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La disputa por la sierra

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La disputa por la sierra Empty La disputa por la sierra

Mensaje por Invitado Agosto 12th 2013, 00:25

Choix.- A los habitantes de la montaña no les faltan problemas. Ahora, una comunidad rarámuri es obligada a salir a punta de bala por un grupo de hombres blancos a quienes los indígenas dieron cabida en su comunidad de subsistencia, un año atrás, cuando estos pidieron socorro tras que su pueblo fue arrasado por hordas del narco.

Los tarahumaras dicen que los chabochis, hombres blancos, les dispararon a quemarropa, incendiaron casas y les prometieron que serían asesinados si retornaban a la sierra, a finales de julio. Ellos dicen que no tienen otra tierra más que la de Cieneguita de Núñez, comunidad enclavada entre los límites de Sinaloa y Chihuahua, un traslado de cinco horas en camioneta sierra arriba, de esta cabecera municipal.

Entonces salieron por sus propios medios: caminando, por entre el monte, por entre la sierra.

Luis Arigoya Castello, analfabeto, recordó que ese día los disparos perforaron los techos de palma y las paredes de madera. Se tiró al piso, serpenteó y se acurrucó en una esquina. Lo mismo hizo su mujer y sus hijos. A ellos los dejó adentro, porque es común que en la sierra se asalte los hogares y se mate a los hombres. Por eso corrió al monte, se escondió y caminó para ponerse a salvo. Lo logró.

“Los de abajo nos quieren aplastar”, dice, explicando el origen del ataque.

Ponciano Muñoz, otro rarámuri, contó la misma historia y afirmó que mientras huía al monte, su mujer le gritó que no regresara. Y le hizo caso. Se reunió con su familia en el albergue, días después. “Nos quieren sacar”, sentencia.

Sabina Muñoz, una hacendosa rarámuri, dijo que cuando los balazos disminuyeron, ellos salieron de las casas y observaron a sus agresores quemando dos casas de las orillas, construidas sobre el cerro rojo. Ese es un cerro con una veta de mineral de fierro. Tras la quemazón, toda la población rarámuri, la que dio vida y sustento a la Cieneguita de Núñez y cobijo a sus ahora agresores, abandonó la comunidad. Dejaron sus casas, animales, gallinas, chivos, chivas, el maizal, el frijol, la palma para hacer sus artesanías, todo, menos sus vidas.

Tras el ataque, el procurador general de justicia, Marco Antonio Higuera Gómez, dio la conclusión de una investigación iniciada por el éxodo de rarámuris: los atacantes fueron identificados como Rosario Quiroz Vega y sus hijos Eladio y Efraín Quiroz Jiménez, además de Rosario Berrelleza Flores, de El Saucillo. El objetivo del ataque eran Luis Aguilar Rentería, Nicolás Arigoya Aguirre y Madaleno Aguilar Arigoya. La causa: Rosario acusa a Luis, y viceversa, de ser halcón para un grupo delictivo que controla la sierra.

Hasta ahora los agresores no han sido atrapados aunque ya fueron identificados.

Sin embargo, la versión policial no es coincidente con la de los desplazados. Para estos, el origen del ataque es un pleito de territorio entre los chabochis avariciosos con los rarámuris tranquilos. Es la disputa por el agua, por la tierra, por cinco mil 800 hectáreas de cerros, cañadas y laderas, por las chivas, el maíz pinto y el frijol yurimuni, dicen, en un español apenas entendible, que debe ser literalmente arrancado de sus labios.

Santos Moreno Cabada, gobernador tradicional, aseguró que 30 años atrás, sus padres emigraron de La Culebra, Chihuahua y fundaron la Cieneguita de Núñez, buscando la dotación de seis mil hectáreas de agreste terreno, en una resolución presidencial datada en 1968. Se les entregaron 200 hectáreas y en ellas se asentaron. Hicieron florecer su pedazo de nación y florecieron con su cultura verde, de ser amigable con el ambiente. Su sistema económico se sustenta en el truque entre rarámuris. Su dinero lo ganan vendiendo sopladores, wuaris, crucifijos y demás artesanías a los chabochis.

Pero diez años atrás, los pleitos por la tierra comenzaron. El grupo se dividió y llegó la muerte. En el 2003 mataron al líder comunitario, Secundino Arturía Rentería, pero no los disolvieron, sino que los unieron. En el 2007 mataron a su cuñada, Guadalupe Arcubía Viñegra, y en tiempos recientes hirieron a otro hombre. Ahora queman las casas. “No tiene nada qué ver con las balaceras entre narcos. Lo nuestro es por la tierra y queremos solución. No vamos a abandonar, porque de allá somos. Queremos al Gobierno allá, venimos a pedir ayuda, no salimos huyendo ni nada de eso”.

