Antigüedad
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Cadena de mando|Juan Ibarrola
2013-03-30 • Acentos
Para los oficiales del Ejército y de la Armada, el término “antigüedad” es la definición para reconocer a los compañeros que son de su generación en el H. Colegio Militar o de la H. Escuela Naval. Su significado es motivo de orgullo, y quien pertenece a su “antigüedad” es más que un hermano. Todos los compañeros de armas lo son, pero los antikis son los que compartieron el exigente estudio, son con quienes soportaron los tablazos; son más que el compañero, el soporte con quienes iniciaron esa compleja carrera de las armas. Vale decir que entre soldados y marinos se reconocen como primos.
Oficiales, jefes, capitanes, generales y almirantes son quienes constituyen la cadena de mando de las fuerzas armadas y todos pertenecen a una “antigüedad”. Pero más allá, son mujeres y hombres que han dedicado gran parte de su vida al servicio de la nación, por lo que es muy importante que la sociedad reconozca la valía que como profesionistas y profesionales tienen. No debe encasillárseles exclusivamente en el uso legítimo de la fuerza, en todo caso, son profesionales de las armas que en un determinado momento utilizarán para restablecer la paz y la tranquilidad.
Las tropas, las clases y la marinería son en el caso de las primeras, los soldados y marineros; las clases son los cabos y los sargentos del Ejército y la marinería son los maestres de la Armada. Hoy, a diferencia de hace algunos años, quienes no son militares de carrera, como es el caso de las tropas, clases y marinería, muchos cuentan con carreras técnicas y profesionales, mismas que han cursado, en su mayoría, en instituciones educativas militares. Todos ellos están a las órdenes de sus comandantes y, en definitiva, la relación en función del pasado, ha tenido grandes cambios. Haciendo de lado cualquier prejuicio, en la actualidad la cadena de mando no se rige con base en la imposición, se logra con convicción y ejemplo. Las tropas, se constituyen de mujeres y hombres con una preparación mayor, no solamente militar, sino también civil. Tanto en el Ejército como en la marina, por ejemplo, se tienen escuelas de derechos humanos, es decir, se preparan a civiles y militares en la mejor comprensión y ejecución del respeto a los derechos fundamentales.
Difícil hoy, ordenarle a un soldado o marino que se aviente al vacío solamente porque su comandante lo ordena.
La relación civil-militar del pasado estaba basada en la división de responsabilidades, donde los civiles no permitían que los soldados se involucraran en cuestiones sensibles de gobierno, de política y de políticas públicas. De igual forma, los de uniforme no estaban abiertos al escrutinio, ni muchos menos a la rendición de cuentas sobre las labores que desempeñaban.
El abuso del poder por parte de la clase política los sustrajo de su responsabilidad principal: gobernar para mejorar la calidad de vida de sus gobernados. Por otro lado, y en paralelo, los militares comenzaron hace un poco más de 30 años un proceso de profesionalización y educación superior de alto nivel, lo que trajo por resultado que, ante la incapacidad del civil para ofrecer buen gobierno, se les pidiera a los militares de tierra, aire y mar, que aportaran su conocimiento y experiencia para coadyuvar a encontrar soluciones. Desafortunadamente las soluciones tienen que ser inmediatas, radicales y precisas y por supuesto no a todos les gusta que sea así.
Hoy, un teniente coronel o un capitán de fragata —su equivalencia en la Armada— tienen un nivel educativo, por mucho, mayor al que tenían sus similares hace 20 años; por supuesto, no se menciona como una amenaza a la civilidad, al contrario, quien así lo vea será un retrograda y anquilosado. Es preciso aprovechar el valor del conocimiento que los militares pueden aportar al fortalecimiento del país, sobre todo en el terreno del desarrollo social, de la disciplina en la gobernabilidad y por supuesto en la lealtad que le ofrecen al país y a sus instituciones.
En un análisis profundo y objetivo, no se trata de crear una competencia entre militares y civiles, se trata de aceptar la urgente necesidad de encontrar la “unidad nacional” para la reconstrucción de las instituciones civiles vitales para México. Se trata de la integración de todos los actores del Estado mexicano en pro de un desarrollo nacional que, aunque moderado —no puede ser de otra forma— demuestre a los ciudadanos un cambio.
“¡Carajo, Juan!”, me decía hace poco un coronel: “cuándo entenderán éstos que nosotros no somos el enemigo”. Por su parte otro gran amigo, un capitán de navío, comentaba la importancia de no reconocer a los enemigos de México.
¡Ahí están! Parece que están ganando.
Re: Antigüedad
Excelente articulo, sobre todo la parte de estudios, ya que en equivalencia se que licenciaturas son el equivalente a subtenientes y tenientes o primer maestre y teniente de corbeta, deduzco, espero no equivocarme que el personal de jefes equivaldría a posgrados, incluido el doctorado.
belze- Staff
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Re: Antigüedad
Sep, egresados de la Escuela Superior de Guerra y el Colegio de Defensa Nacional, según se.
belze- Staff
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