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Los pretorianos, o el ejercito Mexicano contra la nación. 2vwzcep

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Los pretorianos, o el ejercito Mexicano contra la nación.

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Los pretorianos, o el ejercito Mexicano contra la nación. Empty Los pretorianos, o el ejercito Mexicano contra la nación.

Mensaje por ivan_077 Febrero 20th 2014, 00:36

O también: Pruebas de que los oficiales iturbidistas fogueados en la contrainsurgencia no servían sino para sentarse un chayote....
La situación se pone cada vez peor en el país y cada vez hay mas personas que piensan que el ejercito es un traidor por no quitarnos al gobierno de encima. Sin embargo, hay una razón para que esto no suceda y que al parecer el Ejercito Mexicano tiene muy presente.

¿Que es un pretoriano? La guardia pretoriana fue creada por Augusto Cesar para cuidarlo, y posteriormente tal guardia se encargo de la protección de los emperadores romanos, al menos supuestamente. La Guardia Pretoriana se dedico a quitar a todo emperador que no la complacía o satisfacía sus caprichos y fue uno de los causantes directo de la caída del Imperio Romano. La explicación viene al caso porque durante el primer siglo del Mexico Independiente muchos de los oficiales se portaron de igual manera. Fue necesaria una guerra injusta y la perdida de medio país para despertar la conciencia nacional y se necesito un siglo mas para salir del atolladero en que los pretorianos nos dejaron.
Articulo sacado de forma mas o menos íntegra del libro Leyendas y Costumbres de  México, libro editado por la Editorial del Valle de México y que narra la actuación del Ejercito Nacional durante el primer siglo del México Independiente.


La tragedia antigua clásica, de suntuoso e inmortal espíritu helénico, tiene por condición esencial que la Fatalidad se encargue de establecer y conducir el encrespamiento y ebullición de las pasiones humanas, desde la primera escena (generalmente una apoteosis), hasta la final, comúnmente un asesinato, un cadalso, o un suicidio. En nuestra tragedia de Texas y la más doliente aún, la de toda la República en su guerra con los Estados Unidos, el siniestro papel de la Fatalidad lo desempeñó nuestra clase militar.

Un ejército no debe pretender ser generador del poder, porque tal función es contraria a su naturaleza. Un ejército verdadero es el tipo perfecto de una jerarquía estricta. Una jerarquía sólo es posible con una disciplina absoluta. Si los mexicanos vinimos a este mundo para servir y morir, nuestro ejercito esta para servir, morir y obedecer. En la monarquía pura, el rey es el jefe de esa jerarquía llamada ejército y desde el príncipe heredero hasta el último soldado, todos deben igual obediencia a su ley y a su jefe. El rey no divide su poder, ni lo recibe del ejército, no lo envilece temiéndole. Para Federico I su hijo era un soldado a quien su padre debía atravesar con la espada en caso de insubordinación como bien estuvo a punto de hacerlo por una desobediencia. Su hijo, Federico el Grande, Abuelo de la Alemania actual, autor del Código Militar aceptado por todas las naciones, afirma en él que el soldado debe tener la gloria de ser el súbdito absoluto porque absoluta debe de ser para él la disciplina.


En el sistema oligárquico como el de la República de Venecia, el ejército era tan súbdito de la República como en la monarquía absoluta. En las Repúblicas democráticas como Suiza o los Estados Unidos el poder emana del pueblo y el ejército es un súbdito absoluto del pueblo, nunca su protector. Todos en esas dos naciones pueden censurar y mandar menos él. Ya hemos visto al presidente Polk tratar al victorioso general Scott con el mismo rigor e impertinencia usual en un soberano absoluto europeo como jefe del ejército.

En mala situación está el país donde el ejército pretenda ser el árbitro de los destinos nacionales y el origen del poder público. Pero entonces para que el poder salga del ejército es preciso que brote de la deslealtad del ejército y un ejército cuya función es la deslealtad, no tiene disciplina y deja de ser ejército. Nunca pues, el poder puede salir de un ejército verdadero, sino de una turba o soldadesca corrompida por el soborno y deshonrada por la defección.


Cuando un país tiene la desgracia de que el origen del poder se encuentre en una turba armada, corrompida y sin honor, está perdido y destinado a ser presa de los conquistadores más débiles. Tal es su natural destino. Cuando el origen del poder reside en la soldadesca se le da a ésta por recuerdo histórico del nombre de pretoriana.


Bajo el sistema pretoriano no sólo el origen del poder sino también la posición del soberano o su muerte se encuentra a disposición del ejército. El ejército pretoriano es aquel que asesina en la noche al caudillo o héroe que aclamó en la mañana; el que derrumba hoy las instituciones que juró defender ayer; el que sin cesar turba la paz pública y devora la riqueza, la moral, el honor y el patriotismo de la nación, porque la acostumbra a tener por amo todos los vicios y todas las indignidades.


