Pinochet montó una red de venta de armas desde España
Página 1 de 1.
Pinochet montó una red de venta de armas desde España
Domingo 16 de febrero de 1986. Diez de la noche. Los mecánicos y operarios del aeropuerto de El Prat, que están a punto de marcharse a casa tras una larga jornada de trabajo, reciben un encargo inesperado: deben pintar a toda prisa el fuselaje de un avión que acaba de llegar de Santiago de Chile.
La lluvia que cae esa noche sobre Barcelona dificulta la operación. Pero tras una hora de trabajo, la enorme bandera de Estados Unidos que lucía el Boeing 707 en su cola desaparece bajo unos ágiles brochazos de pintura azul.
A bordo del avión, el ingeniero francés Bernard Stroiazzo cree que tiene entre manos el negocio del siglo. Cien bombas del tipo "cluster", fabricadas en Chile, viajan rumbo a Irán almacenadas en-la gigantesca barriga del aparato. Cada una cuesta 14.000 dólares. Un oficial de inteligencia de la Fuerza Aérea de Chile, el comandante Manuel Leonidas Villalobos Chaparro, es el responsable de supervisar el cargamento.
Stroiazzo no podía imaginar en ese momento que la aventura acabaría convirtiéndolo a él y a sus hijos en rehenes del Ayatolá Jomeini y en víctimas de una de las mayores estafas cometidas por el régimen militar del general Augusto Pinochet.
La peripecia lo llevaría por tres continentes, le costaría un millón de dólares de su bolsillo, 18 meses como prisionero en Irán y lo convertiría en mudo testigo de una estafa en la que se han evaporado 490 millones de dólares.
ARMAS VITALES.- En el segundo semestre de 1985, Irán se encuentra en una angustiosa situación militar en la Guerra del Golfo contra lrak. Las tropas de ambos bandos se han empantanado en una sangrienta guerra de posiciones que día a día desgasta los mejores esfuerzos de ambos ejércitos. Irak cuenta con un arma fundamental para machacar las rígidas posiciones iraníes: bombas del tipo "cluster" fabricadas en Chile por el empresario Carlos Cardoen.El Ministerio de Defensa iraní está ansioso por obtener esas armas, aunque tenga que pagar hasta cuatro o cinco veces su val or debido al bloqueo declarado por Estados Unidos. Por esas mismas fechas, el comerciante Dino Seferian, residente en España y presidente de las firmas CIC International y CIC Ibérica, llega a un acuerdo con la compañía chilena Ferrimar para comercializar armas fabricadas en el país sudamericano.
TAPADERA DE LOS MILITARES.- Seferian, junto a los representantes de los militares chilenos, crea Ferrimar Internacional, una sociedad en la que participa el rumano y Ferrirnar de Chile. La compañía chilena es una tapadera de los militares CHILENOS para vender las armas producidas en la empresa estatal FAMAE (Fábricas y Maestranzas del Ejército), eludiendo los problemas que crea el hecho de que una sociedad administrada por el Gobierno del general Pinochet comercialice sus productos indiscriminadamente.
A mediados de 1985, Ferrimar tiene un interés especial en vender sus nuevas bombas tipo "cluster". Los planos de las armas -que hasta esa fecha sólo fabricaba en Chile el empresario Carlos Cardoen- los había conseguido Ferrimar "fichando" al ingeniero que las había desarrollado en la firma de Cardoen.
La flagrante "piratería" es denunciada por el empresario, pero tras un largo proceso judicial en Chile el asunto no llega a ninguna parte. El propio Cardoen pierde interés en llevar adelante el juicio.(ELTITO, NUEVAMENTE ESTA EN ACCIÓN Y HA LOGRADO "CONVENCER" A CARDOEN, Tito es muy "convincente")
Dino Seferian ha establecido contacto en Madrid con un agente de la policía secreta chilena -la temible Central Nacional de Informaciones (CNI)- llamado Fernando Pérez, quien actúa como director general de Miltec, una firma que también se dedica a vender desde España los productos de Ferrimar.
