Pendientes y necesidades en las fuerzas armadas

Pendientes y necesidades en las fuerzas armadas


CADENA DE MANDO | Juan Ibarrola


2013-08-31 • ACENTOS

Está por demás escribir del abandono educativo infantil en Oaxaca y del secuestro ciudadano que la CNTE ha hecho en la capital del país, o de la inminencia explosiva de los grupos de autodefensa en Guerrero y Michoacán. De todo eso ya se ocuparon mis colegas.

Está por demás hacerle el “caldo gordo” a quienes insistieron esta semana en que el Presidente se iba a escudar mañana en el Campo Marte para dar su mensaje con motivo del primer Informe de gobierno. Lo va a hacer hasta pasado mañana, pero en su casa. De hecho es lo mismo hacerlo en un lado que en otro. La vigilancia de Los Pinos está en manos del Estado Mayor Presidencial, al igual que en Campo Marte.

En lo que vale adentrarnos es en las necesidades y pendientes que presentan tanto las fuerzas armadas ante los poderes de la Unión —a nueve meses de iniciada la actual administración—, así como en las necesidades de la sociedad con las fuerzas castrenses.

La mayor necesidad del instituto armado es la certidumbre jurídica que le otorguen el Legislativo y el Judicial —con la ayuda del Ejecutivo— para poder seguir desempeñando tareas que, aunque no están en su naturaleza, la realidad nacional les hace mantener en ese frente. El incremento en el número de efectivos de tierra, aire y mar es un pendiente y también una necesidad que debe romper con la dinámica de que los militares con poco son eficaces y eficientes, es decir, con un mayor recurso humano, los resultados serán absolutos sobre los problemas nacionales, estatales y municipales donde están presentes.

Dentro de los pendientes que el actual gobierno tiene con las fuerzas armadas se encuentra, en primer lugar, comprender definitivamente que el sector castrense es apartidista. Demostrado está que las acciones tanto de Sedena y Semar en los dos sexenios anteriores fueron producto de la necesidad nacional, más que de la voluntad de Vicente Fox o Felipe Calderón. La existencia —y con ello su fortaleza— del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea no ha sido por una ideología de partido, sino por la clara institucionalidad que se ha mantenido por lo menos en los últimos 100 años. Caer en el error de creer que las acciones, la presencia y la difusión militar fueron parte de un exponente panista es no darse cuenta del mucho provecho que les pueden sacar a las fuerzas armadas. Lo único azul en el instituto armado es la Fuerza Aérea, y eso es por la simbiosis del color azul con el color del aire.

La sociedad necesita de las fuerzas armadas. Los procesos de relación que han iniciado los de uniforme con la gente son positivos y visto está que se ha incrementado la interacción entre ambas partes. Lo que queda pendiente es la necesidad de fortalecer el conocimiento, la comprensión y la aceptación de que los intereses son los mismos, es decir, el pueblo requiere de mayores garantías para llevar una vida mejor; soldados y marinos tienen los elementos para que existan éstas. Falta lograr que el trabajo político de los civiles no contamine el trabajo militar a favor del país. Falta que la confusión y temor de la clase política no se reduzca únicamente a utilizar a los militares como un escudo que amenace —veladamente— a los diferentes sectores sociales.

Dentro de los pendientes, y en empate con la política de modernidad que promueve el gobierno de Enrique Peña, está el otorgar a las fuerzas armadas un lugar específico y estratégico en esa modernidad.

Que soldados y marinos se fortalezcan en la conjunción de fuerzas es el mejor signo de progreso.

CABO DE GUARDIA

Pendientes todos en la policía federal. La dependencia no logra clarificar una estrategia que le dé sustento a su vasta estructura. No han podido crear ni organizar a la Gendarmería nacional; ahora resulta que su presentación será hasta julio del próximo año.

En varios pasillos se rumora que el cambio de Mondragón y Kalb es un hecho. Al parecer, el relevo está entre Ardelio Vargas y Salvador Neme. Si es verdad el rumor, ojalá que quien sea el nuevo comisionado nacional de Seguridad no comience portando un uniforme de policía con palas de 4 estrellas.

El comisionado no es policía ni mucho menos militar. Es solamente un funcionario público.

@elibarrola