Disponen los ejércitos pretorianos del poder público por dos hechos; su corrupción y la impotencia nacional, y no conceden el poder a los caudillos por sufragio en urna electoral sino por venta al mejor postor. El pretorianismo es la subasta pública del bienestar nacional, que tiene siempre por principio una orgía de sangre y de pillaje y por final la roca Tarpeya o una puñalada en la espalda. La civilización ha modificado el programa romano en la mayor parte de las naciones pretorianas, cambiando el asesinato por el ostracismo o el desprecio.


¿Cómo tiene lugar el remate del poder público por la soldadesca en el sistema pretoriano?

La soldadesca pide por precio del poder que el caudillo impostor sacie todos los apetitos rapaces y brutales de la turba militar colocándola desde luego fuera de la justicia, de la disciplina, de la probidad, y del patriotismo. Como se ve, este precio de la púrpura es muy elevado, por ser indefinido, y aunque el caudillo postor ofrece pagar con el erario público, con la dignidad nacional, con la riqueza social y con todos los derechos, virtudes y energías de la población, no puede haber nación por rica que sea que aguante contra su riqueza y virtudes exacciones ilimitadas. Pero las naciones grandes y ricas pronto aprenden a defenderse contra el pretorianismo de modo que este azote sólo es crónico en las naciones pobres de dinero, de moralidad, de ilustración y dignidad.


En 1830, nuestro ejército era un valioso ejemplar de pretorianismo. Pero hay una diferencia; tal cosa tenía sus bases en una oficialidad corrupta y apátrida, no en unos soldados apáticos, que dicho sea de paso, no habían querido unirse al ejército nacional.  Los oficiales se dedicaban a pedir un montón de cosas que al serles imposible de conceder, le pedían a alguien que si estuviera dispuesto a hacerlo. Ese alguien invariablemente se daba cuenta que eso no era posible, pero tenía que pagar, so pena de ser asesinado o depuesto. ¿Qué hacia entonces el caudillo ya convertido en presidente? No podía pagarlo de los impuestos, pues no había un sistema de recaudación federal, y las aduanas veracruzanas no juntaban tanto efectivo. ¿Qué hacer? ¡Pues pedir prestado! Pedirle prestado a un montón de hijos de perra…..


¡Yo atenderé mejor que nadie a la ameritada clase militar!—decía el caudillo―!Todo para mis amigos! ¡Todo para el ejército!


Pero pocos días después de su triunfo, el nuevo Presidente comprendía que le era imposible cumplir con sus innumerables y onerosos compromisos. Todos querían ser coroneles de caballería con mando y caballos bulímicos; o por lo menos de infantería, o comandantes generales con gastos extraordinarios para perseguir indios bárbaros o mansos, o gavillas imaginarias y disponer de las rentas de las aduanas marítimas y de todas las de las oficinas recaudadoras fiscales. Todos querían llevarse lo más pronto posible el dinero del gobierno o de los particulares, fabricar casa y comprar haciendas, títulos nobiliarios, palacios o establecer casa de juego, de peleas de gallos, de toros, o de hombres. Todos pretendían que los fueros cubrieran todos sus delitos, pasados, presentes y futuros. Todos reclamaban haber sido los primeros amigos del caudillo y tener en consecuencia derecho a siglos de poder y de opulencia comúnmente por no haberle servido más que para desprestigiarlo. El caudillo triunfante comprendía pronto que no era más que el esclavo vil de una canalla en vez de ser el jefe omnipotente de un ejército. Por su parte, la oficialesca pretoriana viendo que no se le pagaba puntualmente el precio ilimitado del remate de la silla presidencial, abría nuevo remate y el asunto empeoraba porque a la numerosa clase militar existente se agregaba la parvada famélica de civiles que se lanzaban por hambre y ambición a la revuelta con el objeto de obtener la posición de amigos primitivos del caudillo en los momentos de mayor peligro y vacilación, título que equivalía a una escritura hipotecaria contra todos los bienes muebles e inmuebles de la nación.


Voy a dar cuenta del resultado de los remates del poder público verificados de 1821 a 1845 por la turba oficialesca o sea nuestro ejército pretoriano:

•1823 ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 9 430 790 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 5 409 722


•1824 ...Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 8 877 515 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 8452 828


•1825 (Primer semestre) ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ...18 946 523 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 10 690 604


•1825 a 1826 ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 10 030 902 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 11 921 127


•1826 a 1827 ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 10 640 215 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 15 137 729


•1827 a 1828* ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 11 343 007 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 10 826 606


•1828 a 1829 ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 11 191 177 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 12 787 994


•1829 a 1830* ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 11 182 558 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 11 656 478


•1830 a 1831 ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 12 899 533 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 14 521 689


•1831 a 1832 ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 17 656 929 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 13 033 696


•1832 a 1833* ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 17 287 342 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 11 580 116

•1833 a 1834* ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 11 298 315 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 12 838 721


•1834 a 1835 ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 15 058 292 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 9 682 290


•1835 a 1836* ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 13 456 565 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 14 237 284


•1836 a 1837 ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 14 712 346 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 11 176 544


•1837 a 1838 ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 16 153 411 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 8 835 201


•1839 ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 13 575 306 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 11 602 794


•1840 ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 15 179 270 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios 14 084 324


•1841* ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 17 116 878 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 13 452 119


•1842 ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 17 502 816 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 15 548 540


•1843 ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 19 713 416 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 18 237 021


•1844* ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 20 402 101 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 18 940 294


•1845* ... Presupuesto decretado de Guerra y Marina ... 22 851 408 ...
Ingresos efectivos de la República Mexicana, ordinarios y extraordinarios ... 16 583 879.


