Ser policia, trabajo que desaira

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Ser policía, trabajo que dasairan

Bajos salarios, alto riesgo y estrictos controles de confianza retrasan los planes para depurar las corporaciones locales


Sara Vega Barreto camina por los espacios vacíos del Centro Estatal de Evaluación y Control de Confianza, cuya construcción ella misma impulsó desde 2009 Jorge Serratos /EL UNIVERSAL


Es el lugar en el que un centenar de abogados, sicólogos y médicos pretenden depurar los cuerpos de seguridad pública y seleccionar a nuevos policías hasta conformar en un año una fuerza operativa Jorge Serratos /EL UNIVERSAL


El problema es que nadie está interesado en ingresar a las corporaciones por el riesgo que entraña y lo poco atractivo de los salarios Jorge Serratos /EL UNIVERSAL


Es un complejo de dos niveles, diseñado para evaluar a un centenar de individuos por día. Dispone de aulas, laboratorios toxicológicos, consultorios y salas de polígrafo Jorge Serratos /EL UNIVERSAL


Pero además, por cada 10 policías de permanencia que son evaluados, se hace lo propio con cinco aspirantes, de los cuales sólo uno en promedio sale avante Jorge Serratos /EL UNIVERSAL


Ninguna corporación del mundo ha perdido tantos policías como la de Juárez en menos de un año, salvo en aquellas naciones que han estado en guerra?, dice Gustavo de la Rosa Hickerson, integrante de la Mesa de Seguridad del programa Todos Somos Juárez Jorge Serratos /EL UNIVERSAL


El panorama es tan grave, que la Secretaría de Seguridad Pública se reserva información que ataña a sus programas de reclutamiento Jorge Serratos /EL UNIVERSAL

Domingo 15 de abril de 2012
Ignacio Alvarado Álvarez | El Universal
00:10

politica@eluniversal.com.mx

MORELIA, Mich.- Sara Vega Barreto camina por los espacios vacíos del Centro Estatal de Evaluación y Control de Confianza, cuya construcción impulsó desde 2009. Es el lugar en el que un centenar de abogados, sicólogos y médicos pretenden depurar los cuerpos de seguridad pública y seleccionar a nuevos policías hasta conformar, en un año, una fuerza operativa de más de 12 mil elementos para los 113 municipios del estado. El problema es que nadie está interesado en ingresar a las corporaciones por el riesgo que entraña y lo poco atractivo de los salarios. Pero además, dice Vega, porque al mismo gobierno parece no interesarle demasiado que eso suceda.

"Han habido momentos en los que la decepción me hizo pensar en retirarme de esto", confiesa la directora del centro, "pero creo finalmente que hay un compromiso con los ciudadanos y no podemos claudicar".

El edificio fue inaugurado en agosto pasado por el entonces gobernador, Leonel Godoy. Es un complejo de dos niveles, diseñado para evaluar a un centenar de individuos por día. Dispone de aulas, laboratorios toxicológicos, consultorios y salas de polígrafo que demandaron una inversión de 39 millones de pesos. Sin embargo, siete meses después de cortar el listón de su apertura sigue vacío porque el gobierno no pagó, hasta el último día de marzo, 300 mil pesos por contrato de energía eléctrica.

Eso, comenta Vega Barreto, bien puede sintetizar lo que pasa no sólo en su estado, sino en el resto del país, que adolece de cuerpos preventivos de seguridad confiables y eficientes porque de inicio no hay un verdadero esfuerzo por depurarlos.

Michoacán tiene 12 mil agentes de seguridad pública, entre municipales y estatales, y es apenas una de las 23 entidades que cuenta con un centro de control acreditado por el gobierno federal. A la vuelta de dos años, cuando debe concluir el proceso de evaluación, la tercera parte de esos 12 mil elementos tendrán que ser despedidos por no acreditar los exámenes de confianza, según la tendencia actual. Desde 2010, 3 mil 980 policías fueron sometidos a prueba; de ellos, mil 151 reprobaron.

Pero además, por cada 10 policías de permanencia que son evaluados, se hace lo propio con cinco aspirantes, de los cuales sólo uno, en promedio, sale avante de las pruebas.

La ecuación no da para preservar la fuerza operativa que se pretende en 2013, y a ello hay que añadir un par de fenómenos predominantes en el estado: las altas tasas migratorias y el miedo o desinterés de los jóvenes por ingresar a las corporaciones policiacas.