Ambos, Pérez y Seferian, deciden ofrecer las bombas "cluster" a Irán, que las está buscando desesperadamente. Pérez y Seferian saben que Cardoen está intentando vender sus bombas "cluster" también a Irán. En 1984, oficiales iraníes han ido a probar los artefactos a Chile, pero no han quedado conformes con los ensayos. "Cardoen le vende sus bombas a Irak. Nosotros tenemos otras, que son de Ferrimar, y además tengo al Ejército chileno y a varios generales detrás mío", le dice Pérez a Stroiazzo para convencerle del negocio. El francés acepta el encargo de interesar a los iraníes. Recibirá 2.000 dólares por cada "cluster" vendida. Por eso, cuando a finales de 1985 un ex empleado de la compañía, que había hecho con ellos una brillante carrera, les presenta posibilidad de comprar bombas «cluster» a un grupo de intermediarios que operan desde Madrid, Hosseini y Ahmedi no titubean en informar a Teherán y conceden todo su apoyo al nuevo suministrador: el ingeniero Stroiazzo.
El francés se traslada a Teherán y se encuentra con que Cardoen tiene un contrato casi cerrado con los iraníes. Sólo las "recomendaciones " de Ahmedi y Hosseini consiguen romper el trato y hacer que los iraníes se interesen por las armas de Ferrimar.
Tres meses duran las negociaciones de Stroiazzo en Teherán y todo ese tiempo Pérez, el agente chileno, permanece recluido en su habitación del hotel Meliá Castilla de Madrid esperando la respuesta.
Finalmente, el 8 de octubre de 1985, los iraníes aceptan 500 bombas que vende Ferrimar a través de la compañía Spanco (propiedad de Stroiazzo), con una opción de compra sobre otras 1.500 unidades si el producto les satisface.
La financiación de la operación se hace utilizando dos bancos españoles: el Bilbao y el Banco Arabe Español (Aresbank).
Primero, el Ministerio de Defensa de Irán entrega una carta de crédito a través del Banco Merkazi Jomhouri Islami al Banco de Bilbao por medio del Banco Melli de la ciudad de Londres. A cambio, los iraníes piden un certificado de garantía de la ope- ración que es efectuado por Miltec a Spanco. Esta firma lo envía al Ministerio de Defensa iraní a través del Aresbank de Madrid que ordena al Banco de Bilbao en Marbella que emita la garantía número 500.058/85.
Para los chilenos el negocio es redondo. Irán paga 14.000 dólares por bomba, mientras que el coste de fabricación en Chile no supera los 2.500 dólares.
Sin embargo, las leyes internacionales exigen un certificado de destino final para los embarques de armas. Irán no puede aparecer en él porque se encuentra en guerra con otro país. Entonces, los chilenos consiguen un certificado con la firma de D. A. Cocodia, oficial de un regimiento nigeriano en Al Abad, cerca de Lagos, que se compromete a adquirir las 500 bombas.Cocodia firma el documento el 19 de agosto de 1985, pero según los registros del Ejército nigeriano, el oficial se ha retirado de esa institución el 16 de enero de 1984.
En total, de los siete millones de dólares que deja la operación, Stroiazzo recibe uno y la orden de transferir los seis millones restantes a Miltec.
Por su parte, Pérez, en nombre de Miltec envía 1,5 millones de dólares a Chile, cifra con que cubre los costes de las bombas, y desvía 4,5 millones de dólares a cuentas secretas de su compañía en Suiza.De esta forma, Madrid se convierte en el punto de confluencia del dinero que los militares chilenos obtienen a través de la venta de armas. La mayoría de sus operaciones se efectúan a través del Banco Arabe Español (Aresbank) de Madrid, con el conocimiento de uno de los actuales directores generales de la entidad, el libio Salem Zenaty, quien guarda estrechas relaciones con Seferian y Pérez.
