¿Quién es en realidad José Francisco Gallardo?

¿Quién es en realidad José Francisco Gallardo?

17 de noviembre del 2001

El exgeneral José Francisco Gallardo jamás tuvo interés por crear un "obusdman" para militares. Simplemente no existe constancia en la Secretaría de la Defensa Nacional sobre ninguna solicitud al respecto, que haya publicado un artículo mencionando el tema, en una revista de circulación limitada, no se convierte ni moral ni legalmente (pese a los esfuerzos de propaganda al respecto) en iniciativa.

Por el contrario, si alguien manejó arbritrariamente el poder del mando que ostentaba, baste referirse al tiempo que fue comandante del criadero militar de ganado de Santa Gertrudis. Ahí existen constancias de que el ahora exgeneral Gallardo suscribió 18 boletas de arresto en un solo día, lo que no es práctica común en el Ejército.

A los militares que "arrestó" les infringió un castigo mucho más grave que el tolerado incluso en formas castrenses: los mantuvo detenidos por nueve días más cuatro sábados y cuatro domingos, que equivale a mucho más que el doble del castigo normal por las faltas cometidas.

En esto, un ejemplo de muchos, consiste uno de los delitos militares por los que fue juzgado: Abuso de autoridad.
Quienes estuvieron bajo su mando en Santa Gertrudis, Chihuahua, formularon innumerables quejas contra Gallardo. ¿Por qué hoy no interesa esta violación a los derechos humanos de humildes soldados?

Gallardo es responsable de varios delitos que dentro del fuero militar, que obviamente tiene estructuras anquilosadas que habrá de cambiar pero que actualmente es el que rige, son muy graves. Y por lo tanto ameritan castigos severos, como es el de dejar de darle alimento al ganado y provocar la muerte de 29 equinos así como daños irreversibles a 119.

Es interesante, en este tema, referirse a que durante la revolución mexicana que es cuando se origina gran parte de este reglamento, muchos militares hubiesen quedado en condiciones vulnerables por una conducta de este tipo. El código militar, que se aprende desde el primer día en el H. Colegio Militar, previene la seguridad de quienes deben proteger a su vez a los mexicanos.

Pero no únicamente esto, la obligación castrense del comandante de ese cuartel era cuidar del ganado. Responsabilidad que no puede evadirse.

José Francisco Gallardo no cumplió con el requisito, indispensable para hacer carrera militar en el Ejército moderno, de estudiar el curso de la escuela superior de guerra. O sea que no es diplomado de estado mayor. Sin embargo, contra los usos y costumbres, contra las exigencias tanto reglamentarias como morales, fue ascendido por el gran cariño que le tuvo el general Juan Arévalo Gardoqui, su jefe directo, su padre militar.

Es decir el mismo hombre que recibió, durante el juicio militar, acusaciones injustas por parte de su "consentido".
Esta es una traición inmensa en las normas vigentes entre los militares.

Gallardo gozó durante los seis años del sexenio de Miguel de la Madrid, cuando Arévalo Gardoqui fue titular de la Defensa Nacional, de prerrogativas, sobresueldos, condiciones excepcionales. De inicio sus ascensos, primero a coronel y luego a general que no estuvieron dentro de la norma de antigüedad. En la práctica su única misión era cuidar los caballos del propio general secretario en el campo militar número uno.

Esto, obviamente, le acarreó enfrentamientos con sus superiores, entre ellos con el general Antonio Riviello Bazán primero como Inspector general del Ejército y luego como comandante de dicho cuartel. Sin embargo al cambiarse el mando sexenal no tuvo problemas ni tampoco represalias, simplemente -si se quiere en una gran parábola- el nuevo titular de la Sedena lo envió a cuidar caballos a otra instalación militar.

Pero todo había cambiado para él, excepto sus costumbres. Y entre estas estaba la comercialización de alimento para ganado con fines de ganancia personal, como seguramente lo habrá hecho en los días en que contaba con derecho de picaporte con el Secretario de la Defensa Nacional. Ahí sí, esa es la única verdad, no hubo tolerancia para sus excesos, para lo que fue calificado como el delito de robo y despojo.

La inestabilidad mental de Gallardo fue tan grande, su falta de cordura para nombrarla de alguna manera, que al perder su situación extraordinaria de privilegiado dentro de las fuerzas armadas que incluso su hermano Enrique (quien terminaría suicidándose, por cierto) lo acusó de pretender dar un golpe de estado. Lo que en su mente, insisto que afectada por una visión de la realidad deformada, era lógico.

¿Qué busca Gallardo al acudir a tribunales internacionales? Simplemente que el desconocimiento sobre su verdad le permita, una vez más seguir lucrando. Porque no se trata de quedar en libertad sino, tan afectado de sus facultades mentales se encuentra, de ascender y convertirse en agregado militar en el extranjero como queda registrada su petición ante la Presidencia de la República con el número 414745.

Si el primer mandatario cae en la trampa de Gallardo Rodríguez el daño que se hará a la doctrina militar, a la credibilidad de los tribunales militares, pero sobre todo a los principios castrenses que rigen la vida interna de esa institución será tan inmenso que no se puede siquiera imaginar.