Peru: la pesadilla, el enemigo y el "pegamento" chileno

para los que consultaban acerca del siempre conflicto peru-chile...

Sergio González Miranda*, en un lúcido ensayo sobre un aspecto crucial de las relaciones peruano - chilenas, sostiene que la diplomacia peruana desarrolló un discurso donde Chile surge como un enemigo absoluto. En cambio, Chile vio y ve a Perú como un enemigo real.



Lo señalado significa que para Chile, Perú es un estado ni mejor ni peor que cualquier otro, con el que se tubo un conflicto bélico cuyo desenlace final se resolvió de común acuerdo mediante negociaciones, en las cuales uno u otro pudo haber aspirado a mejores condiciones, pero donde se llegó a un acuerdo aceptable para ambos y así se estableció mediante un Tratado.

La elite peruana por su parte y por sus propias razones, se apropió del criterio de bondad y también de la verdad y de la justicia absolutas. A partir de su derrota militar, los dirigentes peruanos creen que el mundo debe condenar a Chile por razones morales o humanitarias, y de ello han convencido a su pueblo. En su imaginario no bastaría con restablecer las condiciones previas a la guerra, Chile debe ser condenado y castigado en forma "absoluta", total y para siempre. González cita a Don Federico Errazuriz nuestro embajador en Lima en 1897: "Somos como apestados... (Si) les regaláramos Tacna y Arica, nos aceptarían el obsequio diciéndonos ¡gracias bandidos!". ... y eso sigue igual hasta hoy. Chile recibió a sus inmigrantes y con generosidad, no solo les condonó su ingreso y permanencia ilegal, también les legalizó su situación y los acogió como trabajadores nacionales, sus hijos fueron recibidos en nuestras escuelas y sus familias fueron atendidas en nuestros hopitales, y el Gobierno de Perú no dijo nada y, si hubiera abierto la boca tal vez hubiera dicho ... ¡gracias bandidos!.



Se les devolvieron una cantidad de libros y documentos traidos como botín de guerra, tal y como se usaba en esa época en todo el mundo,- hay países europeos que aún no devuelven monumentos, pinturas y otras obras de arte invaluables -, y de nuevo, ni siquiera ... ¡gracias bandidos!. Para qué recordar el penoso caso del general Donayre, ya bastante ingrato en si mismo como para que el Presidente García lo agravara con la burla que hizo de la Presidenta con su llamado telefónico privado / público y con el posterior manejo de la situación, en que el ofensor fue dejado, conspicuamente, sin sanción.

Y así, una vez tras otra. Hoy, la prensa nos informa que el 9 de junio recién pasado, el embajador peruano en Chile, señor Carlos Pareja fue citado a la Cancillería para manifestarle la "preocupación y molestia" del gobierno de Chile por las expresiones del Presidente García el día 5 de junio cuando comparó a los nativos que enfrentaron a la policía del Perú, con los soldados chilenos de la Guerra del Pacífico y luego, al día siguiente, cuando acusó a Chile de tratar de impedir el avance de Perú en el área de la gran minería. García se disculpó a través de su embajador: pero como siempre, ofensas públicas, disculpas privadas. Los criminales no merecen más.



Inmediatamente de atrás, el día sábado, nuestra Cancillería recibió al presidente del Consejo de Ministros del Perú, señor Yehude Simon para escuchar de sus labios su gran interés en que el desarrollo del caso creado por su país y llevado a la Corte de Justicia de la Haya, en contra de Chile, no efecte "el amor profundo de nuestros pueblos, el cual no tiene por que verse afectado por circunstancias que creemos que se van a resolver de manera positiva para los dos países".

Este comportamiento extraño y ofensivo resultaría inexplicable en las relaciones entre dos estados "normales", pero no es el caso; como se dijo al comienzo para la elite dirigente peruana Chile es "la maldad" misma, en estado puro y absoluto. No merece ni recibirá nunca nada que no sean castigos y ofensas. Todo lo que nuestro país haga de buena voluntad solo vendrá a confirmar su culpabilidad y su malicia intrínseca. Si en cualquier diferencia, sobre cualquier materia, Chile cede en algo es por su sentimiento de culpa o por debilidad, y si no lo hace, es por su naturaleza malvada. Palos por que bogas y por que no bogas, palos.