El dinero siempre acababa en las cuentas abiertas por diversas empresas de tapadera -entre ellas Miltec y la propia Ferrimar- en Suiza.Para cerrar la operación, los iraníes exigen que se envíen 100 "cluster" a Bandar Abbas para efectuar las pruebas de rigor. Otras 400 deberán ser tranportadas en un buque fondeado en la babía de San Antonio, en las costas chilenas.
El 707 carga las 100 "cluster" en Santiago de Chile el 15 de febrero de 1986 y tras una escala técnica en Recife (Brasil) llega a El Prat, donde Stroiazzo y el comandante Vilialobos abordan la nave.Con las prisas, Quinn no advierte que el 707 de Azima tiene una bandera norteamericana pintada en la cola. El símbolo que los propios iraníes queman en las calles de Teherán. El emblema de "el gran Satán", reluce en el fuselaje del avión como un blanco perfecto para los aviones o la artillería de cualquiera. En una hora, los mecánicos y obreros de El Prat ponen remedio al desaguisado. Cuando el 707 levanta el marro y se hunde en el cielo encapotado de Barcelona, ya está listo para ser recibido en Bandar Abbas (irán).La aeronave vuelve a pasar en otras dos ocasiones por Barajas en dirección a Teherán. En la primera, transporta otro cargamento de bombas "cluster" hechas en Chile.
La segunda, el 3 de julio de 1986, lleva a bordo una tarta de chocolate en forma de llave, un revólver Colt, una Biblia que pertenece al presidente norteamericano Ronald Reagan (quien además ha escrito de su propia mano un versículo dedicado al Ayatolá Jomeini) y diez hombres con pasaportes irlandeses. Entre ellos figuran el ex consejero de seguridad nacional de Reagan, Robert Mc Farlane; el ex agente de la CIA, George Cave; y el teniente coronel norteamericano Oliver North, protagonista estelar del "Irangate".
El negocio
El secuestro de Carreño se produjo en una etapa crítica del incipiente negocio de armas que por ese tiempo había iniciado la dictadura, a través de Famae. Un año antes, en 1986, varios altos oficiales del Ejército se frotaban las manos pensando en lo que podía ser el negocio de sus vidas. Famae, asociada con la empresa fantasma Ferrimar, había logrado un millonario contrato con el gobierno de Irán: la venta de 300 bombas, tipo cluster, también llamadas "avispa".
La apertura de ese mercado abría perspectivas insospechadas para esa época, ya que el país persa se encontraba enfrascado en una larga, sangrienta y millonaria guerra con su vecino Irak, este último apoyado por Estados Unidos.
Las tratativas, logradas gracias la intervención del traficante de armas francés Bernard Stroiazzo, habían facilitado un mecanismo para burlar el embargo que la ONU impuso al régimen de los ayatolás. Sin embargo, poco tiempo después, todo pareció desplomarse.
Tres de los 15 artefactos que Famae había enviado secretamente para ser probados por la aviación iraní fallaron. No sólo no funcionaron, sino que destruyeron un cazabombardero Phantom F-4 y, en el accidente, resultó herido de gravedad el segundo hombre de la Fuerza Aérea persa.
Teherán, de inmediato, solicitó compensaciones. Pinochet debió convocar a la negociación al comandante en jefe de la FACh e integrante de la Junta Militar de Gobierno, Fernando Matthei, para disponer aviones para probar las "avispas" y preparar la venta a bajo costo de 15 aviones F-5, de dotación de la aviación nacional.
El representante del Ministerio de Defensa iraní, Mohamed Hosseini, viajó a Chile junto al francés Stroiazzo. Ambos sostuvieron una reunión con altos personeros de la FACh y Famae, para cerrar el nuevo trato. Carlos Carreño estuvo en esa reunión.
