Presiones militares ayer y hoy

Presiones militares ayer y hoy

De Orden Superior
23/Oct/2012 00:01 HRS

Dicen que en noviembre, hace seis años, la sucesión en la Secretaría de Marina (Semar) fue decidida no en las oficinas de mandatario entrante, el panista Felipe Calderón, sino en las del secretario de la Defensa Nacional (Sedena) que dejaba el cargo, el general Clemente Vega García.

Prácticamente de última hora, cuando las ternas de dos y de cuatro mandos circulaban desde las oficinas del General Vega García y del almirante Marco Antonio Peyrot para su revisión y aprobación, un escándalo agitó las aguas de la sucesión naval y dio pie para un enroque inesperado.

Una filtración informativa hecha por oficiales navales, reveló el parentesco de la esposa del Vicealmirante Raúl Santos Galván Villanueva, la señora Olga Millán Salcido, con el fallecido narcotraficante sinaloense Manuel Salcido Uzeta, “El Cochiloco”, asesinado en 1992 en Guadalajara.

La señora Olga era prima hermana del “Cochiloco”. El Vicealmirante Galván era el candidato más fuerte para suceder al almirante Peyrot. El entonces secretario de Marina había colocado a Galván Villanueva como la primera opción en la terna entregada a los colaboradores de Felipe Calderón.

En el panorama sucesorio naval, el almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza aparecía entonces como Subdirector del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas (ISSFAM), fuera del espectro de la Plana Mayor de la Marina pero muy cercano a los afectos y camaradería de sus hermanos y compañeros de armas en la Armada y en el Ejército, avalados por una carrera profesional impecable en tierra y en la mar.

La filtración sobre el parentesco de su esposa con El Cochiloco fue como un golpe de mano para el almirante Galván Villanueva. Peyrot se quedaba sin candidato seguro y sin saberlo le abría la puerta el general Vega García y a su amigo Saynez.

Para efectos de un conocimiento más cercano y profesional, el almirante Saynez venía de ser comandante y jefe del Estado Mayor General (EMG) en Guaymas, Sonora. Se le conocía en el medio naval y militar por su muy buen trato y su correcto manejo político.

Era además el de mayor antigüedad en el almirantazgo. Por si fuera poco, tenía una bien ganada fama de bohemio, de muy buen guitarrista y cantante, con un timbre similar del Jorge Negrete.

El general fue buscado telefónicamente por el presidente electo Felipe Calderón para saber si contaba con el apoyo de los militares en su toma de posesión en el Palacio Legislativo de San Lázaro. Calderón necesitaba el máximo respaldo en el duro trance de presentarse en la Cámara de Diputados para recibir la banda presidencial.

Por supuesto, tiene usted todo el apoyo del Ejército y Fuerza Aérea, le dijo Vega al panista. Hubo entonces un revire, una suerte de malabarismos verbales en los que ambos preguntaron o aseguraron o sondearon quién sería el próximo secretario de la Defensa.

Y uno respondió que el Subsecretario, el general Guillermo Galván, y el otro le dijo que sí, que estaba bien, y de nuevo las preguntas, los intercambios.

¿Quién irá a Marina? Pues el almirante Galván Villanueva.

¿Pero cómo? ¿No ha visto todo lo que ha salido sobre ese caso? ¿La relación que hay con El Cochiloco?

Hubo gran contrariedad. El almirante Peyrot se quedó sin respuestas y el presidente electo sin opciones salvo por la propuesta en ese instante por el secretario de la Defensa que se iba: ahí está Saynez, él puede ser, le dijo.

Y así fue. El general Vega García colocó a su subsecretario, el general Guillermo Galván, como nuevo DN-01 y su amigo, el almirante Saynez, llegó a la titularidad de la Marina en un enroque inesperado que a todos dejó satisfechos.

Parecería una historia de final feliz, si no fuera porque ahora el priismo está de regreso y busca rehacer varias cosas que se quedaron en el aire, para bien y para mal.

Seis años de un panismo inconsecuente y el retorno de un priismo revanchista tienen atados de manos a los altos mandos militar y naval.

El general Galván intentará colocar a su gallo (Cienfuegos o García Ochoa) y el almirante Saynez a su delfín (el subsecretario Jorge Humberto Pastor o el almirante Oscar Martínez Pretelín, Comandante de la Fuerza Naval del Golfo, encargada de enfrentar a los Zetas y al CDG).

Será muy difícil para ambos. El PRI de Peña Nieto va a resarcir daños aquí y allá y para ello necesita funcionarios desligados de la esencia panista que durante doce años permeó el combate al crimen organizado y nada más ligado a ello que la guerra al narco.

Nada más cuestionado que las violaciones a los derechos humanos, que la falta de una estrategia integral y la ausencia de un marco jurídico para la actuación miliar y nada mas antinacionalista que la estrecha relación naval con sus pares norteamericanos que dieron santo y seña y acompañaron operativos para capturar y eliminar a capos de la droga.

A principios de 2012, los colaboradores de Peña Nieto le pidieron al almirante Saynez una ayuda especial para que sus hombres y mujeres efectuaran operaciones de alto impacto en el sur del estado de México. El objetivo era limpiar de Templarios la zona y tener elecciones limpias y tranquilas.

Saynez les dijo que sí, pero no les dijo cuándo. Todos se quedaron esperando, pero con la memoria templada en caso de regresar al poder. Y así fue. Saynez tiene poco o casi nulo espacio para sugerir o proponer candidatos a sucederlo.

Eso dicen.
@JorgeMedellin95