En la mente peruana, pueblo y clase dirigente, su país tiene frente a Chile un conflicto total y absoluto: con la maldad no se puede negociar ni transar y el mundo tiene la obligación de castigar a Chile, que permanecerá para siempre sin remisión posible de sus pecados.

Es una curiosa forma de entenderse a si mismos y a Chile. Es una pena, pero si es así, no podemos hacer nada, al contrario, en cualquier situación, lo que hagamos para mejorar nuestras relaciones solo abrirá nuevos frentes de reclamos, ofensas y exigencias. Si alguien cree que el asunto de la revisión de la delimitación marítima entre nuestros países en el fin de algo, creo que está profundamente equivocado, este caso es sólo la continuación de la lucha eterna entre el Señor Blanco del Bien y el Señor Negro del Mal.

No tenemos ninguna deuda con Perú. No somos mas culpables que ellos de la guerra ocurrida hace ya más de un siglo. Negociamos y acordamos con ellos un tratado de paz y basta. No podemos aceptar que sigan intentando hacernos sentir culpables de su propias deficiencias. Soy de los que creen que en el siglo XXI la cooperación y la armonía internacional es buena para todos, creo que, como lo dijo el Padre de la Patria Don Bernardo O´Higgins, que también quería al Perú, "mientras mejor le vaya a Perú, mejor le irá a Chile", pero también creo que la frase vale en sentido contrario: "Mientras mejor le vaya a Chile, mejor le irá a Perú", desgraciadamente, para ellos eso es inaceptable: los malos no pueden triunfar y progresar.

Una lástima, pero me parece que basta. No podemos forzar a Perú y a sus dirigentes a querer y respetar a Chile; no si ellos nos odian y maldicen a diario. Por lo demás el mundo es muy grande y si no quieren nuestra amistad, tendremos que arreglárnosla sin su compañía, hacer la pérdida, y seguir adelante como lo hemos hecho por muchos años.

* GONZALEZ MIRANDA, Sergio. Pax castrense en la frontera norte: Una reflexión en torno a la post-guerra del Salitre:
el conflicto por Tacna-Arica y Tarapacá. Universum, 2004, vol.19, no.1,
p.28-57. ISSN 0718-2376.e - mail: sgonzale-AT-unap-DOT-cl


Congreso peruano arremete contra bandera chilena


Festejo de niños peruanos
estos videos son impactantes prueba de como desde parvulo el odio a Chile es latente en la sociedad peruana



Amenazas de muerte


Un reciente estudio norteamericano señalaba que la elite peruana sufre de tres pesadillas: la “andinización”; la “colombianización” y la “invasión” chilena.

Nov. 17 , 2010
www.blog.latercera.com

En Perú, en la década de los ´80, se produjo una fuerte emigración desde la sierra hacia la costa, particularmente hacia Lima, cambiando el paisaje racial al que las elites de ese país estaban acostumbradas. La mayoría mestiza fue superada por una nueva mayoría, indígena, que no solo alteró el equilibrio étnico y el paisaje cultural sino que también presionó fuertemente sobre los ya deficitarios servicios públicos de transporte, vivienda, salud y educacionales. Esta pesadilla transita por la aparición de un “Evo peruano”, capaz de movilizar a esta gran masa marginada y llevarla a imponer sus formas, estilos y valores, conformando un régimen indigenista incaico que tiene mucho que decir a ese grupo étnico, pero poco a la elite blanca y a los grupos mestizos socialmente emergentes.

La segunda pesadilla es el crecimiento descontrolado de la narco guerrilla, su potenciamiento desde sus bases en el Alto Huallaga y el Valle de los Ríos Apurimac y Ene (VRAE) y su consolidación al estilo de las FARC en Colombia. Perú ya tuvo en Sendero Luminoso una primera versión de este fenómeno, pero con características más de guerrilla política que de narco tráfico, ya no es así, el desplazamiento de la plantación y procesamiento de la hoja de coca está ocurriendo desde Colombia hacia Perú. La presencia de inversionistas y “empresarios” mexicanos arroja una sombra ominosa sobre este problema. La expansión y la publicidad de esta situación afecta en forma directa y negativa a la inversión extranjera y a los planes de desarrollo del proyecto liberal de los últimos tres gobiernos y la reacción oficial es bajarle el perfil al tema.