En agosto de 1987 estaba todo listo para que el coronel viajara a Teherán. No obstante, fuentes calificadas sostienen que el gerente comercial de Famae llevaría en el maletín una propuesta mucho más ambiciosa que la venta de los aviones.
El propio Carreño ha manifestado en el último tiempo, tanto a la policía como a cercanos, que no había tales compensaciones, y que el verdadero propósito de Irán era que Chile, a través de Famae, suscribiera un contrato para enviar importantes cargamentos de armas por 15 años. Por ese entones, Famae tenía entre sus principales proyectos, a concretar en un mediano plazo, la fabricación de poderosas minas submarinas las que habría resultado clave para bloquear el golfo Pérsico , el polémico cohete Rayo y la licencia para fabricar carros Mowag.
Algunos de los que conocieron detalles de la operación recuerdan que a esas alturas, la relación entre el jefe de la aviación y el dictador era sumamente fría, y que Matthei no estaba de acuerdo con las negociaciones que se estaban realizando con Irán. Fuentes vinculadas al negocio de las armas reconocen que el ex comandante en jefe de la FACh y el empresario Carlos Cardoen, entonces propietario de Industrias Cardoen S.A., fábrica de armas que competía exitosamente con Famae, mantenían una estrecha amistad.
Años antes, Cardoen había diseñado un efectivo modelo de bomba "racimo" que redundó en un millonario negocio que concretó con Irak. Cuando se conoció que Famae había desarrollado un modelo similar, se desató una pugna pública y judicial entre ambas empresas, por la acusación del empresario sobre el plagio de su diseño. La situación era a lo menos insólita: dos empresas nacionales realizando acciones concretas para proveer de material bélico a bandos contrarios en una guerra.
Fuente: http://en-memoria.lacoctelera.net/post/2011/02/16/pinochet-monto-red-venta-armas-operaba-desde
La lluvia que cae esa noche sobre Barcelona dificulta la operación. Pero tras una hora de trabajo, la enorme bandera de Estados Unidos que lucía el Boeing 707 en su cola desaparece bajo unos ágiles brochazos de pintura azul.
A bordo del avión, el ingeniero francés Bernard Stroiazzo cree que tiene entre manos el negocio del siglo. Cien bombas del tipo "cluster", fabricadas en Chile, viajan rumbo a Irán almacenadas en-la gigantesca barriga del aparato. Cada una cuesta 14.000 dólares. Un oficial de inteligencia de la Fuerza Aérea de Chile, el comandante Manuel Leonidas Villalobos Chaparro, es el responsable de supervisar el cargamento.
Stroiazzo no podía imaginar en ese momento que la aventura acabaría convirtiéndolo a él y a sus hijos en rehenes del Ayatolá Jomeini y en víctimas de una de las mayores estafas cometidas por el régimen militar del general Augusto Pinochet.
La peripecia lo llevaría por tres continentes, le costaría un millón de dólares de su bolsillo, 18 meses como prisionero en Irán y lo convertiría en mudo testigo de una estafa en la que se han evaporado 490 millones de dólares.
ARMAS VITALES.- En el segundo semestre de 1985, Irán se encuentra en una angustiosa situación militar en la Guerra del Golfo contra lrak. Las tropas de ambos bandos se han empantanado en una sangrienta guerra de posiciones que día a día desgasta los mejores esfuerzos de ambos ejércitos. Irak cuenta con un arma fundamental para machacar las rígidas posiciones iraníes: bombas del tipo "cluster" fabricadas en Chile por el empresario Carlos Cardoen.El Ministerio de Defensa iraní está ansioso por obtener esas armas, aunque tenga que pagar hasta cuatro o cinco veces su val or debido al bloqueo declarado por Estados Unidos. Por esas mismas fechas, el comerciante Dino Seferian, residente en España y presidente de las firmas CIC International y CIC Ibérica, llega a un acuerdo con la compañía chilena Ferrimar para comercializar armas fabricadas en el país sudamericano.
