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Falla guerra antinarco para Costa Rica; urge a la ONU estrategia global

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Mensaje por Lanceros de Toluca Septiembre 24th 2012, 21:58

Falla guerra antinarco para Costa Rica; urge a la ONU estrategia global

En entrevista, la presidenta Laura Chinchilla pide que cárteles sean tratados como terroristas
Pascal Beltrán del Río/ Enviado
2012-09-23 02:35:00

La presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, expone sus puntos de vista en la lucha contra el narcotráfico en una entrevista con el director editorial de Excélsior, Pascal Beltrán del Río.


SAN JOSÉ, 23 de septiembre.— Debido a los resultados de los últimos años de la guerra contra el narcotráfico, la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, urge a replantear la estrategia y propone un giro internacional, en el que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declare al crimen organizado amenaza global, como el terrorismo.

En entrevista con Excélsior, en la sede presidencial, la primera mujer que dirige los destinos de ese país centroamericano —cuya nación carece de ejército— señala que “tenemos más o menos de diez a 15 años de estar aplicando una estrategia, donde precisamente en ese periodo la situación en materia de narcotráfico, violencia, extorsión y corrupción en nuestros países, lejos de mejorar, ha empeorado”.

Tras externar su rechazo al uso de las Fuerzas Armadas para combatir en las calles a los cárteles, dice que las alternativas de un país como Costa Rica se centran en fortalecer la inteligencia policial y el Estado de derecho.

También propone dar garantías de protección para que la prensa informe sobre casos de corrupción y para que la ciudadanía denuncie.



“La lucha contra el narco ha empeorado”

Por Pascal Beltrán del Río
enviado
pascal.beltrandelrio@gimm.com.mx

SAN JOSÉ.– Durante los años de los conflictos armados centroamericanos, Costa Rica logró mantenerse ajena a los golpes de Estado, levantamientos guerrilleros y acciones de contrainsurgencia que caracterizaban la vida pública del istmo.

Esto permitió a los costarricenses elevar su nivel educativo y de ingreso, y convertirse en un destino turístico que sigue atrayendo a más de dos millones de visitantes anualmente.

Sin embargo, en menos de una década, el país se ha visto atrapado en la nueva violencia que asuela a la región mesoamericana: la de los cárteles del narcotráfico, que pasaron de disputarse rutas hacia los grandes centros de consumo de narcóticos a pelear crecientemente por mercados locales e infiltrar a las instituciones públicas en los países de la zona.

Encabezados por Guatemala y Costa Rica, los gobiernos centroamericanos han alzado la voz para exigir mayor corresponsabilidad a las naciones productoras y consumidoras de droga en el combate contra este flagelo, que, a todas luces, ha superado la capacidad de reacción de las autoridades locales.

Costa Rica es un país que vive del turismo internacional, y el hecho de que el nivel de homicidios se haya doblado de 2004 a la fecha, así como las noticias de que los cárteles aprovechan el que sea un país sin ejército y con numerosas zonas naturales para sembrar y esconder narcóticos, no manda un buen mensaje a sus potenciales visitantes.

Hoy, diversos barrios de esta capital se han vuelto peligrosos. En ellos se vende y se consume droga a cualquier hora del día. Muchos ticos se dicen alarmados por la situación y no encuentran en su historia una crisis similar.

Para hablar de estos temas, la presidenta Laura Chinchilla concedió una entrevista a Excélsior en la Casa Presidencial de Zapote.

Primera mujer en gobernar esta nación, Chinchilla dice que la estrategia basada en la interdicción es insuficiente para atacar el problema, pues “está provocando consumo y violencia en países que sólo eran de tránsito”.

La mandataria afirma que “hay que perder el miedo a hablar” y demanda un involucramiento mayor de la comunidad internacional en el combate al narcotráfico y al crimen organizado. Opina que debe ser asumido por Naciones Unidas como una amenaza global, igual que sucedió con el terrorismo.

Asimismo, se manifiesta contra la política en la que termina cayendo la mayoría de los países afectados por este problema: lanzar a los soldados a las calles, “generando un impacto en la calidad de vida de los habitantes y que esto se derrame por todos lados”.

