¿Porqué la clase media china apoya al Partido Comunista?

Mucho se espera de la clase media china. Desde el 2002 el Partido Comunista abrazó la idea de expandir la clase media de dicha nación asiática  -con el propósito de que alcance a ser más de la mitad de la población de dicho país para el 2050-buscando que esta traiga estabilidad social y promueva el consumo. Para la población urbana china, el crecimiento de la clase media promete el incremento de la prosperidad y una sociedad consumista; para el resto del mundo promete una mayor demanda del mercado y una democratización siguiendo la pauta de Gringolandia y Europa.


La creencia común fuera de China es que el crecimiento económico, una clase media pujante y el ascenso de los emprendedores guiarán a China irrevocablemente hacia la democracia. Todo mundo sabe que los países democráticos no se atacan unos a otros y una China democrática reducirá la “amenaza”.
La amenaza china puede desaparecer, pero es improbable que lo haga gracias a la clase media. El problema con tales pronósticos es que los significados de la clase media se han eludido, a pesar de quizás no tengan nada que ver en común.  Además, la clase media en China es pequeña a pesar de toda la retórica publicitaria, y por último pero no menos importante, la experiencia socio política china difiere de las demás regiones citadas.  La clase media sigue siendo una parte esencial del estado del que ha emergido y no es probable que sea el equivalente de la burguesía occidental con la que es comparada.


La clase media ha sido muchas cosas a la vez, y no tiene mucho sentido poner a la burguesía, a la clase profesionista y de gestión, a la clase acomodada  y a la clase ociosa todas juntas, así se solapen claramente.  La idea de que de la clase media surge una democracia liberal tiene sus raíces en dos cosas; una es la interpretación que Barrington Moore hace del cambio social y político de Estados Unidos y Europa, basándose en el dicho: “Sin burguesía no hay democracia”; la segunda raíz descansa en la opinión de Samuel Huntington de que una sociedad compleja genera a una clase media que demanda un mayor pluralismo político.


A despecho de las apariencias, China no es ni muy avanzada ni muy capitalista. Aunque su crecimiento económico ha sido espectacular a partir del 78; el producto interno bruto por cápita es de $9,300 dólares, comparable al PIB per cápita de la Unión Soviética en su mayor punto de crecimiento económico- en 1989-$ 9,211 dólares.  Además, la propiedad privada en China es en realidad mixta, mezclándose con la propiedad estatal.


Por supuesto, eso no significa que no haya riqueza privada en China; hay al menos 212 billonarios-en dólares gringos, recordemos además que para los hablantes de la lengua inglesa, un billón son mil millones, en tanto nosotros los hispanohablantes un billón son un millón de millones-pero son menos de los sugeridos. Las estadísticas muestran que un 1.3% de la fuerza laboral son emprendedores y que el 9.5% consiste de autoempleados; además la mayoría de estos últimos participan en la economía informal, e incluso una larga parte de los primeros también.  El perfil entre emprendedores y la clase profesional es muy similar, al menos porque los primeros fueron parte de los últimos; diferentes investigaciones han demostrado además que dos tercios de los emprendedores privados han trabajado para el estado, y que al menos 1 de cinco han tenido un puesto oficial.


Y no solo la clase media china está vinculada con el estado; este también ha tomado medidas para asegurarse su lealtad. Cerca del 40% de los emprendedores son parte del Partido Comunista, y la mayoría participa en actividades política de otra forma, tal como sentarse en cuerpos representativos y unirse a asociaciones gubernamentales locales, cosa que es bien vista como un buen negocio. También es conveniente hacer notar que a la clase profesional y a los directivos se les ha permitido mantener su empleo de por vida y que ellos han sido los más beneficiados por la privatización inmobiliaria que empezó desde mediados de los 90.
Conclusión
Las investigaciones sobre la incipiente clase media en China han demostrado repetidamente no solo una falta de oposición política al régimen sino un grado de apoyo. Donde hay criticismo, hay un deseo por ser más eficientes o una demanda por justicia social, no por un cambio de régimen.

David Goodman, professor of Chinese studies at the University of Sydney and Nanjing University is co-author with Beatriz Carillo of “China’s Peasants and Workers: Changing Class Identities."
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La clase media ha sido muchas cosas a la vez, y no tiene mucho sentido poner a la burguesía, a la clase profesionista y de gestión, a la clase acomodada  y a la clase ociosa todas juntas, así se solapen claramente.  La idea de que de la clase media surge una democracia liberal tiene sus raíces en dos cosas; una es la interpretación que Barrington Moore hace del cambio social y político de Estados Unidos y Europa, basándose en el dicho: “Sin burguesía no hay democracia”; la segunda raíz descansa en la opinión de Samuel Huntington de que una sociedad compleja genera a una clase media que demanda un mayor pluralismo político.

El perfil entre emprendedores y la clase profesional es muy similar, al menos porque los primeros fueron parte de los últimos; diferentes investigaciones han demostrado además que dos tercios de los emprendedores privados han trabajado para el estado, y que al menos 1 de cinco han tenido un puesto oficial.
Y no solo la clase media china está vinculada con el estado; este también ha tomado medidas para asegurarse su lealtad. Cerca del 40% de los emprendedores son parte del Partido Comunista, y la mayoría participa en actividades política de otra forma, tal como sentarse en cuerpos representativos y unirse a asociaciones gubernamentales locales, cosa que es bien vista como un buen negocio.

La creencia común fuera de China es que el crecimiento económico, una clase media pujante y el ascenso de los emprendedores guiarán a China irrevocablemente hacia la democracia. Todo mundo sabe que los países democráticos no se atacan unos a otros y una China democrática reducirá la “amenaza”