienen los países emergentes en materia de infraestructuras. Sostiene Lord Stern que el gasto en infraestructuras en estos países deberá aumentar desde los 800.000 millones de dólares actuales a, al menos, dos billones en la próxima década. “De lo contrario, será imposible lograr una reducción de la pobreza a largo plazo y un crecimiento inclusivo”, defiende en su análisis. Las salvaguardas impuestas por el Banco y por el Fondo en su funcionamiento, así como la dura condicionalidad asociada a sus préstamos han restado eficiencia a la financiación procedente de estos organismos pero no será fácil poner en marcha un modelo operativo desde cero y los desembolsos, augura Dehejia, aún tardarán en producirse. “Por ahora, su importancia se debe más a su simbolismo geopolítico, de que los BRICS son algo más que unas siglas. Representa una promesa, pero habrá que esperar y ver cómo se concreta”, añade el economista indio.
Última edición por ivan_077 el Julio 15th 2014, 23:14, editado 1 vez
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Re: Nuevo banco de los paises en desarrollo busca rivalizar con el Fondo Monetario Internacional
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Los BRICS, unidos por la economía pero separados por la democracia
Un informe compara las diferencias democráticas en el seno del club de los emergentes
Consulte el informe del centro de estudios Legatum
Joan Faus Washington 13 JUL 2014 - 19:51 CEST
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La última cumbre de los BRICS se celebró el año pasado en Sudáfrica. / AFP
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Cuando el martes se reúnan en Fortaleza, los cinco presidentes del club de los BRICS volverán a comprobar que como gigantes emergentes les unen mucho más sus intereses económicos y diplomáticos que sus posicionamientos políticos y sociales. En el trasfondo de la sexta cumbre entre Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica -que suponen alrededor de una quinta parte del PIB mundial y un 40% de la población- se vislumbrará un choque de filosofías sobre si es necesaria la democracia para lograr un sólido crecimiento económico y reducir la pobreza.
Tras la caída del Muro de Berlín en 1989, el modelo occidental democrático-capitalista parecía imponerse a largo plazo como la mejor receta de éxito, pero la crisis económica internacional de 2008 y la paulatina pérdida de influencia de Occidente ante el despunte de nuevos actores han trastocado este paradigma. “Mientras los poderes occidentales luchaban por superar la paralización política, el ‘establishment’ político chino seguía generando altos niveles de crecimiento y sacando a millones de personas de la pobreza”, subraya un informe sobre los BRICS, presentado recientemente en Washington, elaborado por el centro de estudios británico Legatum con la colaboración de think tanks brasileños, indios y sudafricanos.
Fuente: Tesoro de Australia
Seguramente, uno de los ejemplos más reveladores sea la dificultad que tiene el Gobierno de Estados Unidos -dada la parálisis que atenaza al Capitolio- de lograr la aprobación para la construcción de una infraestructura, en contraste con la eficacia y rapidez china.
“La democracia no es un obstáculo al crecimiento. Al contrario, los derechos y libertades democráticas pueden ayudar a promover un desarrollo sostenido, un mayor crecimiento económico y salidas efectivas de la pobreza”
Informe del centro Legatum
El documento compara los modelos de gobierno democrático de Brasil, India y Sudáfrica frente a los autoritarios de China y Rusia. Y su conclusión es muy nítida: “La democracia no es un obstáculo al crecimiento. No es necesario, como algunos argumentan, renunciar a libertades individuales, estado de derecho, instituciones independientes, libertad de prensa y elecciones regulares. Al contrario, los derechos y libertades democráticas pueden ayudar a promover un desarrollo sostenido, un mayor crecimiento económico y salidas efectivas de la pobreza”.
Los autores sostienen que el despunte económico y social de Brasil, India y Sudáfrica en los últimos 25 años no se puede entender sin su evolución democrática. Por ello, argumentan, suponen un modelo de “democracia alternativa desde el sur”, alejado del patrón occidental de EE UU y Europa, y que puede servir de referente para otros países emergentes -como Malasia, Turquía o Singapur- que pueden estar tentados de no avanzar hacia libertades y contrapoderes plenos.
En las últimas dos décadas, China y Rusia -aunque en menor medida- han registrado un descenso drástico de la tasa de pobreza y una ampliación de la clase media. Lo mismo han logrado Brasil, India y Sudáfrica. Por tanto, la pregunta surge rápidamente: ¿Qué aporta la democracia en esos casos? Y la respuesta, según el informe, es muchísimo. En un amplio análisis comparativo y partiendo de la base de que el concepto de democracia va más allá de la celebración de elecciones, el documento destaca que permite una mayor liberalización económica, da poder y protege a individuos que no pertenecen a clases privilegiadas, genera instituciones ajenas a interferencias políticas -un asunto clave para reducir la corrupción-, y permite a los individuos denunciar abusos de poder sin ser reprimidos. Factores imprescindibles en naciones emergentes con amplias disparidades raciales, étnicas, regionales y clasistas.