Juan Carlos Estrada Vega, alcalde de este municipio, que abrió una escuela primaria para albergar a los rarámuris, afirmó que este es un pleito de tierras y no del narco, pero los segundos aprovechan el abandono de las comunidades para asentarse.

En este caso, ellos tendrán el apoyo del Gobierno para regresarles la tranquilidad con que vivieron durante 30 años. “La paz ya no es posible y eso es una lástima”.

Prometió gestionar la instalación de una base militar en un camino crucial para ambos lados de la sierra. “Será móvil y deberá tener resultados, porque la sierra es muy basta y los grupos salen por un lado cuando el Gobierno entra por otro. Cuando el Estado se retira, ellos regresan a la zona. Y así es, definitivamente”.

Pasada la emergencia, el gobernador de Sinaloa, Mario López Valdez, minimizó en Los Mochis el caso de los desplazados de la Cieneguita de Núñez. “Son muy pocos, ellos”, respondió en una conferencia de prensa. Además, “no hubo muertos, ni nada”.

Ofreció que su gobierno respondería con respaldo a los pobladores desplazados, y dijo que organizaría una batida por la región. Y esa batida llegó, pero los desplazados permanecieron en el albergue, porque saben que en cuanto el Gobierno se retira, los agresores retornan, y ellos quedarían en medio de esa lucha.

Francisco Salvador López Brito, senador de la República y miembro de la Comisión da Grupos Vulnerables de la Décima Segunda Legislativa, se dolió de la respuesta del Gobierno para el problema de la Cieneguita de Núñez e hizo votos porque esta no sea tardía ni insuficiente. “Creo que debió haber una respuesta más pronta, más fuerte, más contundente, no como lo ofrece Malova. A mi juicio es tibia. El problema de los desplazados es nacional, y con un caso como el que hoy nos ocupa se debe ser mucho más contundente”.



Los otros desplazados



Tatiana y José son dos niños rarámuris que ocupan el albergue de Choix.

Con el temor en sus ojos, dicen que abandonaron su casa por los balazos. No se explican quiénes los hicieron salir, ni saben cuándo van a regresar. Para ellos, el estar con sus familias es lo mejor.



Sus ropas contrastan



Tatina hurga en una bolsa de zapatos. Separa tenis Nike, de tacón, de charol. Todos los que se midió le quedaban, pero ella los arroja a un lado. Descubre unos trozos de vaqueta, que los toma presurosa. Los atesora. Solo cuando los separa se sabe lo que es. Son huaraches. Ella se los mide, se los acomoda. “Son de tres piquetes”, dice. Ella los prefiere a los Nike.

En una aula habilitada como recámara, José juega con un medio muñeco de Supermán. Lo observa bien. Es blanco. Un chabochi. Lo voltea de un lado y para otro y comprueba que es un muñeco chabochi. No lo suelta, pero tampoco lo disfruta. A sus pies hay un todo terreno de control remoto. No sabe cómo funciona y ni le importa. Esta ensimismado. Solo quiere regresar a su casa, de donde los balazos lo sacaron, dice su hermana más grande, que se ríe porque José no quiere responder ninguna pregunta.



15 escuelas no son nada

Escuelas cerradas

“21 escuelas entre más de 6 mil que tenemos en Sinaloa vemos que son mínimas”, respondió Mario López Valdez al ser cuestionado respecto a los planteles educativos que se han cerrado a causa de la inseguridad pública en Choix.

Relajado, con un discurso pausado y sin el efecto del clima caliente del exterior, el mandatario dijo que la instrucción que tiene el Secretario de Educación Pública y Cultura, Francisco Frías Castro, es que ningún niño, por problemas económicos, de inseguridad o infraestructura, pierda el ciclo escolar.

Y es que apenas este miércoles Frías Castro informó que 15 planteles de Choix no serán abiertas por el desplazamiento que generó la inseguridad pública, y aunque a esos planteles se le suman los de Mazatlán y Concordia, para el Gobernador es algo mínimo si se le compara con el resto de planteles que existen en el estado.

“Todos ellos habrán de recibir una u otra manera el apoyo para que no pierdan su ciclo escolar”, dijo.

“Lo segundo que vamos a hacer es ir a los lugares donde tenemos conflicto, estamos yendo, por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional hay el compromiso que entre Durango, Chihuahua y Sinaloa, que por la geografía de nuestra sierra y nuestra tierra, favorece mucho a que se realicen algunas actividades ilícitas, ahí se va a poner un grupo especial”, mencionó.

Se crearán instalaciones, anunció, para tener mayor presencia del Gobierno.

No sólo se trata de combatirlo, agregó, sino de llevar beneficios como la carretera de El Parral a Badiraguato, y de Los Mochis a Chihuahua, servirá para sacar del olvido y atraso a esas comunidades.

FUENTE:
http://riodoce.mx/noticias/sociedad/la-disputa-por-la-sierra

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