A nivel local se logra más, dice, fortaleciendo a las instituciones y estrechando la relación entre las autoridades y la ciudadanía.

El siguiente es el texto de la entrevista:
— La lucha contra la delincuencia ha sido un tema toral en la región mesoamericana en los últimos años. ¿Cree que es momento de hacer un corte de caja y evaluar la estrategia y ver hacia dónde vamos?
Se nos ha hecho tarde para hacer ese corte y realizar una valoración de si lo que hemos venido haciendo es todo lo que deberíamos hacer o si hay que hacer cambios o agregar cosas.

“Lo que sí podemos afirmar es que tenemos más o menos de 10 a 15 años de estar aplicando una estrategia con ciertas características y que, precisamente en ese periodo, la situación en materia de narcotráfico, violencia, extorsión y corrupción en nuestros países, lejos de mejorar, ha empeorado.”

— ¿Cómo definiría esa estrategia aplicada en los últimos 10 a 15 años?

Básicamente ha sido una estrategia, conocida como la guerra contra las drogas, donde se ha enfatizado fundamentalmente la interdicción de los flujos de droga del sur hacia el norte.

“Y si bien es cierto es un trabajo que hay que hacer, no quiero que se malinterprete, el problema es mucho más complejo.

“Si vemos en lo que respecta a flujos de ilegalidad sabemos que el narcotráfico es mucho más que un tema del tráfico ilegal de drogas: tiene que ver también con trasiegos ilegales del norte hacia el sur, el tema de las armas de fuego.

“De manera que si se habla de temas de interdicción habría que extender el objetivo.

“Otra de las situaciones que se viven es que los programas de interdicción, si bien son exitosos en evitar que la droga llegue a los grandes mercados, de alguna manera han empujado para que la droga se meta más en los territorios de nuestros países, se presione para abrir mercados en nuestros propios países. Entonces ya no solamente somos territorios de paso sino que también aquí se está colocando droga, se está consumiendo cada vez más droga.

“Tenemos redes locales que ya se matan entre sí, que generan violencia. De manera que hay que agregar o fortalecer muchos de los aspectos que tienen que ver, desde el fortalecimiento del Estado de derecho, mejor coordinación entre los cuerpos policiales y judiciales; temas que tienen que ver con prevención y básicamente discutir también cuál es el papel de la cooperación internacional en una lucha que estamos claros no podemos seguir librando solamente los países de Mesoamérica.”

— En el tema de los capitales, conocer qué tan legítimos son, ¿cuánto se ha avanzado?

Usted está tocando un tema donde todavía hay una sensible ausencia de acciones efectivas en nuestros países. Tenemos que admitirlo.

“Cuando se analiza la historia de la persecución judicial en materia de narcotráfico, se encuentran estadísticas muy abultadas, por ejemplo, en materia de decomiso de drogas. Se decomisan cada vez más cantidades de cocaína, mariguana, cada vez también más de heroína, vemos arrestos de bandas criminales, generalmente de un nivel medio inferior.

“Seguimos teniendo también una ausencia de trabajo al más alto nivel, pero, sobre todo, lo que se nota es que hay muy pocos casos que se logran cerrar en materia de lavado de activos.

“De manera que hay un reto muy grande que tiene que ver con ajustar un poco más la legislación, pero, sobre todo, con mejorar los niveles de colaboración entre el sistema financiero y el sector judicial.”


— Cuando usted dice que esta es una guerra que ya no debe librar solamente Mesoamérica, ¿en qué otra participación internacional está pensando?

En mi criterio, esto debería llevarse a nivel de Naciones Unidas. Esto es una lucha global. Así como en cierto momento el terrorismo se decretó una amenaza a la seguridad global, a pesar de que no todos los países habían sido afectados por el terrorismo, sobre todo del tipo Al-Qaeda, el mundo se solidarizó con esta lucha y se elevó a nivel de Naciones Unidas y se aplicaron una serie de cláusulas por parte del Consejo de Seguridad, que ha facilitado la lucha contra el terrorismo a nivel internacional.

“El narcotráfico no debería ser diferente. Hay países que están pagando un número de muertos que no hemos visto en algunos actos terroristas que el mundo occidental ha sufrido recientemente. Es el caso de México, por ejemplo. Pero se siguen presentando resistencias.