Además, a diferencia de las autoritarias, las nuevas sociedades democráticas “pueden rectificar por sí mismas”, generan un “contrato social” al forjar una identidad nacional alrededor de valores democráticos que permite la solución pacífica de tensiones, y “fomentan y blindan la innovación social y económica”. Por ejemplo, los autores dudan de que Bolsa Familia, el exitoso programa brasileño de subsidios para reducir la pobreza, se hubiese impulsado en países despóticos.
El panorama, sin embargo, dista de ser idílico. Brasil, India y Sudáfrica mantienen numerosos problemas y desafíos -al margen de los económicos, la corrupción y la desigualdad siguen siendo elevadas-, lo que los sitúa en una encrucijada. “Hay circunstancias peligrosas en los tres. Hace falta más democracia”, afirmó Ann Bernstein, directora ejecutiva del Centro por el Desarrollo y la Empresa, un laboratorio de ideas sudafricano, en la presentación del informe.
Fuente: Tesoro de Australia
El documento considera que las reformas estructurales emprendidas en los tres países en la década de los 90 han quedado obsoletas y aboga por impulsar una segunda oleada para hacer frente a las crecientes demandas de mejoras por parte de la clase media urbana, el riesgo de perder competitividad a nivel mundial y la dificultad de mantener el elevado gasto público en políticas sociales. En concreto, propone mejorar la transparencia y responsabilidad en las instituciones, liberalizar más la economía, ganar eficiencia en la gestión de los servicios públicos y promover la autosuficiencia en las políticas contra la pobreza. El objetivo: lograr un crecimiento económico sólido e inclusivo sin perder estabilidad política.
El contexto no resulta casual. 2014 es un año electoral para los tres grandes emergentes democráticos. India y Sudáfrica acudieron a las urnas en abril y mayo, con cambio de gobierno en el gigante asiático. Y Brasil lo hará en octubre, con la presidenta Dilma Rousseff situándose a la cabeza en las encuestas. Lo que parece muy improbable, coinciden los analistas, es que las divergencias democráticas en el seno de los BRICS se aborden en la cumbre de Fortaleza. El club de los emergentes, enfatizan, nació como un concepto económico y de contraposición a los organismos occidentales
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Re: Nuevo banco de los paises en desarrollo busca rivalizar con el Fondo Monetario Internacional
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Los BRICS y las fantasías del populismo
La izquierda quiere que el grupo sea una vía nacionalista al desarrollo
Carlos Pagni 14 JUL 2014 - 22:58 CEST
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Dilma Rousseff, que no se deleita con la política exterior, está ansiosa por sumergirse en una extenuante semana diplomática. La reunión de los BRICS, que comienza hoy en Fortaleza y se abrirá, en Brasilia, a los países de la Unasur, la sacará del inferno astral en que se convirtió para Brasil el Mundial de fútbol.
Hasta ahora, Brasil, Rusia, China y Sudáfrica formaron un club sobre el criterio de un rasgo externo, que definió con ironía el brasileño Marco de Azambuja: “El documento es el tamaño”. La cumbre de estos días pretende sacarlos de ese estado. Los BRICS crearán un banco de desarrollo y un Acuerdo de Reservas de Contingencia. Fortaleza pretende ser una alternativa a Bretton Woods. Es decir, la cuna de una institucionalidad financiera distinta de la que se fundó en la posguerra bajo los auspicios de Estados Unidos y Europa.
El banco será capitalizado por cada país con 10.000 millones de dólares. En cambio, para el fondo de estabilización, China aportará 41.000 millones de dólares; Rusia, India y Brasil 18.000 millones cada uno; y Sudáfrica 5.000. Estos organismos son la respuesta de los BRICS a la dificultad de traducir la gravitación económica en poder político dentro de los organismos internacionales. El Congreso de Estados Unidos se resiste a aprobar una reforma al FMI que habría llevado a China al tercer lugar en capacidad de decisión. Y que habría incorporado a Brasil, India y Rusia a los diez primeros. Hoy, el FMI es encabezado por Estados Unidos, Alemania, Francia y el Reino Unido.
Los BRICS, sobre todo China y Rusia, aspiran a dar a su alianza antidólar una dimensión comercial, alentando los intercambios en sus propias monedas.
Los gobiernos populistas de América latina, que han hecho de la catilinaria antiimperialista el leitmotiv de su política internacional, reciben con algarabía el desafío de los BRICS a Estados Unidos. Después de todo, ellos también intentaron sustituir al Banco Interamericano de Desarrollo con un Banco del Sur, que no nació.
