La silenciosa guerra de Peña Nieto en Michoacán

La silenciosa guerra de Peña Nieto en Michoacán

Proceso

La silenciosa guerra de Peña Nieto en MichoacánLa estrategia de silencio del gobierno de Enrique Peña Nieto dejó en la penumbra la muerte de Dionisio Loya Plancarte, uno de los jefes de Los Caballeros Templarios y líder histórico de la delincuencia organizada en Michoacán.

Conocido como El Tío, Loya Plancarte murió a manos del Ejército, en una supuesta represalia del gobierno de Peña Nieto, por la desaparición de tres elementos del Estado Mayor Presidencial en la entidad.

Enviados desde la Ciudad de México, los militares desaparecieron entre los municipios vecinos Apatzingán y Buena Vista Tomatlán, bastiones de lo que fue La Familia Michoacana y su escisión, Los Caballeros Templarios.

Informaciones obtenidas por Proceso indican que a partir de ese hecho, el Ejército realizó operativos nocturnos en las comunidades de ambos municipios. Hasta ese momento, los militares sólo transitaban por las carreteras principales; ahora ya entraron a las comunidades.

ASESINAN A CINCO MILITARES

Durante una de esas incursiones, en las primeras horas del sábado 16, se enfrentaron a un grupo de civiles armados en las inmediaciones de la comunidad de El Alcalde, en el municipio de Apatzingán. Según corporaciones policiales del estado, citadas por periodistas locales, en el enfrentamiento murieron cinco elementos castrenses.

El hecho ocurrió hacia las dos de la mañana, cuando un convoy militar integrado por tres vehículos, se enfrentó a hombres que viajaban en camionetas tipo todoterreno y se negaron a deponer las armas. Algunas versiones mencionaron que después del combate se registró una fuerte movilización militar, incluso por aire.

Sin embargo, la Secretaría de la Defensa Nacional guardó silencio, aunque se trata de la baja más importante de Los Caballeros Templarios desde la muerte de Nazario Moreno González, El Chayo, en un enfrentamiento con la Policía Federal en diciembre de 2010, según dio a conocer esa corporación.

Con la desaparición del Tío, al frente de Los Caballeros Templarios sólo quedarían Servando Gómez Martínez, La Tuta, y Enrique Plancarte Solís, El Kikín, a quien se le adjudican las relaciones con los proveedores internacionales -en especial de China- de precursores químicos para la elaboración de drogas sintéticas.

RETIENEN A SOLDADOS

El Ejército también guardó silencio ante el agravio que sufrió unos días antes, entre la noche del lunes 11 y el martes 12 de marzo, cuando una partida de soldados pertenecientes a la 43 Zona Militar con sede en Apatzingán, fue retenida por civiles en La Ruana, tenencia Felipe Carrillo Puerto, en el municipio de Buena Vista, Tomatlán. En este lugar surgió una “policía comunitaria” en febrero pasado y ha sido escenario de enfrentamientos, bloqueos y quema de vehículos.

El hecho de violencia más reciente ocurrió la tarde del viernes 22, al sur del municipio en una comunidad conocida como Santa Ana Amatlán, colindante con El Terrero y Catalinas.

Elementos del Ejército se enfrentaron a un grupo de civiles en el mismo lugar donde el miércoles 13, hombres armados incendiaron una gasolinera y una empacadora de limón.

Los autores de la retención grabaron un video sobre los militares desarmados y cercados por la población. El video circuló profusamente en la prensa y las redes sociales.

En Buena Vista existen numerosas brechas que conducen a los lugares de origen del Chayo, El Tío y El Chango Méndez, quien fue otro de los líderes de La Familia Michoacana y que permanece detenido desde junio de 2011, cuando lideraba la otra escisión de ese grupo, La Familia.

La retención de los militares, que según las versiones locales eran entre 20 y 40 -de dos a cuatro pelotones- fue para exigir la liberación de 51 personas acusadas de formar una “policía comunitaria” en esa población, y también de tener vínculos con la delincuencia organizada.

Detrás de los grupos civiles armados de Buenavista y Tepalcatepec, se presumió la presencia de grupos de la delincuencia organizada como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Los Caballeros Templarios. El Ejército entró en esos dos municipios y detuvo a integrantes de ambas organizaciones.

