Federales tocaron un día en su casa y toda su vida cambió...
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Federales tocaron un día en su casa y toda su vida cambió...
Antonio Calleja
El Diario | 08-07-2010 | 23:51 | Local
“Ese día era jueves 22 de abril, un día antes de mis exámenes; eran las 10 de la mañana y yo estaba dormido. Me levantó mi mamá diciendo que estaban tocando afuera, me dijo que eran los federales”.
Así fue como Rubén Abraham Martínez de 20 años, empezó su relato en el que describió cómo de un día para otro pasó de ser sólo un estudiante del Tecnológico de Ciudad Juárez a un preso más del Cereso Municipal, acusado de delitos contra la salud.
“Me levanté, les abrí y pregunté ‘¿qué se les ofrece?”, dijo Rubén.
–Queremos entrar a revisar– dijo uno de los federales.
–Ya se les hizo rutina ¿no?– contestó el joven. “Ya habían ido varias veces a revisar la casa”, indicó.
–Sólo es una revisión– respondió la voz de fuera.
Rubén les dijo que pasaran al patio, pero apenas abrió la puerta, los federales entraron de forma brusca hasta el fondo y se metieron al cuarto de lavado, describió.
Los policías ordenaron a Rubén que fuera con ellos. Una vez en el cuarto de lavado le pidieron que removiera unos bultos que había en el suelo, para saber su contenido, dijo.
“Eran unas bolsas negras de plástico, las moví y en el interior había dos paquetes de mariguana”, explicó Rubén.
–¿Qué es esto?– exigieron saber los uniformados.
–No, pos es mariguana– respondió el chico.
–¿Qué está haciendo aquí?
–No sé, ayer acabamos de lavar y no estaba aquí eso, a lo mejor ustedes lo metieron.
Rubén dijo que en ese momento se le quedaron viendo y acto seguido le ordenaron que se diera vuelta, pero él respondió: “¿Por qué me voy a voltear?, eso no es de nosotros”, relató.
“Entonces me voltearon y me esposaron, me sacaron a la fuerza. Les dije que por lo menos me dejaran avisar a mi mamá, pero ellos dijeron ‘no, no, no, vámonos”, contó.
Rubén expresó que entonces lo subieron al vehículo y empezaron a golpearlo y a preguntarle por el paradero de su padre.
–¿Dónde está tu papá?– le gritaban.
–No lo sé– contestaba el detenido.
Después de algún tiempo de torturarlo y de repetir la pregunta, uno de ellos dijo: “Mira, estos dos paquetitos después van a sacarte, nomás dinos dónde está tu papá y mira: te dejamos aquí solito, no tenemos que llevarte ni nada”, pero Rubén no podía decirles dónde estaba su padre, pues no lo sabía, aseguró.
Dado que no contestó, los agentes lo subieron de nuevo al vehículo, le cubrieron el rostro con su propia camisa y siguieron golpeándolo.
“Entonces me preguntaron dónde trabajaba mi papá, yo les contesté pues que trabajaba allí en la casa”, continuó Rubén.
–¡No! Él tiene otro taller– dijo el federal.
Rubén les explicó que tal vez lo habían visto en otros talleres porque él vende partes de automóviles usadas, es carrocero.
“(Los federales) sacaron entonces el teléfono y marcaron un número: ‘Éste es el teléfono de tu papá, le voy a hablar, que si te quiere vivo, que entregue una Explorer y que se entregue él”, describió Rubén, lo que le dijeron antes de hacer la llamada.
“Marcó, pero contestó mi mamá”, indicó el joven.
–¿Quién habla?– se oyó la voz de la mujer en el teléfono.
–Soy yo, dicen que si no entrega a mi papá o la Explorer que no voy a regresar vivo– mencionó Rubén.
“Pero como que mi mamá no me reconoció y dijo: ‘ah, ustedes son los que secuestraron a mi hijo, van a ver’; colgó y ya no marcaron”, expresó.
“Me siguieron golpeando y preguntando por mi padre. ‘Mira, qué fácil sería ahorita, tú acostadito en tu cama, descansando. Sólo queremos hablar con tu papá, eso es todo’, fue lo que me dijeron”, prosiguió.