TAPADERA DE LOS MILITARES.- Seferian, junto a los representantes de los militares chilenos, crea Ferrimar Internacional, una sociedad en la que participa el rumano y Ferrirnar de Chile. La compañía chilena es una tapadera de los militares CHILENOS para vender las armas producidas en la empresa estatal FAMAE (Fábricas y Maestranzas del Ejército), eludiendo los problemas que crea el hecho de que una sociedad administrada por el Gobierno del general Pinochet comercialice sus productos indiscriminadamente.
A mediados de 1985, Ferrimar tiene un interés especial en vender sus nuevas bombas tipo "cluster". Los planos de las armas -que hasta esa fecha sólo fabricaba en Chile el empresario Carlos Cardoen- los había conseguido Ferrimar "fichando" al ingeniero que las había desarrollado en la firma de Cardoen.
La flagrante "piratería" es denunciada por el empresario, pero tras un largo proceso judicial en Chile el asunto no llega a ninguna parte. El propio Cardoen pierde interés en llevar adelante el juicio.(ELTITO, NUEVAMENTE ESTA EN ACCIÓN Y HA LOGRADO "CONVENCER" A CARDOEN, Tito es muy "convincente")
Dino Seferian ha establecido contacto en Madrid con un agente de la policía secreta chilena -la temible Central Nacional de Informaciones (CNI)- llamado Fernando Pérez, quien actúa como director general de Miltec, una firma que también se dedica a vender desde España los productos de Ferrimar.
Ambos, Pérez y Seferian, deciden ofrecer las bombas "cluster" a Irán, que las está buscando desesperadamente. Pérez y Seferian saben que Cardoen está intentando vender sus bombas "cluster" también a Irán. En 1984, oficiales iraníes han ido a probar los artefactos a Chile, pero no han quedado conformes con los ensayos. "Cardoen le vende sus bombas a Irak. Nosotros tenemos otras, que son de Ferrimar, y además tengo al Ejército chileno y a varios generales detrás mío", le dice Pérez a Stroiazzo para convencerle del negocio. El francés acepta el encargo de interesar a los iraníes. Recibirá 2.000 dólares por cada "cluster" vendida. Por eso, cuando a finales de 1985 un ex empleado de la compañía, que había hecho con ellos una brillante carrera, les presenta posibilidad de comprar bombas «cluster» a un grupo de intermediarios que operan desde Madrid, Hosseini y Ahmedi no titubean en informar a Teherán y conceden todo su apoyo al nuevo suministrador: el ingeniero Stroiazzo.
El francés se traslada a Teherán y se encuentra con que Cardoen tiene un contrato casi cerrado con los iraníes. Sólo las "recomendaciones " de Ahmedi y Hosseini consiguen romper el trato y hacer que los iraníes se interesen por las armas de Ferrimar.
Tres meses duran las negociaciones de Stroiazzo en Teherán y todo ese tiempo Pérez, el agente chileno, permanece recluido en su habitación del hotel Meliá Castilla de Madrid esperando la respuesta.
Finalmente, el 8 de octubre de 1985, los iraníes aceptan 500 bombas que vende Ferrimar a través de la compañía Spanco (propiedad de Stroiazzo), con una opción de compra sobre otras 1.500 unidades si el producto les satisface.
La financiación de la operación se hace utilizando dos bancos españoles: el Bilbao y el Banco Arabe Español (Aresbank).
Primero, el Ministerio de Defensa de Irán entrega una carta de crédito a través del Banco Merkazi Jomhouri Islami al Banco de Bilbao por medio del Banco Melli de la ciudad de Londres. A cambio, los iraníes piden un certificado de garantía de la ope- ración que es efectuado por Miltec a Spanco. Esta firma lo envía al Ministerio de Defensa iraní a través del Aresbank de Madrid que ordena al Banco de Bilbao en Marbella que emita la garantía número 500.058/85.