FUERTE CONFRONTACIÓN

Los grupos civiles armados tuvieron su máxima expresión el pasado mes de febrero en la zona de tierra caliente, luego del surgimiento de guardias civiles en Cherán, Paracho y otras zonas de población autóctona del centro-norte del estado. Dijeron que estaban ahí para enfrentarse con la delincuencia organizada.

Otras “guardias civiles” han surgido en comunidades del municipio de Los Reyes, al norte del estado. También se han reportado otras en los alrededores del puerto de Lázaro Cárdenas, estratégico para la movilización de sustancias y drogas ilegales por el Pacífico, tanto las que provienen de México como las procedentes de Asia.

Los alrededores del puerto han sido zona de fuerte confrontación con presencia del cártel de Los Zetas, que en la década pasada, como brazo armado del cártel del Golfo, dio entrenamiento paramilitar a la organización conocida como La Empresa que después se denominó La Familia Michoacana. Ahora, Los Caballeros Templarios se reorganizaron en esa zona como parte de su confrontación con el CJNG y Los Zetas.

NUMEROSAS BAJAS

El mes en curso ha sido difícil para el Ejército en Michoacán, luego de que el gobierno de Peña Nieto replegó a la Policía Federal, que durante el sexenio de Felipe Calderón tuvo una importante presencia en el estado. La corporación tuvo numerosas bajas a manos de La Familia Michoacana hasta la anunciada ejecución del Chayo.

El jueves 7, el Ejército detuvo a 34 personas que dijeron formar parte de la policía comunitaria. No obstante, la Procuraduría General de la República (PGR) los consideró como integrantes de una organización delictiva y consignó a 31 de ellos por portación de armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas -fusiles AK47, AR-15 y pistolas calibre 5.7- y delitos contra la salud. Los otros tres eran menores de edad y fueron remitidos a centros de justicia para adolescentes.

Se les trasladó a penales federales de Veracruz, Estado de México y Tamaulipas. Entre ellos se identificó a una persona con el nombre Édgar Antonio Rojo Lara, supuesto lugarteniente del CJNG en Michoacán.

Los detenidos insistieron en que eran guardias comunitarios pertenecientes a Buena Vista Tomatlán organizados contra las extorsiones y cobro de rentas de Los Caballeros Templarios, y que las armas se las quitaron a miembros de esa organización.

Poco después, el lunes 11, el Ejército detuvo a otras 17 personas, entre ellos dos menores de edad, con armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas en la misma comunidad de la Ruana, punto intermedio entre los municipios de Buena Vista y Apatzingán. Durante los ochenta y noventa, este lugar fue conocido como un importante productor de mariguana.

Luego de la segunda captura ocurrió la retención de los militares. En el video que difundieron los autores del secuestro se escucharon críticas en contra de Los Caballeros Templarios y La Tuta. El gobierno estatal intervino y los militares fueron liberados al día siguiente. Para el procurador del estado, Plácido Torres Pineda, el asunto “no pasó a mayores”. La Sedena guardó silencio.

EL OFRECIMIENTO

El Ejército se ha movilizado también en Uruapan, la segunda ciudad más importante después de Morelia, capital del estado. La fuerte presencia de la delincuencia organizada en aquélla ciudad, se expresa en el cobro de cuotas a los regidores del ayuntamiento.

De acuerdo con versiones locales, además del despliegue del Ejército en el estado, el gobierno de Peña Nieto podría valerse de la PGR. Consideran que el titular de esta dependencia, Jesús Murillo Karam, podría ir en contra de exfuncionarios, exalcaldes y agentes policiales de la Procuraduría estatal y de Seguridad Pública. Sería un segundo “michoacanazo”, luego del fiasco que protagonizó el gobierno de Felipe Calderón en 2009 cuando detuvo a una treintena de funcionarios y exfuncionarios acusados de delincuencia organizada. Al final tuvo que dejarlos en libertad.

Al tiempo que proliferaban los grupos de autodefensa, continuaron los asesinatos de presidentes municipales. El 3 de febrero último fue asesinado Wilfrido Flores Villa, alcalde de Nahuatzen, municipio vecino de Paracho.