Rubén seguía repitiendo que no sabía el paradero de su padre, si apenas había tenido tiempo de ver a su madre antes de que lo sacaran de la casa.
Indicó que después de eso le siguieron dando vueltas por la ciudad mientras le pegaban.
“Llegamos a unos condominios y me quitaron la camisa. Me dijeron que me iban a quitar las esposas, pero que no fuese a hacer nada, que me pusiera las manos atrás. Se bajaron todos, me dijeron que me acostara y cerraron la camioneta”, detalló.
“Luego sentí cómo uno de ellos me empezó a ahorcar, pero puse el cuello duro, así que me tapó la boca y la nariz, me seguían preguntando por mi padre. Al final me harté y entonces le mordí el dedo con tanta fuerza que casi se lo arranqué”, dijo.
“Entonces me volvieron a golpear, me dijeron que era una perra y me cubrieron de nuevo”, indicó el joven.
Rubén se pudo percatar de que lo llevaban a Plaza las Torres. Uno de los ocupantes de la camioneta habló por un teléfono.
–¿Qué jefecito, dónde está?
–Aquí en las Torres– se alcanzó a escuchar del otro lado de la línea y especificó una parte del estacionamiento.
–Ok, ahí vamos para allá.
“Luego nomás escuchaba decir que cuando llegaran allá que lo acorralaran”, agregó Rubén.
“Escuché entonces que le gritaron a una persona: ‘ya agarramos a tu chavo y ya soltó toda la sopa’. Entonces se volvieron a subir a la camioneta y dijeron que ya habían agarrado a mi jefe, pero no entendí de qué estaban hablando” explicó.
–Hay m’ijo. Mira, no te preocupes, ahorita te damos unos paquetitos de mota para que vayas y los vendas allá al Tecnológico, al cabo a ti te gusta– le dijeron después.
–No, no los voy a agarrar, eso no es mío– respondió el estudiante.
Indicó que le dejaban los paquetes en las manos, pero él no los tomaba, así que finalmente se los dejaron en las piernas.
El muchacho relató que entonces llegaron a la comisaría. Dentro, en una mesa había decenas de paquetes de droga; le ordenaron que se pusiera enfrente y luego le tomaron fotografías, lo sentaron y repitieron la acción.
Entonces le dijeron que se pusiera de pie y entró una persona que Rubén describió como alguien aparentemente de un rango superior.
–Esto es tuyo– le dijo.
Rubén dijo que en ese momento se puso a reír y dijo: “¿Cómo que es mío?”
–Sí, ¿de dónde lo sacaste?
–No, pos usted dígame de dónde los sacó.
–Mira, nosotros no hacemos esos rollos.
–Pos esto no es mío.
–Oye, escucha, las personas inocentes no me interesan, tú no me interesas, las personas de Juárez no me interesan, pero como culpable me interesas mucho. ¿Sí entiendes?
–¿Si entiendo qué? Pregúnteme bien.
–Así directo: si estás involucrado y resultas culpable ya te chingaste–. Y sin decir una palabra más salió de la habitación, comentó el detenido.
“Me llevaron a la Cruz Roja, pero el doctor parecía ciego: dijo que estaba bien, que no tenía ni un golpe, ni un rasguño, ni las marcas de mi cuello de cuando me ahorcaron, nada, y luego me llevaron a la PGR, en donde me dejaron con los cuatro paquetes de droga”, mencionó Rubén.
Una persona le preguntó a Rubén si él traía todo eso, a lo que el joven contestó negativamente.
“Uno de los federales entonces me agarró del brazo y me preguntó lo que le había dicho, pero sólo le contesté que lo único que dije fue cómo me llamaba, entonces ahí me quedé”, dijo.
