Rectificaciones

Rectificaciones

10 de noviembre de 2012 • 09:15

Javier González Garza

Todas las evidencias muestran el fracaso de la "estrategia" policiaco/militar contra el narcotráfico de Felipe Calderón, la cual dejará una triste cifra que ronda los 100 mil mexicanos muertos

Cuando se escucha al señor Poiré decir que el nuevo gobierno debe seguir con la lucha que se emprendió en este sexenio en contra del narcotráfico, porque de no hacerlo se perderá todo lo que con tanto esfuerzo se ha ganado, lo mínimo que se puede pensar es que tenemos un cándido secretario de Gobernación.

Si no habláramos de una terrible tragedia, esto parecería una broma. Todas las evidencias muestran el fracaso de la "estrategia" policiaco/militar contra el narcotráfico de Felipe Calderón, la cual dejará el sexenio con una triste cifra que ronda los 100 mil mexicanos muertos.

Desde hace casi seis años se han presentado opiniones, objeciones, protestas y hasta recursos legales contra la utilización de las Fuerzas Armadas en labores policiacas. Dijimos que eso era ilegal, que la Constitución no lo permitía, pero además, sostuvimos que los cuerpos castrenses no estaban preparados para realizar esas funciones.

Fueron múltiples las propuestas realizadas para que el tema del narcotráfico (producción, trasiego, consumo, violencia, etcétera) fuera abordado desde otros puntos de vista. Siempre se dijo que la mera prohibición no resolvería el problema. Que el consumo y los farmacodependientes debían ser tratados en razón de representar un problema de salud pública; que debería haber prevención y educación y que aplicar sólo medidas punitivas acrecentaría la violencia.

Se ha dicho hasta el cansancio que el problema del narcotráfico tiene que ver con la demanda que se concentra en Estados Unidos. Los narcotúneles en la frontera se localizan generalmente de este lado y el contraste de la violencia en ciudades vecinas como Ciudad Juárez y El Paso es insultante. Cuando un cargamento llega a cualquier localidad norteamericana deja de ser un problema.

El tratamiento que socialmente le otorgamos a la marihuana en ambos países es muy sintomático. Cuando menos el 50 por ciento de la marihuana que se consume en Estados Unidos llega desde México. Mientras aquí intentamos evitar su trasiego, allá hay 17 estados que han aprobado su legalización con fines medicinales. No sólo eso, en las pasadas elecciones los ciudadanos de Colorado y Washington votaron para decretar su despenalización con fines recreativos.

En otros países, como Uruguay, se discute no sólo su despenalización sino la legalización de la mariguana con el objetivo de frenar la violencia. El presidente Mujica propuso al Congreso que el consumo de la yerba sea legal y su producción y comercialización sea un negocio del Estado, cuyas ganancias se destinarían a programas de educación y prevención del consumo de sustancias tóxicas. En el mismo camino abonan las propuestas realizadas por ex presidentes de Brasil, Colombia y México.

Recientemente, Kofi Annan declaró, durante una conferencia académica en Washington, que la estrategia contra el narcotráfico de Calderón no ha funcionado y ha provocado la muerte de demasiadas personas, por lo que sugirió un cambio de estrategia basado en la descriminalización.

En este ambiente crece la certeza sobre el error que ha cometido el gobierno de México en este tema. Hemos dicho que no hubo una política de seguridad pública. Lo hemos dicho en la tribuna de la Cámara, en las calles, en la prensa. Ahora no sólo lo decimos nosotros.

En el foro "Los Ciudadanos y la Agenda para el Desarrollo de México", organizado por la Universidad Iberoamericana en colaboración con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), realizado el martes 6 de noviembre, se presentaron el subsecretario de la Defensa Nacional, general Carlos Demetrio Gaytán Ochoa, y el almirante José Santiago Valdés, jefe del Estado Mayor de la Armada.

En su participación, el general dijo, entre otras cosas: "En México no existe una política de seguridad pública sino ideas coyunturales que han privilegiado la persecución de los delincuentes y han olvidado las tareas de prevención". Por su parte, el almirante declaró: "Las Fuerzas Armadas han violado la ley, no se han ajustado al derecho y han utilizado estrategias de guerra en el combate contra el crimen organizado".

El general Gaytán en su posicionamiento recordó la postura que sobre el asunto ha tenido el ex secretario General de la ONU Kofi Annan, quien en 2005 dijo "sin desarrollo no vamos a lograr seguridad; sin seguridad no vamos a lograr desarrollo... pero ninguna la vamos a ver si no aprendemos a respetar los Derechos Humanos".

Las declaraciones de ambos militares, si bien se producen al final del sexenio, no dejan de ser de suma importancia. Son funcionarios que han vivido la experiencia de la guerra contra el narco desde dentro de nuestras Fuerzas Armadas. Esto no debe desperdiciarse en el futuro.

Estos seis años hemos sido testigos, y otros han sido víctimas, de una decisión política de Felipe Calderón, faltan sólo 20 días para el cambio de gobierno y es importante tomar las opiniones y experiencias para no seguir sin una verdadera política de seguridad pública, que amplíe la oferta educativa, las oportunidades para el trabajo y la vida plena. En concreto, que se atienda prioritariamente la prevención del delito y que discuta públicamente la despenalización. Hoy que es tiempo de definiciones, es momento de rectificar.