“El homicidio ocurrió luego de que el alcalde cambió al director de seguridad pública municipal, con lo que afectó a la delincuencia organizada de la zona, además de que le quitó las aportaciones sobre obra pública que cobraba en el municipio”, dijeron fuentes de seguridad del estado.

Poco después, el día 13, presuntos sicarios asesinaron al secretario del ayuntamiento de Tanhuato, el panista José Pedro Córdoba Aguirre, cuando conducía sobre la carretera Tanhuato-Yurécuaro, en la frontera con el estado de Jalisco. Sólo tenía un mes en el cargo, al que llegó en sustitución de Eric Rafael Ramírez Basurto, quien renunció. El 31 octubre pasado el alcalde de Tanhuato, Gustavo Garibay García, también del PAN, fue herido en un atentado a balazos.

La violencia ya alcanzó al gobierno del priista Fausto Vallejo. La última semana de diciembre pasado fue secuestrado y asesinado el director de Prevención del Delito de la Procuraduría General de Justicia del estado, Gilberto Alonso Sagiante García. Su cuerpo apareció a un costado de la carretera Pátzcuaro-Uruapan.

Ante la violencia imparable en Michoacán, Peña Nieto optó por el despliegue del Ejército luego de que los militares estuvieron replegados en el estado a consecuencia de la represión desatada por el instituto armado, luego de que al inicio del sexenio pasado la delincuencia organizada asesinara a varios de sus elementos en Carácuaro, en mayo de 2007, en los primeros meses de la declaración de guerra de Calderón al narcotráfico.

En cuanto Peña Nieto asumió la Presidencia, Los Caballeros Templarios se dirigieron a él a través de mantas en las que negaron ser narcotraficantes o integrantes de la delincuencia organizada.

“Si usted cumple con lo prometido en su recorrido por el país, nosotros entregaremos nuestras armas, dejando nuestra seguridad en sus manos. Pedimos a la ciudadanía internacional y a los medios de comunicación estén vigilantes de nuestras propuestas y peticiones. Si no fuera así, regresaremos a defender nuestra tierra, nuestra gente”, escribieron.

Enseguida, le ofrecieron “su ayuda” para combatir a Los Zetas y al CJNG: “Si usted necesita nuestra ayuda señor presidente para combatir a los cárteles que están dañando no sólo la imagen de nuestra patria, sino asesinando a mucha gente inocente como el caso de Miguel Ángel Treviño, alias Z40, y Rubén Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, del cártel Jalisco Nueva Generación”.

Suben delitos en Michoacán

21 de abril del 2013
Por Administrador

México, 21 de abril (Reforma).- Delitos de alto impacto como el secuestro, la extorsión y el homicidio reportan un incremento en Michoacán.

En el primer trimestre del año, los secuestros se dispararon en un 400 por ciento, las extorsiones en un 85 por ciento, mientras que los homicidios dolosos aumentaron en un 36 por ciento, en comparación con el mismo periodo de 2007.

Las cifras, proporcionadas por el Sistema Nacional de Seguridad Pública, reflejan además un ascenso en los robos con violencia en un 291 por ciento. Los asaltos más frecuentes se han reportado a negocios, vehículos particulares y transportistas, de acuerdo a los datos oficiales.

Entre febrero y marzo, la Procuraduría del Estado reporta incluso ocho robos a instituciones bancarias.

Desde el 12 de diciembre de 2006, el ex Presidente Felipe Calderón anunció la puesta en marcha de la Operación Conjunta Michoacán, en la que participaron más de 6 mil efectivos del Ejército, la Fuerza Aérea, la Marina, la Policía Federal Preventiva, la Agencia Federal de Investigación y Ministerios Públicos Federales.

Durante más de seis años se han montado otros operativos federales, pero la criminalidad no se reduce en esa entidad.

La Operación Conjunta Michoacán ha reportado diversas fases, y aunque se ha replanteado, grupos de la delincuencia organizada mantienen en jaque a la autoridad estatal y federal.