Más tarde, llegaron dos abogados, ellos le aconsejaron a Rubén que no declarara, dijo. “Entonces agarraron una carta y leyeron: ‘Los federales dijeron esto: vimos una Suburban sospechosa, quien manejaba era un señor calvo y de copiloto iba un muchacho, los detuvimos por la privada Rayón –que de hecho está mal, es Arrayán, de la colonia Granjero, en donde vivo– el sujeto chocó la camioneta en una zanja y se dio a la fuga, el joven se quedó en la camioneta, donde lo encontramos en posesión de cuatro paquetes de droga, todo esto a las 2 de la tarde”, relató.
“Esto por supuesto es incoherente, ya que mis padres pusieron la denuncia de mi desaparición a las 10 de la mañana”.
“Tiempo después, cuando ya estaba en el Cereso, mi padre me informó que ahora los federales querían decir que era yo quien estaba manejando y que mi padre estaba relacionado con unos asesinatos sucedidos en la Santiago Blancas”, agregó Rubén.
El joven dijo que realmente desconoce cómo avanza su proceso, lo único que entiende es que su padre ya ha presentado denuncias y pruebas de su inocencia, pero el caso lo tiene que revisar un juez que está de vacaciones, lo que le hace esperar hasta agosto para que se pueda hacer algo, aunque realmente así le han dicho desde hace tiempo.
El muchacho expresó que se puso muy triste cuando entró al Cereso, pues aseguró que no entendía lo que él estaba haciendo allí sin haber hecho nada.
“A veces no comprendo mucho, porque nos dan muchas pláticas cristianas en las que nos dicen que éstas son las consecuencias de andar por malos caminos, ¡pero yo no he hecho nada!”, exclamó.
Expresó que extraña mucho a su familia, estar en su casa, ir a la escuela, “y me agüito más por las historias de gente inocente que está encerrada desde hace tiempo y no pueden irse, o bien, que si cometieron un delito, luego se les adjudican más. Me hace pensar que voy a terminar igual…”
http://www.diario.com.mx/nota.php?notaid=f6ec9dd7a6de35afa9dd761f1098eec5
El Diario | 08-07-2010 | 23:51 | Local
“Ese día era jueves 22 de abril, un día antes de mis exámenes; eran las 10 de la mañana y yo estaba dormido. Me levantó mi mamá diciendo que estaban tocando afuera, me dijo que eran los federales”.
Así fue como Rubén Abraham Martínez de 20 años, empezó su relato en el que describió cómo de un día para otro pasó de ser sólo un estudiante del Tecnológico de Ciudad Juárez a un preso más del Cereso Municipal, acusado de delitos contra la salud.
“Me levanté, les abrí y pregunté ‘¿qué se les ofrece?”, dijo Rubén.
–Queremos entrar a revisar– dijo uno de los federales.
–Ya se les hizo rutina ¿no?– contestó el joven. “Ya habían ido varias veces a revisar la casa”, indicó.
–Sólo es una revisión– respondió la voz de fuera.
Rubén les dijo que pasaran al patio, pero apenas abrió la puerta, los federales entraron de forma brusca hasta el fondo y se metieron al cuarto de lavado, describió.
Los policías ordenaron a Rubén que fuera con ellos. Una vez en el cuarto de lavado le pidieron que removiera unos bultos que había en el suelo, para saber su contenido, dijo.
“Eran unas bolsas negras de plástico, las moví y en el interior había dos paquetes de mariguana”, explicó Rubén.
–¿Qué es esto?– exigieron saber los uniformados.
–No, pos es mariguana– respondió el chico.
–¿Qué está haciendo aquí?
–No sé, ayer acabamos de lavar y no estaba aquí eso, a lo mejor ustedes lo metieron.
Rubén dijo que en ese momento se le quedaron viendo y acto seguido le ordenaron que se diera vuelta, pero él respondió: “¿Por qué me voy a voltear?, eso no es de nosotros”, relató.
“Entonces me voltearon y me esposaron, me sacaron a la fuerza. Les dije que por lo menos me dejaran avisar a mi mamá, pero ellos dijeron ‘no, no, no, vámonos”, contó.
Rubén expresó que entonces lo subieron al vehículo y empezaron a golpearlo y a preguntarle por el paradero de su padre.
–¿Dónde está tu papá?– le gritaban.
–No lo sé– contestaba el detenido.