Michoacán figura como la cuarta entidad en la que más policías municipales y estatales han sido asesinados en el sexenio, con 188, según un reporte emitido a finales de marzo por la PGR. Tan sólo en ese mes, seis elementos preventivos de Vista Hermosa, municipio colindante con Jalisco, fueron secuestrados sin que hasta hoy autoridades locales hayan resuelto su paradero.


Agentes, "sin vocación"

Michoacán está lleno de policías sin vocación, como muchos otros estados, asegura Mario Enrique Ramírez Holguín, director del Instituto Estatal de Formación Policial.

"Fueron muchos años en los cuales se crearon vacíos, y esos vacíos generaron conflictos (...). Hasta hace muy poco las cosas funcionaban porque un sujeto decía: ‘Yo soy el presidente municipal y mi compadre va a ser el director de la Policía, y sus hijos, aunque no estudiaron, van a ser policías'. ¿Tenían formación? ¿Sabían investigación? ¿Sabían de prevención? No. ¿Sabían la filosofía de lo que es el servicio público como policía? No. ¿Qué buscaban? El poder tras el poder, que lo daban con una placa", dice.

Ramírez, policía federal de carrera, asumió la dirección del instituto en febrero. Lo que halló fue una constatación de lo que afirma: "Lo primero que me encuentro son instalaciones totalmente abandonadas, trabajo no realizado, jóvenes que permanecían aquí sin realizar ninguna actividad. Falta de interés por la formación de los cadetes. Nos encontramos con que tenemos ahorita una generación de más o menos 150 jóvenes, y se tenía comprometido, hasta donde yo recuerdo, formar más o menos 750. ¿De dónde sacaron los adicionales? Pues quién sabe. Nos encontramos con personal que tenía cargo y grado y que simplemente no existía".

El reporte de la PGR ubica a Chihuahua como la entidad con mayor número de municipales y estatales asesinados, con 548, la mayoría en Ciudad Juárez, que encabeza la estadística nacional de homicidios. Entre marzo de 2011 y marzo de 2012, 56 agentes preventivos fueron abatidos, 18 de ellos este año. La secuencia de asesinatos obligó al gobierno local a responder con una estrategia de acuartelamiento en hoteles de paso. A pesar de que eso frenó los ataques, finalmente los policías decidieron abandonar sus trincheras y reinició la cacería: el 28 de marzo cinco fueron muertos a tiros mientras asaban carne en el patio de una vivienda.

"Ninguna corporación del mundo ha perdido tantos policías como la de Juárez en menos de un año, salvo en aquellas naciones que han estado en guerra", dice Gustavo de la Rosa Hickerson, integrante de la Mesa de Seguridad del programa Todos Somos Juárez y visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos. "El dato es inédito, pero además al alcalde (Héctor Murguía) no parece importarle demasiado, porque tras el asesinato de los cinco elementos, todavía comete una falta de respeto que desmoraliza al resto de agentes: declara que los que murieron tuvieron la culpa por hacer una fiesta después del acuartelamiento".

Con 2 mil elementos en nómina, Ciudad Juárez está lejos de contar con los 6 mil que requiere para alcanzar los estándares sugeridos por organismos internacionales. Desde 2008, después del despido masivo de casi 400 elementos por una primera depuración, la Secretaría de Seguridad Pública municipal buscó reclutar a ex militares en Oaxaca y Guerrero. De los 2 mil pretendidos, se contrataron menos de 30, según De la Rosa.

La mesa de seguridad a la que pertenece De la Rosa ha propuesto programas no sólo para reclutar y fortalecer la corporación, sino para aliviar el entorno social que influye en delitos del orden común. Las propuestas, dice, han sido desestimadas por el alcalde y el jefe de la Policía.


Labor "desprestigiada"

El riesgo de ser asesinado se conjuga con la desvalorización del elemento preventivo desde la misma institucionalidad, combinación poco alentadora para una época en la que se requieren unos 600 mil policías locales (lo doble de lo que hoy existe), confiables y eficientes, dice Saúl Arellano, director de Investigación del Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo Social (Ceidas).

Arellano encabezó un estudio sobre el Subsidio para la Seguridad Pública en los Municipios (Subsemun), y halló no sólo que el nivel salarial de un agente preventivo promedia 3 mil 200 pesos al mes, sino que carece de seguridad social y su actividad es la peor vista por la ciudadanía.