Conforme a fuentes ministeriales, la guerra entre Los Zetas contra la Familia Michoacana, la pugna interna de esta última organización que derivó en el surgimiento de Los Caballeros Templarios, y la incursión en el estado de los cárteles de Jalisco Nueva Generación y del Pacífico, ha traído como consecuencia una escalada de violencia.

En tanto, la presencia de la autoridad, federal o estatal, tampoco ha garantizado la seguridad de los habitantes.

Apenas el 10 de abril, diez productores de limón fueron acribillados en la carretera Apatzingán-Buenavista Tomatlán por un grupo armado tras haber acudido a una reunión con autoridades estatales y federales para demandar mayor seguridad.

Los jornaleros fueron emboscados a pesar de que venían escoltados por la Policía Federal.

En febrero se instaló en ese Estado la mesa de coordinación de la Policía Federal con el Gobierno estatal para reforzar los programas de prevención del delito.

Mientras el Ejército ha desplegado a sus efectivos en todo el estado con prioridad a la frontera con Jalisco, zona en la que se ha recrudecido la violencia por el control de plazas por parte de la delincuencia organizada.

Las batallas han mermado más a las filas de la Policía Federal con 19 agentes desaparecidos y 65 fallecidos de diciembre de 2006 a 2012, de acuerdo con datos de la corporación difundidos vía Transparencia.

Los ciudadanos de Michoacán han sido testigos de balaceras a plena luz del día, ejecuciones, cobros de piso, narcobloqueos, autos y comercios incendiados, amenazas a empresas y jornaleros, levantones y hasta ataques a las instalaciones de la Policía local.

Los intentos de las tropas por detener a los líderes de La Familia Michoacana o Los Caballeros Templarios ha generado intensas balaceras. Y aunque en el sexenio anterior se presumió de la detención o abatimiento de decenas de sus cabecillas, incluyendo a sus máximos líderes, como Nazario Moreno y El Chango Méndez, la violencia y la incidencia delictiva continúa.

Benito Jiménez

Michoacán: La guerra de Peña Nieto en imágenes


La Redacción
27 de mayo de 2013
Reportaje Especial


La obsesión de Felipe Calderón Hinojosa por acabar con la violencia en Michoacán a paso de botas militares ha quedado plenamente transferida a su sucesor en la Presidencia. En una medida desesperada, Enrique Peña Nieto, reprodujo el arranque de la guerra calderonista: el domingo 20 envió más de 6 mil efectivos militares y cientos de policías a esa entidad. Al caos y al desgobierno que han impuesto los cárteles de la droga, Peña Nieto responde con medidas apresuradas y comete sus primeros errores tácticos.

Proceso recorrió algunos municipios en Michoacán y constató la movilización de fuerzas federales… y grupos de autodefensa…

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Buenavista, Michoacán. Zona de guerra. Foto: Octavio Gómez

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Un puesto de vigilancia de la autodefensa en Buenavista, Michoacán. Foto: Octavio Gómez

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Buenavista. Mensaje a los Caballeros Templarios. Foto: Octavio Gómez

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Vigilancia militar en las carreteras de Michoacán. Foto: Octavio Gómez

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La autodefensa ciudadana en Buenavista, Michoacán. Foto: Octavio Gómez

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Tepalcatepec, Michoacán. Mensajes a “La Tuta”. Foto: Octavio Gómez

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La autodefensa en busca de Templarios en un camión. Foto: Octavio Gómez

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Buenavista, Michoacán. De bastión de los Templarios a fortaleza de la autodefensa. Foto: Octavio Gómez

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La autodefensa ciudadana en Buenavista, Michoacán. Foto: Octavio Gómez

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Guardias comunitarias en Coalcoman, Michoacán. Foto: Octavio Gómez

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La autodefensa ciudadana en Buenavista, Michoacán. Foto: Octavio Gómez

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Guardias comunitarias en Coalcoman, Michoacán. Hartazgo. Foto: Octavio Gómez

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El esqueleto de un trailer después de un enfrentamiento en Coalcoman, Michoacán. Foto: Octavio Gómez

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Alerta en La Ruana, Michoacán. Foto: Ocvtavio Gómez

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Michoacán. Estado de guerra. Foto: Octavio Gómez

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Michoacán. Estado de guerra. Foto: Octavio Gómez