Para los chilenos el negocio es redondo. Irán paga 14.000 dólares por bomba, mientras que el coste de fabricación en Chile no supera los 2.500 dólares.
Sin embargo, las leyes internacionales exigen un certificado de destino final para los embarques de armas. Irán no puede aparecer en él porque se encuentra en guerra con otro país. Entonces, los chilenos consiguen un certificado con la firma de D. A. Cocodia, oficial de un regimiento nigeriano en Al Abad, cerca de Lagos, que se compromete a adquirir las 500 bombas.Cocodia firma el documento el 19 de agosto de 1985, pero según los registros del Ejército nigeriano, el oficial se ha retirado de esa institución el 16 de enero de 1984.
En total, de los siete millones de dólares que deja la operación, Stroiazzo recibe uno y la orden de transferir los seis millones restantes a Miltec.
Por su parte, Pérez, en nombre de Miltec envía 1,5 millones de dólares a Chile, cifra con que cubre los costes de las bombas, y desvía 4,5 millones de dólares a cuentas secretas de su compañía en Suiza.De esta forma, Madrid se convierte en el punto de confluencia del dinero que los militares chilenos obtienen a través de la venta de armas. La mayoría de sus operaciones se efectúan a través del Banco Arabe Español (Aresbank) de Madrid, con el conocimiento de uno de los actuales directores generales de la entidad, el libio Salem Zenaty, quien guarda estrechas relaciones con Seferian y Pérez.
El dinero siempre acababa en las cuentas abiertas por diversas empresas de tapadera -entre ellas Miltec y la propia Ferrimar- en Suiza.Para cerrar la operación, los iraníes exigen que se envíen 100 "cluster" a Bandar Abbas para efectuar las pruebas de rigor. Otras 400 deberán ser tranportadas en un buque fondeado en la babía de San Antonio, en las costas chilenas.
El 707 carga las 100 "cluster" en Santiago de Chile el 15 de febrero de 1986 y tras una escala técnica en Recife (Brasil) llega a El Prat, donde Stroiazzo y el comandante Vilialobos abordan la nave.Con las prisas, Quinn no advierte que el 707 de Azima tiene una bandera norteamericana pintada en la cola. El símbolo que los propios iraníes queman en las calles de Teherán. El emblema de "el gran Satán", reluce en el fuselaje del avión como un blanco perfecto para los aviones o la artillería de cualquiera. En una hora, los mecánicos y obreros de El Prat ponen remedio al desaguisado. Cuando el 707 levanta el marro y se hunde en el cielo encapotado de Barcelona, ya está listo para ser recibido en Bandar Abbas (irán).La aeronave vuelve a pasar en otras dos ocasiones por Barajas en dirección a Teherán. En la primera, transporta otro cargamento de bombas "cluster" hechas en Chile.
La segunda, el 3 de julio de 1986, lleva a bordo una tarta de chocolate en forma de llave, un revólver Colt, una Biblia que pertenece al presidente norteamericano Ronald Reagan (quien además ha escrito de su propia mano un versículo dedicado al Ayatolá Jomeini) y diez hombres con pasaportes irlandeses. Entre ellos figuran el ex consejero de seguridad nacional de Reagan, Robert Mc Farlane; el ex agente de la CIA, George Cave; y el teniente coronel norteamericano Oliver North, protagonista estelar del "Irangate".
El negocio
El secuestro de Carreño se produjo en una etapa crítica del incipiente negocio de armas que por ese tiempo había iniciado la dictadura, a través de Famae. Un año antes, en 1986, varios altos oficiales del Ejército se frotaban las manos pensando en lo que podía ser el negocio de sus vidas. Famae, asociada con la empresa fantasma Ferrimar, había logrado un millonario contrato con el gobierno de Irán: la venta de 300 bombas, tipo cluster, también llamadas "avispa".