NOTA
El signo *, corresponde a los años de gobiernos derrocados.


Desde 1821 hasta 1845 inclusive, nuestro ejército pretoriano remató el poder diez veces y otras tantas derrocó a los caudillos postores en que fincó el remate. Diez gobiernos derrocados en veinticinco años, fuera de los pronunciamientos sofocados, representan un estado de anarquía. El sistema de poner a remate el poder público no produce gobierno sino anarquía; el ejército comete el crimen de lesa nación cuando asegura que en su deslealtad profesional reside el origen del poder público. Haga el estimado forista de notar los p^%#$ números rojos.


Por el cuadro que acabo de exponer se ve que los caudillos postores triunfantes desde 1822 hasta 1850 remataron el poder ofreciendo por él a la turba oficialesca casi todas las rentas nacionales y que desde el año fiscal de 1831 a 1832 y con excepción de los años de 1835 y 1836 fue preciso comprar la silla presidencial, ofreciendo constantemente una suma muy superior a la total de las rentas de la nación.


En la bandera del pretorianismo está siempre escrita su doctrina: Todo para la clase militar. No se puede dudar que esta doctrina fue sostenida desde 1821 hasta 1845 y aun después y que no alcanzando las rentas nacionales para cubrir las atenciones del ejército la nación adquirió una importante deuda exterior y una más importante deuda interior que todavía estamos pagando y que ascendía a 144 millones de pesos en 1845, sin contar con los 44 millones reconocidos como deuda anterior a la independencia.

• En los 23 años corridos de 1823 a 1845 importaron las rentas nacionales ... $ 291 236 796


• Precio total que tuvieron que decretar los presidentes por aquellos años como pago al ejército ... $326 506 715

• Rebajando la deuda pública anterior a la independencia y lo que importó lo gastado en otras atenciones públicas, contrajo la nación para los remates del poder y para el ejército por deuda exterior e interior hasta 1845 ... 106 000 000


• Destinado por la nación sólo para remates del poder público en 23 años quedando sin caminos, sin puertos, sin ferrocarriles, sin paz, sin honor y sin el territorio de Texas, Nuevo México y California ... 486 000 000.


Hay que agregar a esta suma lo que la Nación le daba a las fuerzas pronunciadas que formaban parte del ejército y cuyos gastos se echaban sobre las rentas públicas y los propiedades particulares; esta suma tan difícil de calcular no puede bajar en veintitrés años de sesenta millones de pesos. A esta cantidad hay que agregar todavía los millones que la Nación ha pagado a los gobiernos extranjeros por ultrajes y todo género de atentados cometidos por militares déspotas y brutales, contra extranjeros residentes en el país.

Conforme a la promesa del pretorianismo: Todo para la clase militar...¿significa esto que esta debió ser una clase opulenta, muy bien pagada, llena de comodidades, muy prestigiada por la sociedad y con una suerte frenéticamente envidiada por todos los civiles? Nada de eso; la clase militar de 1821 a 1845 ha sido la más hambrienta, la más extenuada por las enfermedades, los vicios y las más tremendas miserias. Los huérfanos de los soldados morían de hambre y sus familias se iban a la c******a también, terminando estas consumidas por la tuberculosis y la anemia, o como costureras de los soldados confeccionando ropa de munición y siendo cruelmente explotadas por sórdidos contratistas de vestuario.

La suerte de la clase militar antes de 1880, era tan negra, tan desesperada, tan humillante, tan miserable, tan desprestigiada que no había madre de familia que no exclamase una o varias veces: Prefiero ver muerta a mi hija antes que casada con un militar, y todos los padres de familia llegaron á decir: Preferimos contemplar a nuestros hijos limpiando atarjeas antes que verlos militares.

De modo que en teoría el pretorianismo promete todas las riquezas de una nación maltratada, pisoteada y aniquilada como botín para hacer opulenta a la clase militar y en la práctica hemos visto que lo que el pretorianismo ha proporcionado al ejército, ha sido inconmensurable miseria, infinito deshonor, completo desamparo para sus familias, naufragio perpetuo de sus aspiraciones, ardiente aversión nacional y desprecio del mundo civilizado. Los oficiales llegaban al extremo de venderle las provisiones a sus soldados rasos, cosa que no estaban supuestos a hacer. El ejército mexicano está bien pagado, bien tratado, bien equipado y en vía de elevarse al rango de verdadero ejército, órgano noble de la patria, desde que ha cesado el pretorianismo, desde que no ha desempeñado la inmoral e imbécil tarea de poner a remate la silla presidencial, cosa que deberían tener bien presente aquellos que quisieran verlo alzado otra vez contra el gobierno.