Para esa izquierda nacionalista, los BRICS actualizan una fantasía que también encandiló a las dictaduras de los años setenta: la apertura de una vía nacional al desarrollo. Cristina Fernández de Kirchner, Nicolás Maduro y Raúl Castro, por ejemplo, ven en ellos la posibilidad de un financiamiento Estado-Estado que les permita sustraerse al mercado de capitales con sus habituales exigencias.
Los gobiernos populistas adjudican a los BRICS, en especial a China, la capacidad de procesar una modernización ajena al canon de la democracia pluralista, que supone garantías individuales, independencia judicial, libertad de expresión e iniciativa económica privada. Esa presunción supone que la incorporación de millones de chinos a la vida urbana no promoverá, a la larga, una liberalización.
Xi Jinping y Vladímir Putin encontraron en la reunión de hoy la excusa para una incursión más amplia por esa América bolivariana que los recibe como a pródigos mecenas.
Putin comenzó su gira por Cuba, a la que condonó una deuda de museo: 35.000 millones de dólares prestados por la antigua Unión Soviética. Antes de pasar por el Maracaná, estuvo en Buenos Aires, donde firmó acuerdos sobre energía nuclear y declaró a la Argentina “principal socio latinoamericano” de su país. Desde las sanciones que le valió la anexión de Crimea, Putin anda en busca de un reconocimiento extrarregional para su cuarto imperio ruso.
Xi también protagoniza un parsimonioso descubrimiento de América. Además de Brasil, visitará Cuba, Venezuela y la Argentina. Se lo espera como a un exótico Papá Noel. En Brasilia anunciará la compra de 60 aviones Embraer; y en Buenos Aires, la construcción de dos represas por 6.000 millones de dólares.
El país más incómodo con esta proyección latinoamericana de los BRICS, sobre todo de China, es uno de sus miembros: Brasil. China es un competidor en los negocios del vecindario. Por ejemplo: en la licitación de las represas argentinas Gezhouba desplazó a la constructora brasileña Odebrecht.
A Xi le puede resultar simpático que su política latinoamericana sea vista como la respuesta al activismo asiático de Washington. Japón, Vietnam y Filipinas sellan acuerdos militares cada vez más intensos con Estados Unidos.
Pero esa lectura bipolar, que experimenta el presente como un dèjá vu de la Guerra Fría, es un espejismo. Como demostró la sexta ronda de Diálogo Estratégico, que se acaba de celebrar en Pekín, el G-2 es una asociación dominante. China y Estados Unidos convergen en la agenda global de largo plazo: lucha contra el terrorismo, alimentos, medioambiente y, sobre todo, energías renovables.
En esta materia, ha ocurrido una novedad: en todos los estadios brasileños se pudo ver, durante el Mundial, una publicidad de Yingli, la fábrica de paneles solares que iluminó Maracaná. China disimuló a través del fútbol su presentación internacional como potencia energética.
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Re: Nuevo banco de los paises en desarrollo busca rivalizar con el Fondo Monetario Internacional
creo que esta en los mejores intereses del país que nosotros entremos al club.
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Re: Nuevo banco de los paises en desarrollo busca rivalizar con el Fondo Monetario Internacional
aunque falta ver que nos dejen entrar....
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Re: Nuevo banco de los paises en desarrollo busca rivalizar con el Fondo Monetario Internacional
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BRICS signs deal to create development bank
Group of emerging powers set up $50bn development bank and $100bn contingency fund, seen as rival to World bank and IMF.
Last updated: 16 Jul 2014 04:07
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The BRICS group of emerging powers have launched a $50bn development bank to be based in the Chinese city of Shanghai, according to a joint declaration.
The bank will have an initial subscribed capital of $50bn followed by an authorised capital of $100bn, equally shared among the BRICS members - Brazil, Russia, China, India and South Africa.
The New Development Bank's first president will be from India while the board's chairman will be Brazilian, according to the declaration released at a summit in Fortaleza, Brazil.
Tuesday’s deal was reached after intense last-minute negotiations to settle a dispute between India and China over the headquarters of the new bank.
Brazilian President Dilma Rousseff said setting up the currency reserve was a priority for the countries to protect themselves from crisis scenarios: "It will be a kind of security net to increase protection for BRICS countries as well as other countries. It's a question of our security."
The other four leaders present were Russian President Vladimir Putin, Chinese President Xi Jinping, Indian Prime Minister Narendra Modi and South African President Jacob Zuma.
The bank and fund are seen as counterweights to the Western-dominated World Bank and International Monetary Fund, which BRICS nations say need more reform to give emerging nations more voting rights.
India's presidency of new BRICS bank will be for five years, according to the Reuters news agency. Reports say that no decision has been made yet regarding which country will hold next presidency.
The bank is expected to make its first loan in 2016.
The BRICS countries have a shared desire for a bigger voice in global economic policy.
They now account for 21 percent of global economic output and have contributed more than 50 percent of world economic growth in the past decade.
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