Doble Regicidio en Lisboa

Regicidio en Lisboa

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Representación del asesinato según Le Figaro.


Tres disparos marcaron el fin de la monarquía portuguesa, que se había mantenido en pie por casi 800 años.


Por Georgina Vega



El rey Carlos I de Portugal y su familia acostumbraban pasar el invierno en la provincia de Alentejo, pero en 1908 la situación política los obligó a regresar a Lisboa antes de lo previsto. No imaginaron que serían víctimas de un atentado que cambiaría para siempre el destino del país lusitano. En la tarde del 1 de febrero, dos hombres asesinaron a quemarropa al monarca y al príncipe heredero Luis Felipe en la plaza Terreiro do Paco. Este doble regicidio daría lugar a la proclamación de la primera República portuguesa el S de octubre de 1910.


Principio del fin

Desde el ultimátum británico de 1890, que obligó al rey y su gobierno a retirarse de las colonias africanas de Zambia y Zimbabwe, el movimiento republicano portugués empezó a ganar cada vez más fuerza entre la población, impulsado por las muestras de ineficiencia de régimen para defender las colonias de la injerencia extranjera, Esto, aunado a la crisis económica, el despilfarro de la realeza y las disputas internas en los dos partidos del régimen, creó las condiciones para la instauración de la República. Tanta popularidad consiguió el Partido Republicano que para 1906 ya había ganado elecciones municipales en Lisboa, la capital, y la ciudad de Oporto. En aquella Época Portugal era una monarquía constitucional en la que los partidos Regeneracionista y Progresista se alternaban el poder. Ante el avance político del partido opositor y el gran peligro que esto significaba para la permanencia de su gobierno, en mayo de 1907 Carlos I autorizó al primer ministro João Franco (1855-1929) establecer una “dictadura administrativa” que disolvió el parlamento a fin de prevenir revueltas violentas.


Sin embargo, el descontento hacia la monarquía aumentó de manera considerable, fortaleciendo al movimiento republicano, que tras varios meses de levantamientos protagonizó un intento de golpe de Estado el 28 de enero de 1908. A los tres días Franco emitió un decreto que dispuso exiliar a todos los implicados, entre ellos algunos disidentes regeneracionistas, condenándolos a la esclavitud en las colonias de ultramar por haber atentado contra la seguridad del Estado. La medida, lejos de apagar los planes de cambio entre los revolucionarios, complicó la situación en unas cuantas horas.


Doble magnicidio


El rey Carlos 1(1863-1908) y la reina Ameha de Orleans (1865-1951), que como cada invierno descansaban con sus dos hijos (Luis Felipe, de 20 años, y Manuel, de 18)en la ciudad de Vila Viçosa, en la provincia de Alentejo, decidieron regresar a Lisboa el 1 de febrero. El tren donde viajaban sufrió un leve descarrilamiento, por lo que llegaron con cuatro horas de retraso a Barreiro, donde abordaron un barco de vapor con destino a la capital. Ya en Lisboa, subieron a un carruaje descubierto para dirigirse al Palacio de las Necesidades, donde los esperaban varios funcionarios del gobierno, entre ellos el primer ministro. A las cinco de la tarde, el carruaje circulaba lentamente por la Plaza de Comercio, mejor conocida como Terreiro do Paço, cuando tras escucharse un disparo, un hombre de barba sacó un revólver y descargo una bala en el cuello del rey matándolo instantáneamente. Casi al mismo tiempo otro hombre se precipitó sobre el príncipe Luis Felipe y le disparó en la cara, para luego accionar su arma hacia el infante Manuel (1889-1932), quien apenas resultó con un rasguño en el brazo gracias a que su madre Amelia alcanzó a golpear al victimario con un ramo de flores que alguien le había regalado. En ese momento los dos atacantes fueron acribillados por la policía. El conductor del carruaje rápidamente se dirigió al edificio más cercano, donde fue declarada la muerte del rey y minutos después la de su hijo mayor. “El atentado había sido cuidadosamente planeado: Fue lo mismo que una batida de animales salvajes. Se conocía el camino que íbamos a seguir y cuando entramos en él se dio la señal y comenzó el fuego” escribiría en sus memorias el príncipe Manuel años después de la tragedia. De acuerdo con las investigaciones judiciales, los asesinos (Alfredo Costa, de 28 años, y Manuel Buiça, de 32) eran dos activistas republicanos simpatizantes de la Carbonería, una sociedad secreta fundada en Italia vinculada a la masonería. Sin embargo, nunca se esclareció si hubo más implicados en el regicidio, ni tampoco se hallaron pruebas que involucraran directamente al Partido Republicano.



Los Últimos días de la monarquía



Como era de esperarse, la familia real destituyó a João Franco sin ningún miramiento. En mayo el príncipe sobreviviente fué proclamado rey de Portugal con el nombre de Manuel II, el cargo de primer ministro fue ocupado por el almirante Joaquim Ferreira do Amaral (1843-1923) y el país volvió al sistema de alternancia en el poder que había funcionado durante años antes de la dictadura de Franco. No obstante, el joven monarca, quien habla estudiado en la Escuela Naval, poco sabia de política, así que nada pudo hacer para cambiar la imagen de la monarquía y frenar los planes de los republicanos, quienes seguían conspirando contra el régimen apoyados cada vez por más gente.


El 4 de octubre de 1910, mientras se encontraba en una cena oficial con el primer presidente de Brasil, Hermes Rodríguez da Fonseca, el rey recibió noticias de que la revolución republicana era inminente. El monarca canceló el encuentro y rápidamente se trasladó al Palacio de las Necesidades para discutir con varios funcionarios de su gobierno como enfrentar la situación y restablecer el orden; ya era demasiado tarde, el ejército de la monarquía se habla unido a los opositores y ya nada se podía hacer, Durante la noche se escucharon balaceras en varias partes de Lisboa, y al día siguiente las banderas rojiverde del movimiento republicano ondeaban en los edificios de gobierno. A las nueve de la mañana José Relvas, uno de los lideres, proclamó la República desde uno de los balcones del ayuntamiento de Lisboa, lo que significó el fin de la monarquía que había trazado el destino de Portugal desde que surgió como nación en el año 1143. El príncipe Manuel y la reina Amelia fueron expulsados del país. De esta manera inició un nuevo periodo en la historia lusitana que tampoco estaría exento de inestabilidad política. En 16 años este país tuvo ocho presidentes, un gobierno provisional y 38 primeros ministros. Para 1926 se instauró una segunda República, que implantó una dictadura militar, la cual llegaría a su fin hasta abril de 1974, con la llamada Revolución de los Claveles Rojos’.



Vuelta at pasado


La restauración de Ia primer dela República no apago las esperanzas de la realeza por regresar a los viejos tiempos. El vacío de poder creado por el presidente Sidónio Pals (1872-1918) provocó, el 14 de diciembre de 1918, una revuelta civil que culminó con la restauración de la monarquía en el norte de Portugal el 19 de enero de 1919 que no duró ni siquiera un mes; una coalición republicana, dirigida por José Relvas (1858—1929), enfrentó a los opositores monárquicos y los expulsó definitivamente del país el 13 de febrero de ese mismo año.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Sacado de la Revista muy Interesante.