¿Entonces si la clase militar no había recibido los centenares de millones de pesos que ha costado a la Nación, adonde han ido éstos a parar?

Ya dije lo que se había destinado en los presupuestos al ejército, voy ahora a decir lo que en realidad recibió de 1823 a 1845 apoyándome siempre en datos oficiales tomados de las Memorias de Hacienda y muy especialmente de la notabilísima de 1869 a 70, formada por el distinguido Ministro de Hacienda, el Señor Latías Romero.

Para que los militares contemporáneos puedan hacer reflexiones sobre el militarismo, presento el siguiente cuadro.

• 1823 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... No hay datos ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... No hay datos


• 1824 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... No hay datos ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... No hay datos


• 1825 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 7 277 534 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... Nada



• 1825 a 1826 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 13 134 810 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... Nada


• 1826 a 1827 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 10 155 878 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... Nada

• 1827 a 1828 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 8 822 569 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... Nada


• 1828 a 1829 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 7496 297 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... 3 719 232


• 1829 a 1830 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 7 692 632 ... Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... 3 461 165


• 1830 a 1831 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 8 340 659 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... 4 329 206


• 1831 a 1832 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 10 576 256 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... 3 350 025


• 1832 a 1833 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 12 386 602 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... 3 507 575


• 1833 a 1834 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 10 180 620 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... 6 160 375


• 1834 a 1835 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 7 102 202 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... 3 026 192


• 1835 a 1836 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 7 686 926 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... 5 294 253


• 1836 a 1837 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 6 618 142 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... 7 463 590


• 1837 a 1838 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 8 790 662 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... 5 294 236


• 1839 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 7 088 140 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... 10 342 815


• 1840 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 5 998 908 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... 12 484 048


• 1841 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 6 628 537 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... 11 698 755


• 1842 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 6 777 052 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... 15 471 300


• 1843 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 6 367 329 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... 18 324 502


• 1844 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 6 671 663 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... 17 606 755


• 1845 ... Pagado al ejército a cuenta de su presupuesto ... 5 086 344 ...
Pagado a los agiotistas en efectivo a cuenta de sus créditos ... 16 492 302


Si la gran masa de la clase militar ha sido la más desgraciada de la Nación, ¿qué suerte han tenido los aclamados, los distinguidos, los ídolos del ejército? Los generales, Guerrero, Victoria, Bravo, Negrete, Echavarri, Moreno y Andrade fueron declarados por el ejército héroes de nuestra Independencia a quienes los mexicanos debían eterna gratitud, respeto y admiración. ¿Y qué hizo el ejército con esos ídolos? Asesinar infamemente a Guerrero, rebelarse contra Victoria y humillarlo, desterrar a Bravo y hacer morir en la pobreza o en la miseria en suelo extranjero a Morán, a Andrade, a Negrete y a Echavarri después de haberlos declarado traidores a la patria, indignos, soeces y canallas. Y si Hidalgo, Morelos, Matamoros y Mina, hubieran vivido después de la independencia, la turba oficialesca pretoriana llamada ejército, los habría asesinado o desterrado, después de haberlos deshonrado, insultado, escupido y pisoteado.


Separando a los presidentes interinos, el ejército aclamó jefes de la Nación y colocó en la silla a Iturbide, Victoria, Gómez Pedraza, Guerrero, Bustamante, Santa Anna, Herrera y Arista. Ya he dicho que asesinó a Iturbide y a Guerrero y humilló a Victoria previa rebelión; desterró a Pedraza; dos veces a Bustamante, tres a Santa Anna, una a Herrera y otra a Arista. Á todos sus prohombres el ejército en sus actas de pronunciamiento los ha declarado tiranos, malvados, traidores a la Constitución o a la Patria, venales, malos mexicanos dignos de oprobio, de castigo, de maldición y del cadalso. ¿A quién respetó esa turba desgreñada, famélica, viciosa y antipatriota? Sólo a su hambre, a sus vicios, a sus ambiciones de pereza, rapiña y desorden. Si no fuera por la Historia, los militares que hemos tenido nobles y patriotas se hubieran quedado dentro de la tumba que les construyó el ejército; ¡la infamia!


El sistema pretoriano es infalible en sus procedimientos e inexorable en su lúgubre putrefacción. ¿Qué ha hecho el pretorianismo con los héroes de la independencia de la América del Sur? Bolívar recibió incienso como un pontífice, flores como una Virgen, himnos como un héroe y fue aclamado por su ejército como un dios fenicio o persa y al fin tuvo que saltar por una ventana para evitar los puñales de la turba oficialesca que quiso asesinarlo. El divino Sucre fue asesinado. Morazán el fundador de la nacionalidad centroamericana, asesinado también; O'Higgins y San Martín tuvieron que repatriarse y morir en el silencio pavoroso de los dioses sin culto y de los ídolos arrojados a la basura. Páez y Soublette fueron desterrados y después de ellos continuó la marcha macabra pretoriana con los presidentes, sobresaliendo Bolivia donde la turba oficialesca ha asesinado a once de sus ídolos en menos de cincuenta años.