"Los agentes preventivos no se sienten respaldados por los militares o policías federales. Incluso en los operativos que éstos realizan, al primero que ven como socio de los criminales es al municipal, y en determinados contextos los policías municipales son las víctimas porque, ¿qué puedes hacer cuando una corporación cuenta con 10 elementos y llega un convoy con 30 sujetos armados? Al final, no sólo pertenecer a la Policía Municipal es un riesgo, sino que hay pocos incentivos para cualquiera que quiera ingresar".

En junio de 2010, Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública federal, presentó un diagnóstico en la sesión 28 del Consejo Nacional de Seguridad Pública. Describió una Policía Municipal mediocre, con escolaridad promedio de primaria, mal pagada e inútil ante la era criminal. De los 2 mil 439 municipios en México, dijo, 400 no tienen cuerpo de seguridad preventiva, y la mitad de los que sí tienen uno, operan con menos de 20 agentes. El funcionario puso la base para que el presidente Calderón instara a la conformación de 32 cuerpos de policía, uno por entidad.

Rodrigo Medina, gobernador de Nuevo León, afirmó que dicha iniciativa había surgido de la Conferencia Nacional de Gobernadores que presidía entonces. Su gobierno anunció la creación de la Fuerza Civil, que sustituiría a la desprestigiada Secretaría Estatal de Seguridad Pública.

La meta es contar con 10 mil elementos para 2015, pero hasta hoy tienen sólo mil 822 agentes, 442 recién graduados en marzo.

El gobierno ha sufrido para entusiasmar a jóvenes dentro y fuera del estado. En agosto pasado fracasó un programa de reclutamiento en la Ciudad de México. Se instalaron módulos en el Metro y se bajó el rango de estudios a nivel secundaria. Se ofrecía sueldo de entre 13 mil y 18 mil pesos mensuales, bonos de puntualidad y eficacia, programas para concluir la licenciatura, becas para los hijos y créditos de vivienda. Aun así el promedio de personas interesadas no sobrepasó los 20 por día.

A la fecha, según informes de la oficina de Prensa de la Secretaría de Seguridad Pública de Nuevo León, 70% de los mil 800 policías de la Fuerza Civil han sido reclutados en San Luis Potosí, Jalisco y Estado de México.

Durango es otro punto crítico: desde 2007 han sido asesinados 184 agentes municipales y estatales y, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad, tiene menos de 250 elementos por cada 100 mil habitantes, cuando el promedio en el país es de 354.

El panorama es tan grave que la Secretaría de Seguridad Pública se reserva información sobre reclutamiento. "Es algo que nos reservamos por ley", dice Fernando Ríos, secretario del titular Jesús Antonio Rosso.


Elementos critican exámenes

Saúl Arellano, investigador del Ceidas, afirma que el problema es que la estrategia de combate del gobierno federal sustrajo a las policías municipales de su función esencial de prevenir el delito. Y ahora se les somete a un examen absurdo, "porque de suyo se sabe que cualquier policía en este país no está bien porque nunca hubo un sistema de profesionalización".

Es lo que piensa Salvador, un agente de Morelia. "Es difícil porque faltan mucho las herramientas de trabajo, y la superioridad te exige el cumplimiento de sus órdenes sin darte las herramientas necesarias. Me refiero a capacitación permanente a policías dentro del marco jurídico, así como en derechos humanos para saber cómo actuar", dice.

El agente, con 8 años de servicio, formó un grupo de 150 compañeros para estudiar la preparatoria. El apoyo de la institución para ello es nulo. En cambio, todos han sido sometidos a exámenes en el centro que dirige Sara Vega. Con el de marzo, ha pasado dos veces por el mismo proceso.

"El examen se realiza en un cuartito de dos por dos. Lo sientan a uno en un mesabanco con un cojín lleno de sensores; colocan aparatos para medir la presión, otro en el pecho para la respiración y la computadora al lado. Te obligan a responder viendo a la pared, y las preguntas que hacen, pues la verdad no van, no me parecen indicadas. Te dicen: ‘¿Cuánto tiempo llevas en la delincuencia organizada? ¿Cuándo fue el último ‘levantón' que hiciste? ¿Cuánto tiempo llevas drogándote? ¿Cuánto tiempo llevas robando a la sociedad?' Oye, no, espérame, pues si soy policía".