“Esto yo lo presenté y lo conversé con los presidentes de Centroamérica. En la última cumbre que tuvimos, decidimos hablar con cada vez mayor claridad y determinación para invocar el capítulo séptimo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y solicitar que se declare al narcotráfico y al crimen organizado como una amenaza global.

“Esto implicaría que todas las naciones del mundo tendrían que adoptar medidas que faciliten la persecución, la identificación, el decomiso de bienes provenientes del narcotráfico, etcétera.”

— ¿Qué tipo de resistencias están encontrando?
Hay naciones que sienten que esto no es con ellas, simple y sencillamente, porque quizá no están poniendo los muertos, a pesar de que yo sí creo que están viviendo afectaciones importantes pues, de alguna manera, se están generando problemas de salud pública muy grandes. Pero claro que quizá los efectos no son tan dramáticos como los que vivimos los que habitamos estas naciones, en donde los asesinatos a sangre fría ocupan las primeras planas de los periódicos. 
“De manera que sigue habiendo una falta de conciencia de la urgencia de atender este problema y, en consecuencia, es muy difícil que pretenda el mundo entero que sea Mesoamérica la que enfrente por sí sola la detención del narcotráfico y el crimen organizado.”

— Se acaban de celebrar 25 años de los acuerdos de paz en Centroamérica y es escalofriante el dato de que en los últimos años ha habido más muertos en la región que durante la época de la guerra…

Eso es así, es triste, pero con algo adicional: cuando hablamos de narcotráfico y crimen organizado no sólo estamos hablando de pérdidas humanas, que por supuesto es lo que más lamentamos, pero estamos hablando también de un poder de extorsión enorme, inmenso, como muy pocas veces ha conocido la humanidad, por la cantidad de dinero que se maneja y que en consecuencia va minando a las naciones, las corrompe de manera que pone también en riesgo el Estado de derecho, la democracia… Así que el tema es muy complejo.

“Otro sector que ha venido padeciendo profundamente es la prensa. Hay lugares donde ha habido prensa libre, prensa independiente, prensa valiente, y los periodistas han pagado con su vida las investigaciones que han hecho.

“De manera que sí es un tema de grandes dimensiones. De nuevo, no es fácil, no quiero decir que con una o dos de las sugerencias que he dado aquí el tema lo vamos a solucionar.

“Lo que sí tenemos es que perderle el miedo a hablar con claridad: Lo que estamos haciendo hoy no es suficiente, que hay que agregar, revisar, ajustar, sumar, eliminar, a la larga, algunas cosas y que tenemos que hacerlo. Pero sigue habiendo resistencia y seguimos manteniendo algunas rutinas y además padeciendo una falta de atención de parte de la comunidad internacional.”

— Centroamérica ha avanzado con la creación de una solicitud regional de captura de delincuentes. ¿Es un paso importante en la cooperación?

Sí, Centroamérica ha venido ajustado su cooperación bastante bien, de manera que hay avances en ese sentido. Y, bueno, uno pensaría que el mensaje que se manda a los criminales es que tienen que cuidarse un poco más, pero esto es tan grande, es una cosa tan enorme que uno los arresta hoy y surgen otros.

“También tengo que agregar que las causas que estuvieron de tras de la violencia en Centroamérica hace algunos años siguen estando todavía ahí. No podemos pretender que el crimen no eche ramificaciones cuando seguimos padeciendo problemas de pobreza extrema, de desigualdades, de falta de acceso de oportunidades por parte de la gente joven. Es un tema que no podemos descuidar, todo el compromiso de la prevención social.”

— Me hablaba usted hace un momento de la penetración de las instituciones por parte del crimen organizado. ¿Qué ha significado para Costa Rica estar en medio de este conflicto, en medio de una situación generada por estrategias adoptadas, ya sea en México o en Colombia, como territorio de paso de delincuencia y droga?

Bueno, nosotros tenemos varios retos, no solamente los mismos retos que puedan tener todas las naciones que estamos ubicadas en este corredor. Somos víctimas de nuestra propia geografía, no podemos cambiarnos de casa, aquí estamos, punto.