En la Roma imperial tuvo lugar la apoteosis del pretorianismo. Los generales que obtuvieron la púrpura por el sufragio orgíaco de la soldadesca, fueron veinticuatro. De ellos los soldados asesinaron a diecisiete. Othon tuvo que suicidarse para evitar ser asesinado por Vitelio, caudillo del cuartelazo triunfante. Decio hubiera sido asesinado por sus soldados, pero cae en un pantano… donde muere. Valeriano hubiera también caído bajo el puñal o la espada del prefecto del pretorio que era el Ministro de la guerra imperial, si no hubiera tenido la fortuna de morir prisionero de guerra. A Claudio II lo mató a tiempo la peste. Sólo Vespasiano, Tito y Septimio Severo mueren de enfermedad debido en gran parte a que se empeñaron en disciplinar al ejército y a no permitirle que se mezclara en cuestiones políticas. No cabe pues duda que el sistema pretoriano es una perla engastada en la punta de un puñal para los militares distinguidos a quien según la Historia no ha favorecido.


Un ejército pretoriano no puede ser base de nada serio. Las tropas que el Vicepresidente Anastasio Bustamante envió a Texas, para que apoyasen las disposiciones que el gobierno creía conducentes para salvar aquel territorio se le pronunciaron el año de 1832, a favor del Plan de Veracruz. En 1833, la administración liberal triunfante nombró Comandante General de los Estados internos de Oriente al general Vicente Filisola con encargo especial de vigilar y reprimir a los colonos de Texas, pero las fuerzas puestas bajo su mando se le pronunciaron en el camino. Filisola nos cuenta lo que hicieron los revolucionarios para Conseguir que se pronunciasen las tropas que bajo sus órdenes marchaban a Texas:


“Con esto, y ofreciéndoles a las tropas que volverían para México, consiguieron los revolucionarios decidirlas a todo lo que quisieron y la noche del 19 se pronunciaron por el plan de Escalada adicionándolo en los términos que les pareció más conducentes a sus ulteriores objetos “

Desde entonces se convenció el General Filisola que el ejército mexicano no defendería el territorio de Texas y que dejaría que fuese arrebatado a la nación por un puñado de aventureros a quienes el mismo ejército con sus vicios e indisciplina tenía que enseñar a que despreciasen las armas mexicanas.


Y como por más que hizo (por evitar el pronunciamiento el general Filisola) no lo pudo conseguir, desde entonces desconfió de que en lo sucesivo pudiesen ser mejor reprimidos los colonos de Texas, ni vueltos a la obediencia de las leyes de la Federación.

Si en 1836 una parte pequeña del ejército mexicano llegó a penetrar en Texas, fue porque el general Santa Anna le había hecho creer en primer lugar, que él era un segundo Alejandro el Grande, un Invencible, un dios bélico del Hindostán, un Mesías, un ser divino. Siempre que un ejército pretoriano encuentra un caudillo extraordinario que le parece invencible y que sabe seducirlo por la corrupción, se produce entre ambos una verdadera luna de miel más o menos larga. Aun los caudillos ordinarios gozan de pequeña luna de miel con sus pretorianos, que dura algunos días pasados los cuales les dan un puntapié o los matan conforme al ritual en uso. Después de la famosa batalla de Zacatecas, Santa Anna produjo la convicción de ser el Marte de América y los pretorianos durante la luna de miel que le concedieron, aceptaron ir a Texas por poco tiempo, pero en 1843 cuando Santa Anna quiso de nuevo llevarlos, lo arrojaron del poder.

Después del desastre de San Jacinto, el ejército mexicano tuvo que evacuar a Texas. ¿Por qué no volvió?

Porque a pesar de ser necesario reparar aquella pérdida (la de San Jacinto) y volver al campo de las guerras con elementos superiores, el estado del país era intranquilo y diferentes y serias conmociones impedían concentrar la atención y los recursos para oponerlos a Texas.

¿De manera que el país por su intranquilidad y serias conmociones se oponía a la reconquista de Texas? El país jamás se opuso a semejante empresa, al contrario siempre se manifestó ardiente para que se llevase a cabo una nueva campaña. El autor de las serias conmociones y de la intranquilidad que hicieron imposible dicha nueva campaña, fue siempre la ameritada clase alta militar.

¿Por qué el ejército no marchó a Texas a reparar los reveses y las vergüenzas de 1836? El general Tornel, Ministro de la Guerra nos lo dice: Por la necesidad de mantener fuerzas en todos los departamentos para enfrentar las revueltas.

¿Pero quiénes hacían las revueltas? Únicamente la clase militar.

En 1838 el gobierno había logrado reunir en Matamoros un cuerpo de operaciones sobre Texas, pero los pretorianos se pronunciaron en San Luis Potosí y la expedición fracasó.

Para atacarlos el gobierno mandó traer de Matamoros mil hombres al mando del General Amador que llegaron después de buena hora porque no sirvieron para derrotar a Ugarte y además se impidió con esta desmembración del ejército destinado a Texas, la reconquista de aquel Departamento.