Después de algún tiempo de torturarlo y de repetir la pregunta, uno de ellos dijo: “Mira, estos dos paquetitos después van a sacarte, nomás dinos dónde está tu papá y mira: te dejamos aquí solito, no tenemos que llevarte ni nada”, pero Rubén no podía decirles dónde estaba su padre, pues no lo sabía, aseguró.
Dado que no contestó, los agentes lo subieron de nuevo al vehículo, le cubrieron el rostro con su propia camisa y siguieron golpeándolo.
“Entonces me preguntaron dónde trabajaba mi papá, yo les contesté pues que trabajaba allí en la casa”, continuó Rubén.
–¡No! Él tiene otro taller– dijo el federal.
Rubén les explicó que tal vez lo habían visto en otros talleres porque él vende partes de automóviles usadas, es carrocero.
“(Los federales) sacaron entonces el teléfono y marcaron un número: ‘Éste es el teléfono de tu papá, le voy a hablar, que si te quiere vivo, que entregue una Explorer y que se entregue él”, describió Rubén, lo que le dijeron antes de hacer la llamada.
“Marcó, pero contestó mi mamá”, indicó el joven.
–¿Quién habla?– se oyó la voz de la mujer en el teléfono.
–Soy yo, dicen que si no entrega a mi papá o la Explorer que no voy a regresar vivo– mencionó Rubén.
“Pero como que mi mamá no me reconoció y dijo: ‘ah, ustedes son los que secuestraron a mi hijo, van a ver’; colgó y ya no marcaron”, expresó.
“Me siguieron golpeando y preguntando por mi padre. ‘Mira, qué fácil sería ahorita, tú acostadito en tu cama, descansando. Sólo queremos hablar con tu papá, eso es todo’, fue lo que me dijeron”, prosiguió.
Rubén seguía repitiendo que no sabía el paradero de su padre, si apenas había tenido tiempo de ver a su madre antes de que lo sacaran de la casa.
Indicó que después de eso le siguieron dando vueltas por la ciudad mientras le pegaban.
“Llegamos a unos condominios y me quitaron la camisa. Me dijeron que me iban a quitar las esposas, pero que no fuese a hacer nada, que me pusiera las manos atrás. Se bajaron todos, me dijeron que me acostara y cerraron la camioneta”, detalló.
“Luego sentí cómo uno de ellos me empezó a ahorcar, pero puse el cuello duro, así que me tapó la boca y la nariz, me seguían preguntando por mi padre. Al final me harté y entonces le mordí el dedo con tanta fuerza que casi se lo arranqué”, dijo.
“Entonces me volvieron a golpear, me dijeron que era una perra y me cubrieron de nuevo”, indicó el joven.
Rubén se pudo percatar de que lo llevaban a Plaza las Torres. Uno de los ocupantes de la camioneta habló por un teléfono.
–¿Qué jefecito, dónde está?
–Aquí en las Torres– se alcanzó a escuchar del otro lado de la línea y especificó una parte del estacionamiento.
–Ok, ahí vamos para allá.
“Luego nomás escuchaba decir que cuando llegaran allá que lo acorralaran”, agregó Rubén.
“Escuché entonces que le gritaron a una persona: ‘ya agarramos a tu chavo y ya soltó toda la sopa’. Entonces se volvieron a subir a la camioneta y dijeron que ya habían agarrado a mi jefe, pero no entendí de qué estaban hablando” explicó.
–Hay m’ijo. Mira, no te preocupes, ahorita te damos unos paquetitos de mota para que vayas y los vendas allá al Tecnológico, al cabo a ti te gusta– le dijeron después.
–No, no los voy a agarrar, eso no es mío– respondió el estudiante.
Indicó que le dejaban los paquetes en las manos, pero él no los tomaba, así que finalmente se los dejaron en las piernas.
El muchacho relató que entonces llegaron a la comisaría. Dentro, en una mesa había decenas de paquetes de droga; le ordenaron que se pusiera enfrente y luego le tomaron fotografías, lo sentaron y repitieron la acción.