La tercera pesadilla es la “invasión chilena”, la repetición de la Guerra del Pacífico, la humillación, la pérdida de territorio y la destrucción de bienes e instituciones.

El control, reducción y eventual eliminación de cada una de estas pesadillas demandaría un conjunto de medidas y políticas de diverso tipo relacionadas entre si.
Para resolver el problema de la “andinización” se requerirían políticas de infraestructura y de integración social de vastos sectores populares andinos, en la sierra y en sus nuevas ubicaciones en la costa. Dado que estas personas también son parte del problema de la “colombianización”, existe un cruce en que la seguridad policial y militar debería ser potenciada juntamente con las políticas sociales y de desarrollo. Por su parte, la inversión y priorización de estos esfuerzos entran en competencia con la demanda de recursos y atención que requeriría la preparación para disuadir o contener la “invasión chilena”.

Nosotros sabemos que la “invasión chilena” está fuera de las opciones de cualquier gobierno chileno. Que no hay intenciones, razones, intereses ni ventajas en ello. Pero este problema es más serio de lo que parece, ya que esta creencia peruana no solo la sienten real sino que cumple además dos funciones fundamentales en la política de ese país. Primero, permite postergar el enfrentamiento serio de los otros dos problemas, ya que la excusa de que “estamos ocupado en parar a los chilenos” permite postergar o eludir la toma de decisiones difíciles e impopulares y segundo, porque ella constituye “el pegamento chileno” que mantiene unida a la sociedad peruana, blancos, mestizos e indios; campesinos y citadinos; costeños y de la sierra, ante el llamado a salvar a la patria. Esta amenaza virtual puede ser sacada a la luz, sacudida y ondeada para cubrir cualquier situación que requiera distraer la atención de las masas, justificar situaciones, abandonos, prebendas y abusos que de otra manera serían inaceptables.

Perú está donde está y seguirá ahí, es como es y solo podrá cambiar cuando los peruanos así lo quieran o puedan. Nuestro problema es cómo manejarnos ante esa realidad.

Para finalizar, solo dos temas de reflexión: La eventual “colombianización” de Perú no es algo irrelevante para Chile. Es parte de nuestro problema de seguridad interna y externa y el que Perú resuelva con éxito este asunto es de nuestro interés. Por nuestro propio bien, deberíamos ayudar a ese esfuerzo, en la forma y oportunidad que Perú quiera. Segundo, tenemos algún grado de control sobre la mayor o menor intensidad de la pesadilla de "la invasión chilena". Es necesario incluir este factor en nuestras decisiones, vocabulario y actitudes.

¡Bachelet conchuda!

Pues algo relativamente similar pasa aquí en México con la relación México-EUA, aunque realmente no pasa a niveles de élites gubernamentales, sino todo lo contrario.

Como iberoamericano, para mí es lamentable ésta beligerancia y denostación entre iberoamericanos, pero si me parece una grave falta por parte de los gobiernos peruanos perpetuar ésta polarización. Aunque también hay que decir que los chilenos tampoco son unas blancas palomas que no han contribuido para aminorar los prejuicios para con Chile, dense una vuelta por internet para darse cuenta de que no sólo son los peruanos, sino también argentinos bolivianos y últimamente venezolanos, desde el más ignorante troll hasta editorialistas medianamente serios hace gala de su "antichilenismo" en una medida u otra; tanta animosidad no aparece de la nada y nomás porque sí. Vaya que aunque como el artí***** y los videos lo dicen, mucho está en sus cabecitas, lo cierto es que las amenazas imaginarias surgieron de eventos reales.

Los remanentes de la dictadura militar que aún permanecen en los mandos militares y altas esferas políticas que se beneficiaron con la impunidad que se les otorgó con la transición política tienen aún muchísima influencia en Chile, eso tampoco ayuda a su imagen al exterior.

Yo opino que lo mejor para la región sería entregarle a Bolivia el paso al mar y así evitarse hacer frontera con Perú, además se vería como un evento de gran magnificencia por parte de Chile.

Gran post por cierto.

peru la pesadilla de chile perdon pero que buena estuvo esa...

estos perunos siguen jodiendo la mera verdad, mejor que se aplaquen