El general Tornel leyendo como Ministro de la Guerra la memoria de su ramo, en la Cámara de Diputados los días 7 y 8 de Enero de 1839 decía:

“Es indispensable para atender a dos guerras (contra Texas y contra Francia) preparar y combinar elementos de defensa cuando escasean recursos y cuando hay que atender al mismo tiempo a las disensiones interiores.”

Se ve pues que para un ejército pretoriano no importa que el país tenga que sostener al mismo tiempo hasta dos guerras extranjeras; no por tan pequeño motivo han de cesar las disensiones interiores o los pronunciamientos. Cien guerras extranjeras puede haber en una nación asolada por pretorianos, sin que se suspenda la tarea de la clase militar de mantener siempre a la orden del día y en los cuarteles, el remate de la silla presidencial, al mejor postor, pagadera con los dineros del presupuesto y la impunidad para todos los crímenes que se encuentren dentro del amplio fuero militar.


(Hasta aquí el artículo de Francisco Bulnes)
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(Autor desconocido)
No fue únicamente Bulnes quien  dedicara frases de censura al militarismo mexicano, ni fueron completamente injustificadas esas críticas más o menos severas que revelaran el descontento que habían producido los jefes del ejército por su poca estabilidad y su preponderante influencia en la política del país.


Durante largo tiempo la suerte de la nación estuvo en sus manos y de ella decidían con poquisimo patriotismo y con ningún escrúpulo. Los cuartelazos, las asonadas y los golpes de estado se sucedían con tal frecuencia que el país empobrecido, agitado y constantemente desangrado, no podía emprender una marcha segura hacia el progreso, por faltarle la paz, la seguridad e instituciones estables. La disciplina militar obligaba al soldado;  pero los jefes encontraban fácilmente un pretexto para eludirla, arrastrando tras de ellos porciones del ejército que se enfrentaban unas a otras, en luchas cuya razón incomprensible a veces, venia finalmente a identificarse finalmente con la figura del caudillo. La rivalidad de los numerosos caudillos les originó la necesidad de contar con fuertes núcleos de combatientes, formados sin selección y retenidos por la facilidad de satisfacer sus apetitos de desorden.
Largo tiempo fue el país escenario de estas luchas; y consecuentemente el ejército fue perdiendo respetabilidad; fue perdiendo esa fuerza moral que lo hace más eficaz, guardián del orden y mejor sostén de las instituciones que las armas mismas.


La crisis fue inevitable, pero quedaban las páginas de gloria que escribieran la sangre de numerosos héroes; quedaba la tradición de un Colegio Militar, por más de un título glorioso y quedaba sobre todo ese íntimo sentimiento de amor a la patria, que como un recurso providencial ha agrupado un trabajo silencioso pero constante, elementos de espontanea reacción, que han salvado al país de esta y otras crisis.


Es el corazón mexicano noble por innata tendencia: es entusiasta de todo lo que es grande y elevado y estos sentimientos le han inspirado actos de heroísmo más numerosos que nuestras victorias militares. En nuestras guerras en contra de potencias extranjeras ( que como siempre, no han hecho sino cagar el palo, las muy putas hijas de su repútisima, gonorrienta y p$#@ñera madre) hay pocas victoria, pero en cambio hay muchos actos de valor temerario e historias de cruentos sacrificios por un ideal, que ha sido siempre el de una patria libre, fuerte y poderosa; actos que por sí solos atenúan la vergüenza que en nuestra historia ha escrito el pretorianismo putete y maldito que no ha hecho sino sumergir al país en un hervidero de mierda. La oficialidad de nuestro actual ejército, depositaria de esos sentimientos, ha elevado el nivel moral de la institución armada a un grado tal que ya es nuevamente objeto de la estimación general.


El sentimiento de orden, traducido en un constante respeto a la disciplina militar, asegura a la sociedad de la lealtad de nuestro ejército, a las tradiciones mexicanas cuya custodia le ha sido encomendada; nuestras tradiciones (las buenas, por supuesto) son piedra angular de nuestra patria y no se le puede concebir ya sin ellas.


La bandera nacional tricolor ha sido testigo de episodios sublimes, y ha sido imposible arrearla sin tener que regarla abundantemente en sangre. Esa enseña no puede, no debe ser cambiada; ella ha sido fuerza y valor en los campos de batalla, en donde el enemigo ha tenido que desgarrar su paño bendito con las mismas balas con las que vertió la sangre de sus defensores; y será  por tanto fuente de inspiración y fuerza cuando el enemigo vuelva a marchar sobre territorio nacional.

Pero la Bandera del Águila y la Serpiente no es solo símbolo de la Nación, sino también símbolo del Ejercito, de la Marina y de la Fuerza Aérea,  que deberán defender de enemigos extranjeros la soberanía y suficiencia del país y purgar de cualquier cucaracha el suelo de nuestra Santa Madre Anáhuac cuando este amenace nuestro camino a la Supremacía Mundial y ponga en peligro nuestras tradiciones.

