Entre lo posible y lo deseable

Entre lo posible y lo deseable

Cadena de mando|Juan Ibarrola
2012-12-26 • Acentos

Hay una gran diferencia entre lo posible y lo deseable. Las fuerzas armadas lo saben bien. La administración de Enrique Peña Nieto está comenzando a vivir las complejidades de lo anterior debido a que en campaña todo es deseable, pero en la realidad de conducir a un país se enfrentan solo a lo que es posible.

En seguridad nacional los pendientes son todos. Aun y cuando en el discurso ya se omite el término “guerra”, la delincuencia organizada sigue enfrentando de manera abierta, no solamente al gobierno, lo hace con la sociedad y ahí radica la gravedad de los pendientes. De cuatro cárteles de la droga a principios de 2006, la PGR de Murillo Karam anunció, la semana pasada, que ahora existen entre 60 y 80. El anuncio, per se, es escalofriante para quien no conoce a fondo su profunda realidad. Los cárteles de mediados de esta década eran muy poderosos, tanto que se consideraban “organizados”. Los 60 u 80 a los que se refiere el procurador Karam son escisiones de los primeros cuatro. No significa por ello que su peligrosidad o violencia sea menor, lo que sí es que se convierten —para la autoridad— en difíciles de identificar y, por lo mismo, de detener.

Como bien lo mencionó el Presidente la semana pasada, el secuestro y la extorsión son los crímenes que más se cometen hoy en día en nuestro país. De aquí que lo deseable sería detener y encarcelar a quienes lo provocan, aunque en lo posible no puede ser así. Cuál es el trabajo de inteligencia que se ha realizado alrededor de estas bandas que secuestran y extorsionan. Cuántos policías municipales, estatales y federales son cómplices de estos delitos. Cómo van a coadyuvar los gobiernos locales para frenar esta terrible realidad.

Lo deseable es sustraer a los jóvenes de lo que la delincuencia les ofrece económicamente. Lo posible es imposible en este rubro, ya que habría que otorgarles de inmediato condiciones sociales, económicas, académicas y deportivas, iguales o mayores a las que logran con las ganancias que obtienen, producto de lo ilícito. Solamente podría lograrse si se cuidara que cada peso destinado en presupuesto a la juventud, en verdad se invirtiera en ellos.

Lo posible para el gobierno en materia de combate a la delincuencia y disminución de la violencia en México solamente es seguir apoyándose en las fuerzas armadas. Lo deseable para las buenas conciencias políticas y para quienes no entienden la trascendencia del papel que han jugado los militares en los últimos seis años, sería que se regresaran a sus cuarteles. Lo deseable también es que la estrategia planteada, por lo menos para el año entrante, se soporte en las policías y en la tan confusa Gendarmería Nacional. En la realidad, lo únicamente posible es seguir confiando en las garantías que los soldados le han dado como institución al gobierno.

Demostrado está que seguirán adelante. Se ha insistido mucho en este espacio que, en el futuro, la suma de esfuerzos entre la Sedena y la Semar serán la piedra angular para seguir teniendo resultados. La lucha tendrá que continuar coordinada desde y por la cadena de mando militar. De otra forma todo quedará en el término “deseable”.

Lo deseable en materia de percepción es que la ciudadanía le dé un voto de confianza al nuevo gobierno. Un país feliz, tranquilo y en paz es lo que quiere el nuevo comandante supremo, sin embargo, el mensaje debe ir acompañado de resultados inmediatos —se insiste—, ya que iniciando el 2013, donde la gente no reconozca que en sus pueblos o en sus ciudades se vive más tranquilo, ese deseo de percepción positiva que busca el gobierno se vendrá abajo. No solamente se logra mejorar la imagen cuando dejas de leer, ver y escuchar —en medios formales— los niveles de sangre y barbarie a la que nos tenían acostumbrados. No, la gente lo debe vivir a diario, es decir, cuando salgan a la calle y constaten que por lo menos hay control de la autoridad sobre la delincuencia, entonces le darán al gobierno ese voto de confianza que tanto buscan. La gente debe estar segura de que su familia viva segura.

Lo deseable para el gobierno es relegar la responsabilidad de la seguridad interior en los civiles. Dentro de lo posible para lograrlo, no se ve a mediano plazo cómo puedan lograrlo sin los soldados, y visto está que las condiciones jurídicas de estos últimos tendrían que revisarse para otorgarles la certidumbre legal que tanto necesitan. Los civiles no han entendido que al actualizar ante los poderes Legislativo y Judicial las leyes que otorgarán modernidad a las fuerzas armadas, no se empoderarán para restarles fuerza a los civiles. Al contrario, se acentuará la capacidad de respuesta de los soldados en beneficio de la sociedad.

En fin. Entre lo posible y lo deseable, me quedo con lo primero.

Lo que sí les deseo a los amables lectores de este espacio, es prosperidad en todos los sentidos.

¡Felices fiestas!

@elibarrola