Entonces le dijeron que se pusiera de pie y entró una persona que Rubén describió como alguien aparentemente de un rango superior.
–Esto es tuyo– le dijo.
Rubén dijo que en ese momento se puso a reír y dijo: “¿Cómo que es mío?”
–Sí, ¿de dónde lo sacaste?
–No, pos usted dígame de dónde los sacó.
–Mira, nosotros no hacemos esos rollos.
–Pos esto no es mío.
–Oye, escucha, las personas inocentes no me interesan, tú no me interesas, las personas de Juárez no me interesan, pero como culpable me interesas mucho. ¿Sí entiendes?
–¿Si entiendo qué? Pregúnteme bien.
–Así directo: si estás involucrado y resultas culpable ya te chingaste–. Y sin decir una palabra más salió de la habitación, comentó el detenido.
“Me llevaron a la Cruz Roja, pero el doctor parecía ciego: dijo que estaba bien, que no tenía ni un golpe, ni un rasguño, ni las marcas de mi cuello de cuando me ahorcaron, nada, y luego me llevaron a la PGR, en donde me dejaron con los cuatro paquetes de droga”, mencionó Rubén.
Una persona le preguntó a Rubén si él traía todo eso, a lo que el joven contestó negativamente.
“Uno de los federales entonces me agarró del brazo y me preguntó lo que le había dicho, pero sólo le contesté que lo único que dije fue cómo me llamaba, entonces ahí me quedé”, dijo.
Más tarde, llegaron dos abogados, ellos le aconsejaron a Rubén que no declarara, dijo. “Entonces agarraron una carta y leyeron: ‘Los federales dijeron esto: vimos una Suburban sospechosa, quien manejaba era un señor calvo y de copiloto iba un muchacho, los detuvimos por la privada Rayón –que de hecho está mal, es Arrayán, de la colonia Granjero, en donde vivo– el sujeto chocó la camioneta en una zanja y se dio a la fuga, el joven se quedó en la camioneta, donde lo encontramos en posesión de cuatro paquetes de droga, todo esto a las 2 de la tarde”, relató.
“Esto por supuesto es incoherente, ya que mis padres pusieron la denuncia de mi desaparición a las 10 de la mañana”.
“Tiempo después, cuando ya estaba en el Cereso, mi padre me informó que ahora los federales querían decir que era yo quien estaba manejando y que mi padre estaba relacionado con unos asesinatos sucedidos en la Santiago Blancas”, agregó Rubén.
El joven dijo que realmente desconoce cómo avanza su proceso, lo único que entiende es que su padre ya ha presentado denuncias y pruebas de su inocencia, pero el caso lo tiene que revisar un juez que está de vacaciones, lo que le hace esperar hasta agosto para que se pueda hacer algo, aunque realmente así le han dicho desde hace tiempo.
El muchacho expresó que se puso muy triste cuando entró al Cereso, pues aseguró que no entendía lo que él estaba haciendo allí sin haber hecho nada.
“A veces no comprendo mucho, porque nos dan muchas pláticas cristianas en las que nos dicen que éstas son las consecuencias de andar por malos caminos, ¡pero yo no he hecho nada!”, exclamó.
Expresó que extraña mucho a su familia, estar en su casa, ir a la escuela, “y me agüito más por las historias de gente inocente que está encerrada desde hace tiempo y no pueden irse, o bien, que si cometieron un delito, luego se les adjudican más. Me hace pensar que voy a terminar igual…”
http://www.diario.com.mx/nota.php?notaid=f6ec9dd7a6de35afa9dd761f1098eec5
mf- Clases/Maestres
- Cantidad de envíos : 429
Fecha de inscripción : 22/04/2009
Re: Federales tocaron un día en su casa y toda su vida cambió...
Algo asi le paso a un tio mio, y todavia no sale de la carcel, lleva 1 año casi.
B U R Z U M- Clases/Maestres
- Cantidad de envíos : 378
Fecha de inscripción : 26/12/2009
Re: Federales tocaron un día en su casa y toda su vida cambió...