A continuación se ofrece una cronología de los episodios de carácter político militar que han envuelto a la nación, en el que nuestras fuerzas armadas se han visto envueltos y que por tanto muestra como el ejército nacional ha jugado en contra del mejor interés y de las necesidades básicas del país mas de una vez. Esperamos que esto no suceda una vez mas.

1. 2 de diciembre de 1822. Pronunciamiento de Santa Ana en Xalapa.

2. 1 de febrero de 1823, plan de Casa Mata, al mando una vez más la que seria conocida como su golfísima Alteza Serenísima.

3. Durante la administración de Victoria  se pronunció Montaño en 1827 y Santa Ana y Zavala en 1828, para impedir que Gómez Pedraza llegara al poder.

4. 3 de Noviembre de 1828: Motín de la Acordada.

5. 3 de Diciembre de 1829: Pronunciamiento del Vicepresidente Bustamante en Xalapa.

6. 2 de diciembre de 1832: Convenio de Zavaleta reconociendo a Gómez Pedraza como presidente.

7. 26 de Mayo de 1833: Pronunciamiento de Escalada en Morelia.

8. 29 de Mayo de 1839: Levantamiento de Santiago Imán, en Tizimín, Yucatán

9. 28 de Septiembre de 1841: Plan de Tacuba y después Convenios de la Estanzuela.

10. 10 de junio de 1842: Se reúne un congreso constituyente moderado y un levantamiento provoca su disolución.

11. Los años de 1844, 1845 y 1846 vieron sendos levantamientos, el primero contra Santa Ana, el segundo contra Herrera y el tercero contra Paredes.

12. 14 de diciembre de 1845: Pronunciamiento de Paredes Arrillaga en San Luis Potosí con las tropas destinadas a la Guerra de Tejas.

13. 20 de mayo de 1846: Pronunciamiento Federalista de Gómez Farías en Guadalajara. Sale a sofocarlo Paredes Arrillaga y se pronuncia en México el general Mariano Salas.

14. 22 de febrero de 1847: Sublevación de los Polkos. A estos hijos de su repútisima y santa madre les valió pito que estuviéramos siendo invadidos, igual se levantaron en armas. Bonita guardia nacional.

15. 13 de Septiembre de 1852: Plan revolucionario contra Arista y en favor de la p$#@ esa de su Alteza Serenísima, alias Quinceuñas.

16. 13 de agosto de 1855: A la una de la mañana la guarnición de la capital se pronunció por el plan de Ayutla. (Este si fue un levantamiento decente)

17. 20 de Octubre de 1856: Pronunciamiento de Orihuela y Miramón en Puebla.

18. 10 de Diciembre de 1856: Pronunciamiento de Rosas Landa en San Luis.

19. 17 de diciembre de 1857: Zuloaga se pronuncia declarando el cese de la Constitución de 1857.

20. 11 de enero de 1858: Pronunciamiento en México que declara presidente al General Zuloaga.

21. 13 de Marzo de 1858: Motín militar contra Juárez en Guadalajara.

22. 2 de Mayo de 1871: Pronunciamiento en Tampico.

23. 1 de octubre de 1871: Motín de la Ciudadela.

24. 8 de noviembre de 1871: Levantamiento del plan de la Noria.

25. Enero de 1876: Plan de Tuxtepec contra la relación de Lerdo.

26. 25 de Junio de 1878: El general Escobedo fracasa en su intento de restauración Lerdista.
27. 3 de Marzo de 1912: Pronunciamiento de Pascual Orozco.

28. 16 de octubre de 1912: Se subleva el Sobrino de su Tío (Félix Díaz) en Veracruz.

29. 8 de Febrero de 1913: Cuartelazo de la Ciudadela, que sumergiría a la Ciudad de México en una batalla urbana que solo terminaría con el final de la Decena trágica y el asesinato de Madero y Pino Suarez, preparando el camino para 8 años más de guerra e inestabilidad política.

30. 1 de noviembre de 1914: La Convención de Aguascalientes trata de cesar a Carranza como Primer jefe de la Revolución y a Villa como jefe de la División del Norte. EL “Barbas de Chivo” se niega a dejar el poder.

31. 23 de abril de 1920: Plan de Agua Prieta contra el Presidente Carranza.

32. 7 de Diciembre de 1923: rebelión encabezada por Adolfo de la Huerta contra el Manco de Celaya, famoso General que tenía por costumbres disparar cañonazos de cincuenta  mil pesos.


La responsabilidad de estos episodios político militares no debe recaer exclusivamente en los militares; el pretorianismo siempre fue originado u explotado por políticos extranjeros, que con un cinismo diabólico sembraron gran parte de los males que padecemos hoy. Huerta llego al poder con ayuda de los Estados Unidos durante la Administración Taft, y los levantamientos durante la  Primera Mitad del México Independiente fueron reportados al dedillo por la p$#@ esa de Joel Roberts Poinsett.