“Estamos entre los grandes mercados productores por el sur y los grandes mercados consumidores por el norte. Somos víctimas de una geopolítica perversa y estamos enganchados en ese convoy de corrupción, de crimen y de muerte y padecemos las mismas amenazas, pero en el caso de Costa Rica, además, tenemos la particularidad que no tenemos ejército.

“Y, aunque lo tuviéramos, yo no quisiera echar el ejército a la calle, a llevar esta guerra a las calles de mi país, a generar un impacto en la calidad de vida de los habitantes y que esto se derrame por todos lados.

“Lo cierto del caso es que no tenemos ejército, lo que nos está obligando a identificar estrategias que, siendo efectivas, no recurran al patrón que pareciera es el que terminamos haciendo todas las naciones: tirando a nuestros soldados a las calles.

“Las alternativas de un país como Costa Rica: fortalecimiento a la inteligencia policial; fortalecimiento de Estado de derecho, sobre todo en la administración de justicia; seguir dando garantías a una prensa libre e independiente, con garantías de protección para que pueda denunciar desde fuera casos de corrupción, compra de poder político en las instituciones, de jueces que se corrompen y demás. Esos son los elementos: una ciudadanía que siga denunciando.

“Gran parte de los casos que hemos resuelto recientemente acá han sido denunciados por parte de la ciudadanía. Gran parte, es interesante, de los casos que hemos resuelto recientemente acá, de corrupción, precisamente policial, han sido denunciados por la ciudadanía.
“Este tipo de elementos son los que estamos utilizando para poder enfrentar el problema.”

— En México a veces como simplificación se dice que hay que escoger entre combatir el crimen o negociar con él. ¿Usted acepta estos dos caminos como los únicos?

Muchos de los problemas que estamos padeciendo se debaten en términos muy simplistas y de manera muy maniquea.

“Así ha sucedido, por ejemplo, con algunas de las propuestas que hizo el presidente (guatemalteco) Otto Pérez, me parece que con una gran valentía: proponer analizar escenarios alternativos. Y cada vez que hablamos de escenarios alternativos, nos piden entre escoger entre la legalización total o seguir con la vía de la represión o la guerra contra las drogas, cuando podemos encontrar una conjunción de medidas en medio, que puedan resultar satisfactorias.

“Bueno, es un poco lo mismo en relación a lo que me pregunta. Yo creo que estamos hablando de criminales, y usualmente no negociamos con criminales porque la única manera de negociar con ellos es obviamente concediendo en la violación de la ley que se ha violentado y generar los riesgos también de impunidad asociados a esto, o bien mandar un mensaje de que ‘el día de mañana me organizo un cártel y termino negociando’.

“Entonces hay que tener un poco de cuidado. Yo creo y con esto tendrían que ser lo suficientemente cuidadosos para no meter a todos a las manifestaciones que podrían estar asociadas al tema del narcotráfico en otros países de nuestra región en el mismo saco. Yo siento que el mensaje tiene que seguir siendo que estamos dispuestos a aplicar todo el rigor de la ley, con todas las garantías de un Estado de derecho a quienes transgredan la ley mediante este tipo de ilícitos, pero, a la vez, procurando intervenir preventivamente para evitar que más y más personas incursionen en este tipo de actividades ilícitas.

“Me parece que la acción tiene que ser más preventiva que dejar que la gente participe en estas pandillas y luego procurar la negociación.”

— Ya me decía usted que no hay que simplificar, pero ¿cómo ve el tema de la
legalización?
A mí me parece, de nuevo, que esto tiene que ser muy riguroso. De manera que cuando hablamos de escenarios, vamos a ver que hay dos cosas que van en paralelo.

“Primero, la despenalización y luego la legalización. Despenalizar no quiere necesariamente decir legalizar, puede querer decir que no se aplicará la máxima pena que aplica una sociedad con la pena de prisión sino otro tipo de penas, entre ellas penas alternativas.

“Y desde el punto de vista de la despenalización, yo sí creo, y Costa Rica lo ha abrigado, que el tema del consumo no es materia de derecho penal, ni debe serlo, y que tiene que ser de salud pública.

“Lo que estamos obligados es a brindar atención a quienes han caído en el problema de los vicios y el consumo excesivo de drogas. Entonces hasta ahí, me parece que nosotros tenemos una visión muy clara.