Algo asi les paso a los malandrines que vivian cerca del Barrio Azul...no saben por que se los llevaron, la droga no era de ellos, no saben por que los golperaon si ellos fueron cooperativos en extramo, tanto que aflojaron hasta lo que no debian...
Tan asi estan las cosas con tantos inocentes detenidos que ya ni el mismo Rector del Tec de Juarez mete las manos por sus estudiantes...no le vaya a pasar lo mismo que al del Tec de Mty...pobrecitos verdad???
Tan asi estan las cosas con tantos inocentes detenidos que ya ni el mismo Rector del Tec de Juarez mete las manos por sus estudiantes...no le vaya a pasar lo mismo que al del Tec de Mty...pobrecitos verdad???
MICTIAN- Generales/Almirantes
- Cantidad de envíos : 3816
Fecha de inscripción : 19/03/2009
Re: Federales tocaron un día en su casa y toda su vida cambió...
Algo asi le paso a un amigo mio aca en queretaro, pero con la variante de que el fue acusado de asesinato cuando los que lo hicieron fueron gente del crimen organizado, ademas que lo amenazaron con hacerle daño a su familia si no se hechaba la culpa y en conjunto con el interes de gente del gobierno estatal con puestos muy altos en ese entonces que metieron las manos para refundirlo mas solo por tener problemas personales con el que anteriormente habia trabajado en el gobierno por muchos años y con un exelente expediente durante todos los años que estuvo ahi!!!
ethan_arm- Tropa/Marineria
- Cantidad de envíos : 121
Fecha de inscripción : 10/03/2010
Re: Federales tocaron un día en su casa y toda su vida cambió...
que injustas llegan a veces a ser nuestras autoridades
S D N- Policia Primero [Policia Federal]
- Cantidad de envíos : 82
Fecha de inscripción : 17/05/2010 Edad : 27
Re: Federales tocaron un día en su casa y toda su vida cambió...
Yo tambien supe de un caso asi, pero el salio casi al año.
Ixelita- Comisario General [Policía Federal]
- Cantidad de envíos : 1414
Fecha de inscripción : 17/10/2009 Edad : 44
Re: Federales tocaron un día en su casa y toda su vida cambió...
Muy preocupantes estas situaciones, pero quien sabe si seran ciertas.
MAURI7.62- Clases/Maestres
- Cantidad de envíos : 401
Fecha de inscripción : 15/05/2010 Edad : 30
Re: Federales tocaron un día en su casa y toda su vida cambió...
De que ha habido detenciones arbitrarias las ha habido..o de verdad ustedes creen que la " justicia " en Mexico es muy recta y muy derecha ?..claro que NO.
rafa.25- Clases/Maestres
- Cantidad de envíos : 371
Fecha de inscripción : 27/12/2009
Re: Federales tocaron un día en su casa y toda su vida cambió...
opinare con respecto al relato , ya que en realidad no me consta esta situacion.
por lo que comprendo en lo relatado es que en verdad si existe un gran error por parte de los policias, no existe orden de cateo, si lo hubiesen agarrado en la calle si se la podrian ver aplicado con la flagrancia y ahi si esta mas cañon safarce, eso de sembrar se esta poniendo de moda otra ves, y la verdad es injusto ya que pone entre dicho el buen desempeño y profesionalizacion de unos elementos de "x" corporacion...
por lo que el joven presenta como atenuantes es muy obvio que no supíeron hacer bien el jale para clavarlo.... falta mas pericia para poder ser rudo.......
por lo que comprendo en lo relatado es que en verdad si existe un gran error por parte de los policias, no existe orden de cateo, si lo hubiesen agarrado en la calle si se la podrian ver aplicado con la flagrancia y ahi si esta mas cañon safarce, eso de sembrar se esta poniendo de moda otra ves, y la verdad es injusto ya que pone entre dicho el buen desempeño y profesionalizacion de unos elementos de "x" corporacion...
por lo que el joven presenta como atenuantes es muy obvio que no supíeron hacer bien el jale para clavarlo.... falta mas pericia para poder ser rudo.......
RONIN- Miembro Honorario
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Fecha de inscripción : 20/07/2009
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