Siempre quise transcribir este artículo, pero solo después de volver a Oaxaca y toparme con la fuente pude hacer tal cosa, gracias a la ayuda de mi madre, que estuvo dictándome el presente articulo. . Como sea, me gustaría aclarar algunos puntos que se me hacen particularmente interesantes.

El primer siglo del México fue un infierno, siendo responsables de él, entre otras cosas, la Iglesia todo poderosa, los masones,  los banqueros y empresarios agiotistas y un ejército con oficiales que se volvieron tales combatiendo a la Independencia y famosos por sus medidas contrainsurgentes.  Estos últimos (Santa Ana e Iturbide entre ellos) obtuvieron sus laureles combatiendo contra los patriotas mexicanos y solo abrazaron la causa de la Independencia cuando quedo más que claro que iban a perder sus privilegios como consecuencia de las nuevas leyes promulgadas en España. La Profesa independizo al país y estos hijos de su repútisima madre se dedicaron a chingar el prójimo. Era natural que esos hombres (muchos de ellos con mentalidad colonialista, pues se sentían más españoles que mexicanos, lo cual no era de extrañar) con su sola presencia lastimaran al país, le cortaran las alas a nuestra Águila Imperial y nos dejaran listos para el matadero.

Lo peor es que incluso los patriotas contribuyeron en tal crimen. Las luchas entre las logias masónicas de los Escoceses y los Yorkinos fueron responsables de gran parte de los problemas del México Independiente, englobando en sus problemas a una gran parte de oficiales y patriotas errados que contribuyeron a la desgracia del país con su estupidez. Los gringos son responsables de mucho de esto, en especial Joel Poinsett, ministro plenipotenciario que apoyó a los Yorkinos y sembró tal estado de caos que para la invasión de los Perros no hubo nada que pudiéramos hacer.

Pienso (ustedes juzgaran) que el pasado articulo debería ser circulado entre nuestras fuerzas armadas y entre los cadetes y reclutas del Penta, y que debería ser visto de manera obligatoria en nuestras secundarias y preparatorias. Ustedes dirán. Yo doy gracias que el ejercito ya no sea así. Un golpe de estado ya no es posible, aunque la verdad sea dicha, unos balazos contra funcionarios corruptos a lo Doble Hoja no estarían tan mal....

Los izquierdistas(no lo digo como insulto, yo soy bien izquierdoso) cometen el error de acusar a los soldados de ser un atajo de zombis imbéciles incapaces de pensar por si mismos. En el ejercito les enseñan a obedecer, pero no les enseñan a pensar...al menos eso dicen. Pero como hemos visto, un ejercito que se levanta contra el estado pronto le agarra el gusto a hacerlo otra vez. A México se lo comieron los gringos aprovechando el desmadre durante la primera mitad del siglo XIX.

Nótese la diferencia entre el militarismo Mexicano y el Japonés o el Alemán. Ambos comparten características comunes, como el hecho de pasarse por los huevos a las instituciones civiles, su nulo respeto cualquier ley que no sea la suya y la extraña afinidad de los oficiales por la desobediencia (en el caso Mexicano o Japonés), o por la subordinación de las necesidades civiles a las militares (Alemania). Sin embargo, la diferencia más manifiesta y por la tanto la causa de que a México se lo terminara cargando el payaso mientras que Alemania y Japón se convirtieran en potencias se debe al patriotismo de las fuerzas armadas de estas últimas. Los mandos y oficiales  japoneses y germanos buscaban la gloria( y por lo tanto el poder económico y político) para sus respectivas naciones, mientras que en México tanto oficiales como civiles (ahora civiles más que nada) se dedican a aprovechar todo lo posible sus respectivos puestos sin  preocuparse de siquiera justificar con sus actos su permanencia en el puesto. Hubo y hay honrosas excepciones: Zaragoza, Vencedor de Puebla; Xicotencatl,  jefe del Batallón de San -Blas, Gonzalez Ortega, servidor a carta cabal de la nación; Negrete, general conservador que cuando el pais fue invadido por los franceses se puso a las ordenes de Juarez...No faltan patriotas, pero casi nunca ocupan los lugares necesarios.



Feliz día del ejército Mexicano:
Off topic: no v^%&@$ P^%!@#$ m***s! Me voy de Oaxaca de Juárez  por un par de años y me encuentro el Mercado de abastos lleno de zetas! ¿Que pedo? Hay zetas en San Martin Montoya, en Monte Albán, en Volcanes y hasta por Cuarteles! Ya hasta se dan lujo de pedir derecho de piso los p^%#$!


Última edición por ivan_077 el Febrero 21st 2014, 10:42, editado 2 veces
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Los pretorianos, o el ejercito Mexicano contra la nación. Empty Re: Los pretorianos, o el ejercito Mexicano contra la nación.

Mensaje por Lanceros de Toluca Febrero 20th 2014, 02:42

+1 aunque en general todavia te cargas algunos prejuicios interesantes y oficialistas. Un dia deberias irte a la ENAH a tomar un buen diplomado en historia del mexico independiente. jejeje esta muy muy chingon (lleno de chairos, si) pero chingon.

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