La Muerte del hermano de Venustiano Carranza: El asesinato de Jesús

Enero en la memoria.
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Tanto en las fotografías familiares como en las captadas por las diversas lentes que siguieron de cerca el movimiento revolucionario, Jesús y Venustiano no dejan Ia menor duda de que fueron hechos con el mismo molde y criados bajo el mismo techo: mirada penetrante, robusta complexión, prominente barba y casi nunca sin sombrero.

Mientras Venustiano llego a ser líder de un movimiento nacional, Jesús fue el hermano modelo que supo reconocer su jerarquía y, bajo ese precepto, nunca objetó ni trató de eclipsar acción alguna de su hermano, sin dejar de participar en la primera línea de los ejércitos maderista y constitucionalista, llegando al justo ascenso de general de brigada en 1913.
Para 1914 Jesús estaba a cargo de las operaciones militares del Ejército Constitucionalista en el Istmo de Tehuantepec. A él se rindieron los despojos del ejercito huertista de la zona y también acudieron diversas huestes que veían inminente la ruptura revolucionaria tras las complicada Convención de Aguascalientes. Un ejemplo de dichos elementos fue el general Alfonso Santibáñez, quien prontamente se llamó constitucionalista.

Don Jesús, con su personalidad “de acogedora entrada, amable y campechano”, como lo describió su amigo Isidro Fabela, nunca supuso la falsedad de Santibáñez sino hasta el 30 de diciembre de 1914, cuando en el poblado de San Jerónimo, muy cercano a Salina Cruz, Oaxaca, fue víctima de traición siendo apresado junto a su hijo Abelardo y el resto de su comitiva, quienes viajaban en ferrocarril tras cumplir una comisión expuesta a don Venustiano en Veracruz.

El objetivo de Santibáñez era extorsionar al Primer Jefe por medio de telegramas que lo instaban a no enviar tropas y pagar una cuantiosa suma de dinero a cambio de la Seguridad de don Jesús. Con lo que no contó fue con la firmeza carrancista de no negociar con traidores, y ello fue claro tras el último mensaje del Primer Jefe: “Me despido de ti y de las personas que están presas junto contigo, deseando que salgan con felicidad del trance en que se encuentran. Tu hermano Venustiano Carranza”.

Así, rápida y contundentemente, se esfumaba de Santibáñez Ia esperanza del botín y se abría paso a la furia desesperada sabiéndose atrapado en medio de la sierra y perseguido por las tropas constitucionalistas. Como reprimenda, ci 2 de enero de 1915 ejecutó a la escolta de don Jesús, para más tarde obligarlo a él, su sobrino y su hijo a una caminata que duraría días en lo profundo de la serranía y que no tendría otro destino más que la muerte.

Días después, los persecutores carrancistas recibieron con tristeza la noticia del asesinato. A don Jesús y sus acompañantes los delataron sus ropas v las prendas personales, pues sus cuerpos abandonados sufrieron las inclemencias de la naturaleza. Los cadáveres se trasladaron a Veracruz en un tren de carácter fúnebre para ser recibidos con todos los honores por su querido hermano, el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, aquel que no negociaba con traidores.

Gerardo Díaz, historiador.

Sacado de la Revista Relatos e Historia de México.