La apertura de ese mercado abría perspectivas insospechadas para esa época, ya que el país persa se encontraba enfrascado en una larga, sangrienta y millonaria guerra con su vecino Irak, este último apoyado por Estados Unidos.
Las tratativas, logradas gracias la intervención del traficante de armas francés Bernard Stroiazzo, habían facilitado un mecanismo para burlar el embargo que la ONU impuso al régimen de los ayatolás. Sin embargo, poco tiempo después, todo pareció desplomarse.
Tres de los 15 artefactos que Famae había enviado secretamente para ser probados por la aviación iraní fallaron. No sólo no funcionaron, sino que destruyeron un cazabombardero Phantom F-4 y, en el accidente, resultó herido de gravedad el segundo hombre de la Fuerza Aérea persa.
Teherán, de inmediato, solicitó compensaciones. Pinochet debió convocar a la negociación al comandante en jefe de la FACh e integrante de la Junta Militar de Gobierno, Fernando Matthei, para disponer aviones para probar las "avispas" y preparar la venta a bajo costo de 15 aviones F-5, de dotación de la aviación nacional.
El representante del Ministerio de Defensa iraní, Mohamed Hosseini, viajó a Chile junto al francés Stroiazzo. Ambos sostuvieron una reunión con altos personeros de la FACh y Famae, para cerrar el nuevo trato. Carlos Carreño estuvo en esa reunión.
En agosto de 1987 estaba todo listo para que el coronel viajara a Teherán. No obstante, fuentes calificadas sostienen que el gerente comercial de Famae llevaría en el maletín una propuesta mucho más ambiciosa que la venta de los aviones.
El propio Carreño ha manifestado en el último tiempo, tanto a la policía como a cercanos, que no había tales compensaciones, y que el verdadero propósito de Irán era que Chile, a través de Famae, suscribiera un contrato para enviar importantes cargamentos de armas por 15 años. Por ese entones, Famae tenía entre sus principales proyectos, a concretar en un mediano plazo, la fabricación de poderosas minas submarinas las que habría resultado clave para bloquear el golfo Pérsico , el polémico cohete Rayo y la licencia para fabricar carros Mowag.
Algunos de los que conocieron detalles de la operación recuerdan que a esas alturas, la relación entre el jefe de la aviación y el dictador era sumamente fría, y que Matthei no estaba de acuerdo con las negociaciones que se estaban realizando con Irán. Fuentes vinculadas al negocio de las armas reconocen que el ex comandante en jefe de la FACh y el empresario Carlos Cardoen, entonces propietario de Industrias Cardoen S.A., fábrica de armas que competía exitosamente con Famae, mantenían una estrecha amistad.
Años antes, Cardoen había diseñado un efectivo modelo de bomba "racimo" que redundó en un millonario negocio que concretó con Irak. Cuando se conoció que Famae había desarrollado un modelo similar, se desató una pugna pública y judicial entre ambas empresas, por la acusación del empresario sobre el plagio de su diseño. La situación era a lo menos insólita: dos empresas nacionales realizando acciones concretas para proveer de material bélico a bandos contrarios en una guerra.
Fuente: http://en-memoria.lacoctelera.net/post/2011/02/16/pinochet-monto-red-venta-armas-operaba-desde
Falcon- Clases/Maestres
- Cantidad de envíos : 397
Fecha de inscripción : 02/09/2009
Temas similares
» España planea venta de doce Eurofighter Tiphon a Chile
» Protestas en Venezuela contra el gobierno de Maduro
» La guerra al narco en Juarez , vista desde España
» Cae banda de extorsionadores telefónicos en Tierra Blanca; operaba desde el hotel España
» Un nuevo proyecto economico armamentista.
» Protestas en Venezuela contra el gobierno de Maduro
» La guerra al narco en Juarez , vista desde España
» Cae banda de extorsionadores telefónicos en Tierra Blanca; operaba desde el hotel España
» Un nuevo proyecto economico armamentista.
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.