“Podemos hablar de si conviene o no seguir hacia adelante despenalizando otro tipo de manifestaciones del negocio de las drogas, como el cultivo, el procesamiento y la comercialización de todas las drogas o solamente de lo que se llaman drogas suaves.

“Aquí lo que se impone para poder tomar decisiones es poder documentar más y mejor lo que ha sucedido hasta ahora, con varias experiencias similares, y lo que podría suceder si se toman decisiones de despenalización o de legalización.

“Y esa fue precisamente la conclusión a la que llegamos los presidentes en la Cumbre de las Américas en Cartagena: solicitar a la Organización de los Estados Americanos (OEA), unos análisis de escenarios que nos permitan documentar mejor el debate y poder tomar decisiones en una u otra dirección, no con base en prejuicios en una evidencia empírica.”

Caro Quintero cayó en Costa Rica

En represalia por la quema de diez mil toneladas de mariguana en noviembre de 1984 el narcotraficante Rafael Caro Quintero participó del 7 al 9 de febrero de 1985, en el secuestro, tortura y asesinato del investigador de la DEA en México, Enrique Kiki Camarena Salazar y del piloto de éste, Alfredo Zavala.

Los cadáveres de ambos fueron hallados el 5 de marzo de 1985 en el rancho La Angostura de Vista Hermosa, Michoacán, con huellas de tortura.

La destrucción del sicotrópico con valor comercial de unos 2 millones de dólares en el rancho El Búfalo propiedad de Caro Quintero en el estado de Chihuahua, fue fruto de la labor de Camarena Salazar que desde 1981 se había infiltrado a las filas del narcotráfico mexicano para enviar información a las autoridades de Estados Unidos.

Pero dos meses después del doble crimen, el 4 de abril de 1985, la carrera de Caro Quintero terminó al ser detenido en Costa Rica en una acción policiaca que apenas duró 15 minutos. El arresto tuvo lugar en la quinta La California ubicada a tres kilómetros del aeropuerto internacional Juan Santamaría de la nación centroamericana.

De allí fue extraditado a la Ciudad de México junto con cinco cómplices. Su socio Ernesto Don Neto Carrillo Fonseca, detenido cuatro días después en Puerto Vallarta, Jalisco, lo acusó de ambos crímenes y dos agentes judiciales detenidos en Jalisco confirmaron la versión.

Caro Quintero quien nació en 1952 en Badiraguato, Sinaloa, y fundó a principios de los 80 el cártel de Guadalajara junto con Fonseca Carrillo y Juan José Esparragoza Moreno, alias El Azul, quien purga en México una condena de 40 años de prisión.

Otto Pérez, El azote de capos

A principios de abril de 2012 el presidente Otto Pérez Molina puso en el debate mundial la necesidad de despenalizar la droga. Calificó la lucha contra el narcotráfico como “un autoengaño de proporciones globales” debido al poder corruptor del narco-dinero evidente en la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán de una prisión mexicana de alta seguridad.

“Guatemala no dejará de honrar sus compromisos internacionales en el combate al narcotráfico, pero tampoco deseamos seguir siendo testigos mudos de un autoengaño de proporciones globales. No podemos erradicar el mercado global de drogas, pero sí podemos responsablemente regularlo, así como lo hemos hecho con los mercados del alcohol y el tabaco”, escribió Pérez Molina en una columna que los diarios británicos The Observer y The Guardian publicaron el pasado 7 de abril.

En la versión en español del texto, disponible en el diario latinoamericano El Político. Pérez Molina relató que en los 20 años en que fue jefe de inteligencia del ejército de Guatemala su victoria más importante parece ser la captura de El Chapo.

“Lamentablemente, el capo a quien capturamos en territorio guatemalteco estuvo en la cárcel sólo ocho años. Es una demostración del enorme poder corruptor del narco-dinero, dicho traficante logró escapar de una de las prisiones de alta seguridad mexicanas mejor acondicionadas para evitar fugas de cualquier tipo.

Actualmente ese señor anda libre y se le ha incluido en la lista de los diez hombres más ricos de México y entre los más ricos y poderosos del mundo”, escribió el mandatario guatemalteco.

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